sábado, 23 de octubre de 2010

La santa muerte - lanacion.com

[I/IV]
El cruel azote del narcotráfico en la frontera mexicana
La santa muerte
Sergio Ramírez
Para LA NACION

Sábado 23 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa


XALAPA, Veracruz.-Alejandro Cossío es un fotógrafo como cualquier otro, que trabaja desde hace trece años para el semanario Zeta de la ciudad de Tijuana y va con su cámara adonde la obligación del día lo lleve: a buscar la mejor jugada de un partido donde se enfrente el equipo de béisbol Los Potros, a cubrir un concierto de música norteña de los ídolos locales Los Tucanes, una exposición de pintura en el museo interactivo el Trompo, un mitin político en el Centro de Gobierno y, si es preciso, una boda elegante en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen.

O lo que más le ocupa en los últimos años: retratar una pila de cadáveres abandonados en un baldío o un cuerpo que pendula colgado de un puente urbano, en el cuello un rótulo de advertencia o amenaza de alguno de los carteles de la droga contra otro cartel enemigo, o contra la policía y el gobierno. Es lo que más abunda hoy en Tijuana, en Ciudad Juárez o en cualquier otra ciudad fronteriza con los Estados Unidos. Cadáveres colgantes, decapitados, descuartizados, apilados en montones.

Le hemos entregado hace pocos días, en Monterrey, el Premio de Fotografía, uno de los galardones anuales que patrocinan Cemex y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada por Gabriel García Márquez, por su serie de imágenes "México en el punto de quiebre", que muestran el horror del narcotráfico.

El título escogido por él para su colección premiada es más que elocuente: se ha llegado al punto en que el Estado sobrevive o sucumbe ante el embate constante de los carteles de la droga, que buscan sustituir la autoridad legítima y hacerse con el poder sobre la base del crimen y el miedo.

Más allá del propio tráfico de estupefacientes, cualquier otra manifestación delictiva cae ahora bajo su jurisdicción y control, el crimen organizado con mayúsculas: un paraguas sangriento que se abre sobre todo el país y cubre asesinatos, secuestros de ricos y pobres -como es el caso de los emigrantes-, lavado de dinero, corrupción de autoridades, penetración de los cuerpos policiales y venta de protección, que se extiende desde los grandes negocios hasta los pequeños comerciantes. Ni en los mejores sueños de Dillinger o Al Capone.

La secuencia de fotos que le ha valido el premio a Alejandro Cossío ha sido organizada con sentido estético, porque existe la belleza de lo terrible aunque uno no lo quiera. Las imágenes corresponden a diferentes momentos de su oficio, esos momentos cuando suena el teléfono en la redacción y hay que salir con la cámara en busca de los horrores del día, y la primera de ellas, en el orden en que las ha puesto, es el close-up de una cadena de gruesos eslabones trabajada en fino metal, plata tal vez, que alguna vez colgó del cuello de un sicario, y que tiene por dije una imagen de la santa muerte, guadaña en mano. La santa muerte es la deidad preferida de los narcos, ya se ve que le rinden culto cotidiano. Los eslabones de esta joya de lujo perdulario se derraman encima de la culata de lo que parece ser una carabina o una escopeta.

En la conversación posterior a la ceremonia del premio entre maestros de la fundación y los ganadores de este año, alguien le preguntó si él mismo había acomodado de esta manera tan artística la cadena junto al arma. Cossío sonríe. Jamás haría eso. Su sentido de la fotografía proviene del encuentro con lo fortuito, congelar el instante en que lo casual determina la existencia de la imagen, como si se tratara de una epifanía; se acercó un día a la mesa donde la policía había colocado diferentes objetos incautados a una banda de narcos, para que fueran fotografiados, y la santa muerte estaba ya allí esperándolo para que sólo él la viera.

Al organizar la serie, ha querido darle un sentido religioso, dice. Una suerte de vida, pasión y muerte que resalta en las imágenes, en sus temas y en sus contrastes. El cadáver colgado del puente urbano, a punto de ser descolgado por los bomberos, no deja de ser un descendimiento de la cruz. Hay otro cubierto de pies a cabeza por una sábana blanca, como un sudario; la multitud de cuerpos desparramados, con las manos atadas hacia atrás, han sido abandonados en un botadero, como en el monte de las calaveras los crucificados. Pero hay más. En la culata de una pistola de plata, también confiscada a un narco, dos escorpiones esculpidos se enfrentan a muerte. Un símbolo de los tiempos.

Esa misma mañana de la conversación, los periódicos de México reproducen con estupor párrafos de un editorial de El Diario de Ciudad Juárez , publicado en su primera página, que dará mucho de que hablar: "Señores de las diferentes organizaciones que se disputan la plaza, queremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos. Ustedes son, en estos momentos, las autoridades de facto en esta ciudad, porque los mandos instituidos legalmente no han podido hacer nada para impedir que nuestros compañeros sigan cayendo, a pesar de que reiteradamente se lo hemos exigido".

