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El desconcierto manda en Washington · ELPAÍS.com: "Crisis de la deuda en EE UU
El desconcierto manda en Washington
Las divisiones internas de los republicanos y la confusión de los demócratas traban la negociación en el Congreso para evitar la quiebra estadounidense
ANTONIO CAÑO - Washington - 28/07/2011
Estados Unidos entró ayer en un limbo alarmante en el que nadie sabía si se va a poder evitar la suspensión de pagos, cuándo y en qué condiciones. El reloj hacia el desastre económico sobre el que Barack Obama ha alertado avanza hacia la fecha del 2 de agosto sin que la clase política norteamericana ofrezca muestras, no ya de encontrar una solución, sino de ser capaz de establecer orden y control en esta situación. El desconcierto se ha impuesto en la mayor potencia del mundo.
Obama se resiste a ofrecer una alternativa por temor a su rechazo
Las posiciones políticas son tan duras que hay poco margen de acuerdo
Sigue habiendo dos planes sobre la mesa para evitar el impago, uno republicano y otro demócrata, pero esos planes son por ahora irreconciliables -cada parte ha amenazado con impedir el otro- y ni siquiera es seguro que cada uno de ellos pueda sobrevivir dentro de su propio partido.
Los republicanos viven en el reino de la anarquía. Su líder, el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, tuvo que dar marcha atrás en su intento de votar ayer su propuesta por la sublevación de los congresistas del ultraconservador Tea Party, que la creen muy moderada.
Los demócratas no saben si respaldar la iniciativa de su líder en el Senado, Harry Reid, o esperar a que la oposición se avenga a negociar algo viable. El presidente Obama se resiste a ofrecer una alternativa ante la certeza de que sería rechazada por los republicanos -fuese la que fuese-, y se mantiene encerrado en la Casa Blanca a la espera de acontecimientos.
Superada ya la polémica sobre los impuestos, dado que Obama y los demócratas aceptan una reducción del déficit público mediante recortes de gastos únicamente, sin nuevos ingresos, el debate ahora se centra en cuánto se reducen esos gastos y cuánto endeudamiento se le permite, a cambio, al Gobierno.
Boehner quiere una reducción de un billón de dólares y un aumento del límite de deuda por una cantidad idéntica, lo que retrasaría la amenaza de quiebra hasta el final de este año. Como la Oficina de Presupuesto del Congreso -la máxima autoridad en esta materia- dijo el martes que ese plan recorta, en realidad, solo 800.000 millones, el Tea Party puso el grito en el cielo y boicoteó la votación ante el pecado de que se permitía un endeudamiento mayor que el recorte del déficit. Los líderes republicanos volvían ayer a echar números y trataban de reunificar fuerzas para que el plan de su líder en la Cámara pueda votarse hoy.
En el otro lado del Capitolio, los demócratas advertían en el Senado que no les envíen ese proyecto, porque no lo aceptarán. 'Esa propuesta no es digna de consideración y el presidente nunca la firmará', aseguró ayer el senador Charles Schumer. Eso es lo que dicen los líderes demócratas, pero estos no están seguros de que, una vez tramitada, ante la evidencia de que es la única salida para evitar el impago, algunos senadores demócratas no decidan darle su voto.
El liderazgo demócrata sigue defendiendo la fórmula propuesta por el senador Harry Reid: dos billones de dólares de reducción de gastos y elevación del techo de la deuda para que el Gobierno pueda pagar sus compromisos hasta finales de 2012.
¿Qué estrategia se esconde detrás de la actuación de cada uno? Los republicanos pretenden claramente forzar los hechos hasta el punto de que sean los demócratas los que se vean requeridos a rechazar la ley que evitaría el desastre. O bien, si esa ley pasase por el Senado, obligar a Obama a vetarla. Una ley votada por el Congreso y vetada por el presidente es el sueño dorado de los republicanos. Siempre podrían decir: nosotros le dimos un instrumento para evitar la suspensión de pagos y él la rechazó. En el caso de los demócratas, la estrategia es más defensiva y más confusa. Tratan al mismo tiempo de evitarle al presidente el trauma de una suspensión de pagos, que podría minar seriamente sus posibilidades de reelección, sin hacer renuncias que les hagan aparecer como perdedores ante los electores. Ya han hecho muchas renuncias, especialmente la de los impuestos, pero aceptar sin más el plan de Boehner significaría darle a este una gran victoria política.
