domingo, 25 de noviembre de 2012

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Grietas en la lucha contra la violencia machista | Sociedad | EL PAÍS

DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES »

Grietas en la lucha contra la violencia machista

Los recortes en servicios de prevención y asistencia son una traba para las víctimas de maltrato. En 2012, 43 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas



Prácticas en la Academia de la Policía para agentes especializados en violencia de género. / GORKA LEJARCEGI

La crisis y los recortes también están pasando factura en la lucha contra la violencia machista. El tijeretazo de las administraciones se traduce en pocos medios para la prevención de esta lacra, menos recursos para asesorar a las víctimas —abogados gratuitos, servicios de orientación— y también para asistirlas. Solo en campañas de prevención el Gobierno ha recortado más de un 21%, a lo que se añade otro 18% en los fondos para políticas de igualdad; una pauta que se repite en las comunidades y ayuntamientos, que también han reducido programas y subvenciones a organizaciones especializadas.
Embates que están abriendo pequeñas grietas en la red de protección a las maltratadas, según los expertos. Y no ayudan a taponarlas ni las negras perspectivas económicas para 2013, ni factores como las nuevas tasas judiciales, que suponen duras trabas para las víctimas.

El Gobierno cree, sin embargo, que a pesar de que hay menos fondos, el sistema de protección se mantiene en buen estado. Blanca Hernández, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, insiste en que el recorte en la partida del Estado destinada a estos temas se ha aplicado a cuestiones que no afectan directamente a las mujeres, sino a viajes, reuniones, impresión de documentos...

Tampoco cree que el tijeretazo de las autonomías, quienes financian de manera directa los servicios, haya agujereado la red. “Al margen de que las comunidades autónomas hayan tomado la decisión que hayan tomado, el sistema se mantiene. Además, vamos a ser muy escrupulosos en que las transferencias para las comunidades, que son quienes tienen las competencias, vayan a la atención de las mujeres”, dice.


EL PAÍS

Hernández insiste en que las víctimas de violencia de género tienen que escuchar de las administraciones y de todos los actores sociales un mensaje positivo que les ayude a salir de la violencia. “Es arriesgado que puedan sentir miedo y desprotección. Tienen que sentir y saber que los recursos están ahí. Que sepan que puedan confiar en el sistema de protección, porque las ampara.
Deben sentir y saber que hay muchos medios a los que pueden recurrir”, recalca.

Este año, los machistas se han llevado por delante la vida de 43 mujeres. Con todo, 2012 se presenta con uno de los mejores datos de los últimos tiempos. En el mismo periodo de 2011, 54 mujeres habían sido asesinadas por sus parejas o exparejas; en 2010 fueron 65. Sin embargo, el éxito de las políticas contra esta lacra no se puede medir por el número de víctimas, recuerda Susana Martínez, presidenta de la Comisión de Investigación de Malos Tratos. Así, ella y otros expertos, como Ángela Cerrillos, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, advierten de que en absoluto se puede bajar la guardia.

Por eso, les preocupa mucho el deterioro de los servicios. “Se está empezando a ver, y corremos el riesgo de que esto suponga un retroceso irrecuperable”, apunta Martínez. La poda se ha dejado sentir en casas de acogida que tienen ahora menos fondos y personal, ha provocado la desaparición de proyectos de prevención de la violencia —como los cursos de reeducación de maltratadores—; y este año, además, ha adelgazado las campañas de sensibilización.

Tampoco los servicios de orientación jurídica a maltratadas se han librado. A lo que se añade la escasez cada vez más aguda de abogados de turno de oficio. Algo que confirma Isidro Moreno, de la Asociación de Letrados por un Turno de Oficio Digno (Altodo). Este año, dice, entre la escasez crónica y las huelgas por los impagos de la administración ha habido días en los que no había ningún letrado de guardia en Madrid. Y otros en los que solo un abogado se ha ocupado de la defensa de todas las víctimas. “Lo que está ocurriendo disminuye mucho la calidad del servicio que se presta”, dice.
Las cosas no van a mejorar en 2013. La partida destinada a Igualdad en los Presupuestos Generales del Estado llegará con otro bocado: un 24% menos para políticas de igualdad y un 6,8% menos para la lucha contra la violencia machista.