Acababan de asesinar a tiros en Ciudad Juárez a Luis Carlos Santiago, un fotógrafo de apenas 21 años que trabajaba como becario desde hacía apenas seis meses en el periódico. Y no era el primero. Antes había caído, acribillado también por los carteles de la droga, Armando Rodríguez, que solía apuntar en una pizarra la cuenta diaria de las víctimas de la santa muerte, hasta que su nombre pasó a sumarse a la lista.

Unos han visto el editorial como una claudicación. Otros, como un llamado de alerta. Pero ilustra mejor que nada lo que Alejandro Cossío llama "el punto de quiebre". Sobrevivir o hundirse. Mientras tanto él ha regresado a Tijuana, imperturbable, a seguir haciendo su oficio de todos los días, el que la cámara y la santa muerte le deparan. © LA NACION
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[II/IV]
Editorial I
Crece la cantidad de delitos rurales
La ola delictiva que sufre el campo registra una preocupante variedad de modalidades que plantea un desafío a las autoridades

Sábado 23 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa


Los robos de ganado han sido materia corriente en todo el país y no solamente se han multiplicado, sino que se han utilizado nuevos procedimientos que los han tornado masivos. Por ejemplo, cuando se ha empleado camiones jaula para ingresar en propiedades rurales y, con la ayuda de personal montando caballos, se han cargado los animales utilizando las mangas disponibles en los establecimientos para ese fin. Todo ello como si los actores fueran los propios dueños de la valiosa carga.

Otro procedimiento delictivo, aunque de cuantía menor, erosiona las majadas vecinas a los pueblos del interior, sustrayéndoles sus corderos y terminando por desalentar a sus propietarios. Este estado de cosas crece y los procedimientos se diversifican adecuándose a los cambios ocurridos en la producción rural.

Es bien conocido que extensas regiones del país han incrementado los cultivos de soja, maíz, trigo, girasol y otras especies, cuyas técnicas culturales requieren semillas, pesticidas y herbicidas, es decir, insumos de alto valor que suelen almacenarse en galpones junto a las maquinarias y que constituyen, todos ellos, preciosos botines para la delincuencia rural.

También lo son los granos almacenados ahora en silos bolsas que permiten su conservación a la espera del momento más propicio para su comercialización

Otro sistema de apropiaciones ilícitas se ha verificado en las rutas y caminos interiores, donde los camiones cargados de granos han sido obligados a detenerse y los conductores han sido amenazados para que abrir las boquillas de descarga. De ese modo, los delincuentes se han apropiado de una porción del grano transportado.

Un caso tal vez único pero demostrativo de la impunidad existente se dio en una parcela sembrada con trigo lejana a la vivienda de su propietario, quien al arribar al lugar para proceder a su cosecha verificó que el grano ya había sido recolectado.

Se trata de graves delitos en los cuales no parece haber corrido peligro la vida de los agricultores y su personal, aunque en algunos casos se produjeron hechos de sangre que a menudo terminaron con la vida de éstos.

Uno de los últimos, descriptos en esta columna, se refirió a una familia rural de Carmen de Areco. El propietario fue sometido al suplicio de soportar una plancha caliente sobre su pecho para que entregara la supuesta suma de dinero que los delincuentes querían robar.

La comisión de semejantes delitos ha provocado tales temores de parte de las familias rurales que un buen número de ellas han decidido migrar a ciudades del interior donde se sienten más protegidos de tan vandálicos procedimientos.

Como si lo descrito fuera poco, en el último mes se registraron en la zona del Gran Rosario seis desenganches de vagones de ferrocarril cargados de granos. Esos vagones fueron vaciados mediante verdaderos actos de pillaje, y quienes lo hicieron cargaron el maíz en bolsas, tarros, carretillas y otros adminículos apropiados para el caso. La crónica no registró la intervención policial en un hecho que, obviamente, debió insumir un tiempo relativamente extenso.

El Código Penal contiene normas que contemplan de un modo u otro las penalidades que corresponden a hechos de la naturaleza descripta. Sin embargo, sin perjuicio de la necesidad imperiosa de identificación de los delincuentes, la mayoría de los casos se podrían evitar o reducir mediante la prevención.

