lunes, 25 de febrero de 2013

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CINE | Documental

Menos que humanos

"Déjenme decirlo abiertamente: estamos rodeados de una industria de la degradación, la crueldad y la muerte que iguala cualquier cosa de la que fue capaz el Tercer Reich, incluso la hace palidecer, dado que la nuestra es una industria sin fin, que se autoregenera, que trae al mundo conejos, ratas, aves de corral y ganado con el único propósito de matarlos."
'Las vidas de los animales', J. M. Coetzee.
La cita del escritor sudafricano, Premio Nobel de Literatura, le viene como anillo al dedo a 'Unter Menschen', el esclarecedor documental dirigido por los alemanes Christian Rost y Claus Strigel, estrenado esta pasada Berlinale. Allí se narra la vida de 40 chimpancés víctimas de los experimentos de laboratorio por parte de la empresa austríaca Immuno. El título, 'Unter Menschen' (algo así como "subhumanos"), era una expresión nazi para denominar a los que el régimen consideraba seres inferiores: judíos, gitanos, homosexuales, discapacitados...

Desde principios de los años 80 y durante más de 15 años, Immuno estuvo probando diferentes vacunas contra el VIH y la hepatitis en estos simios, importados ilegalmente desde Sierra Leona, hasta que decidió abandonar el proyecto por falta de resultados. A los pocos años la empresa quebró y fue comprada por la firma estadounidense Baxter, que se hizo cargo de estos animales enfermos y traumatizados, a los que, por ley, no podía aplicar la eutanasia y a los que tuvo que reubicar en una especie de Safari Park junto a sus cuatro cuidadoras. Este centro, para rizar el rizo, también quebró en 2004.

"Es un tema muy delicado y complejo y nosotros no culpamos sólo a Immuno y a otras grandes corporaciones farmacéuticas, afirma Claus Strigel en una entrevista exclusiva para ELMUNDO.es. "En teoría, ellos intentaban salvar vidas humanas con estos experimentos, aunque se ha visto que no sirven para mucho.
Aunque es cierto que en otros casos sí ha habido algunos avances gracias a estos tests... Pero no intentamos justificar estas acciones. Igual los culpables somos todos. Por ejemplo, ¿se negaría usted a ponerse una vacuna porque se ha experimentado en monos? Si no actúa consecuentemente, sería tan culpable como la propia industria farmacéutica. Yo igual no sería tan radical, pero ¿tenemos derecho a hacerle esto a unos seres con un cerebro tan sólo un poco menor que el humano, la misma capacidad de sentir y que son prácticamente iguales a nosotros?".

La investigación para rodar el documental no fue sencilla, porque en Austria sigue imperando una ley del silencio sobre todo este tema, cuya pieza clave era un comerciante llamado Franz Sitter. "El doctor Sitter era un nazi", afirma tajante Christian Rost, el otro director del filme. "Pero uno de los grandes. Murió hace años. Vivió en África durante muchos años con la impunidad que le daba ser un importante hombre de negocios con muy buenos contactos. No sólo hacía transacciones con todo tipo de especies protegidas con las que está prohibido traficar; también negociaba con marfil, diamantes o cualquier cosa que diera dinero. Y si un sistema da dinero, a nadie le interesa tocar nada".

Según los cálculos que se hacen en la película, sólo Sitter exportó de manera ilegal más de 5.000 crías de chimpancé a toda Europa. Y según explican los directores, por cada cría capturada viva se calcula que hubo que matar entre cinco y 10 de sus congéneres adultos, por la especial protección que estos simios prestan a sus bebés.

"Fue muy complicado encontrar gente que hablara sobre Immuno", continúa Strigel, "porque la compañía tenía la costumbre de llevar a juicio a cualquiera que hablara sobre la procedencia de sus animales de laboratorio o sobre sus condiciones de vida. Y ahora, aunque Immuno ya no existe, muchas personas siguen teniendo miedo. Para ellos es una especie de trauma. Existía todo un sistema de dependencias en el que estaban involucrados Sitter, el cónsul austríaco en Sierra Leona en esa época y el propio gobierno del país, cuyos altos cargos recibían prebendas y regalos por parte de Immuno para que no removiera ese 'statu quo'. Por otro lado, a Baxter no le interesa nada que se la relacione con Immuno actualmente, por lo que no hay ninguna declaración oficial al respecto".

