Crónicas norteamericanas
Más que un gesto al islam
Por Mario Diament
Noticias de Exterior: Sábado 6 de junio de 2009 | Publicado en edición impresa
MIAMI.- El mundo no está acostumbrado a escuchar a un presidente norteamericano llamar a las cosas por su nombre. Tampoco, a aludir a su educación musulmana, a citar frases del Corán y a extender la mano al rival con humildad y no con prepotencia.
Menos aún, a poner la necesidad de seguridad de los palestinos en un mismo plano que los israelíes y a tildar de ilegal la política de colonización de los territorios ocupados por Israel.
Todo eso sucedió en El Cairo, en lo que seguramente fue uno de los discursos políticos más significativos de los últimos 30 años.
Es cierto que las palabras por sí mismas no alcanzan generalmente para reemplazar los hechos, pero hay momentos en la historia en que se transforman en armas políticas excepcionales. Y el discurso de Barack Obama en la Universidad de El Cairo fue uno de ellos.
Poco importa que extremistas de uno y otro lado lo hayan rechazado. Su importancia radica, precisamente, en el amplio arco de elogios que ha provocado, del que sólo se excluyen los sectarios.
Lo primero que se admira en esta pieza de oratoria es el uso del lenguaje. No hay excesos ni ornamentos; no se advierte la intención de hipnotizar a la audiencia con recursos demagógicos, sino de expresar conceptos precisos de la manera más austera posible.
Obama no anunció un plan. En cambio, fijó la posición de su administración sobre el conjunto de conflictos que enfrentan a su país con el mundo musulmán. Y al respecto formuló definiciones que modifican de manera fundamental las políticas que Washington sostuvo en el pasado. Una de ellas fue la que tiene que ver con el conflicto entre palestinos e israelíes.
George H. W. Bush solía decir que su conflictiva relación con Israel le costó la reelección, afirmación que, en el mejor de los casos, resulta bastante dudosa. Los judíos constituyen el 1,4% de la población norteamericana y la manera como votan (raramente unánime) difícilmente pueda alterar el resultado de unas elecciones.
Bush y su secretario de Estado eran conservadores pragmáticos y veían las relaciones con Israel con el mismo sentido oportunista con que juzgaban el resto de los conflictos internacionales. Consideraban que la Guerra del Golfo había aminorado la amenaza a la existencia del Estado judío y, al mismo tiempo, había intensificado la necesidad de mejorar las relaciones con el mundo árabe, por lo que tendieron a reducir la influencia de Israel en las decisiones de Washington respecto de Medio Oriente.
Este cambio fue interpretado por la dirigencia judía norteamericana como hostil hacia el gobierno del premier Yitzhak Shamir, y de ahí proviene la reflexión de Bush acerca de su derrota electoral.
Solución posible
La situación actual es distinta. Obama trae convicciones que Bush padre no tenía, como que la solución del conflicto palestino-israelí pasa por la fórmula de los dos Estados. Sabe que un Estado palestino no puede excluir a Hamas, y que ningún plan de paz prosperará si Israel no congela su política de expansión de colonias.
En este sentido, está preparado para presionar al gobierno del premier Benjamin Netanyahu. Y el primer paso fue anunciarlo públicamente en El Cairo.
A diferencia de lo que pasó con Bush padre, Obama cuenta con un considerable apoyo dentro de la comunidad judía norteamericana, buena parte de la cual está preocupada por la dirección que tomó Israel durante el nuevo gobierno.
Las partes están tan divididas que es difícil imaginar una solución. Pero si existe, Obama es la clase de líder que puede hacerla posible.
