domingo, 19 de febrero de 2012

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REFORMA LABORAL

Decenas de miles de personas protestan en toda España contra la reforma laboral

Los sindicatos y el Gobierno miden por primera vez el sentir ciudadano ante la ley

El acto central de la jornada, con manifestaciones en 57 ciudades, se desarrolla en Madrid

 
La manifestación contra la reforma laboral convocada por los sindicatos, a su paso por la plaza de Neptuno de Madrid. / GORKA LEJARCEGI
El Gobierno de Mariano Rajoy y los sindicatos tienen en las calles el primer termómetro del sentir ciudadano ante la reforma laboral. Decenas de miles de personas han acudido a las 57 manifestaciones convocadas en toda España por CC OO y UGT, que habían llamado a convertir las calles en un clamor ante lo que consideran una involución de los derechos de los trabajadores al dictado de la patronal. La respuesta ciudadana también servirá para medir la conveniencia de convocar una huelga general.

"Si el Gobierno no rectifica, continuaremos en la movilización creciente", han advertido las responsables de juventud de ambos sindicatos en el manifiesto leído al término de la manifestación de Madrid. Los gritos de huelga de los asistentes han ido creciendo conforme avanzaba la manifestación, que a lo largo de dos horas ha discurrido desde la plaza de Neptuno hasta la Puerta del Sol, con la participación de los líderes de CC OO y UGT.

A la espera de datos oficiales de participación en todo el país, los sindicatos han calculado en 500.000 los asistentes a la marcha de Madrid, en 400.000 los de Barcelona, en 150.000 los de Valencia y en 35.000 los de Alicante. Como es habitual, se ha desatado una nueva guerra de cifras, ya que la policía nacional rebaja a 22.000 los manifestantes en Alicante, y a solo 25.000 los de Valencia, aunque aún no son cifras oficiales. En Andalucía, los sindicatos elevan a 100.000 las personas que han salido en toda la comunidad, la mitad de ellas en la capital y 30.000 en Málaga, aunque la policía local de Sevilla cifra los asistentes en 20.000.

En las calles, la asistencia se percibe como multitudinaria. En Valencia, por ejemplo, la organización ha tenido que desdoblar la marcha por la calle de Colón, ante los miles de personas que aún esperaban en la salida para acceder a la calle de san Vicente cuando la cabecera ya había completado los más de dos kilómetros de recorrido, informa Joaquín Ferrandis. Los asistentes corean lemas como "¡Mariano, escucha el pueblo está en la lucha!", y también se ven pancartas alusivas a la reciente carga policial contra estudiantes.
Con el lema "No a la reforma laboral injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía e inútil para el empleo", han arrancado manifestaciones en las principales provincias andaluzas, aragonesas, catalanas, castellanas, vascas, gallegas, baleares y valencianas, y en ciudades como Gijón, Santander, Pamplona, Cáceres, Las Palmas de Gran Canaria, Logroño, Ceuta y Melilla. La primera estaba convocada a las 10.30 en Córdoba, y la última a las seis de la tarde en Ibiza, aunque el grueso de las protestas se celebran en estos momentos.

La jornada es el inicio, según las dos principales centrales, de una campaña de concienciación "creciente y sostenida" contra la reforma del Gobierno del PP, que entre otras medidas, limita a dos años la ultraactividad de los convenios, generaliza el contrato con un despido de 33 días de indemnización y concreta las causas que permiten a los empresarios despedir con 20 días, por ejemplo si suman tres trimestres consecutivos con un descenso de los ingresos. La siguiente jornada de protestas esta convocada para el miércoles 29. No obstante, los secretarios generales de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, han admitido que no convocarán una huelga general hasta que el "ánimo" de los trabajadores sea el adecuado.

Frente a los sindicatos, en la retina del Gobierno está aún el paro del 29 de septiembre de 2010 contra la reforma laboral del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que no fue tan dura como la aprobada ahora por el PP. De hecho, fue Rajoy el primero en hablar de esta posibilidad, cuando, en una conversación informal en Bruselas antes de aprobar la reforma, dejó caer que le costaría una huelga general. El presidente del Gobierno, que acaba de clausurar el congreso del PP en Sevilla, ha expresado su respeto por las protestas, pero ha asegurado que la reforma es "justa, buena y necesaria" para el país.

