Las cartas de Irán para jugar en el tablero de Ormuz
Las autoridades iraníes amenazan con bloquear el estratégico estrecho si EE UU impide sus exportaciones de crudo
Madrid
Vista del estrecho de Ormuz desde la provincia de Musandam (Omán) el pasado viernes. REUTERS
El presidente de Irán, Hassan Rohaní, ha abierto la caja de los truenos al mencionar de forma tácita la posibilidad de cerrar del estrecho de Ormuz si Estados Unidos (EE UU) intenta reducir a cero las exportaciones del petróleo iraní. Fue en Suiza a principios de mes y desde entonces el cruce de amenazas entre Teherán y Washington se ha agravado tanto que ambas partes amagan abiertamente con las opciones bélicas. Esta guerra dialéctica da pie a preguntarse con qué recursos cuenta la República Islámica para cerrar este paso marítimo clave desde el punto de vista geoestratégico, ya que una quinta parte del petróleo que se consume se transporta a través de sus aguas, según el Departamento de Energía de EE UU.
“Irán puede bloquear el estrecho como mínimo un mes, lo que podría hacer que el precio del barril superara los 200 dólares”, asegura Foad Izadi, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Teherán. A día de hoy, el precio ronda los 75 dólares el barril de Brent. “Rohaní está muy enfadado con EE UU, apostó todo su prestigio político por el acuerdo nuclear y EE UU lo ha abandonado sin ningún motivo”, añade convencido de que su salida es, en cierta medida, fruto de la política del “eje Tel Aviv-Riad”.
El estrecho de Ormuz es un espacio muy limitado. Su punto más angosto es de 40 kilómetros, de los cuales sólo unos diez son navegables para los grandes petroleros, que disponen de un carril de entrada y otro de salida con una franja de separación en medio. Esto lo hace muy vulnerable ante una intervención militar para bloquearlo.
De ahí que el fallecido presidente iraní Hachemí Rafsanyaní llegara a jactarse en octubre de 1983 de poder “cerrar el estrecho de Ormuz sólo con fusiles AK-47”. Por aquella fecha, Irán, en plena guerra contra Irak, amenazaba sólo con hacer uso de la artillería para lograr su objetivo, pero la experiencia de aquella guerra (que se prolongó de 1980 a 1988) y el enfrentamiento con los estadounidenses en la Operación Praying Mantis en el golfo Pérsico, en ese último año, cambiaron totalmente las tácticas de la Marina iraní. Pasó de funcionar como un Ejército clásico durante la época del último shah a hacerlo como un Ejército irregular o incluso híbrido.
Izadi señala que “en esta delicada situación, Irán espera que la UE, y en especial los países como España que siempre han fundado sus relaciones con Teherán en el respeto mutuo, no sigan los pasos de Trump, y que adopten medidas prácticas para garantizar el acuerdo nuclear en vez de hablar de generalidades”.
Irán cuenta con cuatro tipos de armas para bloquear el estrecho. Aunque cada vez que anuncia maniobras haga mucho énfasis en las lanchas rápidas, el eje de su plan se basa en el despliegue de minas marinas. Sin requerir de mucha tecnología, las minas permiten cubrir suficiente espacio para entorpecer el paso de los petroleros. Obviamente, la Marina de EE UU cuenta con dragaminas, pero es ahí donde entrarían en acción las lanchas iraníes aumentando los riesgos de su misión para complicar el trabajo de los estadounidenses.
Además de numerosas lanchas lanzacohetes de producción nacional, la Marina iraní también dispone de una veintena de fragatas de producción china y medio centenar de lanchas militares de tecnología sueca. A ello se suman tres submarinos rusos Clase Kilo cuya capacidad de operar en aguas poco profundas constituye una amenaza importante. Un sumergible de esa categoría de Corea del Norte torpedeó una fragata surcoreana, y causó 46 muertos en 2008.
Por otro lado, Irán ha logrado desarrollar durante las últimas tres décadas su propia tecnología de misiles, gracias a la transferencia tecnológica china durante los últimos años de guerra contra Irak. Se estima que tiene al menos un centenar de misiles antibuque de diferentes tipos desplegados en el estrecho de Ormuz. Uno de estos misiles de clase C-801 lanzado por Hezbolá durante la guerra de Líbano de 2006 alcanzó una corbeta israelí y dejó cuatro bajas.
“EE UU, con tantos intereses y bases al alcance de las fuerzas de defensa iraníes, no debería jugar de esta forma con la cola del león”, declaró el general Mohammad Baqeri, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, el pasado martes. Baqeri está seguro de la capacidad de los misiles iraníes para alcanzar las bases norteamericanas en la zona.
La última vez que Irán amenazó con el bloqueo del Ormuz en 2012, Barak Obama mandó un mensaje directo al líder supremo, el ayatolá Ali Jameneí, en el que le advertía de que el estrecho constituye una línea roja para EE UU y su cierre provocaría la reacción militar de Washington. Aun así, Izadi asegura que “a Trump no le interesa una nueva guerra en Oriente Próximo y [que] muchos de sus gestos son para consumo interno”.
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