La ultraderecha sueca precipita la destitución del primer ministro
Una ofensiva liderada por el principal partido de la oposición con el apoyo de la formación antimigración Demócratas Suecos aparta del Gobierno al dirigente socialdemócrata
Estocolmo
Stefan Löfven, este martes en el Parlamento sueco. REUTERS
El primer ministro de Suecia, el socialdemócrata Stefan Löfven, ha perdido este martes un voto de confianza en el Parlamento después de que el partido de ultraderecha Demócratas Suecos apoyara la ofensiva lanzada por la formación que lidera la opositora Alianza conservadora (Moderados, Centro, Democristianos y Liberales) para expulsar del poder al dirigente. La votación agrava la inestabilidad política que reina en el país nórdico desde que las pasadas elecciones, a comienzos de septiembre, acabaran sin un claro ganador. Ahora, la Alianza dispone de cuatro intentos para formar gobierno y, si la parálisis continúa, habrá comicios anticipados en tres meses.
En el voto de confianza, 204 diputados han votado contra Löfven y 142 a favor.
Suecia atraviesa un periodo de incertidumbre desde el pasado 9 de septiembre, cuando la candidadura del centro izquierda, liderada por los socialdemócratas, ganó por un solo diputado a la liderada por los Moderados de Ulf Kristersson. Mientras, los Demócratas Suecos conseguían colarse en el tercer puesto en el Parlamento y se convertían en decisivos. Las reticencias de unos y otros a pactar entre ellos han impedido que se forme Gobierno hasta ahora.
La aritmética parlamentaria deja ahora al país sin un bloque claro y sin que por el momento se sepa quién liderará el Gobierno en Suecia. Según los analistas, el conservador Ulf Kristersson podría intentar formar el nuevo Ejecutivo. Pero el problema es que necesitaría el apoyo del bloque de centro izquierda, al que pertenecen los socialdemócratas del hasta hoy primer ministro Stefan Lofven. Pero estos ya han descartado apoyar un Gobierno de derechas.
Otra posibilidad es apoyarse en la extrema derecha, liderada por el xenófobo Jimmie Åkesson. Esta opción no parece sencilla, ya que todo el espectro político sueco evita a la ultraderecha desde que entró por primera vez en el parlamento en 2010. Akesson por su parte ha asegurado este martes que nunca apoyarán un Gobierno que no tome decisiones en inmigración, salud, pensiones y seguridad. "Si Ulf Kristersson quiere ser primer ministro, solo puede suceder con mi ayuda", ha dicho por televisión. Pero la Alianza de Moderados, Centro, Liberales y Democristianos ya ha dicho que no negociará con la extrema derecha. Sin embargo, el nuevo presidente del Parlamento, Andreas Norlen, fue confirmado en su cargo este martes con el apoyo de los Demócratas Suecos.
Suecia encara así un difícil escenario que puede desembocar en unas nuevas elecciones. Por el momento, el primer ministro reprobado Löfven liderará un Gobierno en funciones hasta que haya una nueva Administración.
El ascenso de la extrema derecha en Europa ha forzado a algunos partidos tradicionales a tomar una incómoda decisión: si están dispuestos a compartir el poder con estas formaciones populistas o prefieren pactar con los rivales tradicionales para mantener a los nuevos alejados.
Suecia, un bastión histórico de los valores liberales y la estabilidad política, se enfrenta ahora a esa elección. "Ahora es cuando empieza lo bueno", explica Ulf Bjereld, analista político en la Universidad de Gotemburgo. "Los partidos van a tener que mostrar sus verdaderos colores".
Hasta ahora, los Demócratas Suecos han sido ignorados por el resto de partidos desde que entraron en el Parlamento en 2010.
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