Mientras, el PSOE ha estado presente en las protestas de Madrid mediante una delegación integrada por la portavoz parlamentaria, Soraya Rodríguez, el secretario de Política Municipal, Gaspar Zarrías, y la responsable de Redes Sociales e Innovación, María González. Los socialistas, que pretenden recuperar la relación con los sindicatos y el apoyo social, han convertido esta reforma en el escenario de su política de oposición frontal al Gobierno.
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Grecia se echa a temblar

La austeridad agudiza la crisis

La sociedad se revuelve contra los recortes pero ni Atenas ni Europa ven alternativa

El Gobierno teme su expulsión de la eurozona

 
Una pareja de ancianos comprueban las monedas que les quedan junto a la fachada con pintadas de la Universidad de Atenas. / GETTY IMAGES
 
El centro de Atenas muestra una vitalidad algo enigmática durante el día. La música suena incesante en la calle Ermou y el trajín de gente persiste pese al azote de la crisis. Los transeúntes devoran los típicos gyros, un pan de pita rellena de carne de cerdo, tomate fresco y cebolla, que se puede comprar por apenas dos euros en el barrio de Monastiraki; y en el de la Plaka, el cortijo de los turistas, sigue habiendo extranjeros con dinero para comprar, aunque gasten menos que antes, maldicen los tenderos. Pero cuando uno abandona esa zona, empiezan a multiplicarse las tiendas cerradas, y al caer la noche, cuando los turistas se recogen y la música para, la gente sin hogar empieza a multiplicarse por las aceras, en los soportales, refugiados bajo pequeñas construcciones de cartones y mantas. Es cuando el viejo hotel Orpheus, que hace años dejó de serlo y luce aún una bandera sucia a media asta, empieza a llenarse de huéspedes sin hogar; cuando algunas plazas se convierten en un dormitorio y en la calle Sofokleous se reparte comida.

Entonces Grecia mira su ruina. El número de personas sin hogar en la capital ha crecido entre un 20% y un 25% desde el inicio de la crisis, hasta unas 20.000, según las organizaciones caritativas. “Hay de todo, ahora hay clase media, abogados que perdieron su casa y comenzaron por dormir en sus oficinas, la gente hace fila para pedir comida en la misma calle donde antes estaba la Bolsa de Atenas. Queremos que los hoteles quebrados sirvan para estas personas”. Lo explica el concejal Petros Constantinou, miembro de una formación de izquierda anticapitalista, que por primera vez, en las elecciones celebradas meses después del primer rescate financiero de Grecia, ha entrado en el Ayuntamiento.

Constantinou advierte: “¿Sabe por qué a Bruselas y el FMI les cuesta creer que el Gobierno cumplirá con los recortes? Porque nos ven, porque la gente desobedecerá, porque aquí hay unos trabajadores que tienen ocupada una fábrica desde hace 100 días”, explica en una terraza frente al Ayuntamiento. Y remacha, “en Grecia la gente no para de salir a la calle”.

El país afronta su quinto año de recesión económica, ha superado el millón de parados, que es el 21% de su población activa, y lleva dos años recibiendo auxilio financiero internacional para ir pagado su fenomenal deuda pública —equivale al 160% del PIB, la mayor de Europa— y evitar la bancarrota. Los planes de austeridad emprendidos hace dos años —recorte de pensiones, de salarios y subida de impuestos— han reducido los ingresos familiares cerca del 30%, según los sindicatos. Su Gobierno decidió en otoño dejar el nuevo mínimo del impuesto sobre la renta en 5.000 euros anuales, al tiempo que reconocía que las arcas públicas dejaban de ingresar hasta 37.000 millones por evasión fiscal, el equivalente al 10% de su deuda.