Obama, por su parte, necesita evitar el impago, pero tiene que hacerlo de una manera que le salve también del dudoso privilegio de ser la primera presidencia de la historia bajo la que las agencias calificadoras rebajan la nota máxima del crédito norteamericano. Una elevación del techo de deuda de solo seis meses, como quiere Boehner, probablemente no lo conseguiría.
Las posiciones políticas son tan fuertes que el margen de negociación es muy estrecho. Algunos expertos han anticipado que el Departamento del Tesoro, con los impuestos que cobrará el 3 de agosto y otras herramientas financieras, podría estirar el plazo para el impago una semana más, pero eso no despeja la incertidumbre que ya se ha creado en la economía.
La principal organización empresarial estadounidense, la Cámara de Comercio, que gasta una fortuna en las campañas electorales de los candidatos republicanos, ha advertido de que el daño que se puede causar a las empresas y al empleo es tan grave como el de la reciente crisis financiera.
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[2/2] LLUÍS BASSETS Crisis de la deuda en EE UU
La atracción del abismo
LLUÍS BASSETS 28/07/2011
Las tornas se han cambiado. Los países llamados occidentales, los socios de la Unión Europea y Estados Unidos fundamentalmente, eran previsibles, tranquilos y fiables. Los países menos desarrollados, el resto del planeta en realidad, navegaban en la incertidumbre y los sobresaltos. Tanta riqueza y tanta agenda pautada han terminado saturando a los agentes políticos, hasta revalorizar el riesgo y la frivolidad. Los 27 socios europeos han dado buena prueba de ello en el año y medio de agónica discusión irresolutiva sobre el rescate de Grecia, sabiendo que jugaban con el mayor logro conseguido por la UE en toda su historia, el euro, la moneda única. Algo similar están haciendo los congresistas estadounidenses, dispuestos a llevar a su país a la suspensión de pagos a partir del 2 de agosto antes que renunciar a los dogmas políticos de cada uno de los partidos: el que prohíbe subir los impuestos a los republicanos y el que obliga a defender la cobertura social a los demócratas.
No habría mayor señal de declive para EE UU que la pérdida de la máxima calificación para su deuda
Los afectados por una Administración sin medios de pago serán los suministros, los salarios militares, la paga de los pensionistas y minusválidos y numerosas facturas sanitarias. Pero las consecuencias no esperan a agosto y ya se han hecho notar en las Bolsas, los precios de las materias primas y las primeras advertencias de las agencias de calificación. Estas últimas serán las que darán la puntilla a la deuda en caso de que las amenazas terminen haciéndose realidad y no haya acuerdo muy pronto sobre la elevación del techo de endeudamiento que permita cumplir con las obligaciones de la Administración. La presidencia de Obama quedará marcada si por primera vez en la historia la deuda americana pierde la máxima clasificación de triple A, con las consecuencias previsibles en el encarecimiento de los tipos de interés. Los congresistas no sufren tan solo de esa extraña pulsión romántica que es la atracción del abismo, sino que apuestan decididamente por el declive de EE UU, que de eso se trataría si la deuda en dólares quedara rebajada.
El problema que la Casa Blanca y el Congreso se han propuesto resolver no es ficticio. El nivel de endeudamiento es insoportable y requiere recortes drásticos en el gasto, tal como ha pedido el Fondo Monetario Internacional, y además, digan lo que digan los fundamentalistas, eliminar las exenciones de impuestos para las rentas más altas. La ironía de la historia es que no ha sido Obama quien ha creado el problema sino su antecesor, George Bush, que llegó a la Casa Blanca con superávit de 1,2 billones de dólares y la dejó con una deuda de unos 10 billones de dólares. Su participación en la fabricación del actual pastel de 14,4 billones de dólares de deuda es fabulosa: 1,8 billones del agujero se produce por las exenciones de impuestos a los más ricos; 1,5 por las guerras de Irak y Afganistán, además de los incrementos en defensa; y casi un billón por los paquetes de estímulo a la economía, salvación de bancos y otros capítulos vinculados a la crisis, que el Tea Party luego ha endosado a Obama gracias a su retórica contra el gasto público.