Con menos prevención, asesoramiento y programas de asistencia a maltratadas, a estas les costará, critica la abogada de familia Consuelo Abril, alejarse de la situación de violencia que sufren. Y a estas trabas, dice, se añadirá en las próximas semanas otra: con las nuevas tasa judiciales, un divorcio pasará a costar entre 300 y 800 euros, lo que dificultará a las víctimas romper el último lazo con su agresor. “Nada de todo esto contribuye a que las mujeres denuncien, al revés”, recalca Abril. Solo siete de las 43 víctimas mortales de la violencia machista había denunciado a su agresor, un 16,3%. Un porcentaje similar al del resto de los años que no se logra mejorar.

A pesar de que se presentan más de 134.000 denuncias al año, todavía hay una amplia bolsa de malos tratos oculta. Es preocupante que muchas mujeres no denuncien. También que su entorno tampoco lo haga: apenas el 1,5% de las denuncias por malos tratos proceden de familiares o amigos. A ellos precisamente se dirige la nueva campaña que la Policía Nacional inicia hoy. “El entorno tiene que denunciar. Entre todos podemos cambiar un poco esta realidad”, apunta Ana Bella Estévez, presidenta de la fundación de ayuda víctimas de violencia de género que lleva su nombre. Ella misma sufrió malos tratos por parte de su exmarido durante años. Ahora se define como una superviviente. “La única forma de que se proteja a la mujer es denunciando una injusticia. Y hay que ayudarla para que lo haga, sea acompañándola, guiándola o directamente denunciando una realidad de la que nadie puede ser cómplice”, pide.

Purificación Causapié, secretaria de Igualdad del PSOE, cree que la reducción en los capítulos de políticas de Igualdad demuestra que para el Gobierno la lucha contra la violencia machista no es una prioridad. “No se puede recortar en programas de prevención de la violencia de género ni en planes de protección. Todo esto incrementa el riesgo de las mujeres que sufren malos tratos y de sus hijos”, incide. “El Gobierno ha reducido gastos en campañas de sensibilización y ha eliminado recursos para la atención y apoyo destinado a las comunidades. Y comunidades como Castilla-La Mancha han recortado el presupuesto en más de un 40%, lo que afecta a planes de sensibilización y a la atención de mujeres o a las casas de acogida”, sigue. “Con este Gobierno las mujeres tienen menos confianza para afrontar la decisión de salir de una vida en violencia”, dice.

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género no lo cree en absoluto. Afirma que la erradicación de esta lacra es una apuesta fundamental del Gobierno. “Se está luchando mucho por aunar esfuerzos con las comunidades y las organizaciones, para que todos trabajemos en red. Es importante que se trabaje desde todos los ángulos, la protección, la prevención y la detección. Y sobre todo hacerlo con una idea: que las mujeres que están sufriendo la violencia estén en primer plano”, dice.

Hernández cree que aún hay que poner el acento en la atención a grupos especialmente vulnerables: mujeres que sufren alguna discapacidad, mujeres del ámbito rural, mujeres mayores. También en los menores que son, dice, muchas veces víctimas olvidadas; aunque muchas veces además de ser testigos sufren la violencia de manera directa. El Gobierno, explica, para tener una radiografía de la situación mucho más afinada, contabilizará a partir de ahora no solo el número de mujeres fallecidas. “También se recogerá información de las lesionadas y hospitalizadas; eso nos hará tener una visión mejor de esta realidad tan atroz”, dice.