En tal sentido, se requiere la disponibilidad de un mayor número de patrullas policiales suficientemente equipadas, el concurso de personal judicial y policial con entrenamiento especializado en la identificación de bandas y, por cierto, recursos económicos que deberá proveer el Estado. La participación de los particulares es también indispensable, por ejemplo, mediante la instalación de alarmas, la articulación de acuerdos vecinales y otras prácticas de similares finalidades. Así se expresan las entidades agrarias y lo exigen indelegables funciones gubernamentales.
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[III/IV]
El crimen del militante del Partido Obrero
Fue identificado el presunto asesino de Mariano Ferreyra
Se trata de un barrabrava vinculado con la Unión Ferroviaria; anoche, la Gendarmería allanó dos casas en Florencio Varela; fue señalado por los testigos como el hombre que le disparó a la víctima

Sábado 23 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa
Gustavo Carabajal
LA NACION

Fue identificado el presunto asesino de Mariano Ferreyra
Amigos de Ferreyra y militantes del Partido Obrero presenciaron, en Avellaneda, el entierro del militante asesinado. Foto LA NACION / Emiliano LasalviaVer mas fotos


Para la Justicia, el asesino del militante del Partido Obrero (PO) Mariano Ferreyra está identificado. Se trata de un barrabrava vinculado con el oficialismo de la Unión Ferroviaria, al que la Gendarmería buscaba anoche en el conurbano.

Según fuentes de la investigación, este sospechoso y otros diez barrabravas habían sido enviados por el gremio para romper el corte de vías que el miércoles pasado intentaron realizar los trabajadores tercerizados despedidos de la línea Roca del ferrocarril, apoyados por militantes del PO.

La jueza de instrucción Wilma Susana López ordenó la captura del acusado, que era intensamente buscado en un operativo que tenía en vilo al gobierno de Cristina Kirchner. Los primeros allanamientos para detener al supuesto asesino de Ferreyra se hicieron anoche en dos casas de Florencio Varela. Además, la magistrada ordenó detener a otros dos sospechosos, que fueron señalados por los testigos por estar armados durante el ataque.

Horas antes de que se ordenara la detención, durante un acto en Chivilcoy, el ex presidente Néstor Kirchner había anunciado, sugerente: "En las próximas horas habrá importantes novedades en la investigación del caso Ferreyra". En Buenos Aires, gran parte del Gobierno monitoreaba la causa judicial.

Si bien ayer la investigación avanzó sobre el autor material del homicidio, nada se supo sobre los autores intelectuales del asesinato a balazos de Ferreyra, de 23 años, cuyos restos fueron sepultados ayer al mediodía en el cementerio de Avellaneda.

"No hay dudas de que el asesino estaba con la patota de la Unión Ferroviaria", dijo a La Nacion una importante fuente de la investigación. Esa presunción se fundó, entre otros elementos, en las declaraciones de Nelson Aguirre, uno de los tres heridos durante el enfrentamiento que comenzó en Avellaneda, sobre las vías del tren, y terminó en Barracas. Entre los elementos que fundaron la orden de captura del supuesto asesino de Ferreyra también figuraban los testimonios de algunos de los militantes de la Unión Ferroviaria, que afirmaron ante la Justicia que los encargados de romper la protesta de los tercerizados fueron armados a las vías en Avellaneda.

Video: el acto por la muerte de Ferreyra (C5N) VER DOCUMENTO ORIGINAL

"Yo estuve en medio de los incidentes y vi todo lo que pasó. Declaré durante más de siete horas y aporté nombres de los testigos que podían describir a los agresores. Mientras revisaba mi declaración, escuché a integrantes de la patota que nos atacó que le describieron a un funcionario judicial cómo llegaron desde la estación Avellaneda hasta el lugar en el que fue la emboscada y quiénes llevaron las armas", dijo el abogado Gustavo Mendieta, que representa a los trabajadores despedidos.

Según fuentes oficiales interiorizadas con la investigación, el nombre del presunto asesino de Ferreyra figura en una lista de 11 sospechosos que recibió ayer por la tarde la jueza López. Estos imputados forman parte de las barras bravas de Banfield, Lanús y Defensa y Justicia. Se sospecha que habrían sido contratados por la Unión Ferroviaria para romper las marchas de sindicalistas de izquierda, según informaron fuentes de la investigación.

Esa línea de investigación estaría avalada por la supuesta existencia de un e-mail que, un día antes de la trágica manifestación, se envió desde la seccional Constitución de la Unión Ferroviaria a la oficina de Recursos Humanos de la empresa Ugofe, que tiene a su cargo la concesión del ferrocarril Roca.

"En ese correo, el sindicato le pidió a la empresa que diera licencia a 120 afiliados para participar de una actividad gremial en la estación Avellaneda. Esa actividad gremial consistía en impedir que los trabajadores tercerizados cortaran las vías", agregó el abogado Mendieta.

Si bien LA NACION no pudo ver ese mail , la existencia de esa misiva estaría confirmada a partir de la decisión de la jueza que, ayer por la tarde, ordenó allanar las oficinas de Ugofe, en la estación Constitución.

