domingo, 2 de septiembre de 2018

La “desconexión latinomericana” no ha tocado fondo: Joseph Hodara | El Mundo

La “desconexión latinomericana” no ha tocado fondo: Joseph Hodara | El Mundo







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La “desconexión latinomericana” no ha tocado fondo: Joseph Hodara

Autor: Giselle Tatiana Rojas Pérez


2 septiembre de 2018 - 05:00 AM


La “desconexión latinomericana”, ese es el nombre que Joseph Hodara, estudioso de los alcances del economista Raúl Prébisch en el organismo de la Cepal, le dio al retroceso económico y tecnológico de la región.

Joseph Hodara, argentino nacionalizado israelí y académico de la Universidad Bar-Ilan (en Ramat Gan)

 Estefanía Posso Soto
En 1981, en un viaje que Joseph Hodara realizó por un mes a Bogotá, participó en la creación de Colciencias. Sus aportes sirvieron para solventar el proyecto de otorgami




Medellín



“No existe una economía latinoamericana próspera”, así lo cree Joseph Hodara, argentino nacionalizado israelí y académico de la Universidad Bar-Ilan (en Ramat Gan).
Ese es un postulado que comparte con Víctor Urquidi, mexicano, quien en su libro Otro siglo perdido / Las políticas de desarrollo en América Latina (1930-2005) expone ampliamente este argumento.
Al describir lo que es hoy Latinoamérica, Hodara compara a la región con un “montón de bloques”, en los que se desdibuja, sin “mucha pena”, cualquier tipo de coincidencia cultural que puedan compartir entre sí.
Este estudioso con sus argumentos quiere reabrir la discusión sobre la vigencia del pensamiento del académico que configuró la Teoría de la dependencia, Raúl Prébisch (economista argentino que dirigió la Cepal), y para eso fue invitado por la Universidad Nacional, sede Medellín, a la conferencia Raúl Prebisch, Ayer y hoy en América Latina.
Sobre las relaciones económicas de la región con el primer mundo, Joseph Hodara tiene mucho que decir, y mejor lo resumió en un sólo nombre, “desconexión latinomericana”, la misma que parece ser el fruto de la naturaleza de sus habitantes, quienes “no se han dado cuenta que el mundo está cambiando y se siguen quedando atrás”, consideró.

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Al recordar una pregunta retórica de un economista caribeño, del cual prefirió no mencionar su nombre, durante una reunión de economistas, manifestó su pavor por el panorama que se daría si llegase a desaparecer América Latina, si se hundiera en el mar; ante ello afirmo que “tristemente” nada pasaría. “Probablemente, en forma inmediata, la gente se preocuparía por ajustar acciones, por refrescar conocimientos en geografía… También es probable que en el proceso del hundimiento estallaría en guerras civiles, pero después de ya hundida, no pasará nada. La economía y la historia del mundo va a continuar sin ningún problema”, narró.
Y por lo anterior, destacó que la situación de la región es “inquietante”. Cabe, además, mencionar que América Latina durante cierto tiempo, en términos de comercio internacional, obtuvo el crecimiento del 8% o 7% y se ha reducido al orden del 4% y 3%.
Regresando a los planteamientos de Prébisch, fue claro al decir que no se ha cumplido ninguna de las políticas que impulsaron la incompleta industrialización de Latinoamérica. “Debe ser porque el rezago de esta región es acumulativo”, declaró.


“Jóvenes latinoamericanos están ciegos a la revolución cibernética”

Con el pasar de los años, los jóvenes de América Latina se convirtieron en consumidores, muy entusiastas, de todo lo que está relacionado de con los sistemas de la comunicación. Así lo afirmó el sociólogo Joseph Hodara, algo que está contribuyendo a la “desconexión latinomericana”.
“Todo lo que llega lo aprovechan, pero no crean nada”, afirmó, vehementemente, el también escritor.

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El principal fracaso de la juventud latinoamericana, para este académico, es que la “sociedad naciente” en la región “no tiene ninguna idea innovadora”.
Ello, lo cree el experto, se debe a que en América Latina se carece de políticas para enviar a los jóvenes a los grandes centros tecnológicos del mundo para que conozcan y aprendan, y, además, asegurarse de que regresen.
Mencionó un ejemplo, que no es de replicar, en México ocurre que los jóvenes talentosos sí son enviados a otros lugares del mundo, principalmente a Estados Unidos, pero allí se quedan.
Una “ceguera sin salidas” es el nombre que Joseph Hodara le dio a este hecho, y recordando la naturaleza de este tiempo actual, mencionó avances como el hecho de que para consultar a un autor polaco, cualquier persona puede recurrir a un traductor en línea y aprende de este autor sin necesidad ya de hablar ese idioma, o la posibilidad que hay al conocer en tiempo real lo que sucede en otro país con las redes sociales.
“La juventud latinoamericana creo que todavía no ha captado la magnitud de lo que se está produciendo. De ahí el carácter consumista de nuestros jóvenes”, añadió.

La dependencia de América Latina

Joseph Hodara calificó a la relación imperial que sostiene Estados Unidos con América Latina como una “cortina que enceguece”, “al tener una relación imperial estructural, la cultura latinoamericana, la economía y la forma de pensar, e.t.c., están determinadas por el gigante americano”, justificó.
De ahí la importancia de lo que él llamó “urgencia de despertar”, una tarea pendiente para los jóvenes latinoamericanos que él confesó tiene esperanzas se dé, “lo más pronto posible”.
Aunque, destacó que los jóvenes han caminado ya mucho en ese umbral de la “distinción innovadora”, sólo basta que “la juventud latinoamericana capte ese cambio tan radical”, precisó.
“Yo me pregunto: ‘por qué los jóvenes no publican más artículos en Google, por ejemplo, reflejando la realidad latinoamericana, es un total desconocimiento de lo que está en sus narices”, dijo, y prosiguió, “estamos en sus manos. Todo depende de la buena voluntad de los jóvenes”.

Inicios de Raúl Prébisch en la Cepal

En mayo de 1949, cuando Raúl Prébisch presentó en La Habana, Cuba, el Manifiesto Latinoméricano, declaró a la región como una economía naciente, que debía tener unidad económica y dictó que su naturaleza más “sensata” sería la de dedicarse a fortalecer la agricultura, la minería y encaminarse a la industrialización.
De esta forma, él instauró un nuevo lenguaje desarrollista en la región.
Tres días después, se insertó en la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), que existía a partir del 25 de febrero de 1948, y empezó allí a manejar la llamada Célula roja del organismo, la cabeza estructural de la Cepal.
Introdujo un equilibrio al emplear también a funcionarios católicos-cristianos para que existiera un equilibrio en los informes económicos anuales.
En este organismo lideró dos etapas diferentes. La primera, denominada La secta, se basó en la entrada en funcionamientos de la recolección de datos precisos para los informes económicos anuales, y con ellos las cuentas nacionales de muchos países latinoamericanos nacieron, pues no existían en ellos una organización que recogiera informes de las perspectivas de sus propia economía.
A esta etapa le siguió la Eclesiástica, que fue cuando la Cepal, a partir de 1965, se convirtió en una institución burocrática, de corte internacional que agrupa a personas de diferentes partes del mundo, pero, fundamentalmente, latinoamericanos.

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