Éxodos sin fin
El paro empuja a los europeos hacia el norte, mientras el flujo de africanos sigue desde el sur
La crisis económica ha devuelto a España, aunque de forma limitada, su antigua condición de país de emigración. Pero esto no lo saben los africanos que intentan llegar al país a la desesperada, a veces con trágicas consecuencias. Decenas de personas se ahogaron en el mar de Alborán en las dos últimas semanas de octubre, el peor periodo de naufragios de los últimos tres años para las frágiles embarcaciones que salen desde el litoral marroquí hacia las costas españolas. La oleada de pateras ha coincidido con saltos de las verjas en la frontera de Melilla y se ha producido tras los intentos de convertir los islotes de soberanía española, cercanos a Marruecos, en una nueva vía (frustrada) de entrada en este país.
Nadie podrá hablar ahora de “efecto llamada”. El Gobierno ha retirado el derecho a la tarjeta sanitaria a los extranjeros sin papeles y la destrucción de empleo tampoco favorece en nada la acogida de más personas, ni siquiera de las que lo pretenden en condiciones legales. Pero los inmigrantes sin documentos no van a desaparecer simplemente porque España y otros países del sur de Europa sean un poco menos ricos. A este continente le vendrían bien más inmigrantes que contribuyan al sostenimiento de las envejecidas poblaciones europeas, aunque ningún político se atreverá a jugar esa carta mientras el paro continúe desbocado.
A España le toca gestionar una parte de la emigración africana. En las últimas oleadas ha llamado la atención la precariedad de los medios utilizados, con embarcaciones más pequeñas de lo habitual, que hacen todavía más peligrosas las travesías. Por inquietante que sea la crisis económica, no se puede maltratar a los inmigrantes recluyéndoles en centros de retención en condiciones execrables y, desde luego, hay que mantener al más alto nivel los medios para el salvamento en el mar. Todo ello debe hacerse al tiempo que se investigan las redes dedicadas a enviar a emigrantes hacia España, lo cual exige la colaboración de Marruecos.
Pero eso no alterará el sino de los tiempos: flujos migratorios que continúan desde África hacia España, mientras miles de españoles intentan salir hacia Alemania u otros países de la UE. En plena crisis, con 25,7 millones de parados en Europa (18,5 millones en la zona euro), las oportunidades para nuevos inmigrantes se reducen dramáticamente.
Miles de nacionalistas rusos marcharon este domingo por las calles de Moscú en el Día de la Unidad del Pueblo, una fiesta que hace unos años se inventaron las autoridades para reemplazar a la de la revolución bolchevique, que en la época soviética se celebraba con gran pompa cada 7 de noviembre.
Los ultras acusan al Gobierno de privilegiar a los inmigrantes y a las minorías étnicas en detrimento de los rusos y de subsidiar a los musulmanes del Cáucaso. Ellos quisieran que la etnia rusa sea definida en la Constitución como el pueblo que articula el Estado; que a los ciudadanos de los países de la antigua Unión Soviética (URSS) se les exija visado para entrar en Rusia, y que se elimine el artículo que castiga a los que propagan el odio hacia otros pueblos, porque sostienen que es usado para perseguir a los patriotas.
Las pancartas que se enarbolaron en la llamada Marcha Rusa muestran que el principal descontento de los manifestantes es la gran afluencia de caucásicos y centroasiáticos —estos últimos, provenientes de las antiguas repúblicas de la desaparecida URSS— que se percibe en Moscú, así como el islamismo, que gana terreno en la capital.
"¡Rusia para los rusos!", "¡Basta de alimentar al Cáucaso!", "¡Moscú es una ciudad rusa!", "¡Abajo las mezquitas!" o "¡Moscú no el Cáucaso!" fueron algunos de los lemas más populares entre los manifestantes. En la marcha participaron entre 6.000 personas (datos de la policía) y 20.000 personas, según los organizadores.
Además de Moscú, también hubo marchas nacionalistas en otras ciudades de Rusia; en general todas ellas transcurrieron sin graves incidentes, aunque sí con algunas detenciones. Si algo ha mostrado el Día de la Unidad es que el pueblo no es precisamente unánime: además de la manifestación de los ultras, también se celebró en Moscú un mitin de antifascistas, algunos de los cuales fueron atacados por extremistas de signo contrario.