Testigos y víctimas invisibles | Sociedad | EL PAÍS

Testigos y víctimas invisibles

El nuevo Código Penal suprimirá el agravante de maltrato a la pareja en presencia de menores


Seremos más indiferentes al sufrimiento de los niños y niñas. El anteproyecto de reforma del Código Penal suprime inexplicablemente el agravante de maltrato a la pareja en presencia de los menores. Y lo hace en un momento en el que no hay un solo estudio que no incida en el atroz castigo que inflige a los hijos quien maltrata, insulta, veja o asesina a su pareja sin importarle el efecto que semejante brutalidad causa en los niños, las víctimas más indefensas en esta realidad de violencia. ¿Somos indiferentes?

El 25-N es una llamada de la ONU para sensibilizar contra la violencia sobre las mujeres. España es un ejemplo para otros países en el diagnóstico y respuesta institucional contra esta violencia que tantas justificaciones sociales y culturales todavía encuentra. Llevamos más de una década impulsando medidas para atajarla y podemos afirmar, hoy por hoy, que se ha acabado con la impunidad. Pero nos enfrentamos con una hidra con múltiples caras y tentáculos que se obstina en penetrar en la estructura social y convertir en invisibles las profundas heridas que provoca.

Como invisible ha sido el dolor de los hijos e hijas. Tradicionalmente las leyes los han contemplado como testigos de los hechos violentos. Hoy, los estudios nos dicen que son tan víctimas como sus madres. La exposición de los menores a la violencia de género ha sido calificada por el Defensor del Pueblo andaluz como una tipología de maltrato infantil. El menor sufre la misma violencia que la madre: oye o presencia los golpes, insultos o menosprecios, siente el miedo y la asfixia cuando la tensión está a punto de estallar.

Nuestro Código Penal fija mayor pena para el caso de maltrato habitual a la esposa o pareja en presencia de menores. Esta agravante puede desaparecer de seguir adelante la anunciada reforma del Código Penal. Supone ignorar una de las características específicas de la violencia de género, que suelen existir más víctimas añadidas. Con la desaparición de la agravante será indiferente el plus de sufrimiento y los negativos efectos de esta violencia en la salud y desarrollo de los menores.

Las 343 sentencias analizadas por el grupo de expertos del OVDyG dan cuenta de al menos 235 mujeres víctimas mortales con hijos o hijas; 35 sentencias relatan que fueron testigos del asesinato de la madre. Según la última macroencuesta del anterior Ministerio de Igualdad, casi 840.000 menores estuvieron expuestos a la violencia de género en 2010.

Estos datos confirman dos asertos conocidos. En primer lugar, que la violencia de género sigue siendo un problema público porque afecta a las estructuras básicas de la sociedad y puede tener profundas repercusiones sociales si se transmite como modelo de comportamiento y de resolución de conflictos. En segundo lugar, y ya se ha dicho, que presenta unas notas que la hacen diferente de otros delitos. Una de ellas es que no hay una sola víctima. Son las mujeres y también sus hijos e hijas.

Los menores son testigos directos o indirectos, a veces instrumentos utilizados para provocar daño en la madre, pero también son víctimas. No son meros apéndices de la madre. Son personas con identidad propia, cuyo sufrimiento traspasa los conocidos como “secretos de familia” y puede enquistarse en secuelas tales como agresividad, miedo, aislamiento, desconfianza. Son personas que necesitan apoyo psicosocial y atención especializada para tratar de superar sus experiencias traumáticas.

La fórmula no es recortar el reproche legal a quien habitualmente tortura y atenta contra la dignidad de la esposa en presencia de menores. El camino es seguir implantando la Ley Integral y hacer visibles a los niños y niñas como personas doloridas en su condición de víctimas de la violencia de género.
Inmaculada Montalbán es presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género (OVDyG).
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Sabrina, Rosario, Iris, Manpreet... | Sociedad | EL PAÍS

Sabrina, Rosario, Iris, Manpreet...

