domingo, 6 de mayo de 2012

EL REGRESO DE NAPOLEÓN || Europa avista un cambio de rumbo | Internacional | EL PAÍS

Europa avista un cambio de rumbo | Internacional | EL PAÍS

Europa avista un cambio de rumbo

El previsible castigo a las recetas de austeridad en las elecciones de Francia y Grecia vaticina un nuevo ciclo político y asegura más atención al crecimiento

 


Manifestación sindical del Primero de Mayo en París. / CHARLES PLATIAU (REUTERS)
Una crónica sobre Europa publicada unas horas antes de las elecciones en Francia y Grecia, dos países clave del continente por distintas razones, tiene que ser por fuerza una especie de remiendo de aquel maravilloso poema de Kipling. Si pasa esto, si sucede esto otro, si los pronósticos se cumplen: todo conduce irremediablemente hacia el condicional, todo está pendiente de que el guión se cumpla. Y aun así el viento ha cambiado, y ese cambio es irreversible, cruce quien cruce las puertas del Elíseo, gane quien gane en Atenas.
A la espera del dictamen de las urnas en Francia, segunda potencia europea y tradicional contrapeso de Alemania, y en Grecia, origen y estación de destino de esta crisis desmesurada y proteica, ese giro se sustenta sobre un doble eje. Uno: la política alemana del rigor fiscal a ultranza ha puesto a Europa al límite; el renovado impulso político de Francia y la tozudez de los hechos (con media Europa en recesión) obligan a Berlín y Bruselas a modificar el credo tras dos largos años predicando la bondad de los recortes. Y dos: el péndulo político empieza a oscilar. La izquierda llama a la puerta, aunque solo sea por el implacable castigo de la crisis sobre los partidos que gobiernan, con un electorado escarmentado por la sobredosis de tijera.
Pensar en el futuro de Europa sin la socialdemocracia es como hablar de Hamlet sin el Príncipe; del Quijote sin Sancho. Pero pensar en el presente es fácil. Solo cinco países europeos (Dinamarca, Austria, Bélgica, Eslovenia y Chipre, apenas el 5% de la población del continente) están gobernados por la izquierda, que ha perdido tres de cada cuatro elecciones desde que empezó la crisis: cosecha 19 derrotas desde 2007, nada menos. Si el candidato socialista, François Hollande, confirma mañana en las urnas lo que dicen las encuestas, “veremos el inicio de un cambio de ciclo en Europa, que después deberán confirmar Holanda, Italia y, en otoño de 2013, Alemania”, asegura el vicepresidente de la Comisión y ex secretario general del PSOE, Joaquín Almunia. Ese nuevo ciclo arrancó ayer con la derrota de los conservadores en las municipales británicas.

El declive de la coalición alemana obliga a Merkel a matizar su discurso
Los favorables pronósticos para la izquierda y esa nueva brisa europea que empuja al continente a completar la necesaria austeridad con políticas de estímulo pueden verse como dos caras de la misma moneda. Charles Kupchan, investigador del Consejo de Relaciones Exteriores —uno de los institutos más influyentes del mundo—, explica que Francia y Hollande han sido catalizadores de esa doble hélice: “Por un lado se atisba esa venganza de la izquierda, aunque solo sea porque la crisis seguirá tumbando Gobiernos y la gran mayoría de Europa está liderada ahora por partidos conservadores.
Pero lo más importante es que buena parte de ese viraje va más allá de la ideología. Veremos a Gobiernos como los de España y Reino Unido aliarse contra las políticas que ha impuesto Alemania, con ese acento tan marcado por la austeridad que de momento no da resultados”. Pero atención: “Puede que las consignas miopes relacionen las políticas de crecimiento con la izquierda y la austeridad con la derecha, pero en los últimos años se ha demostrado que esas fronteras son difusas. La derecha va a tratar de arrebatar a la izquierda esa bandera, como ha hecho con otras. Incluso si repite Nicolas Sarkozy esa nueva política económica no tiene marcha atrás”, avisa Kupchan desde Washington.
En las últimas semanas se ha instalado en Bruselas y en algunas de las más importantes capitales europeas la sensación de que Hollande puede acabar de un plumazo con las crisis gemelas de Europa —económica y política—, en un 6 de mayo que se adivina crucial para la crisis del euro y ese debate recuperado entre austeridad y crecimiento. De paso, una victoria de Hollande supondría el primer aldabonazo para esa regeneración de las izquierdas, que llevan dos décadas vagando como verdaderos fantasmas. En fin, todo cuadra: si gana Hollande a Alemania no le quedará más remedio que abrir la mano y empezar a hablar —de veras— de crecimiento, ante la constatación de que media Europa sufre ya la recesión y el paro en carne viva. Las elecciones en Grecia empujan en la misma dirección. El riesgo de que suban demasiado los partidos extremistas (y por lo tanto, de una improbable salida del euro) no es óbice para que la mayoría de los análisis coincida en que al final los partidos proeuropeos acabarán formando Gobierno, y que la Unión premiará esa estabilidad con un guiño a favor del crecimiento para sacar la economía griega de la depresión.