Ese es el estado de ánimo de la economía griega, pero luego viene el político: su Gobierno se deshizo en noviembre y formó un gabinete provisional con un tecnócrata a la cabeza, Lukas Papademos, encargado de pactar nuevos recortes con la llamada troika (los inspectores de la Unión Europa, el FMI y el Banco Central Europeo). La aprobación en el Parlamento de los nuevos sacrificios costó la expulsión de una cuarentena de diputados rebeldes. Y fuera, en la calle, decenas de miles de personas —20.000 según la policía, 100.000, según los convocantes— protestaron en una manifestación que acabó en graves disturbios, con 90 edificios quemados y 150 tiendas saqueadas.

¿Llega el estallido social? Alekos Papadopoulus, ministro de Finanzas en los noventa, soltaba un resoplido al repasar los hechos al día siguiente. “Europa teme lo que pasó ayer aquí, pero la mayor parte de la población no participa en ese tipo de acciones, fueron unos pocos, una rebelión social no es descartable, pero no creo que eso vaya a ocurrir”. Papadopoulus defiende los deberes que Europa le pone al país, pero recalca que los objetivos fijados para Grecia no son asumibles. La dirección de las medidas es buena, pero abrupta. El Gobierno, dice, aceptó en 2010, en el primer rescate, un plan poco realista. “Yo hablé con los inspectores de la troika, me preguntaron, y les dije que sería imposible alcanzar esos objetivos en dos años”.

Atenas, que había prometido embridar su déficit público al 7,6% en 2011, acabó el año con un desfase de alrededor del 9%, y el declive económico se ha agravado con una caída del 7% en el último trimestre. Bruselas reconoció en otoño que las medidas de austeridad implantadas habían lastrado la actividad, pero el Gobierno deja claro que no hay otra opción. Sacrificio o caos, dio a elegir el primer ministro, Lukas Papademos, en un mensaje a la nación. “Hay descontento claro, tenemos problemas sociales, pero el 70% de la población quiere seguir en la eurozona, no tenemos ninguna otra opción”, recalca Pantelis Kapsisi, portavoz del Gabinete.

Grecia no es Argentina, es una economía pequeña, con apenas industria ni recursos propios y muy dependiente del turismo. “Este país no puede vivir fuera de la eurozona, ni política ni económicamente, el populismo en esto es muy preocupante y se está extendiendo a las universidades” se lamentaba el exministro Papadopoulus.

La gente que participa en las continuas concentraciones en la plaza Syntagma, delante del Parlamento, expresa una frustración parecida a la de hace tres meses, cuando cayó Yorgos Papandreu. Hay una mezcla rara de resignación y enfado. Pero las repuestas de empresarios, economistas, analistas, políticos, el establishment sí ha cambiado a un tono más urgente. Porque los recortes no se han aprobado, el auxilio financiero no ha llegado y nunca han sentido tan claro que algunos países, con Alemania —primer contribuyente del rescate— a la cabeza, ya no les van a doler prendas en dejarles caer. “Parece que algunos nos quieren fuera del euro”, se ha lamentado el ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos. “Algunos se olvidan de que detrás de los números hay personas”, ha señalado el ministro de Orden Público, Christos Papoutsis.

Bruselas ya activó un primer rescate de 110.000 millones que no ha bastado, las prometidas privatizaciones, que iban a aportar 50.000, han quedado en casi nada, y muchas reformas se han frenado. La productividad griega se halla en los mínimos europeos, su fraude fiscal es galopante, a pequeña y gran escala. En Atenas se mantiene la costumbre de compartir taxis y persiste una lacra, el fakelaki, que significa sobrecito y sirve para pequeños sobornos. Aunque ahora, en muchas tiendas, el dependiente de turno casi persigue al cliente para asegurarse de que se lleva el tique porque, de lo contrario, pueden recibir una multa. “La evasión fiscal fue socialmente aceptada durante años y perseguirla era impopular, pero eso cambia”, reconocen fuentes del Gobierno.

Al Gobierno de Papademos se le ha pedido ahora otro tijeretazo en las pensiones y un recorte del 22% del salario mínimo (del 30% en el caso de los menores de 30 años), ahora de 751 euros en 14 pagas. Además, la eliminación de 150.000 plazas de funcionarios hasta 2012.