Este año, 43 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas


SABRINA
Una mujer pese a los papeles
Los documentos de identidad de Sabrina, la mujer asesinada por su pareja el 16 de noviembre en Fuengirola (Málaga), son rigurosamente auténticos a ojos del Estado. Tienen todos los datos, fotos, sellos y firmas exigibles. Sin embargo, tras toda esta autenticidad oficial se esconde una falsedad profunda. Los documentos se refieren a Sabrina, nacida hace 30 años en Casablanca (Marruecos), como Mustafá Anuar. Un nombre y, sobre todo, un sexo, el masculino, en el que la víctima no se reconocía y del que, con esfuerzo, había conseguido liberarse psicológica y fisiológicamente.
Sabrina, transexual, vivió como mujer y fue asesinada por ser mujer. Sin embargo, los papeles —tan pulcros, tan en regla, tan falsos— y el Estado siguen considerándola varón. Tras someterse a un tratamiento de hormonas y a la cirugía de reasignación sexual al margen de la sanidad pública, Sabrina no había iniciado los trámites para modificar sus documentos de identidad. “En Marruecos es imposible ese cambio y temía perder las prestaciones y las cotizaciones en España”, cuenta un abogado amigo de la víctima.
Tras el asesinato de Sabrina, buena parte de la sociedad y los políticos vieron un caso palmario de violencia machista. Sin embargo, los jueces se ciñeron a la seguridad de los documentos y trataron el caso como un asesinato común, al margen de la ley de violencia de género. Un hombre ha asesinado a otro. Punto final. Esto ha indignado a los movimientos de defensa de las personas gais y transexuales. “Pedimos el cambio en la ley para incorporar a homosexuales y transexuales hayan terminado o no el proceso de reasignación sexual. No se puede aplicar la ley de forma sexista”, propone Rafael Moral, de la asociación Colega.
Sabrina llegó a España junto a su madre hace 18 años. Cuando era menor de edad ya empezó a sentirse mujer y comenzó su proceso de cambio de sexo. Ejerció diversos trabajos para mantenerse ella y a su madre: trabajó en espectáculos, tuvo un puesto de venta ambulante y puso un bar con un socio británico en Fuengirola.
“Era una persona superbuena. Le gustaba arreglarse, tomar el sol, la playa, estar acompañada por los amigos y ayudar a los demás”, cuenta su amigo Mourad. Hace un año y medio, Sabrina conoció a un hombre de nacionalidad rumana y pronto se fueron a vivir juntos. Los malos tratos no tardaron en llegar. “El novio la agredió varias veces y ella logró una orden de alejamiento, también de un juzgado común de Granada. Todo el mundo le decía que lo dejara, pero no tuvo protección”, afirma el amigo.
Mourad se ha encargado de la repatriación del cadáver de Sabrina a Marruecos, sufragado con un seguro de salud suscrito por la propia víctima. El pasado miércoles, el cuerpo aterrizó en Casablanca. Los papeles, con toda la solemnidad oficial, dicen que en ataúd había un hombre. Mienten.