Tampoco los nacionalistas estuvieron muy unidos: en la marcha hacia el lugar del mitin -que por primera vez fue autorizado en una zona céntrica de la la capital, frente al parque Gorki, y no en el barrio Lublinó, en el límite sureste de Moscú con la provincia homónima, como en ocasiones anteriores-, quedó clara la división que hay entre los diferentes grupos. Uno lo forman los fundamentalistas ortodoxos; otro, los nacionalistas radicales, y tampoco faltan los fascistas puros y duros. Además, no se unieron a la marcha los ultras de Vladímir Zhirinovski —que, aunque se dice opositor al Kremlin, siempre lo apoya—, quienes se manifestaron en la céntrica plaza Pushkin, ni los comunistas, que tienen también mucho de nacionalistas.
Estas divisiones muestran que el actual régimen tiene poco que temer, al menos de momento, por parte de los nacionalistas. Y las posibles amenazas que plantea el partido Patria, que podría obtener representación parlamentaria en próximas elecciones, son dudosas. En su época, esta organización se unió con Rusia Justa y su líder, Dmitri Rogozin, que se estaba convirtiendo en un político popular, fue enviado como representante ruso a la OTAN. Ahora que está de regreso, ha anunciado su decisión de resucitar Patria, pero, como ocupa un importante puesto en el Gobierno —es uno de los viceprimeros ministros—, los nacionalistas no creen que pueda representarlos y oponerse eficazmente a la política actual del Kremlin, que consideran nefasta para el pueblo ruso.
El Día de la Unidad surgió de la necesidad de eliminar los festejos del 7 de noviembre, debido a su connotación política comunista. De ahí que la mayoría de las fuerzas políticas, junto con la Iglesia ortodoxa, apoyara el día en que se conmemora la victoria, en 1612, de las milicias rusas sobre los invasores polacos y también la fiesta del icono de la Virgen de Kazán, imagen milagrosa que, según creen los cristianos ortodoxos rusos, desempeñó un papel fundamental en esa victoria. Esta nueva fiesta se celebró por primera vez en 2005.
el dispreciau dice: mientras la crisis global arrecia, y simultáneamente los estados se ausentan, muchas cosas aberrantes se observan en este concierto desconcertante llamado civilización. Poco tiene de civilización, y casi nada de cultura. Crecen los nacionalismos y se ven acompañados de abundantes desprecios... las desesperaciones alientan a los éxodos... y la ensalada, agria por cierto, va mezclando pobrezas inducidas que, sin darse cuenta, comienzan a repelerse, sin ubicar al verdadero culpable de la situación, al verdadero victimario de la circunstancia. La clase política, una vez más, está a salvo de sus corrupciones y sus fechorías... y los éxodos ya no encuentran la suerte del Mar Rojo, antes bien lo padecen. La visión actual del planeta humano no es diferente a la de la Europa de Hitler... todos desdeñan a todos... y todos pretenden sobrevivir como se pueda... aunque todos, sin excepciones, están atrapados por la misma red, por la misma tela. Europa está comenzando a arder... pero no es la única, ni tampoco es el único lugar donde las llamas comienzan a encender pasiones encontradas de las exacerbadas miserias humanas. Mientras las corporaciones bancarias acuerdan como salvarse dañando a las gentes... mientras los pocos artilugian como atropellar los derechos ciudadanos y humanos de los muchos... mientras los trabajos se extinguen y se ponen inciertos... mientras los servicios de salud comienzan a diluirse para convertirse en acceso de pocos... mientras los servicios de educación se condicionan a efectos de quebrar a las sociedades humanas... la clase política global sonríe, y da rienda suelta a sus incapacidades... asegurando que solamente se verán afectados los derechos de aquellos que ya no tienen derechos, o bien que están en vías de perder lo poco que les queda... nadie ha reparado que dos tercios de la humanidad está marginada y consumida por diversos focos de las pobrezas inducidas por los estados ausentes... y como la ignorancia arrecia acompañando a la crisis global, aparecen las xenofobias que prometen "limpiar" las comarcas de intrusos. Evidentemente, el drama está creciendo a pasos agitandos en todos los rincones del Asia... pero ya se observa con claridad en muchos ángulos de la Europa Medieval... en la para nada bolivariana América del Sur... en un hemisferio americano del norte donde las indigencias están siendo manipuladas políticamente por delincuentes devenidos en reyes corporativos de la droga, de la trata de personas, y de empresas que poco y nada tienen de sociales, y sí mucho de perversiones personales... tal vez, el horizonte en ciernes se parezca al del África consumida por siglos de atrocidades que han favorecido a diamanteros insaciables. Vaya a saber... una sola cosa es segura, esta vez el Mar Rojo no se abrirá, y todo indica que la Rusia, ya sin sus Zares, está fabricando un nuevo genocidio, ejemplo para los vecinos y para los no tan vecinos... da igual, en esta Tierra humana, ya nada queda lejos. Noviembre 04, 2012.-
Nadie podrá hablar ahora de “efecto llamada”. El Gobierno ha retirado el derecho a la tarjeta sanitaria a los extranjeros sin papeles y la destrucción de empleo tampoco favorece en nada la acogida de más personas, ni siquiera de las que lo pretenden en condiciones legales. Pero los inmigrantes sin documentos no van a desaparecer simplemente porque España y otros países del sur de Europa sean un poco menos ricos. A este continente le vendrían bien más inmigrantes que contribuyan al sostenimiento de las envejecidas poblaciones europeas, aunque ningún político se atreverá a jugar esa carta mientras el paro continúe desbocado.
