Editorial II
El valor del voluntariado
La labor del voluntario, al dispensar ayuda al prójimo, le devuelve afecto, seguridad y afianza el sentido de su vida
Lunes 17 de enero de 2011 | Publicado en edición impresa
A sumir una labor de voluntario en beneficio de otros es una decisión que reconoce diversas fuentes. A veces brota de una vocación originalmente sentida en la juventud; en otras ocasiones, nace luego de una crisis existencial que sobreviene en la edad adulta o después de un cambio de vida que moviliza a la búsqueda de un nuevo camino de realización personal y social. Si la senda elegida es la del voluntariado, su actividad ha de cumplirse a través de organizaciones en las cuales sus miembros donan parte de su tiempo, talento y creatividad para colaborar, ayudar o bien transformar la realidad de otros.
De acuerdo con una encuesta reciente de TNS Gallup, esa valiosa forma de vida atrae hoy al 22 por ciento de nuestra población comprendida entre los 18 y los 65 años o más. La franja de edad más comprometida con estas tareas es la comprendida entre los 35 y los 49 años, pero el afán de hacerlo puede iniciarse temprano o hacerse posible posteriormente, aún más allá de la edad de la jubilación. En otro sondeo sobre las motivaciones invocadas por los voluntarios, las más citadas fueron: "mejorar la vida de otros" (64,4%), "sentirse útil" (18,3%), "conocer realidades sociales diversas" (5,7%) y "alcanzar un sentimiento de pertenencia con el grupo solidario" (5%).
Quienes optan por brindarse a un voluntariado son conscientes de que habrán de enfrentar situaciones complejas, cuya solución los pondrá a prueba. Se encontrarán con realidades que, con frecuencia, afectan dolorosamente a otros seres humanos, que padecen problemas de salud, por ejemplo, y ello repercutirá en la propia sensibilidad del voluntario. Pero, a la vez, también descubrirá que su actividad es creadora de un vínculo, que antes no existía y que lo va enriqueciendo, pues al dispensar ayuda al prójimo, la interacción le devuelve afecto, seguridad y afianza el sentido de su vida.
Se ha dicho que el ejercicio del voluntariado posee una cierta magia a la que se puede acceder si se tiene la disposición necesaria para ello. La famosa frase kantiana "Nada es más bueno que la buena voluntad" puede aplicarse al trabajo de los integrantes que componen las numerosas ONG, dedicadas sin desmayos al cuidado y la ayuda de quienes lo necesitan. Importa destacar, también, que los caminos del voluntariado se abren en distintas direcciones y variadas metas. Entre ellas, la ayuda humanitaria, la cooperación internacional, la educación para el desarrollo comunitario o el apoyo a desplazados o refugiados, para citar algunas acciones dentro de una amplia gama de opciones.
El valor del voluntariado - lanacion.com
el dispreciau dice: la sociedad argentina está profundamente degradada. Atrozmente degradada por un estado ausente, siempre ausente, presente sólo para facturar o subsidiar las miserias de los muchos. Degradada por los medios que hacen inteligencia de y con la pobreza y la marginación, produciendo noticieros donde la vida es una telenovela con guión y música, para que sus actores se sepan profundamente miserables y donde los gerentes de programación ganan fortunas enseñando los abandonos ajenos, esos mismos que fabrica el estado ausente y sus socios en el robo de dignidades. En ese paisaje, cada vez más renace el sentido solidario de los muchos olvidados, que se tranforman en voluntarios de la salvación diaria de las almas que se desbarrancan en el abismo inducido. El voluntariado no es pequeño y por magnitud arrastra... y ello tiene significancia social, al reemplazar en su acción (acciones) a aquel estado conformado por intendentes, gobernadores, legisladores y funcionarios que siempre miran hacia otro lado, buscando argumentos que justifiquen sus vacíos, sus falacias y sus miopías. Mientras los espacios tienen un híbrido sabor a travestis disfrazados de suculentas señoritas y mientras los hombres de negro hablan de un sexo responsable que ellos mismos no practican en su privacidad, usando chicos y aplicando el peor sentido de la vejación y la violencia para luego subirse a los altares a dar misas, todo se torna burdo, perdido, mentiroso. Detrás, las gentes hartas de tanta barbarie medieval, acuden a sus propios espíritus en busca de la paz que no proporcionan los estados perdidos y sus depredaciones permanentes. En esas fuentes recogen lo suficiente como entender que se debe atender al omitido y tenderle una mano, simple mano, que evita los desfiladeros y las emboscadas del desquicio político que transitamos a manos de fantasmas federales y de partidos que están consumidos por los egos y las fotos. Argentina está vacía de poder genuino. Argentina está vacía de redes por las gentes, pero está llena de acciones solidarias de unos pocos que buscan construir un mañana distinto a sabiendas que en este mundo de antivalores, no todo está perdido... finalmente, las naciones las construyen las gentes, sólo ellas... la clase política es corrupta y depredadora por excelencia, llena de manzaneras que aseguran que la pobreza sea eterna. Enero 17, 2011.-
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