MANPREET
Un crimen en 7 minutos
Manpreet Kaur tenía 26 años cuando la mataron a navajazos mientras dormía en su casa en Olot (Girona), el pasado 14 de enero. Diez meses después, su cuerpo sigue embalsamado en el Instituto de Medicina Legal de Cataluña. Sus padres, que viven en la región de Punjab (India) no pudieron incinerarla, como es costumbre en su cultura. En la cárcel esperan juicio el marido de la víctima y un hermano de este, únicos sospechosos del crimen. Su hijo, que ha cumplido seis años, vive ahora con una tía. Manpreet es una de las 11 mujeres víctimas de violencia de género registradas en Cataluña, una comunidad donde el 2012 ha sido un año negro.
Las autoridades siguen investigando el caso de Manpreet. Al principio, la familia apuntó a un robo como móvil del crimen que ahora se imputa a Ajit Singh, su esposo, y a Gurjeet Singh, su cuñado. El primero apareció, aparentemente afligido, en el minuto de silencio que el Ayuntamiento de la localidad de la Garrotxa convocó para recordar a Manpreet al día siguiente de su muerte. Tres semanas después, el 10 de febrero, la policía le detenía junto a su hermano Gurjéet.
La familia de Singh ha hecho piña desde el primer día y no deja de repetir que los acusados son inocentes. “Yo no entiendo por qué están presos. No hay pruebas contra ellos”, afirma por teléfono una familiar que pide no ser identificada. El fiscal no lo cree así. Según el relato de la policía, los dos acusados necesitaron siete minutos para cometer el crimen. El tiempo que les llevó salir de la fábrica de embutidos en la que trabajaban al acabar su turno (a las 12.10), llegar hasta la casa —situada a escasos metros— y sorprender a Manpreet en su cama. A las 12.17 ya le habían asestado varios navajazos y una vecina había llamado a la policía para avisar de que algo había ocurrido. En la humilde vivienda no faltaban objetos de valor. La puerta no estaba forzada y la policía científica solo encontró huellas y datos genéticos de los dos sospechosos, según el fiscal.
El fin de semana antes de su muerte, Manpreet y su marido habían estado esquiando con el hijo de ambos. Ella era una mujer moderna y guapa, que se movía en moto y vestía ropa al estilo occidental. Sus compañeros en la fábrica textil de Sant Jaume de Llierca, donde trabajaba, no recuerdan un mal gesto suyo. Era “extrovertida, amable y simpática”, le dijeron a la juez del caso. Hacía ocho años que había llegado a Cataluña con su esposo, siguiendo a una de las hermanas de este. Manpreet no había presentado ninguna denuncia por violencia de género. El fiscal apunta a los celos como posible móvil del crimen. Un compañero de trabajo de la mujer contó a la policía que esta había planteado a su marido la posibilidad de divorciarse.


HIJOS DEL ODIO
Víctimas invisibles
La última llamada que hizo F.J.B.C, gallego de 51 años, fue a su exmujer. “Asómate a la ventana y verás lo que te mereces”, le dijo. Fueron sus últimas palabras. Segundos más tarde, poco después de las seis de la mañana del pasado 9 de julio, estrelló su coche, consigo mismo y con su hijo de 11 años dentro. Ambos murieron en Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria), a escasos metros de la casa de la
madre del niño. La mujer a la que quiso dañar robándole una de las cosas que más quería: la vida del pequeño.
La mujer ya había denunciado a su exmarido —del que estaba divorciada desde hacía seis años— por malos tratos. De hecho, tuvo una orden de protección en vigor contra él hasta 2008. Tras esto, se habían registrado problemas en la expareja, pero por el impago de la pensión para los dos hijos que tenían en común. Ella ahora tenía otra pareja, con la que vivía, acompañada de sus dos hijos.
Pocos días antes del accidente provocado, el chaval mayor, de 17 años, se había negado a ir con su padre en los días que le tocaban como parte del acuerdo de visitas. El pequeño sí se fue. Su madre llevaba unos días sin verle la noche que recibió la llamada de su exmarido. Una llamada, relató después, en la que el fallecido le dijo que lo que se merecía era ver explotar el coche en el que se encontraba su hijo.
Esta no es la primera vez que los niños se convierten en víctimas directas de la violencia de género. Las estadísticas no contabilizan sus historias como tal y se consideran violencia doméstica. Así, a veces se convierten en víctimas invisibles de la lacra del machismo, una violencia extendida hacia las madres que también se lleva por delante sus vidas. Como la de los pequeños Ruth y José, cuyo padre está imputado por asesinato.
En el barrio grancanario de Los Llanos, donde sucedieron los hechos, los vecinos apenas comentan lo ocurrido. “Fue muy cruel”, dice una vecina con cara angustia al hablar del tema. La madre, hoy, trata de recuperarse. Sin hacer ruido, sin protagonismo; con todo el dolor del mundo. Su familia la arropa. Su otro hijo, que perdió a padre y hermano, no se separa de ella.
En el Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana no olvidan lo sucedido. Antonio Peña, concejal de Seguridad, recuerda cómo los funcionarios restauraron la rotonda donde se estrelló el coche. En menos de 24 horas el muro afectado estaba repuesto y pintado de blanco reluciente. La madre, al salir de casa, ya no podía ver las señales del lugar donde se había dejado la vida su hijo. Y su exmarido. Sin embargo, el niño, como se supo después, no falleció en el accidente ni por la explosión del coche. Fue apuñalado horas antes por su padre, que después montó su cuerpo en el vehículo y lo hizo explotar delante de casa de su exmujer. Para dejarle aún más huella.
Con información de Fernando J. Pérez (Málaga), Antía Castedo (Girona) y Txema Santana (Las Palmas de Gran Canaria)
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Mujeres

