Netanyahu afianza su alianza con el nacionalismo europeo en la primera visita de Orbán a Israel
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, atribuye la buena relación con Israel al patriotismo de ambos
Jerusalén
Viktor Orbán y Benjamín Netanyahu, este jueves en Jerusalén. DEBBIE HILL AFP
Un año después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, escenificase en Budapest —para disgusto de la comunidad judía local— la buena sintonía que tiene con el controvertido primer ministro húngaro, Viktor Orbán, la escena se repite en Jerusalén, donde el polémico mandatario magiar ha iniciado su primera visita oficial a Israel. Un paso más en el acercamiento del líder israelí a los países del llamado grupo de Visegrado —Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa—, cuyas posiciones nacionalistas levantan ampollas en el seno de la Unión Europea y también en Israel al evocar su pasado colaboracionista con los nazis, algo que el mismo Orbán reconoció como un “pecado” hace justo un año, cuando Netanyahu visitó Hungría. “He querido dejarle muy claro que el Gobierno de Hungría en otra época cometió un error, incluso un pecado, cuando no protegió a los judíos ciudadanos húngaros”, dijo entonces el líder húngaro.
“Las excelentes relaciones entre Israel y Hungría son en gran parte el resultado de los lazos personales entre sus líderes. Ambos países tienen un líder patriótico”, ha dicho Orbán tras el encuentro con Netanyahu. El primer ministro hebreo ha añadido que "ambos mandatarios entienden que la amenaza del islam radical es real", y ha agregado que “Irán es la principal amenaza” a la vez que aseguraba: “Nosotros somos la primera línea que protege a Europa”.
Algunos medios hebreos explican la extraña alianza de Netanyahu con los representantes de la extrema derecha europea como un intento del mandatario israelí de lograr reconocimiento, dentro de la Unión, de sus políticas nacionalistas. Además, recogen que el Gobierno hebreo desea que esos países materialicen su apoyo rompiendo con la disciplina de la UE —que no reconoce Jerusalén como capital de Israel— y trasladen sus embajadas a la Ciudad Santa. “No tenemos esos planes pero, intencionadamente, no hemos participado en los intentos de la UE de criticar a quienes lo han hecho”, aseguraba el ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, en una entrevista en exclusiva con el diario hebreo Yediot Aharonot, publicada este jueves.
Para un sector de la sociedad israelí, el papel jugado por los anteriores Gobiernos de esos países pesa más que el vínculo nacionalista o el interés de buscar nuevas alianzas en la UE. “Cualquiera que ensalce a quienes colaboraron con los nazis y persigue en su país a las organizaciones de derechos humanos y a la oposición no es bienvenido aquí”, dijo Tamar Zandberg, la líder de Meretz, partido de izquierda israelí.
Hungría ya pidió perdón por lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial y el líder de la diplomacia magiar no dejó pasar la oportunidad de recordarlo en Israel. “El gobierno falló en la defensa de la comunidad judía húngara. Nunca olvidaremos ese capítulo de la historia”, reconoció Szijjártó. Según los datos facilitados por el Museo del Holocausto, Yad Vashem —que Orbán también visitará este jueves—, unos 568.000 judíos húngaros perecieron víctimas de la solución final puesta en marcha por los nazis. La mayoría, gaseados en las cámaras de Auschwitz, donde unos 430.000 fueron deportados entre el 15 de mayo y el 9 de julio de 1944.
Hace unos días, la institución que vela por la memoria del Holocausto también se sumó a las críticas al Gobierno hebreo por estas alianzas, concretamente por el aval de Netanyahu a la revisión de la ley polaca sobre el exterminio judío. Yad Vashem le recordó al líder israelí que Polonia “no solo no ayudó a los judíos, sino que llegó a participar activamente en su persecución”.
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