El nuevo ciclo en la UE empuja a unir austeridad con políticas de estímulo
Incluso las elecciones regionales en Alemania ayudan a cuadrar el círculo: las encuestas constatan el declive de la coalición de Gobierno que lidera Merkel, lo que obligará a la canciller a matizar su discurso fundamentalista con la austeridad ante la necesidad de una gran coalición con los socialdemócratas del SPD. En Alemania ya hay, de hecho, una gran coalición: el Gobierno necesita el apoyo del SPD para aprobar el pacto fiscal, fabricado en Bruselas a imagen y semejanza de los deseos de Merkel.
¿No puede ser prematuro hablar de un frente anti-Merkel? “Hollande aglutina ese frente con un mensaje claro: no basta con la austeridad. Y los partidos socialdemócratas europeos se frotan las manos”, explica Ulrike Guérot, investigadora del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. El analista Moisés Naím advierte de los peligros que se asocian a ese análisis. “La austeridad per se no es mala ni buena, depende de cómo se aplique.
Lo mismo le pasa al crecimiento. El problema del debate que ha abierto Hollande es que está muy poco matizado, está demasiado ideologizado, demasiado esquematizado, basado en eslóganes austeridad-derecha, crecimiento-izquierda. Es más fácil hacer política económica en la oposición. Está por ver cómo va a reflejar la izquierda francesa sus ideas si gobierna; de momento nadie sabe por dónde va a salir Hollande, apenas tenemos vislumbres de lo que piensa. Lo bueno es que por fin se habla de cosas interesantes en Europa. Lo malo es que el debate es lo suficientemente difuso como para que tantas expectativas acaben decepcionando”.
Ese juego de equilibrios es demasiado frágil como para pensar que todo está atado y bien atado a horas de dos citas cruciales. Grecia, la cuna de la democracia, y Francia, esperanza de antítesis alemana en Europa, velan armas. En los mercados, que votarán a su manera tan pronto como el lunes, se abre paso otra teoría: “No hay margen para nada en Europa, y mucho menos en Francia; como mucho, lo hay para un cambio de léxico que permita hablar de crecimiento sin poner demasiado dinero. Los países que más lo necesitan no tienen credibilidad para endeudarse y a los alemanes les da miedo hacerlo”, explica Myles Bradshaw, del gigantesco fondo de deuda pública Pimco. “Habrá crecimiento, pero a la manera de Merkel, sobre todo con reformas a la alemana”, vaticina. Puede que al final toda esa necesidad de acompañar la austeridad con estímulos acabe simplemente en eso, en más reformas.
“En Francia hacemos revoluciones, no reformas”. Pero esa última frase no es la de un analista. Ni siquiera de Hollande o Sarkozy. Es de Napoleón.