Hay quien cree necesario asumir una suspensión de pagos. Uno de ellos es el economista griego Costas Lapavitsas, de la Universidad de Londres, quien cree que, con el actual plan, “hará falta un milagro para estabilizar la deuda”. Los actuales recortes, que equivalen al 1,5% del PIB, empeorarán la situación de una economía que ya ha caído en torno al 14% desde que comenzó la crisis y fracasarán, sostiene. “Si el país persevera en estas medidas —el peor tipo de prekeynesianismo— será su final como sociedad avanzada e independiente, por eso muchos griegos están empezando a pensar que es mejor dejar el euro y reestructurar la economía por su cuenta”.

Pero el país tardará en respirar tranquilo. El segundo plan de salvamento se diseñó con unas previsiones económicas más halagüeñas de lo que es la realidad. El negocio de Nikos Kyriazis es un indicador macroeconómico en sí mismo. Regenta en la capital una de las tres tiendas de moda masculina que quedan abiertas de su empresa familiar, después de tres cierres desde que empezó la crisis. El local abrió hace unos años con seis empleados, y ahora solo trabajan él y su ayudante. Apaga las luces de medio establecimiento para ahorrar electricidad. “El consumo cae porque los que aún tienen dinero, prefieren ahorrarlo previendo lo que puede venir”. Las empresas griegas se enfrentan a otros problemas: no les fían. “Proveedores de hace muchos años ya no nos entregan género sin previo pago y eso es difícil porque los bancos no dan crédito”.

“Tengo compañeras en mi hospital que después de 28 años de trabajo han visto bajar su sueldo de 1.300 a 950 euros, así que después se van a una clínica privada a seguir trabajando en negro”, se lamentaba un veterano médico en la plaza Syntagma, el pasado domingo, antes de la manifestación. Lukas, un treintañero activo en las protestas, autónomo, se quejaba de que “con la crisis, mi mujer ha quedado en el paro y la gente aprovecha la situación para emplearte casi como esclavo”. La gran mayoría de griegos quiere seguir en la eurozona, pero el alivio que sentirán el lunes si finalmente se aprueba el rescate, esos 130.000 o 145.000 millones, es relativa.

Estos son días de conceptos relativos en Atenas. El llamado rescate, para los griegos, lo es hasta cierto punto: siempre recuerdan bien que son préstamos internacionales a devolver con unos intereses, eso sí, por debajo del precio de mercado para una Grecia a la que nadie fía. El objetivo de evitar la bancarrota también se logra de forma muy parcial, habida cuenta que los bancos y fondos internacionales van a renunciar a cobrar la mitad del dinero prestado (si todos aceptan, unos 100.000 de los 206.000 millones adeudados), lo que, en términos reales, se traduce en pérdidas del 70% para el sector. Y esa voluntariedad de los acreedores privados, teniendo en cuenta que la alternativa es una bancarrota total y desordenada, también resulta muy accidental.

La moral está baja. El viernes, uno ladrones robaron más de 20 piezas del Museo de Olimpia, solo un mes después de que otros se llevasen cuadros de la Galería Nacional. El diario griego Kathimerini lamentó que el Estado ya no pudiese cuidar de su patrimonio. “El Estado ha ido a la bancarrota, afrontémoslo”.

 

El canje de bonos arranca el 8 de marzo

Atenas da pasos para que su salvamento financiero se haga realidad. El Gobierno de Papademos llegó a un acuerdo con la banca para poner en marcha la quita de la deuda griega en manos privadas, eso a lo que los analistas se refieren con un eufemístico participación del sector privado en el segundo rescate de Grecia. Esta quita se pondrá mediante un canje de los bonos actuales por otros de menor valor que comenzará el 8 de marzo y terminará el 11, según una fuente del Ejecutivo citada por Reuters.

Esta quita, que se cifró en su día del 50% nominal sobre el valor de los bonos pero implicará una pérdida de valor real del 70% para los inversores, está vinculada a la otra parte del rescate griego, un paquete de 130.000 millones de euros, aunque no faltan fuentes que creen que se elevará en 15.000 millones. Es el Eurogrupo, que reúne a los ministros de Finanzas de la zona euro, el que tomará una decisión mañana lunes, después de varios aplazamientos, y una escalada de desconfianza de varios países hacia Grecia sobre su capacidad de cumplir con los planes de austeridad. Banca y fondos acumulan deuda griega por valor de unos 206.000 millones de euros y Grecia espera lograr una quita de al menos 100.000. Pero de momento, esta rebaja se ha planteado como algo voluntario.

