domingo, 18 de mayo de 2014

MALDAD DE GÉNERO ▼ Venganza letal entre hembras | Yo, mono | Blogs | elmundo.es

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Pablo Herreros

Pablo Herreros

El sociólogo, primatólogo y antropólogo Pablo Herreros Ubalde, autor del libro "Yo, mono", explica en esta sección todas las claves del comportamiento humano con ayuda de sus observaciones sobre nuestros parientes máss cercanos: los grandes simios. Web personal del autor: www.primates.es y www.pherreros.com Twitter: @somosprimates Contacto: pabloherrerosubalde@gmail.com



De izquierda a derecha, Montserrat González, presunta asesina de Isabel Carrasco, y su hija, Montserrat Triana Martínez. | Luisma Guerra.













El asesinato de Isabel Carrasco, presuntamente perpetrado por Montserrat González, muestra nuestro lado más violento como humanos. Somos una especie pacífica la mayor parte del tiempo, pero algunos individuos se salen de la media, comportándose como verdaderos depredadores, lo que nos recuerda que tales barbaridades también son posibles.
La violencia está presente en la naturaleza de varias formas. Lo que cuesta encontrar son ejemplos de asesinato premeditado y venganza. Entre los chimpancés, tanto Jane Goodall como Toshisada Nishida han reportado casos en los que machos han acabado con la vida de otros machos, incluso crías. La agresividad en chimpancés es diferente dependiendo del sexo. Los machos muestran la violencia en diversas coyunturas, como por ejemplo hacia extranjeros o para mantener su dominancia y estatus. 
Pero, ¿qué causa la violencia entre hembras? Por lo general, la violencia que muestran las hembras tiene como fin la defensa de su descendencia o la competición por el alimento. Es interesante esta fatal coincidencia: al igual que ocurre con la agresividad que muestran las hembras de chimpancé en la selva, el brutal asesinato en León fue presuntamente perpetrado por Montserrat González en defensa de su descendencia. Sin embargo, lo que nunca hemos observado en nuestros parientes simios es una matanza entre hembras por venganza.
El móvil de la presunta asesina en León, según su propia confesión, fue una represalia motivada por el agravio a su hija al ser despedida del trabajo. La venganza es un sentimiento complejo poco frecuente en los animales no humanos. Algunos pájaros y primates imponen costes a aquellos que les hacen daño. Es decir, devuelven un golpe o castigan si son robados. Pero en estos animales se trata de algo inmediato, producto de un calentón, con lo que se parece más a una defensa que a una venganza, como la que suele mostrar nuestra especie, y quizás los elefantes también. Y es que para los humanos, "la venganza es mejor cuando se sirve fría, pero no demasiado fría", afirma el psicólogo de la Universidad de Miami y experto en el sentimiento de venganza el Michael McCullough.
En personas, la ciencia ha demostrado que el cerebro humano experimenta placer con ciertos tipos de venganza. Las imágenes que proporcionan la resonancia magnética de individuos que pensaban en revanchas evidencian que se activaba el centro de placer del cerebro. En los experimentos, éstos segregaban hormonas asociadas a sentirse bien, como la dopamina, del mismo modo en que lo hacen los dulces o las drogas. Pero también se activaba el córtex prefontral izquierdo, asociado a la planificación.
McCullough cree que ésta evolucionó debido a que los costes han sido menores que los beneficios.  Cuando se emula mediante modelos matemáticos, los miembros del grupo que son capaces de castigar a aquellos que les han hecho daño sobreviven más. Lo interesante es que el deseo de venganza crece si hay gente que ha visto cómo te hacían daño. Parece que aquí el beneficio es doble, ya que además de devolverla, otros evitarán hacerte daño porque sabrán lo que les espera.  Además, no sentimos deseos de revancha por cualquiera. Suele ser cuando el perjudicado es uno mismo o alguien que conoces bien.
Entonces, ¿quiere decir que somos presas de nuestro diseño cerebral? No, McCullough describe varias estrategias para hacer frente a este sentimiento. Puedes decirte a ti mismo: "voy a hacer imposible que me hagas daño", o simplemente expulsar a estas personas de tu vida, moverte, o cambiar de trabajo. Puedes aceptarlo y decirte: "esta relación es valiosa para mí", "mira, necesito este trabajo". Pero también puedes acercarte y revelar que le perdonas. De esta manera señalas la actitud que te ha hecho daño. Es un intento de recuperar la relación sin activar la venganza, ese sentimiento que nos acompaña como especie desde hace tanto tiempo.


el dispreciau dice: cuando la mujer es nido de maldades, realmente tiene una capacidad de daño infinitesimal... así como la mujer es capaz de soportar dolores imposibles para cualquier hombre, del mismo modo tiene una capacidad destructiva que apabulla... vaya esta evidencia antropológica como testimonio potencial de hechos aberrantes... ante tanta violencia... vale la pena reflexionar sobre esto... antes que los ejemplos cundan y se masifiquen. Cuando dejamos de ser humanos contenidos en los humanismos necesarios, para convertirnos en primates salvajes (suponiendo que algunos no lo son), entonces la degradación humana alcanza ribetes insoportables... y en estos tiempos de mediatismos enloquecidos, la violencia entre los géneros, las envidias, las codicias, los cinismos, los desprecios, los ninguneos, las avaricias, las intolerancias, están a la orden del día... estableciendo un marco social aberrante, en desequilibrio evolutivo que se transforma en involutivo, conduciendo a las personas a sus aristas más miserables, denigrantes... algo anda mal en el coco humano, pero peor anda en los espíritus... MAYO 18, 2014.-

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