La pobreza consume las capacidades mentales
Investigaciones realizadas en EE UU y en India indican que los apuros económicos limitan los “recursos cognitivos disponibles”
Diferentes estudios parecen indicar que entre las personas con escasos recursos económicos es más habitual desenvolverse peor en la vida que entre aquellos que no tiene problemas de dinero. Posibles explicaciones las hay para todos los gustos: que una persona en dificultades financieras tiene menos margen de error y que las consecuencias de equivocarse pueden ahondar el problema, que los bajos niveles educativos pueden provocar malentendidos en documentos y contratos... Así presentan el espinoso problema de la correlación entre pobreza y recursos mentales unos investigadores del Reino Unido, Canadá y Estados Unidos que han intentado arrojar alguna luz al respecto. Y su conclusión es que la pobreza en sí misma, al margen de la alimentación, el estrés o la influencia del entorno sociocultural, consume recursos mentales del individuo y reduce sus capacidades cognitivas. Es decir, que al estar inmerso en la preocupación económica que afecta directamente a su vida, la persona tiene mermados sus capacidades mentales tal y como se miden en los test de inteligencia.
"La gente pobre, a menudo actúa, con menos capacidad, lo que puede perpetuar la pobreza", señalan Anandi Mani (Universidad de Warwick, Reino Unido) y sus colegas, en el artículo en la revista Science en que presentan sus experimentos y sus conclusiones. “El sistema cognitivo humano tiene capacidad limitada y las preocupaciones monetarias dejan menos recursos cognitivos disponibles para guiar acciones y decisiones”, señalan los investigadores. Igual que un controlador aéreo concentrado en una situación de potencial colisión en el aire es más fácil que descuide el seguimiento de otros aviones en vuelo, dicen, la persona pobre, cuando está pendiente de agobios de dinero, pierde capacidad para dedicar a otros problemas toda su consideración. “La situación de pobreza bloquea los recursos mentales”, resume Kathleen D. Vohs, profesora de la Universidad de Minnesota, en su comentario en Science acerca del asunto.
Mani y sus colaboradores diseñaron dos tipos de experimentos y los realizaron en EE UU (para comprobar su hipótesis de que los retos económicos de magnitud similar pueden tener impacto cognitivo muy diferente entre gente rica y gente pobre) y en una zona rural de India (para medir el efecto de los altibajos económicos que sufren las personas).
De antemano exponen su definición amplia de pobreza: la distancia entre las necesidades de un individuo y los recursos de que dispone para satisfacerlos. Como se trata de necesidades subjetivas, la definición sirve en un país desarrollado y en uno en desarrollo, al igual que en situaciones de deficiencia económica transitoria, como puede ser el desempleo. Y puntualizan que ellos se centran en el efecto inmediato de la pobreza en las capacidades cognitivas, quedando abiertas, por tanto, otras cuestiones de suma importancia: el desarrollo mental infantil deficiente asociado a la pobreza (que puede condicionar las capacidades mentales en el adulto) o si tiene efecto a largo plazo la merma de recursos cognitivos provocados por la incertidumbre económica.
El primer experimento se realizó con un centenar de voluntarios reclutados en un centro comercial de Nueva Jersey, de 35 años de edad media, 65 de los cuales eran mujeres, y con una distribución de nivel económico personal representativa de la población de EE UU, atendiendo a los ingresos y tamaño de la vivienda de cada uno. En las pruebas, se les presentaba un dilema: cómo afrontar una factura imprevista de reparación del coche. Mientras pensaban al respecto, se les hacían dos test de funciones cognitivas habituales en las pruebas de cociente de inteligencia, uno de fluidez mental y otro de control cognitivo. En diferentes fases se varió, por ejemplo, el precio de la hipotética factura, y la conclusión es que las personas adineradas sacaron mejor puntuación en los test de inteligencia que aquellos con escasos recursos.