Este espacio nace para contar los cambios que está aportando la mujer a un mundo en transformación, para detectar desigualdades y para albergar debates bajo esta premisa clave: una sociedad desarrollada y libre no puede funcionar si no permite idénticas oportunidades a la mitad de la población.
Hombres y mujeres sois bienvenidos.

Que no se apague una vida cuando se levante una mano

Por: | 25 de noviembre de 2012
LazomoraoUn día: 25 de noviembre. Un día para decir de nuevo ¡basta! Un día de nuevo para no esperar más detrás de una puerta sus pasos mientras a ella le late el corazón con fuerza, como queriendo escapar de esa caja que la oprime sin remedio. Pasos que se oyen más cercanos. Voces que resuenan con más fuerza. Gritos. Llanto. Preguntas que no tienen un porqué, ni un cómo, ni un por dios cuándo empezó todo que ya no lo recuerdo... Una pérdida de identidad que nunca se supo cuando empezó. Ella ya no se conoce. Ninguna mujer maltratada se conoce cuando se mira el espejo. ¿Es amor o es costumbre? Es rabia, ella ya no es ella. Y el ya no es él. O siempre lo fue y no se quiso ver. Ceguera absoluta. ¿Amor? Aguantar… Aguantar ¿por qué? Hijos que no saben qué ocurre. Silencios que comienzan cuando una mano se levanta. Porque cuando una mano se levanta, se apaga una vida. Dolor. Impotencia. Rabia. Eres mujer. Pero mujer, ¿sabes…? No eres menos.
Un día: 25 de noviembre. Un día para que no se repitan más veces 43 casos oficiales de violencia de género, como ha ocurrido este año en nuestro país. Un día para que no se repitan las mismas muertes a lo largo de los últimos 10 años en España: hasta 649…Son muchas, muchas mujeres…Un 25 de noviembre para que las mujeres no renuncien a los procesos judiciales ya que el 29% de ellas desde 2009 dijo: no voy a seguir con esto, no tengo más fuerzas para continuar, no puedo más… Pero sigue la desigualdad, sigue la desprotección, sigue la indeferencia hacia un problema que nos atañe a todos… Y ahora más que nunca, sigue la lucha porque las nuevas tasas del Gobierno no pueden ser un golpe más en el rostro de decenas de mujeres en nuestro país. No, ahora no. Ni una gota de sangre más. Otro golpe más no. ¿Qué mañana les espera a las mujeres que no puedan divorciarse de su propio maltratador? ¿Y a sus hijos? ¿Y a sus familias? Las 43 muertas este año jamás podrán responder a esas preguntas.
Un día: 25 de noviembre. Día para que los hombres de entre 31 y 40 años y los de más de 64 no levanten más la mano para apagar una vida. Y el resto de los hombres tampoco. Entre estas edades se recoge el mayor número de muertes. Unos porque se sienten más fuertes, más capaces… ¿Más machos? No, más cobardes. Otros porque verán que siempre se hizo, porque pensarán que la mujer no nació para dar opiniones, nació para obedecer. Pero no… la mujer no nació para obedecer, tampoco para esperar detrás de una puerta mientras ve llegar el siguiente golpe con el solo acompañamiento del abrazo de un hijo. Ven en ellas la debilidad, el perdón eterno. Pero cuando se hace una vez, detrás siempre vienen más. Y ahora esta crisis… Un nuevo llanto en una casa que ya no es hogar:más desempleo, menos autonomía, más desigualdades, menos posibilidades, más tiempo de espera y una esperanza que no llega…
Una mano que se levanta.
Un grito que se ahoga.
Sangre que se derrama.
Dolor que asoma.
Vida que se apaga…
Un día: 25 de noviembre. Día internacional contra la violencia de género.
¿Será algún día este el de las mujeres amadas?