Pero 'Unter Menschen' es también una historia de culpa (y redención), la de las cuatro cuidadoras de los simios. "Ellas también están enjauladas en cierto modo", apunta Rost, "porque cuando el Safari Park cerró por quiebra, tuvieron que decidir si abandonar a los animales a su suerte o quedarse con ellos ayudando en lo que pudieran. Como dice la primatóloga Jane Goodall en el documental, para ellas era una 'situación esquizofrénica'. Hay actos humanos que no tienen redención posible".

Una película necesaria y de plena actualidad en España ya que, a principios de febrero, el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto que prohíbe expresamente la experimentación con grandes simios. Strigel de nuevo al habla: "La industria farmacéutica suele alegar que la investigación en simios es un gran avance, porque hasta 1950 este tipo de pruebas se hacían en algunos reclusos en las prisiones. Pero, ¿dónde ponemos la frontera? Esa es la gran cuestión, porque esa línea estaba en otro sitio hace 50 o 100 años.
Ahora, países como España o EE.UU. se plantean prohibir la investigación en chimpancés pero, ¿y en monos más pequeños? ¿Y en otro tipo de animales? La película no ofrece respuestas, sólo se plantea preguntas".
¿Es, por tanto, la sociedad actual una especie de Doctor Mengele a gran escala para estos animales, confinados en su Auschwitz particular? Strigel lo tiene claro. "Sí, sin duda. Punto".
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el dispreciau dice: 
1. Las ciencias que cursan en la actualidad carecen de fundamentos filosóficos, por ende carecen de éticas necesaria a sus investigaciones.
2. El hombre ha hecho del mundo humano un dramático centro de experimentación prescindiendo de los mínimos resguardo de los "derechos de la creación", mintiendo y manipulando efectos de manera de obtener aprobaciones que, de otra forma, serían inviables. Traducido: primero está el negocio... pero nadie se curará, simplemente se transformará en un crónico, y en dicho viaje la calidad de vida disminuirá junto con los recursos personales... dando forma a un nuevo mecanismo de esclavitud.
3. La experimentación con animales es aberrante e injustificable en sí misma.
4. Las tecnologías actuales están diseñadas para proyectar simulaciones críticas... el empleo de cobayos humanos u otros para tal finalidad, indica que las conductas de los investigadores y de sus financiadores, es tan condenable como lo fue el holocausto o bien, como lo serçia cualquier genocidio.
5. El facilismo ejercido en campos de concentración se ha extendido a los laboratorios, habilitando a los investigadores y a sus financiadores a quebrar los fundamentos éticos elementales.
6. Por lo antedicho, el mundo humano sustenta hoy un conjunto de ciencias de conveniencias, esto es ciencias que se escudan en hechos inaceptables e injustificables.
7. Muchos de los avances pseudo científicos esconden "negocios atroces" que no proporcionan beneficio alguno a sus supuestos "beneficiarios", pero sí redunda en un beneficio intangible a estrategias corporativas vacías de contenidos sociales.
8. Que las agencias regulatorias permitan hoy, estrategias de investigación y desarrollo fundadas en conceptos darwinianos, demuestra cuanta solidaridad y connivencia hay entre los extremos de una misma madeja.
9. Al mundo humano no le sirve sostener este modelo de investigación y desarrollo, ya que hacerlo habilita a entender que el mundo es un campo de concentración donde "pocos" se hacen dueños de los destinos de los muchos, ejerciendo un acto de desprecio inadmisible.
10. Las ciencias no son ni deben ser un negocio, ya que de serlo, pierden su condición de tales.,
Febrero 25, 2013.-

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