Inteligencia antes y después de la cosecha
Los campesinos de Tamil Nadu (sur de India) que se dedican al cultivo de la caña de azúcar reúnen, al parecer, características especialmente idóneas para los experimentos de Anandi Mani y sus colegas sobre pobreza y rendimiento mental. Tienen una cosecha anual, pero no todos al mismo tiempo porque la recolección está repartida a lo largo de cuatro o cinco meses para que la caña llegue escalonadamente a los molinos. Esto evita en los experimentos efectos que pudieran alterar los resultados, como la influencia de festividades locales o las condiciones meteorológicas, explican los investigadores en Science. Los campesinos afrontan mayor preocupación económica antes que después de la cosecha, pero no todos al tiempo.
En total participaron 464 cultivadores de caña de 54 pueblos en el estudio y la puntuación media obtenida en uno de los test fue 5.45 después de la cosecha frente a 4.35 antes. Cabría pensar que el esfuerzo físico de recoger la caña influye negativamente en el rendimiento mental, pero los investigadores puntualizan que, en muchos casos, los agricultores contratan a peones para el trabajo y, además, en la mayor parte de los casos tuvieron el cuidado de hacer los test después de la fase de recogida de la caña, pero antes de recibir el pago por la cosecha.
Otra posible interferencia sería que, al hacer las pruebas por segunda vez —después de la cosecha— los agricultores estuvieran más entrenados. Para descartar este efecto, Mani y sus colegas incorporaron a un centenar de personas a los test postcosecha que no los hicieron antes. Y el resultado general fue el mismo, luego no es achacable a la familiaridad adquirida con las pruebas.
Tal vez la mejor nutrición después de cobrar la caña tenga algo que ver. Tampoco. Un estudio previo realizado por este equipo, en 2009, mostró que los agricultores de caña no comían menos antes que después de la cosecha. Una vez eliminados los factores principales que podrían afectar el resultado, la respuesta de los investigadores es que la pobreza en sí misma resta capacidad mental.
Claro que es posible, por ejemplo, que los ricos tengan preocupaciones económicas a otro nivel pero que provoquen la misma sobrecarga mental que en los pobres la factura inesperada del coche. Para aclarar los resultados, Mani y sus colegas diseñaron el segundo experimento. Un total de 464 pequeños agricultores de caña de azúcar en el sur de India participaron en el estudio. Se les hicieron dos test, uno de fluidez mental y otro de control cognitivo (una versión numérica apropiada para personal de escasa alfabetización) antes y después de la cosecha anual, es decir, cuando su mayor preocupación es la perspectiva económica y cuando esta se ha despejado. Tras la cosecha, los resultados de estas dos pruebas de inteligencia fueron claramente superiores. Lo que mejor explica la caída del rendimiento cognitivo es el mecanismo de atención secuestrada por el problema económico.
No ignoran Mani y sus colaboradores las implicaciones sociopolíticas de su investigación. “Los datos que presentamos sugieren una perspectiva diferente sobre la pobreza: ser pobre significa no solo afrontar escasez de dinero, sino también escasez de recursos cognitivos”, escriben. “Los pobres, con esta perspectiva, son menos capaces no debido a rasgos heredados sino porque el mismo contexto de la pobreza impone una carga y obstruye las capacidades cognitivas”.
Como conclusión, sugieren los investigadores algunas medidas políticas que pueden aliviar el efecto que han estudiado. Lo primero sería evitar lo que ellos llaman los “impuestos cognitivos”, como rellenar cuestionarios largos y complejos, preparar entrevistas de trabajo o descifrar nuevas reglas laborales, en las que las personas con preocupaciones económicas pueden estar en desventaja frente a quienes no las padecen. O, al menos, prestar ayuda institucional a las primeras. Otra idea, más centrada en el caso de los cultivadores de caña de azúcar indios, pero no limitado a estos, sería sincronizar las actuaciones y programas —por ejemplo, de formación— con las fases cíclicas de las cosechas para desarrollarlas en los períodos en que esa población sea más receptiva mentalmente y esté mejor capacitada para aprovechar la información.