ELECCIONES EN GRECIA

Grecia vota contra la casta de los políticos y contra Europa

Se prevé una caída de los partidos tradicionales y un auge de los partidos radicales












El primer ministro saliente, Lukás Papadimos, deposita su voto. / A. VLACHOS (EFE)
Informal ejercicio de demoscopia en dos colegios electorales de Plaka, un céntrico barrio de Atenas; una docena de votantes consultados, y una tendencia muy clara: se acabó el bipartidismo en Grecia. Segunda conclusión: la mayoría de los electores (9 de los 12 consultados) han votado contra el memorándum suscrito con la troika, es decir, contra Europa. Los nombres de las opciones elegidas confirman las proyecciones de voto que apuntaban los sondeos: Syriza (Coalición de Izquierda Radical); el filonazi Aurora Dorada (dos de los votantes consultados); Griegos Independientes, un nuevo partido de derecha nacionalista…
En las primeras elecciones generales que se celebran en Grecia desde que empezó las crisis, en 2010, la dispersión del voto es la tónica dominante en el arranque de la jornada. Cuesta encontrar un votante del socialista Pasok o la conservadora Nueva Democracia (ND) en los dos colegios del centro de Atenas visitados por EL PAÍS. Las opciones del filonazi Aurora Dorada, el nacionalista Griegos Independientes, la coalición de izquierda radical Syriza y partidos aún más pequeños, aparecen en primer lugar entre las preferencias de voto. Un voto muy fragmentado y con dos características: el castigo a los partidos mayoritarios y el rechazo a Europa.
Votantes en ocasiones anteriores de socialistas y conservadores se han decantado esta vez por los extremos, como Nikos, funcionario del Ministerio de Economía y socialista desencantado. “He votado más a la derecha para frenar a Europea y sobre todo a Merkel. Ya está bien de decir que somos unos ladrones, hay que pararles los pies”. En un aparte, Nikos confiesa haber votado a Griegos Independientes, una nueva formación de derecha nacionalista liderada por un exdiputado de ND.

Yorgos abandona el colegio de Ypitu, en el barrio de Plaka, y responde tajante: “No te voy a decir a quién he votado, solo que lo he hecho contra el memorándum, y España debería hacer lo mismo”. Panayotis Papayoryu, parado de 27 años, ha elegido Syriza, “porque si hay una posibilidad de que gobierne la izquierda hay que intentarlo, a ver qué pasa con Europa”. Solo Kostas Glikeos, un jubilado del barrio, se mantiene fiel a la costumbre: “He votado al Pasok como siempre, es lo menos malo de lo peor. El único que pueden anclarnos a Europa”.

Hay sitio también para partidos aún más pequeños, con pocas posibilidades de entrar en el Parlamento al no superar, previsiblemente, el 3% de los votos: “Gente nueva, sin relación con la política, ciudadanos que quieren cambiar las cosas”, explica María, que ha optado por Dimuryía Xaná (Creación de Nuevo), uno de los muchos grupos -en total concurren a las urnas 32 formaciones- nacidos del hartazgo de la crisis y la reacción contra la esclerosis del sistema, contra la casta de los políticos y contra los mandarines de Bruselas. Eliana, en el colegio de la calle Ypitu, confiesa haber votado también “a uno de los pequeños, de los que no aparecen en los medios de comunicación; todos los demás son más de lo mismo”. ¿Por qué? “Nos quieren vender al mejor postor; no somos un país, somos un saldo, y esto no sucede solo en Grecia”.

La fragmentación del nuevo Parlamento puede, pues, superar todas las previsiones. Tanto, que el diario To Vima (centro-izquierda), poco sospechoso de amarillismo, titulaba ayer su portada: “Urnas bomba”. Y subtitulaba: “Fin de época para el bipartidismo. Incertidumbre sobre la formación del nuevo Gobierno, inquietud por la inestabilidad política”. Si el escrutinio confirma estas tendencias, la formación de un nuevo Ejecutivo se revelará misión casi imposible, un thriller, palabra que entusiasma a los medios de comunicación griegos y que hoy despliega todos los matices de su significado.

