Al menos 20 heridos, cuatro de ellos graves, en una reyerta entre migrantes en Calais
El ministro del Interior, Gérard Collomb, se desplaza a este punto caliente migratorio tras el incidente que ha obligado a una intervención policial
París
Varios hombres cargan palos en un enfrentamiento cerca de de Calais (Francia), este jueves. JOHAN BEN AZZOUZ EFE
Cuatro inmigrantes se debatían durante la noche del jueves entre la vida y la muerte tras resultar heridos de bala en una reyerta entre migrantes que se juntan en Calais, en el norte de Francia, con la esperanza de cruzar hasta Reino Unido. El enfrentamiento, que ha involucrado a un centenar de migrantes afganos y eritreos, ha causado heridas de diversa consideración a otros 14 migrantes y a dos de los policías que tuvieron que intervenir, según ha confirmado el Ministerio del Interior.
De acuerdo con las informaciones oficiales, las tensiones comenzaron por la tarde en Calais, donde se concentran actualmente hasta 800 migrantes, según las asociaciones, mientras que la prefectura los cifra en unos 600. El año pasado, el defensor del pueblo y diversas asociaciones denunciaron el desamparo en el que viven estos jóvenes, que duermen al raso y se quejan de la persecución de las autoridades. Calais, la gran puerta de entrada de Europa a Reino Unido, se ha convertido en estos últimos años en un símbolo del descontrol europeo en materia de inmigración. El presidente, Emmanuel Macron, visitó la zona hace apenas dos semanas para defender su política migratoria, que prevé acelerar los procesos para los solicitantes de asilo pero también dar una mano más dura con los inmigrantes económicos que no califiquen como refugiados.
La primera reyerta se registró entre un centenar de migrantes eritreos y una treintena de afganos en una zona próxima al hospital local donde se estaba realizando la distribución de alimentos, según fuentes de la prefectura citadas por la agencia France Presse (Afp). El responsable de los disparos sería un ciudadano afgano que habría usado su arma de fuego contra un grupo de eritreos, acotó el Ministerio del Interior. Cuatro eritreos de entre 16 y 18 años resultaron heridos graves de bala, dijo a Afp la Fiscalía local. Por el momento no se ha realizado ninguna detención, aunque las autoridades aún buscan al afgano que supuestamente inició todo.
Poco más tarde, se registraba un segundo incidente a unos cinco kilómetros de Calais, en Marck-en-calaisis, en lo que apunta a una reacción a la primera disputa. “Una centena de migrantes africanos armados con palos querían atacar a una veintena de afganos”, según la versión oficial, que indica que la Policía tuvo que intervenir para defender a los afganos. Un tercer incidente se registró poco más tarde en una zona próxima a donde se encontraba la llamada “Jungla de Calais”, el gigantesco campamento de migrantes desmantelado a finales de 2016 y en el que llegaron a juntarse hasta 10.000 personas.
El ministro del Interior, Gérard Collomb, anunció su desplazamiento esta misma noche hasta Calais para analizar la situación “junto con el prefecto y los actores locales”, anunció en su cuenta de Twitter. Lo acompaña el director general de la Policía Nacional, Eric Morvan. Ambos tenían planeado pasar la noche en Calais para continuar con sus entrevistas en la mañana, según una comunicación oficial.
Las peleas entre inmigrantes en esta ciudad son frecuentes y han dejado varias decenas de heridos y algunas víctimas mortales, la última un joven de 22 años apuñalado el pasado agosto. El último incidente con disparos se registró el pasado noviembre, cuando se produjo un tiroteo entre dos grupos de afganos en lo que se presume fue un ajuste de cuentas.
La alcaldesa de Calais, Natacha Bouchart, condenó el último incidente en duros términos y exigió una respuesta contundente de las autoridades centrales. “No podemos seguir aceptando esta situación”, dijo a la emisora BFM TV.
El nuevo incidente se produce en un momento delicado. El Gobierno de Macron se prepara para presentar una nueva ley migratoria que endurezca las políticas contra los migrantes que no califiquen según el Ejecutivo como refugiados, lo que ha puesto en pie de guerra a numerosas organizaciones proinmigrantes que reclaman una política más generosa.
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