lunes, 13 de enero de 2014

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Así se expulsa a un europeo de la UE | Internacional | EL PAÍS


Así se expulsa a un europeo de la UE

Bélgica fuerza la salida de comunitarios considerados una “carga excesiva” para el Estado



Protesta en Bruselas contra la secretaria de Estado de Inmigración. / FRANÇOIS LENOIR (REUTERS)

El sueño europeo de establecerse libremente en cualquier país miembro sin dar explicaciones se ha topado con la realidad de la crisis. Las estrecheces económicas han llevado a algunos Estados comunitarios a reforzar un derecho reconocido de manera muy ambigua por la legislación de la UE: expulsar a los ciudadanos de otros países miembros que representen una “carga excesiva” para el sistema. Se trata de una medida más efectista que eficaz que contemplan en sus leyes casi la mitad de los Estados miembros. Pero en la práctica es imposible certificar la expulsión de un comunitario y, sobre todo, impedirle que vuelva.
Bélgica es uno de los países que ha regulado —y endurecido— esa posibilidad. Este país, reconocido por la Comisión Europea como uno de los más generosos en las políticas de asilo para refugiados de terceros países, ha acelerado la práctica, hasta hace poco residual, de expulsar a ciudadanos comunitarios. Aunque los datos iniciales apuntaban a un número menor, las autoridades belgas expidieron la orden de salida a 4.812 ciudadanos de la UE el año pasado, según datos suministrados por la Oficina de Extranjería del Ejecutivo belga.

La Comisión intenta frenar el fenómeno

L. A. / I. F.
Bruselas lleva meses recordando a los Estados miembros lo que debería ser obvio: que la libre circulación de ciudadanos es un pilar básico de la UE y que, con cifras en la mano, la movilidad ha generado muchos más beneficios que perjuicios al proyecto comunitario. Pero el populismo que monopoliza el debate público en algunos países prende tan deprisa que la Comisión Europea se ve obligada a aplacar las inquietudes de algunos gobernantes.
Con esa intención, el comisario de Empleo y Asuntos Sociales, László Andor, presenta hoy una guía práctica para discernir a qué Estado corresponde, en cada caso, proveer la seguridad social al ciudadano residente en un país miembro. Bruselas intenta definir mejor el concepto de residencia habitual y acotar los derechos que lleva asociados.
La publicación ilustrará sobre casos prácticos para acallar el malestar creado en países como Reino Unido, Alemania y Holanda acerca del mal llamado turismo de prestaciones, que supuestamente realizan los europeos más pobres. Invirtiendo los términos del caso típico, la Comisión aclara, en un adelanto del documento que se hace público hoy, que si un británico se retira a Portugal y pasa la mayor parte de su tiempo allí, su residencia habitual será ya portuguesa, aunque mantenga inmuebles y otros lazos en Reino Unido.
La cifra de afectados con pasaporte europeo duplica la del año anterior y representa algo más del 9% del total de extranjeros que tuvieron que abandonar el territorio por no disponer de medios suficientes para mantenerse. Un porcentaje nada despreciable para una práctica que bordea la legalidad comunitaria.
Los españoles ocupan un lugar destacado en esta clasificación. En 2013 fueron la quinta comunidad más expulsada, por detrás de rumanos, búlgaros, holandeses y franceses. En total, 291 personas de nacionalidad española recibieron la orden de abandonar Bélgica.