“Las estimaciones recientes muestran que aproximadamente un 20% de la población mundial vive en la pobreza”, recuerda Vohs. Para muchos economistas, añade, cuanta más gente haya, mejor, pues mayor cantidad de buenas ideas habrá para solucionar los grandes retos como curar el cáncer, encontrar formas de energía renovables o alcanzar la paz mundial. “Pero este argumento se basa en la idea de que todo el mundo tiene capacidad mental adecuada, una premisa ahora cuestionada por Mani y sus colegas para una quinta parte de la población mundial”, añade.
el dispreciau dice: cada tanto los científicos de las ciencias de conveniencias redescubren la pólvora... y hete aquí una de estos fabulosos descubrimientos: "si no comes te mueres", si eres pobre, careces de recursos adecuados (esos mismos que te quitan otros, mediando oportunismos políticos, estados ausentes, envidias y otras calamidades del alma), las capacidades mentales se van consumiendo hasta agotarse, llevándose puesto el destino, las esperanzas, los potenciales de cualquier futuro, y desde luego, la gracia divina de haber nacido... para ello, la ciencia se ha concentrado en la India, aunque podría haber hecho lo propio en China, en África, o en cualquier parte de América Latina... y ha descubierto que los cañeros se consumen si no comen... algo que a nadie, jamás, se le hubiese ocurrido pensar... esto me recuerda que los sabios europeos, se llevaban, en los albores del siglo XX (apenas ayer) a indios patagónicos, yaganes, onas, para exponerlos en "jaulas" en la exposición de Paris, u otras, como si se tratase de animales de exhibición circense... podría decir también, que esos mismos genios experimentaron vacunas en África en los mediados del siglo pasado, con resultados catastróficos, o podría hacer referencia a las calamidades que infrigieron a inocentes guatemaltecas en la misma época, todo en nombre de la ciencia y las sabidurías de occidente, para luego rasgarse las vestiduras y repartir culpas cuando ya no quedaba nadie para escucharlas... algo semejante a las conductas vaticanas que ha pedido perdón por el genocidio de nativos americanos, cinco siglos después... sin decir que asesinaron más de 60 millones de inocentes sin voz, sin voto, sólo por el antojo sacerdotal de inquisiciones perversas, dando como resultado una catástrofe humanitaria irrecuperable, eso sí, acordada con los reinos europeos para que no les jodieran las recuperaciones económicas, total los de aquí se conformaban con espejos de colores, mientras ellos se robaban desde los oros hasta las indias... La realidad es que esto expone las temibles realidades que imponen a los ciudadanos los estados ausentes, liberados de toda responsabilidad social, dedicados a asaltar los futuros de los otros, capturando a las voluntades de los inocentes y condenando a los humildes a ser siempre pobres, de modo que haya almas caritativas que puedan hablar de sus compasiones, de sus misericordias y de sus solidaridades, al sólo efecto de salir en la foto, y luego detrás de las bambalinas, bañarse en alcoholes que los salven de los barros ajenos. Mientras estos estudios cursan, las clases políticas se ríen de los ciudadanos mortales de todo el mundo... ya que con la ayuda del "pensamiento corporativo", fabrican pobres, marginados e indigentes por millones al día, asegurando la estrategia de la exclusión social que caracteriza esta etapa de la historia humana... algo que hubiera producido vergüenza en cualquier cacique del imperio inca, del mundo maya, del azteca, o de cualquier parcialidad americana... aquellas sociedades no negaban ni ninguneaban a sus miembros... algo que sí conocen los europeos medievalizados e inquisidores. Señores!, terminemos con las hipocresías científicas... salvar al mundo humano de los anónimos, implica un compromiso político que ninguna democracia, que ningún reino, que ninguna república, que ninguna iglesia, está dispuesta a hacer... porque se quedarían sin súbditos y sin ciudadanos a quiénes cargarles las espaldas para matirizarlos, según los cinismos del poder. Como está... este mundo humano no va a ninguna parte... sí a su extinción... algo que queda claro en las conductas políticas mundiales ante el "inventado" conflicto Sirio... bombardear inocentes, para salvar a los culpables, como siempre. AGOSTO 30, 2013.-
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