A España le toca gestionar una parte de la emigración africana. En las últimas oleadas ha llamado la atención la precariedad de los medios utilizados, con embarcaciones más pequeñas de lo habitual, que hacen todavía más peligrosas las travesías. Por inquietante que sea la crisis económica, no se puede maltratar a los inmigrantes recluyéndoles en centros de retención en condiciones execrables y, desde luego, hay que mantener al más alto nivel los medios para el salvamento en el mar. Todo ello debe hacerse al tiempo que se investigan las redes dedicadas a enviar a emigrantes hacia España, lo cual exige la colaboración de Marruecos.
Pero eso no alterará el sino de los tiempos: flujos migratorios que continúan desde África hacia España, mientras miles de españoles intentan salir hacia Alemania u otros países de la UE. En plena crisis, con 25,7 millones de parados en Europa (18,5 millones en la zona euro), las oportunidades para nuevos inmigrantes se reducen dramáticamente.
Miles de nacionalistas se manifiestan en Moscú al grito de “¡Rusia para los rusos!”
Miles de personas piden que la etnia rusa articule el Estado y se exija visado a los ciudadanos procedentes de las exrepúblicas soviéticas, en particular a los del Cáucaso y el centro de Asia
Miles de nacionalistas rusos marcharon este domingo por las calles de Moscú en el Día de la Unidad del Pueblo, una fiesta que hace unos años se inventaron las autoridades para reemplazar a la de la revolución bolchevique, que en la época soviética se celebraba con gran pompa cada 7 de noviembre.
Los ultras acusan al Gobierno de privilegiar a los inmigrantes y a las minorías étnicas en detrimento de los rusos y de subsidiar a los musulmanes del Cáucaso. Ellos quisieran que la etnia rusa sea definida en la Constitución como el pueblo que articula el Estado; que a los ciudadanos de los países de la antigua Unión Soviética (URSS) se les exija visado para entrar en Rusia, y que se elimine el artículo que castiga a los que propagan el odio hacia otros pueblos, porque sostienen que es usado para perseguir a los patriotas.
Las pancartas que se enarbolaron en la llamada Marcha Rusa muestran que el principal descontento de los manifestantes es la gran afluencia de caucásicos y centroasiáticos —estos últimos, provenientes de las antiguas repúblicas de la desaparecida URSS— que se percibe en Moscú, así como el islamismo, que gana terreno en la capital.
"¡Rusia para los rusos!", "¡Basta de alimentar al Cáucaso!", "¡Moscú es una ciudad rusa!", "¡Abajo las mezquitas!" o "¡Moscú no el Cáucaso!" fueron algunos de los lemas más populares entre los manifestantes. En la marcha participaron entre 6.000 personas (datos de la policía) y 20.000 personas, según los organizadores.
Además de Moscú, también hubo marchas nacionalistas en otras ciudades de Rusia; en general todas ellas transcurrieron sin graves incidentes, aunque sí con algunas detenciones. Si algo ha mostrado el Día de la Unidad es que el pueblo no es precisamente unánime: además de la manifestación de los ultras, también se celebró en Moscú un mitin de antifascistas, algunos de los cuales fueron atacados por extremistas de signo contrario.
Tampoco los nacionalistas estuvieron muy unidos: en la marcha hacia el lugar del mitin -que por primera vez fue autorizado en una zona céntrica de la la capital, frente al parque Gorki, y no en el barrio Lublinó, en el límite sureste de Moscú con la provincia homónima, como en ocasiones anteriores-, quedó clara la división que hay entre los diferentes grupos. Uno lo forman los fundamentalistas ortodoxos; otro, los nacionalistas radicales, y tampoco faltan los fascistas puros y duros. Además, no se unieron a la marcha los ultras de Vladímir Zhirinovski —que, aunque se dice opositor al Kremlin, siempre lo apoya—, quienes se manifestaron en la céntrica plaza Pushkin, ni los comunistas, que tienen también mucho de nacionalistas.