China es el principal banquero: una cuarta parte de la deuda exterior está en sus manos. Esto nos da el cuadro de la situación, auténtico retrato robot de la marcha del planeta: el más rico del pueblo toma crédito para sufragar su costosísimo tren de vida y quien le presta es alguien menos rico, aunque muy trabajador y ahorrador. El desenlace de la historia, que no necesita imaginación alguna de los guionistas, es bien conocido: el rico entra en decadencia y el pobre emergente se convierte en el nuevo rico de la aldea. La inacción y las peleas actuales sobre si son los podencos del gasto social lo que hay que cortar o los galgos de los impuestos los que hay que subir son una expresión más del desplazamiento de poder que se está produciendo en el mundo. Los chinos no tienen problemas de este tipo o si los tienen no se conocen. La crisis es occidental, el endeudamiento también. Pero lo son sobre todo la inacción y las dificultades de gobernanza, por fragmentación en el caso europeo y por polarización en el estadounidense.
Obama aporta el factor humano de este declive. De poco sirven su inteligencia y su capacidad argumentativa, empleadas a fondo en este envite. Puede incluso que sean contraproducentes. Los republicanos están divididos y no tienen todavía un candidato presidencial claro. Una parte, la más lunática e irresponsable, ni siquiera cree que la Administración pueda quedarse sin medios de pago. Y cuanto mayor es la división republicana y más difícil atisbar quién pueda dirigirles en la lucha por la presidencia más ganas le tienen a Obama y más se acercan al punto de penalti. Pueden perder como partido, pero piensan que Obama perderá como presidente y como candidato. De momento prefieren llevárselo al abismo, aunque su país sufra con ello. Si le dejan malherido, será más fácil que uno de los candidatos ahora sin perfil presidencial se convierta en un presidenciable serio.
La atracción del abismo · ELPAÍS.com: "LLUÍS BASSETS Crisis de la deuda en EE UU
La atracción del abismo
el dispreciau dice: cuando vives fabricando abismos a terceros desconocidos, cuando sumerges en abismos a los prójimos, cuando te rodeas de abismos para protegerte de la chusma... finalmente eres parte del abismo y vives en él. Esa es una lección de la historia y los imperios, que el mundo, el hombre, el poder, la conveniencia y el oportunismo, no han aprendido.
el dispreciau dice: cuando pateas un problema hacia adelante fabricando circunstancias que dibujan las realidades, manipulando las verdades e induciendo un paisaje plagado de mentiras, finalmente terminas alcanzando al problema que has fabricado y éste (problema) te devora. Léase, tampoco has aprendido esta lección.
el dispreciau dice: el mundo virtual que se sustenta en simulaciones que contienen variables "al antojo", no siempre se corresponden con la realidad y las propias (variables), por ende... cuando desplazas un centro de gravedad hasta límites insoportables, finalmente habrás quebrado la factorial de sustentabilidad de las circunstancias, y éstas te aplastarán. Traducido, tampoco has aprendido esta lección.
el dispreciau dice: cuando vives a costillas de los esfuerzos ajenos, esclavizando las voluntades y deformando las dignidades, los cautiverios que has inducido finalmente te incluyen, y terminas siendo tan esclavo como aquellos que te padecen. Seguido, tampoco has aprendido esta lección que lees en las escrituras pero escupes en tus obras.
el dispreciau dice: ahora el mundo no tiene mañana, tampoco tienen futuros sus gentes, las variables están en contra de cualquier cosa que se haga, todo se repele por sí mismo, todo se invierte en la finalidad que lo mentó, y aquella triste realidad que has diseñado para los otros, termina comiéndote las entrañas.
Julio 28, 2011.-
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