Allí, los funcionarios judiciales secuestraron los legajos de los 120 operarios a los que el miércoles pasado se les otorgó licencia para participar de esa actividad gremial, que terminó en la tragedia de Barracas.

Diego Cardía, uno de los referentes del grupo atacado, sostuvo que podía aportar el nombre y apellido del asesino de Ferreyra. "Trabaja en los talleres del ferrocarril en Remedios de Escalada y pertenece a la barra brava de Banfield", sostuvo.
Los videos

Los dichos de Cardía con respecto al lugar en el que trabajaban los afiliados que supuestamente integraban el grupo de la Unión Ferroviaria que participó del ataque en Barracas habrían sido avalados por las imágenes que tomó el día de la protesta el canal de cable C5N. Allí aparecerían, entre otros, Roberto Agustín Prado y Daniel González, que trabajan en los talleres de Remedios de Escalada.


Fue identificado el presunto asesino de Mariano Ferreyra
1 de 15 - Partidos de izquierda, organizaciones estudiantiles y sindicales combativas, piqueteros antikirchneristas y organismos de derechos humanos se movilizaron juntos a la Casa Rosada - Foto: LA NACION Fabián Marelli [VER DOCUMENTO ORIGINAL]


Otra línea de investigación apuntaría a Alberto Trezza, como presunto responsable político del grupo que maneja la empresa Ferrobaires. Trezza fue subsecretario de Trasnporte Ferroviario en el gobierno provincial de Eduardo Duhalde y dirigió Ferrobaires entre 1994 y 2002.

En diálogo con LA NACION, Trezza rechazó las denuncias en su contra y dijo que se trata de una "operación armada; esto sólo tiene la finalidad política de ensuciar a Duhalde con estas bajezas". El ex funcionario añadió: "Esto me provocó un gran disgusto, es inaudito dar crédito a semejante barbaridad. Tengo 65 años, estoy jubilado y no tengo vínculo con Ferrobaires desde 1999".

Mientras se realizaban los allanamientos en Constitución, a 20 cuadras de allí, en Barracas, peritos de la Gendarmería levantaban huellas digitales y revisaban las marcas de los disparos realizados el día de la muerte de Ferreyra. Esas pruebas fueron entregadas a la jueza López, que ordenó una serie de estudios balísticos para determinar exactamente la cantidad de bocas de fuego y el lugar en el que estaba el tirador.

LA FISCAL PIDE AYUDA A LOS TESTIGOS

* La fiscal Cristina Caamaño criticó en público a los militantes de izquierda que se niegan a aportar datos sobre el asesinato de Mariano Ferreyra. Y además emitió un comunicado para pedir que "quienes hayan sido damnificados o testigos de los hechos se presenten ante la fiscalía".
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[IV]
el dispreciau dice: América Latina se está consumiendo ante estados ausentes, que contienen cinismos, soberbias, necedades, negligencias e impericias de toda índole, pero ninguna capacidad de gestión, sólo corrupción. El desprecio político sólo crea deuda social, deuda pública. América Latina transita el caos propio y consecuente a la corrupción que anida en sus propios estamentos de funcionarios que disimulan, no ven, no piensan, son inertes ante el dolor, esencialmente construidos, formados para el desprecio. Las consecuencias están a la vista... las personas, los ciudadanos carecen de garantías constitucionales aún naciendo bajo una, bien diseñada y mejor establecida. Los derechos humanos de la corrupción pasa por la marginalidad, nunca por la persona que vive de su trabajo. Es así que el hampa encuentra tierra fértil en una América que se está desintegrando... la guerra entre los bandos, semejante a las cárceles, sólo instala más degradación, más odio, más sentido de revanchas, más emboscadas, más mentiras. Se asesinan ideas y se desconocen las ideologías bajo el argumento confrontativo propio del "enemigo" que piensa algo diferente, inconveniente a los intereses de la corrupción. Esto es casi un factor común en todo el espectro latinoamericano, incluyendo Brasil, ese que no se muestra porque a los medios no les conviene enseñar las bambalinas. No hay diferencia entre la Santa Muerte en México, Centro América, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay o Argentina. El desprecio por la vida ha alcanzado un nivel que espanta... al tiempo que la clase política sonríe y sigue adelante con la barbarie por omisión (o acuerdo por caja). El mundo todo se sostiene por el lavado de dineros del narcotráfico. Todo el planeta está así, y ese es el único hilo que sostiene el modelo económico quebrado. El lavado sirve para sostener empresas, medios periodísticos, equipos de fútbol, redes de prostitución, cualquier actividad que vaya por el lado oscuro, conteniendo a declamadores de los valores de la moral y el civismo, la democracia y las repúblicas. América Latina todo, junto con lo antedicho, se acerca a su noche más negra. Octubre 23, 2010.-

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