Imagen del blog Equus de La Comunidad de El País
Que no se apague una vida cuando se levante una mano >> Mujeres >> Blogs EL PAÍS


el dispreciau dice: el tema es complejo... a medida que la crisis se tumoriza en la sociedad humana, las personas pierden su calidad de tales y se tornan bestias que intentan defender lo imposible, culpando a aquello que está más cerca, a aquello que aparece como débil, o bien, atacando a diestra y siniestra cualquier cosa que se les cruce... toma trascendencia la violencia contra la mujer, pero el problema es bidireccional, y expone la evidencia de una intolerancia social e individual que se está convirtiendo en insoportable, porque no hay justicia, porque los estados no contienen, porque la sociedad se está desintegrando a partir de políticas que no existen y que sólo defienden a intereses e interesados. Se descalifica a las víctimas... se las desprecia para luego favorecer a los victimarios... contradiciendo principios elementales de convivencia. Este tiempo se caracteriza por las ignorancias y las mediocridades, y ello redunda en mayores intolerancias, mayores incomprensiones, diferencias, e inconsistencias. Nada encaja con nada, y los funcionarios hacen culto a las aberraciones sociales que luego niegan en sus discursos... y en dicho contexto todo se ha vuelto "utilitario" y por ende descartable, y consecuentemente "sin sentido". El mundo humano está teñido de sangre y de cuestiones irresueltas, que pueden comenzar en un desahucio y derivar en un asesinato, porque nadie hace foco en el problema, y la desesperación los impulsa a atacar lo que está más cerca, todo ello vestido de ignorancias crecientes inducidas por estados políticos esencialmente terroristas de sus propios pueblos. Desde luego, nadie acepta, nadie ve, nadie oye, pero la realidad está a la vista, la violencia está instalada como mecanismo de vida, y se la observa hasta en las etapas pre-escolares, creciendo hacia la vida de adultos que evolucionan en un contexto de frustraciones fabricadas por políticos cretinos y cínicos por excelencia. Lo demás ya se conoce... las víctimas están a la orden del día... sus nombres flotan en el inconsciente colectivo de las ecuanimidades ausentes... pero todo queda irresuelto, envuelto en la magia política de mirar siempre para el costado a efecto de evitar responsabilidades ciertas... sucede aquí, sucede allá... los roles están tergiversados al igual que los valores, y de allí en más no queda nada más que zozobra personal y social. Más tarde, la clase política, y hasta los propios jueces se rasgarán las vestiduras... pero nada resuelve el contexto que empeora segundo a segundo. La evidencia indica que las incapacidades políticas han destruído a la sociedad humana... pero aún no se han dado cuenta, porque ni siquiera saben dónde están parados. Si quitas educación, formación, salud, trabajo y dignidad social, no tendrás un jardín de rosas... sino un caos inmanejable, tan incoherente como la cabeza política. Noviembre 25, 2012.-

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