Y cuando me desperté Somalia seguía allí
Por: Ramón Lobo
Los mismos -o unos parecidos- que especulan contra el euro y contra las deudas de España e Italia, son los que especulan en la Bolsa de Chicago, donde fijan los precios del hambre, es decir los precios del maíz, los frijoles, el arroz y la soja, entre otros alimentos básicos. Los primeros, los jugadores del dinero en el gran casino, desestabilizan países, generan paro, desgracias personales; los segundos condenan a la muerte a millones de personas.
"Un niño que muere de hambre es un niño asesinado". Esta afirmación, que a algunos podría parecer algo exagerada, antisistema, quinceemeista, antiglobalizadora, es de Jean Ziegler, un hombre que sabe de qué habla: exrelator especial de ONU para el Derecho a la Alimentación entre 2000 y 2008.
Aguas Internacionales. Ramón Lobo >> Blogs EL PAÍS: "- Enviado mediante la barra Google"
el dispreciau dice: todos los caminos de la especulación y de la manipulación... todos los caminos de la depredación y el desprecio... todos los caminos concentradores de soberbias... todos los caminos conducen al mismo lugar, curiosamente, a personas que hacen culto del billete al sólo efecto de arrasar el mundo humano. No son muchos, NO, apenas son unos pocos seres con forma de humanos, sin alma, que se respaldan en la eterna frase del desprecio "no es personal", y con ello justifican el hambre, la pobreza, la marginación y la indigencia... aparecen como buenos maestros de otros en diferentes lugares del mundo, aprendices de reyes y virreyes, príncipes y pseudo-demócratas, primeros ministros con rostros de falsa adustez, funcionarios obsecuentes capaces de mentir en la cara de los claman por un poco de misericordia. El mundo humano está tan vacío de calidad y condición humana como esos mismos manipuladores, gentes sin santuarios que rezan burlando los preceptos divinos de la propia creación, pretendiendo engañar al propio creador expresándole que "nada es personal"... pero los espera un infierno que no imaginan, el mismo que han contribuido a crear en los espíritus ajenos. Mientras tanto el mundo humano no da para más... el problema no son las deudas, son las gentes... el problema no son las bolsas, son las gentes... el problema no es de los españoles, tampoco de los italianos, no de los griegos, ni de los turcos, tampoco de los portugueses, ni de los irlandeses... el problema se sustenta en manipulaciones perversas de una deuda inexistente, de esas que los argentinos sabemos mucho gracias a la corrupción que protege a nuestra impresentable clase política de ayer, de hoy y de siempre. Si no se salva a las personas, el mundo económico y político dejarán de existir en breve a manos de una horda desatada que los hará trizas, sin piedad, sin que haya "nada personal", sino un simple instinto de conservación. Lo que esos manipuladores han hecho con el mundo humano, no tiene perdón... no lo tiene. Julio 20, 2011.-
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