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Crónicas norteamericanasMás que un gesto al islam
Por Mario Diament
lanacion.com | Exterior | S?bado 6 de junio de 2009
el dispreciau dice: ya no queda espacio para ninguna guerra, tampoco para conflicto alguno... el mundo se encuentra hoy al límite de sus posibilidades de continuidad, esto es, o se concentra en la construcción de una sociedad humana equitativa, o bien se encamina a sabiendas a su extinción. Parece agorero, no lo es. El mundo industrial, de economías consumistas a ultranza, produciendo cualquier cosa a cualquier costo que demande esfuerzos innecesarios, sacrificando destinos a cambio del poder ultraconcentrado en pocos se ha licuado en sus propios errores... esencialmente por efecto de la exclusión. El mundo no puede vivir más con unos pocos viviendo de los muchos mediante el tráfico de armas, fabricando enfrentamientos, o jugando al ajedrez corporativo donde las banderas no tienen fronteras pero las competencias no construyen. Pruebas al canto, el monumental Airbus ha dejado en exposición directa lo que ocurre cuando se guitarrea la ciencia, se manipulan los tecnicismos dándoles más valor que el que realmente deben tener, el precio que se paga es con vidas humanas... no sirve. Desde luego a las corporaciones y sus gobiernos paraguas no les importa nada de unas pocas vidas, sin embargo, la sociedad humana está agotada de tantas vejaciones y atropellos justificados en hechos de por sí injustificables... Israel vive en un territorio regalado por circunstancias conocidas que provienen de la Segunda Guerra Mundial, puede que ello esté bien para unos y mal para otros, pero la realidad es que los judíos de Israel poco tienen que ver con los poderes económicos de los judíos europeos o aún de los americanos cuyas mentalidades y estrategias pasan por fines corporativos a cualquier precio, lo cual debe entenderse como se acomodará la ética a las finalidades empresarias... El mundo árabe tiene un factor común que lo ha distinguido a lo largo de la historia, su capacidad por las ciencias y por una característica social extraña a nuestra mentalidad occidental. Desde ya vivir en las arenas demanda una inteligencia distintiva, pero todo ello se ha mezclado con las manipulaciones de la información de la etapa Bush y hoy por hoy, las sociedades de occidente ven al mundo islámico como un polo del terrorismo, lo cual es otro error de apreciación monumental. Todos se atribuyen argumentos suficientes para sostener motivos pero la realidad indica que más allá de las eternas y santas diferencias, ni Israel, ni los musulmanes, ni los cristianos o protestantes, pueden hoy transcurrir sus días en aislamiento, combatiendo por recursos que nos pertenecen a toda la humanidad. La sociedad humana perdió el foco en el curso del Siglo XVII con el advenimiento del industrialismo y de allí en más, las inteligencias piratas se han convertido en las moderadoras de las incapacidades... cada vez que hace falta dinero, se inventa un conflicto, y ya... Pues bien, esa alternativa no da para más. Bien, entonces, por Obama que ha dado un paso que indudablemente quedará en la historia. Su gesto guarda sabiduría que demanda reflejarse en otras semejantes en el mundo árabe tanto como en el mundo judío. Seguramente, dicho paso encontrará resistencias explícitas y veladas porque este mundo está lleno de irracionalidades, pero a decir verdad cualquiera que analice las posibilidades y las variables con justeza matemática sabe que no hay más espacios para demencialismos mesiánicos. Hubo una etapa en la que el mundo se hallaba en equilibrio inestable, pero dicha etapa sucumbió a manos de las burradas corporativas colocando al mundo al límite de su capacidad. La Tierra y la sociedad humana hoy demandan otra filosofía de vida. No sirven los japoneses depredando mares para darles de comer a sus bocas. No sirven los empecinamientos petroleros, auríferos, diamantíferos, u otros. No sirve una humanidad aislada por fronteras de pobreza, marginación, aislamiento. No sirven las banderas que otrora dividían reinos. No sirve fabricar en China alimentando bajo la mesa las locuras de una raza política esencialmente despreciable por despreciar las vidas de los propios. No sirve acomodar producción en la India para conseguir por centavos lo que necesitan manos en otros lugares del mundo. Hemos llegado al punto que o bien se construye un mundo para todos, o la propia naturaleza se encargará de limpiar la faz de la tierra de la estupidez humana... Junio 06, 2009.-
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