Estas divisiones muestran que el actual régimen tiene poco que temer, al menos de momento, por parte de los nacionalistas. Y las posibles amenazas que plantea el partido Patria, que podría obtener representación parlamentaria en próximas elecciones, son dudosas. En su época, esta organización se unió con Rusia Justa y su líder, Dmitri Rogozin, que se estaba convirtiendo en un político popular, fue enviado como representante ruso a la OTAN. Ahora que está de regreso, ha anunciado su decisión de resucitar Patria, pero, como ocupa un importante puesto en el Gobierno —es uno de los viceprimeros ministros—, los nacionalistas no creen que pueda representarlos y oponerse eficazmente a la política actual del Kremlin, que consideran nefasta para el pueblo ruso.
El Día de la Unidad surgió de la necesidad de eliminar los festejos del 7 de noviembre, debido a su connotación política comunista. De ahí que la mayoría de las fuerzas políticas, junto con la Iglesia ortodoxa, apoyara el día en que se conmemora la victoria, en 1612, de las milicias rusas sobre los invasores polacos y también la fiesta del icono de la Virgen de Kazán, imagen milagrosa que, según creen los cristianos ortodoxos rusos, desempeñó un papel fundamental en esa victoria. Esta nueva fiesta se celebró por primera vez en 2005.
el dispreciau dice: mientras la crisis global arrecia, y simultáneamente los estados se ausentan, muchas cosas aberrantes se observan en este concierto desconcertante llamado civilización. Poco tiene de civilización, y casi nada de cultura. Crecen los nacionalismos y se ven acompañados de abundantes desprecios... las desesperaciones alientan a los éxodos... y la ensalada, agria por cierto, va mezclando pobrezas inducidas que, sin darse cuenta, comienzan a repelerse, sin ubicar al verdadero culpable de la situación, al verdadero victimario de la circunstancia. La clase política, una vez más, está a salvo de sus corrupciones y sus fechorías... y los éxodos ya no encuentran la suerte del Mar Rojo, antes bien lo padecen. La visión actual del planeta humano no es diferente a la de la Europa de Hitler... todos desdeñan a todos... y todos pretenden sobrevivir como se pueda... aunque todos, sin excepciones, están atrapados por la misma red, por la misma tela. Europa está comenzando a arder... pero no es la única, ni tampoco es el único lugar donde las llamas comienzan a encender pasiones encontradas de las exacerbadas miserias humanas. Mientras las corporaciones bancarias acuerdan como salvarse dañando a las gentes... mientras los pocos artilugian como atropellar los derechos ciudadanos y humanos de los muchos... mientras los trabajos se extinguen y se ponen inciertos... mientras los servicios de salud comienzan a diluirse para convertirse en acceso de pocos... mientras los servicios de educación se condicionan a efectos de quebrar a las sociedades humanas... la clase política global sonríe, y da rienda suelta a sus incapacidades... asegurando que solamente se verán afectados los derechos de aquellos que ya no tienen derechos, o bien que están en vías de perder lo poco que les queda... nadie ha reparado que dos tercios de la humanidad está marginada y consumida por diversos focos de las pobrezas inducidas por los estados ausentes... y como la ignorancia arrecia acompañando a la crisis global, aparecen las xenofobias que prometen "limpiar" las comarcas de intrusos. Evidentemente, el drama está creciendo a pasos agitandos en todos los rincones del Asia... pero ya se observa con claridad en muchos ángulos de la Europa Medieval... en la para nada bolivariana América del Sur... en un hemisferio americano del norte donde las indigencias están siendo manipuladas políticamente por delincuentes devenidos en reyes corporativos de la droga, de la trata de personas, y de empresas que poco y nada tienen de sociales, y sí mucho de perversiones personales... tal vez, el horizonte en ciernes se parezca al del África consumida por siglos de atrocidades que han favorecido a diamanteros insaciables. Vaya a saber... una sola cosa es segura, esta vez el Mar Rojo no se abrirá, y todo indica que la Rusia, ya sin sus Zares, está fabricando un nuevo genocidio, ejemplo para los vecinos y para los no tan vecinos... da igual, en esta Tierra humana, ya nada queda lejos. Noviembre 04, 2012.-
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