Más de un centenar de migrantes escapan de su cautiverio en Libia
Al menos 15 migrantes mueren en el intento de evasión a causa de los disparos de sus captores, un grupo de traficantes de personas
Túnez
Rescate de migrantes por parte de guadacostas libios en marzo de 2018. HANI AMARA REUTERS
Más de un centenar de migrantes que se hallaban secuestrados por un grupo de traficantes de personas lograron evadirse la noche del pasado jueves de un campo de reclusión situado en la ciudad libia de Bani Walid, según informó en un comunicado la ONG Médicos sin Fronteras. Sin embargo, sus captores se percataron e intentaron evitar la fuga abriendo fuego contra ellos. De acuerdo con el balance de la organización humanitaria, al menos 15 migrantes perdieron la vida como consecuencia de los disparos, otros 25 resultaron heridos, y una cuarentena, sobre todo mujeres y niños, cayeron de nuevo en las zarpas del grupo criminal.
Los testimonios de los supervivientes sugieren que pasaron por un auténtico calvario. Todos ellos habían sido vendidos varias veces entre diversos grupos mafiosos, y llevaban meses, o en algunos casos incluso varios años, de cautiverio sufriendo todo tipo de torturas. “Cuerpos con cicatrices, marcas visibles de quemaduras eléctricas y viejas heridas infectadas dan una idea de la terrible experiencia que han sufrido. Las personas están traumatizadas y la mayoría son menores no acompañados”, reza el comunicado de Médicos sin Fronteras. La mayoría de estos migrantes, que viajaron a Libia con la idea de alcanzar las costas europeas y solicitar asilo, son de nacionalidad etíope, eritrea y sudanesa.
Después de la guerra civil de 2011, Libia se sumió en un caos político y administrativo, y se convirtió en base de operaciones de las mafias que trafican con personas. En algunos casos, estos grupos criminales raptan a los migrantes para extraerles el máximo dinero posible, en lugar de facilitar su viaje a Europa. Una práctica habitual es torturarlos para forzar a las familias de sus países a pagar un rescate que puede alcanzar varios miles de euros. Según la agencia Reuters, los migrantes de Bani Walid, una ciudad estratégica situada a unos 150 kilómetros al sur de Trípoli, eran retenidos por un conocido traficante llamado Musa Diab.
Médicos sin Fronteras, que cuenta con un equipo sobre el terreno, aseguró que los 25 heridos recibieron tratamiento en el Hospital General de Bani Walid y el resto de supervivientes que escaparon de las mafias fueron traslados a centros de detención gestionados por las autoridades locales. “Se deben tomar todas las medidas necesarias para que los pacientes puedan acceder a tratamiento y a protección … La detención arbitraria no puede ser una solución”, advirtió Christophe Biteau, jefe de la misión de la ONG. De los 25 heridos, 18 sufrieron heridas leves y pronto fueron dados de alta, mientras que los otros siete eran tratados por disparos de bala y fracturas.
Incidentes como este refuerzan la posición de las ONG humanitarias que patrullan el Mediterràneo para salvar vidas, y que siempre han sostenido que Libia no es un lugar seguro para los migrantes. Sin embargo, durante los últimos meses, la Unión Europea y el Gobierno italiano han llegado a acuerdos con las autoridades libias para proporcionarles asistencia técnica y que así puedan asumir un mayor papel en el rescate de migrantes en alta mar. Cuando los guardacostas libios los interceptan, los devuelvan al continente africano, donde son recluidos en centros de detención.
En verano, con el buen tiempo, aumentan las salidas de embarcaciones clandestinas desde Libia en dirección a las costas italianas. Según los guardacostas italianos, que coordinan los rescates, en los dos últimos días han sido rescatadas 1.500 personas en la ruta del Mediterráneo Central.
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