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La disminución de la natalidad no es exclusiva de los países ricos
- Los países no tienen que tener una economía pujante para pasar de tener muchos nacimientos y muertes a tener pocos.
La educación, la seguridad social, los entornos favorables para el desarrollo económico y los sistemas de buenos valores lo promueven, como lo prueban las experiencias registradas por países asiáticos tan distantes como Japón e India.
La economía y la transición demográfica están correlacionados de forma indirecta, no directa, explicó Osamu Kusumoto, secretario general de la Asociación para el Desarrollo de la Población Asiática.
La transición demográfica es la teoría que dice que con la industrialización los países pasan de una situación de muchos nacimientos y muertes a una de pocos.
Pero en los últimos tiempos, la teoría se dio de frente con algunas contradicciones, que llevaron a cuestionar y a preguntarse si la industrialización hace que disminuya la población o si las poblaciones más pequeñas generan la industrialización y mayores ingresos.
Según Kusumoto, en los países petroleros de altos ingresos, es poco probable que la transición demográfica avance a menos que los países también implementen sistemas económicos modernos.
También hay debates sobre cuestiones interrelacionadas con la transición demográfica como el incremento en los ingresos de las mujeres, la seguridad para la vejez y la demanda de capital humano con experiencias que difieren entre países y regiones.
Cuando un país hace la transición, se eleva el costo de la educación lo que crea una pobreza relativa y disminuye la natalidad, señaló Kusumoto.
“Al mismo tiempo, se extienden los servicios de salud pública y atención médica lo que lleva a una disminución de la mortalidad. Pero con una prosperidad real hay posibilidades de que la natalidad vuelva a aumentar”, explicó.
Kusumoto mencionó el ejemplo de Japón, donde aun con elevados ingresos por habitantes, las personas viven en una pobreza relativa y no pueden hacer frente al elevado costo de la educación de sus hijos.
“Es posible decir que la natalidad disminuye, aun cuando hay sistemas de seguridad social y jubilaciones porque la gente tomará la decisión racional de evitar el costo de tener hijos”, apuntó.
La tasa de natalidad en Japón es de 1,44 hijos por mujer, lo que llevó a la disminución de la población en un millón de personas en los últimos cinco años.
Pero la gente no se da cuenta que sin hijos el sistema de seguridad social se vuelve insostenible y se quedarán sin pensión en la vejez.
Mientras, India, un país en desarrollo con la segunda mayor población mundial, la natalidad disminuye de forma sostenida, de 3,6 hijos por mujer, en 1991, pasó a 2,4, en 2011.
En esos 20 años, los ingresos por habitante aumentaron de 1.221 dólares a 3.755, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
En ese período, el alfabetismo femenino aumentó de 39 por ciento a 65 por ciento. Además, el Índice de Desarrollo Humano, que combina educación, salud e ingresos, aumentó de 0,428, en 1990, a 0,609, en 2014.
Una mirada más de cerca a las estadísticas a escala de distrito muestra resultados curiosos como que en ocho estados indios, donde disminuyó el uso de anticonceptivos, también lo hizo la natalidad, según un estudio del Instituto Internacional de Ciencias de la Población (IIPS) en Mumbai.
El profesor Sanjay Kumar Mohanty, del IIPS, explicó que los análisis desagregados son importantes porque los distritos son el foco de programas que incluyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“Esos análisis pueden arrojar luz sobre la disminución no explicada de la natalidad”, apuntó.
Según un estudio de IIPS publicado en 2016, cuando la mayoría de los 640 distritos registraron una disminución sustancial entre 1991 y 2011, no se distinguió una clara relación entre los niveles iniciales y los cambios subsiguientes.
En la experiencia india, la educación de las mujeres y el alfabetismo se vincula con el uso de anticonceptivos modernos, el incremento de la edad para contraer matrimonio y la distancia entre los hijos.
Según Kusumoto, para lograr los ODS es necesario una transición de la mortalidad y la natalidad. “Es necesario diseñar un sistema en el que los jóvenes puedan tener hijos si quieren”, puntualizó.
Los avances en medicina y salud pública y la disponibilidad de servicios de salud inevitablemente llevarán a una transición de la mortalidad, indicó Kusumoto. “Pero a menos que también haya una transición en la natalidad, la población seguirá aumentando por encima de la capacidad de sustento de la Tierra”, advirtió.
El control de la natalidad se logró mediante servicios y planificación familiar, como en India, a partir de la década de los años 60, Europa, y en los últimos tiempos Asia Pacífico, comenzaron a registrar un descenso de la natalidad por debajo de la mortalidad en una “segunda transición demográfica”, explicó Kusumoto.
Las investigaciones todavía no han explicado las causas de la disminución de la natalidad.
Un ejemplo notable de la impredecibilidad se vio en una rápida transición demográfica registrada en la provincia china de Sichuan durante un estudio realizado en los años 80 por Toshio Kuroda, ganador del Premio de Población de la Organización de las Naciones Unidas.
Kuroda notó que la transición demográfica se dio a pesar de un bajo producto interno bruto, un caso excepcional en la teoría de la transición demográfica económica.
Hay una correlación entre la economía y la transición demográfica, pero hay casos claros en los que el factor económico no incide en las normas y valores de las personas que derivan en una transición positiva.
Los cambios excepcionales ocurridos en los países de la Unión Soviética pueden atribuirse a un cambio del comunismo a la economía de mercado, que la gente aceptó como racional.
Incluso, un informe del Banco Mundial muestra que Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán tenían una tasa de natalidad de seis hijos por mujer entre 1959-1955, la que disminuyó a casi la mitad en 2000.
La disminución también se registró en otras exrepúblicas soviéticas con altas tasas de natalidad. Todos los países de la Unión Soviética registraron un aumento en la esperanza de vida.
En definitiva, lo importante son las políticas que promueven una “transición de la natalidad apropiada” y que apuntan a construir una sociedad en la que “la dignidad humana se mantenga como se visualizó en los ODS”, añadió Kusumoto.
Traducción: Verónica Firme
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