Pero mostrar la puerta de salida a un europeo de pleno derecho no es lo mismo que hacerlo a cualquier otro extranjero. Una portavoz de la Oficina de Extranjería explica las diferencias. Cuando las autoridades demuestran que el afectado representa “una carga excesiva” para el sistema social (por ejemplo, si no ha trabajado durante mucho tiempo y, en cambio, consume ayudas sociales), emiten una orden de expulsión, que puede ser aceptada o no. En caso de resistencia, Bélgica no ejerce el recurso a la fuerza; no mete al ciudadano en un avión ni lo priva de su libertad. Simplemente le cierra todos los cauces oficiales en un país en el que es fundamental disponer de un contrato de arrendamiento (o de adquisición de vivienda) para darse de alta en el Ayuntamiento y acceder a la sanidad, a la educación y a todas las prestaciones sociales que ofrece el territorio.
“No se les expulsa por la fuerza. Simplemente se les borra del registro oficial”, explica la portavoz, que subraya que estas personas quedan condenadas a vivir en la clandestinidad si no vuelven a su país de origen. Pero nada les impide quedarse en el territorio, emigrar a otro país comunitario e incluso ingresar de nuevo en Bélgica. Además, siempre tienen derecho a recurrir y retrasar de ese modo el proceso.
Tanto en Bélgica como en el resto de los Estados miembros, el ciudadano está completamente protegido durante los tres primeros meses de estancia en el país de acogida. A partir de ese periodo, debe acreditar alguna de estas cuatro condiciones: que trabaja (o que busca activamente empleo en el caso de haber quedado en paro), que tiene suficientes medios para vivir —así como un seguro de salud—, que está estudiando o que va a reunirse con algún otro familiar que cumple las condiciones mínimas. En ninguno de estos supuestos puede el Estado objetar la residencia. Y, transcurridos cinco años, tampoco podrá retirarla aunque no cumpla los requisitos, porque se considera que el ciudadano ya tiene arraigo en el país. Además, las comprobaciones que hacen las autoridades no pueden ser sistemáticas, sino limitadas a un calendario establecido.
El proceso es muy diferente para los inmigrantes ajenos a la UE. Los funcionarios de Extranjería certifican que el ciudadano con orden de expulsión haya abandonado el país y, en casos extremos, se les lleva a centros de detención donde esperan a ser deportados.
Esa posibilidad es impensable en ciudadanos comunitarios, aunque la ambigüedad de la directiva que regula sus derechos de residencia hace que al menos 13 países de la Unión —entre ellos, además de Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Austria e Irlanda— practiquen expulsiones. El texto explicita que los ciudadanos europeos podrán vivir libremente en otro país de la UE siempre que no se conviertan en “una carga excesiva para la asistencia social del Estado de acogida”. Sin embargo, cuando alude a los motivos que podrían propiciar la expulsión, únicamente se refiere a asuntos sanitarios —una enfermedad contagiosa, por ejemplo—, de seguridad o relativos al orden público y cierra la puerta a la expulsión automática en caso de que el ciudadano recurra a la asistencia social.
Isabel Villar, profesora de Derecho Procesal en la Universidad de Cádiz, explica que lo que se produce en Bélgica y en otros Estados es una incorrecta interpretación de la expresión “excesiva carga para el país”. Villar argumenta que, en caso de expulsión, las autoridades deben detallar “exhaustivamente” las razones en las que basan su decisión y deben aplicar el criterio de proporcionalidad, sobre todo si se trata de una familia con hijos pequeños.
En cualquier caso, esta experta aclara que el hecho de acceder a los servicios sociales en el país de acogida “no puede conllevar la expulsión inmediata de ningún ciudadano; al menos no de forma automática”.
Más tajante se muestra Pablo González, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid, que considera estas expulsiones como una posibilidad “expresamente prevista” en la norma comunitaria, aunque pide analizar “escrupulosamente” los abusos que se puedan estar produciendo.
Un portavoz comunitario respaldaba esta semana esa versión al asegurar que las expulsiones en Bélgica están amparadas por el derecho comunitario.

