África no es un país
"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí. Un blog coral creado y coordinado por Lola Huete Machado.
SOBRE LOS AUTORES
Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.
Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.
José Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.
Ángeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.
Chido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.
Akua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...
¿Cerró los ojos la ONU una vez más?
Foto UNAMID
En repetidas ocasiones las fuerzas de paz de Naciones Unidas han sido acusadas de ineficacia y de no proteger a los civiles, de cerrar los ojos y hacerse las sordas para no intervenir en los momentos que más se las necesita. Esta actitud ha provocado matanzas y graves violaciones de derechos humanos en muchas partes de África.
Un claro ejemplo fue el genocidio de Ruanda, en 1994, cuando Nueva York ignoró los informes enviados desde el terreno; de haberlo hecho se habría evitado la catástrofe. Otro caso lo encontramos en julio de 2010, cuando un grupo de rebeldes congoleses sitió la aldea de Luvungi, en el este de la República Democrática del Congo, y durante tres días violaron repetidamente a unas doscientas mujeres y niñas. Los cascos azules tenían una base a las afueras del pueblo y no intervinieron para evitar los abusos. Similarmente en 2008, en la aldea de Kiwania, también en la RDC, los rebeldes mataron a 150 personas a pocos metros de distancia de donde se encontraban las tropas de la ONU, que aquella vez tampoco actuaron para salvar la vida de los civiles.
Estas tropas internacionales, normalmente son consideradas como la última línea de defensa de la población ya que en la mayoría de los países africanos en los que hay conflictos, los ejércitos nacionales suelen comportarse de forma similar a los rebeldes a la hora de cometer abusos contra los civiles y la policía suele estar desaparecida o inventando formas para sacar dinero a estos. A pesar de ello, una y otra vez, los cascos azules fracasan en la misión de proteger a los más débiles. Por eso, muchos analistas se preguntan si vale la pena invertir tanto dinero en estas misiones.
A pesar de los años, las lecciones, los informes y las críticas, no parece que la maquinaria de Naciones Unidas aprenda la lección. La polémica se reabre una vez más al conocerse los últimos acontecimientos sucedidos en la zona de Tabit, en el norte de la región sudanesa de Darfur.
A finales de octubre, un investigador de Naciones Unidas ponía de manifiesto que los oficiales de la Misión híbrida de la Unión Africana y las Naciones Unidas en Darfur, UNAMID, habían ocultador, de forma reiterada, evidencias de presuntos crímenes del gobierno sudanés y su ejército contra civiles y fuerzas de paz en Darfur.
En el último caso conocido, las informaciones apuntan a que unas doscientas mujeres y jóvenes fueron violadas en la zona de Tabit por miembros del ejército sudanés entre los días 30 y 31 de octubre pasado. Según un comunicado de la UNAMID, publicado el 10 de noviembre, la misión envió un equipo, que incluía policías, militares y civiles, a investigar las alegaciones. Los investigadores estuvieron varias horas en la aldea y alrededores y entrevistaron a diversas mujeres, hombres, maestros y estudiantes para verificar la veracidad de la noticia. Las autoridades de la zona, según el comunicado, manifestaron que la población convive pacíficamente con los militares allí presentes. El equipo también entrevistó al comandante de las fuerzas sudaneses estacionadas allí. Todos ellos negaron, según las fuerzas de UNAMID, las alegaciones de violación.
Hasta aquí todo bien, pero el problema se plantea cuando se descubre que el comunicado de UNAMID omite las pruebas del bloqueo por parte del gobierno de Sudán de cualquier investigación seria sobre los supuestos crímenes.
La nueva investigación ha encontrado que el comunicado de UNAMID omitió mencionar que el gobierno de Jartum y los militares sudaneses impidieron al equipo de investigación acercarse al lugar donde supuestamente habían sucedido las violaciones durante al menos 10 días para poder recoger pruebas de los crímenes. Los investigadores de UNAMID estuvieron continuamente acompañados durante su visita e interrogatorios de militares sudaneses, los mismos que supuestamente habían cometido las violaciones, evitando, así, que las entrevistas fueran conducidas en completa privacidad, en un claro intento de intimidar a las supuestas víctimas y evitar que estas pudieran dar a conocer su versión de los hechos. Además, estos militares grabaron las entrevistas al mismo tiempo que los investigadores, un método más para prevenir que las supuestas víctimas contaran la verdad.
Todos estos elementos nos permiten imaginar una atmósfera de miedo e intimidación que reinaba en la aldea durante la visita del equipo de investigación. Según el último informe, un maestro confesó que las fuerzas sudanesas les habían advertido de no colaborar con los investigadores de la UNAMID.
Radio Dabanga fue el primer medio en informar de la supuesta violación masiva en Tabit. Desde entonces el gobierno sudanés ha negado estas noticias.
El comunicado de UNAMID no encontró evidencias que probaran las acusaciones pero el informe posterior de los expertos de Naciones Unidas ha puesto de manifiesto los distintos hechos que entorpecieron la investigación del primer equipo. Por eso, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Kin-moon, hizo público un comunicado, el pasado 17 de noviembre, mostrando su preocupación por los hechos y pidiendo una investigación en profundidad. También el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha pedido la plena colaboración del gobierno de Jartum en la investigación.
Esta no es la primera vez que Naciones Unidas no consigue informarcorrectamente de los crímenes contra civiles o personal de la misión de paz que suceden en Darfur. Este cúmulo de incompetencias ha provocado que el Fiscal de la Corte Penal Internacional junto a Human Right Watch y otras organizaciones hayan pedido, repetidas veces, una investigación independiente sobre las continuas alegaciones de que UNAMID lo que en realidad está ocultando son las pruebas de su incapacidad para llevar a cabo su misión.
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