Alta dosis de radiación fuera de la zona de evacuación de Fukushima
La población estaría expuesta a 20 veces más radiación de la permitida
RAFAEL MÉNDEZ | (Enviado Especial) 21/04/2011
La zona de exclusión alrededor de Fukushima que el Gobierno de Japón trazó inicialmente con un compás resulta poco realista. Llevada por el viento, la radiación emitida por la nuclear de Fukushima se ha dirigido principalmente hacia el noroeste, a 40 kilómetros, fuera de la zona de exclusión. Si alguien viviera allí un año, recibiría una radiación más de 20 veces superior a la permitida. Así lo establece un informe de los Gobiernos de EE UU y Japón tras analizar muestras de suelo y de aire. Japón estudia endurecer por ley los criterios de acceso a los alrededores de Fukushima.
El 15 de marzo, cuatro días después del terremoto, EE UU desplazó a Japón un equipo de expertos para medir la radiactividad. Utilizaron aviones de la Fuerza Aérea para detectar la radiación sobre la planta y alrededores. A los datos de más de 334 horas de vuelo se han unido más de 150.000 mediciones realizadas en tierra por Japón y 504 muestras de aire tomadas en instalaciones estadounidenses en Japón. Así, ambos países han realizado la primera estimación pública de cuánta radiación recibiría alguien que viviera un año en la planta.
El resultado es que, incluso a 40 kilómetros al noroeste, una persona recibiría en un año más de 20 milisievert, cuando el máximo recomendado para la población por radiación artificial es de un milisievert al año. Significativamente, la presentación colgada en la web del Departamento de Energía de EE UU no detalla cuál es el límite máximo estimado.
La estimación empieza el 16 de marzo, días después de las explosiones de hidrógeno, que liberaron radiación. No tiene en cuenta si alguien ingiere alimentos contaminados. Por ahí puede estar calculado a la baja, pero a la vez supone que es lo que habría recibido una persona no evacuada que estuviera fuera de los edificios todo el tiempo, algo poco realista y que eleva la estimación. EE UU y Japón consideran que la radiación sigue decayendo y que no hay grandes fugas repentinas.
"Una dosis de 20 milisievert justificaría un seguimiento médico, pero no es elevada", afirma Eduardo Gallego, vicepresidente de la Sociedad Española de Protección Radiológica. Una radiografía de tórax supone 0,1 milisievert. El límite para los trabajadores de una nuclear es de 100 milisievert al año, algo que ya han superado 20 veces de los de Fukushima. Ante la emergencia, Japón ha elevado la dosis máxima para los empleados de Fukushima a 250.
Con la radiación ocurre como con el tabaco: es difícil predecir el impacto sobre la salud de una persona concreta. Cuanta más población reciba esas dosis por encima de lo recomendado, más probabilidades hay de que aumenten los casos de cáncer. EE UU recomienda tomar medidas si se reciben más de 10 milisievert durante cuatro días seguidos.
Japón ha fijado una zona de exclusión obligatoria de 20 kilómetros, y entre 20 y 30 recomienda a sus ciudadanos que se vayan o que no salgan de casa. El Gobierno japonés anunció el 11 de abril que ampliaría la evacuación a cinco pueblos al noroeste, pero que lo haría en un mes. Si la radiación sigue cayendo, puede que la evacuación llegue cuando ya hayan recibido la mayor parte de la dosis estimada para el año. Como muchos residentes siguen regresando a por sus cosas al interior de la zona vetada, el Gobierno quiere prohibir por ley la entrada.
Mientras, aparecen nuevos productos radiactivos emitidos por Fukushima, cuyos reactores 1 y 3 tienen el núcleo parcialmente fundido. Al cesio y al yodo se les han unido el tecnecio-99 y el estroncio, un material pesado detectado a 40 kilómetros de la central.
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el dispreciau dice: paso a paso estamos arribando al fin de la era nuclear... el hombre deberá repensar su presencia en la Tierra, así como debe superar este trance para segurar que sus herencias tengan el mañana que han venido a buscar, a vivir, a transcurrir... no se puede construir una ciencia de conveniencias, los precios se hacen evidentes en las tragedias que no regresan los destinos ni tampoco resuelven las consecuencias no previstas, no consideradas, no atendidas. La propiedad intelectual que confiere poder a los pocos, resta derechos humanos a los muchos y niega los destinos de los demás. El saber es patrimonio de la comunidad y debe fundarse en ella, en valores ciertos y en tradiciones genuinas. Los conocimientos no tienen banderas ni fronteras, aún cuando se los quiera imponer de ese modo... el daño que padece Japón y su sociedad es un problema cierto de la humanidad toda, no de los japoneses víctimas de un cataclismo regional. Mientras el hombre y sus soberbia no divisen las consecuencias de los desprecios, más desprecios se ejecutarán y más daños se padecerán. En este paso nadie es más que el otro, no lo es como individuo, no lo es por sus honores ni por sus títulos, la condición humana debe ser traducida en calidad humana como culto a la dignidad, caso contrario se niega lo que se declama. Finalmente, el derecho humano es legítimo en tanto y en cuanto se comparte, cuando los intereses se encaraman por sobre la esencia de dicho derecho, el mismo se extermina en algún punto y cuando ello sucede, la vida pierde sentido tornándose "invivible"... si no se puede vivir con dignidad, dignamente, aparece conveniente morir por la dignidad, sencillamente. Abril 21, 2011.-
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