Atenas cree que los requisitos técnicos para que Europa mañana diga sí se cumplen. El Ejecutivo ha definido el programa de recortes que le piden Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por valor de más de 3.000 millones este año, incluidos los 325 millones de la discordia que se acabaron de perfilar ayer. Se bajarán las pensiones, pese a que los dos grandes partidos que respaldan el Ejecutivo interino (el socialista Pasok y el conservador Nueva Democracia), que prevén elecciones en abril, lo intentaron evitar hasta el último momento. Pero Papademos dijo a sus ministros que el impacto de sería "más suave" de lo que parece. Para alguien que cobra 1.500 euros, se reduciría un 12% de la parte que sobrepasa los 1.300. Serían 24 euros.
http://economia.elpais.com/economia/2012/02/18/actualidad/1329597312_013324.html


el dispreciau dice: la clase política española está dando muestras de su perversidad y su desprecio hacia la sociedad que los ha votado, nada distinto a lo ya vivido por los argentinos luego de la década infame  (años 90) y el ejercicio frívolo de una clase política impresentable... la clase política europea, en su totalidad, está demostrando sus verdaderas intenciones respecto de la sociedad europea como un todo... las gentes deberán, una vez más, pagar las pirateadas de las corporaciones bancarias, de las acciones, los títulos y las bolsas, de las manipulaciones de los indicadores económicos, y de las mentiras de los estados bienestar para pocos. Mientras tanto Grecia acomoda a sus políticos al tiempo que arrasa a su sociedad, aplicando la inteligencia del daño colateral, que tantas calamidades han impuesto al mundo humano desde que fue diseñada por las barbaries del siglo XX. Europa se está diluyendo bajo el imperio de recetas económicas que conducen a los pueblos hacia abismos, al sólo efecto de salvaguardar los intereses de los pocos oportunistas que están protegidos y son socios de la clase política perimida que se observa en el paisaje europeo de las falsas derechas y las peores izquierdas. La Europa medievalizada se dirige implacablemente hacia su propia hoguera, bajo la inmediata responsabilidad de una clase política despreciativa que no tiene siquiera una pizca de capacidad para leer los mensajes de la realidad. Lo que seguirá será exactamente lo contrario a lo que recitan los discursos de los dioses de barro... los pueblos se consumirán en las zozobras inducidas de las carencias crecientes (sin trabajo, sin educación, sin salud, sin vida)... mientras que las palabras y las represiones irán subiendo el tono hasta chocarse contra las dignidades indelegables de personas hartas de verse avasalladas en sus derechos ciudadanos elementales. Europa sucumbe, junto con ella, el mundo humano se encamina hacia su última etapa. Queda claro que la clase política no tiene capacidad, pero tampoco tiene vergüenza... queda claro que las corporaciones lavadoras no tienen escrúpulos y que defenderán hasta las últimas consecuencias su intenciones (segundas) depredatorias sobre los recursos, las voluntades, las esperanzas y las ilusiones ajenas... queda claro que el mundo de las mafias europeas (drogas, prostitución, secuestros yesclavitud, diamantes, oros, petróleos, etc.) está desesperado por conservar el poder de la mentira y la traición como mecanismos sociales angulares... queda claro que los reinos, los virreinos, los principados, las repúblicas y las falsas democracias no están dispuestas a ceder sus capacidades de burla hacia la sociedad que las mantiene desde hace siglos, para no hacer nada por nadie... queda claro que las expresiones de poder ya no representan a nadie y que el voto es un mero instrumento de burla social... queda claro que los pueblos deberán revelarse ante sus victimarios, siempre y cuando quieran luchar por sus dignidades avasalladas y robadas por los antojos y las vanidades corporativas de los pocos. Sí, la única solución, aquí como allá, es que se vayan todos... y que el poder regrese a las gentes... Febrero 19, 2012.-

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