Un informe de Bruselas alimenta el debate sobre la inmigración en Alemania

La socios bávaros de Merkel arremeten contra la Comisión por recordar que la legislación europea impide dar un trato distinto a búlgaros y rumanos

Inmigrantes rumanos que viajan a Alemania el pasado 4 de enero. / ROBERT GHEMENT (EFE)


En medio del debate sobre la llamada "inmigración de los pobres", una posición presentada por la Comisión Europea (CE) ante el Tribunal Europeo de Luxemburgo ha incendiado aún más los ánimos de la Unión Cristiano-social de Baviera (CSU). Los socios bávaros de la CDU deAngela Merkel ya presentaron hace una semana una iniciativa para frenar la llegada de trabajadores rumanos y búlgaros a Alemania que provocó la primera gran fisura en el seno del Gobierno de gran coalición y una intensa polémica en toda Europa. 
De acuerdo a una información del periódico Süddeutsche Zeitung, la CE considera que Alemania no puede negar el pago de prestaciones sociales a inmigrantes europeos, aunque estos no hayan trabajado nunca en el país, ni estén buscando trabajo. El informe revelado por el periódico que se edita en Múnich, provocó una violenta reacción de la CSU y puede causar un profundo daño, tanto a los inmigrantes que desean buscar trabajo en Alemania, como a la imagen de país tolerante con los extranjeros que quiere ofrecer Alemania al mundo.
Ante el temor de que los trabajadores búlgaros y rumanos, que desde el 1 de enero de este año tienen derecho a obtener automáticamente permiso de trabajo en el resto de los países que integran la UE, deseen emigrar a Alemania para  "aprovecharse" de las ayudas sociales, la CSU y actual socio del gobierno de gran coalición redactó un explosivo documento donde propone medidas que excluyan a los futuros inmigrantes del sistema social germano, una medida destinada a frenar la supuesta llegada masiva de trabajadores.
Las autoridades alemanas creen que unos 200.000 trabajadores rumanos y búlgaros llegarán al país en el curso del año, atraídos por la prosperidad económica del país, pero también por las generosas ayudas sociales que reciben todas las personas que tienen un permiso de trabajo en Alemania. Por ejemplo, el llamado Kindergeld, una ayuda de 184 euros mensuales que paga el Estado a las familias por cada hijo.
La polémica la desató el jefe del gobierno bávaro, Horst Seehofer, quien calificó a los futuros inmigrantes como “peligrosos turistas sociales”. Bajo el lema “el que engaña, debe ser expulsado”, la CSU elaboró un documento donde propone eliminar las prestaciones sociales en los primeros tres meses de estancia y hacer posible la expulsión del país de todas las personas que hayan engañado, por ejemplo con documentos falsos, a las autoridades para obtener un empleo.
Pero el temor de la CSU no está centrado en los trabajadores cualificados, sino en la llegada de los gitanos que habitan en los dos países, un grupo social que causa rechazo en los países pudientes de Europa. El informe de la CE presentado al Tribunal de Luxemburgo tiene su origen en un querella presentada por una ciudadana rumana que vive en Alemania desde 2010 y a la que se le han negado las prestaciones sociales que determina la llamada ley Hartz IV, que reciben los parados de larga duración.
La posición de la CE, fue calificada por la CSU como una "locura eurocrática incendiaria”. "Los sistemas sociales nacionales son y seguirán siendo responsabilidad de los Estados nacionales", advirtió el eurodiputado de la CSU, Markus Feber. "Los sistemas nacionales de seguridad social no son una tienda de autoservicio para todos los europeos que vienen a nosotros", añadió el secretario general del CSU Andreas Scheuer en Múnich.
“Si los funcionarios de la Comisión en Bruselas intentan, desde sus oficinas de lujo inmiscuirse en nuestro sistema nacional de seguridad social, habrá una feroz resistencia por parte de la CSU", sentenció Scheuer.
La Comisión, por su parte, dijo en un comunicado sobre el procedimiento ante el Tribunal de Justicia Europeo, que la exclusión de los ciudadanos comunitarios de los beneficios de la Hartz IV no es compatible con el derecho europeo, una posición que fue calificada por el periódico Süddeutsche Zeitung como un "descaro altamente peligroso” que puede ayudar a los críticos de la UE y a los partidos de ultraderecha a tener éxito en las elecciones europeas.


el dispreciau dice: se repite la historia... la Europa medieval blanca contra la otra, la Europa gris, la periférica, esa que sirve a la hora de las hipotecas y los asaltos corporativos y políticos, pero que se desprecia detrás de los telones del poder... y otra vez sopa... otra vez igual que allá por los años treinta del siglo pasado... otra vez burlándose de las gentes... otra vez apelando a las mismas mentiras de las corporaciones de bancos... y otra vez las mismas víctimas... sólo que esta vez los países no tienen importancia porque están conducidos por los funcionalismos miserables que hacen de estas clases políticas un "hecho aberrante"... esta vez las víctimas directas son las gentes manipuladas en sus propios destinos y en sus propias dignidades, hipotecándoles el futuro para alimentar los oportunismos disfrazados de populismos y socialismos imperiales, dictatoriales pero al mismo tiempo republicanos, lo suficiente como crear madeja y confundir a la sociedad, insultándola... y otra vez judíos, rumanos, húngaros, griegos, turcos... españoles, italianos, franceses... todo sirve para atropellar la inteligencia urbana y rural de la cultura europea genuina... la derecha está conducida por idiotas miserables... la izquierda está conducida por incapaces que desprecian a sus prójimos... en conjunto no representan a nadie, pero tienen el poder suficiente para perseguir y esclavizar, para acorralar y someter... y nuevamente Bruselas se convierte en cuna del pensamiento nazi, el mismo que antes fue pero que los aliados mintieron para hacer del mundo una cortina de hierro donde se repartían conveniencias y traiciones... al imperio no le ha sido suficiente el devorar al resto de los dinosaurios herbívoros, por ello ahora comienza a comerse a sí mismo... al tiempo que las democracias ya no son repúblicas... al tiempo que los reinos están vacíos... al tiempo que EUROPA es una única y peligrosa dictadura que alienta la destrucción del mundo humano para el beneficio de unos pocos inútiles que se adueñaron del mundo por la miseria humana que los caracteriza... te venden el Dakar y suculentos derechos de televisión mientras asaltan los recursos, depredan y empobrecen a gentes ya empobrecidas por inducción negligente de estados ausentes socios en la tragedia de los otros. Estamos en los albores del 2014... y otra vez sopa... ahora el mundo humano se vestirá de Siria y sus dramas... y detrás vendrán las hogueras inquisidoras y la caza de brujas propiciatorias a los intereses de las corporaciones que se han enloquecido y solo existen para devorar humanos inocentes... bíblicamente está claro hacia dónde se dirige el mundo... El mundo humano demanda ser refundado, ya!... ENERO 13, 2014.-

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