En una jornada canicular que se desarrolló en calma, estaban llamados a las urnas un total de 9,8 millones de electores; algo más de 110.000 por primera vez. La prohibición de sondeos durante las dos semanas previas a la jornada de votación ha podido hacer aflorar mucho voto secreto, el de los indecisos. La abstención puede oscilar entre el 20% de los pronósticos más optimistas y el 30%. A mediodía, Vera, conserje de uno de los colegios, valoraba la afluencia de electores: “No habrán venido más de 85 o 90 personas”. Y eso que los centros de votación son madrugadores: abrieron sus puertas a las siete de la mañana.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/06/actualidad/1336298741_611890.html


el dispreciau dice: las sociedades de occidente se han hartado de la clase política y sus mentiras, de las corporaciones y sus atropellos, de los reyes y sus soberbias, de sus virreyes y sus desprecios, de los príncipes con escudos robados a herencias negadas, de los condes, los duques y otros inútiles reconocidos por no hacer nada por nadie, nunca, aún disfrazándose de compasivos, o peor aún, disfrazándose de misericordiosos... la época de los diezmos eclesiásticos se ha esfumado delante las narices de una Iglesia que no asume que "atrasa" y mucho... y que sus riquezas son directamente proporcionales a las pobrezas crecientes de un mundo que no se aguanta más... Indudablemente, Napoleón tenía una visión de Europa que lamentablemente se ha perdido a manos de los oportunistas, y de los agoreros que hablan de economías falsas con recetas más falaces aún... y no hay gloria sin compromiso... y tampoco la hay si el discurso es paradójico respecto de la acción... Grecia ha pagado el alto precio de la incredulidad de una clase política usada por los inútiles que defienden economías mentirosas, pero la víctima real no ha sido el país como tal sino sus gentes, tan humildes como Usted o como yo... o si quiere, tan pobres como yo, sin el Usted. España está camino a pagar el peor de los precios de su historia, tampoco el país ni sus reyes de pacotilla, sí sus gentes, tan buenas o tan malas como las de aquí... y el eco pasa por todos lados... porque los poderes "atrasan" y se han quedado sin capacidad de revisar y crear... y tampoco tienen capacidad para leer las realidades que le imponen las rutinas y sus circunstancias. El mundo humano está envuelto en la desesperación de la frustración... y ello se percibe apenas sales a la calle en cualquier lugar del mundo... las gentes sobreviven, apenas eso... a sabiendas que mañana todo puede ser peor, bajo el peor de los designios. Mientras tanto los dioses, sus profetas y sus misioneros, encuentran nido fraudulento en una clase política que no logra separar la paja del trigo, y que sigue creyendo que Odesa está viva en los manipuladores de la historia... Lamentablemente, la realidad indica otras geometrías, y las democracias están haciendo agua a manos de insolventes morales que no ven más allá de sus narices, todo por un poco de pantalla y otro poco de sillón. Entretanto, al mundo se le acaba el tiempo y los discursos siguen ocupando horas de estupideces que nacen y mueren viciadas de la nulidad de la consistencia... no hay nada antes, mucho menos después... y las gentes siguen mendigando por una pizca de "vida" en paz y con la dignidad propia del derecho ciudadano básico, ese mismo que la clase política se empecina en negarle a esos mismos votantes a los que antes o después convocan, al sólo efecto de seguir arruinándoles sus vidas. Lo que Europa y sus socios, hicieron con la Argentina durante la década infame de los noventa... es simplemente un delito de lesa humanidad... pero ahora ellos mismos se están cocinando en el propio caldo, y están matando a la gallina de los huevos de oro por el sólo hecho de haber nivelado hacia abajo y haberse rodeado de suspicacias que no construyen nada cierto. Las gentes sin trabajo, sin educación y sin salud, están perdiendo la razón elemental que hace a la vida, todo ello mientras la clase política afila tijeras y desprecia los clamores que finalmente la terminarán arrasando, ya no en las urnas... en las calles. Mayo 06, 2012.- Veo a Napoleón mirando hacia el horizonte... Waterloo no está perdida.  

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