Avance estatal
Inquietud empresaria por el caso Edesur
El Gobierno no le dejó repartir dividendos
Noticias de Política: Jueves 4 de junio de 2009 | Publicado en edición impresa
Francisco Olivera
LA NACION
Una de las tantas cámaras empresariales que acaba de rechazar las nacionalizaciones del presidente Hugo Chávez evaluaba anoche, en absoluta reserva, emitir un comunicado contra lo que considera un nuevo hostigamiento del Gobierno al sector privado: la prohibición de reparto de dividendos en Edesur. Sólo la frenaba el silencioso titubeo de la distribuidora eléctrica. "Si Edesur no se queja, ¿por qué voy a poner la cabeza yo?", dijo a LA NACION su presidente.
Inquietudes similares sobrevolaron las conversaciones de dos encuentros de hombres de negocios: por la tarde, en la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que conduce Luis Pagani, y por la mañana, en la Unión Industrial Argentina (UIA), en la visita de los candidatos del PJ disidente Francisco de Narváez y Felipe Solá a la sede de la entidad fabril.
"Es una mancha más para el tigre", resumió después un directivo de la UIA. Los empresarios argentinos han perdido ya la capacidad de sorpresa. La imaginación vuela y sospechan de cualquier gesto que haga el Gobierno. "Todo puede ser -se explayaron en una automotriz-. Edesur está en la mira hace tiempo. Pero ya todos estamos en la línea de fuego."
El desconcierto surge, en realidad, desde cuestiones tan básicas como no saber quién es el interlocutor válido y a quién creerle en el Gobierno. Lo primero que hizo el lunes José María Hidalgo, gerente general de Edesur, apenas recibió la carta en que el Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE) lo obligaba a suspender la distribución de dividendos, fue llamar al secretario de Energía, Daniel Cameron. Pero existe aquí una situación anómala desde hace por lo menos tres años: Cameron no decide absolutamente nada y el sector energético está en manos de funcionarios como Guillermo Moreno o Roberto Baratta, dos extraños al mundo de la ingeniería. A punto de abordar un vuelo desde Río Gallegos a Buenos Aires, Cameron se enteró en el acto de la llamada, pero se excusó en que la inminencia del despegue le impedía hablar.
El español intentó en las últimas horas contactarse con todo el mundo, pero recibió la primera explicación oficial ayer por Radio 10 y la agencia oficial de noticias Télam, los canales que el ministro de Planificación, Julio De Vido, elegió para decir: "No existe ninguna intrusión del Estado en Edesur. Hemos impedido que se distribuyan las ganancias porque está en contra de lo que dicen los pliegos de licitación y el contrato, hasta que no esté aclarado que la empresa haya hecho las inversiones que corresponden y tengan los planes de inversión aprobados por el ENRE".
El argumento no coincidía en nada con la versión que, desde el propio ente, recibían ayer todos los ejecutivos del sector eléctrico que, temerosos, intentaron informarse un poco: que se había tratado de una jugada inconsulta del presidente del ENRE, Mario de Casas. El mensajero de estos conceptos fue el vicepresidente del organismo, Luis Miguel Barletta, que manifestó acaso más de lo que se le pedía: una interna en el ente. De Casas, un mendocino con ínfulas propias, habría actuado en soledad desde su tierra natal, aprovechando la visita de los hombres de De Vido por Santa Cruz, y puso así al Gobierno en apuros, transmitió Barletta. La versión no es creíble en la Argentina kirchnerista, pero logró convencer a unos cuantos ejecutivos. "De Casas lo hizo por prevención", resumieron en una generadora.
Tantas versiones encontradas, y la energía nacional en manos de un economista y un licenciado en Comercio Exterior abonaron una tercera interpretación entre los empresarios: De Casas o el Gobierno o quien haya sido confundieron la cláusula 7.4 del acta acuerdo del contrato de Edesur con la 7.4 del acta de Edenor, que sí incluye una obligación sobre el reparto de ganancias: "El concesionario se compromete a no efectuar pagos de dividendos sin la autorización previa del ENRE", dice. El documento firmado con Edesur es, en cambio, menos exigente: le da al organismo 60 días para objetar el plan de inversiones antes del reparto. Pero pasaron ya 100 días desde que Edesur lo presentó.
Pelear contra muchos
Edesur está controlada en un 56,35% por Distrilec, sociedad a su vez participada por la española Endesa en un 51,50% y la brasileña Petrobras en 48,50%. El restante paquete está en poder de dos firmas de Endesa (Enersis y Chilectra) y una mínima parte la tienen los trabajadores. La italiana ENEL, uno de los grupos eléctricos más importantes del mundo, acaba de comprar el control de Endesa. Las inversiones se expanden por España, Africa, Colombia, Brasil, Perú y la Argentina. Así, para el Gobierno, pelearse con Edesur no es sólo pelearse con Hidalgo.
De ahí que las razones del entuerto no estén todavía claras para nadie. Ni siquiera la hipótesis electoral: las empresas argentinas han repartido ya dividendos por $ 6431 millones en efectivo y 213 millones en acciones. Tampoco corre peligro el abastecimiento eléctrico, como argumentó el ENRE, porque la demanda se desploma desde hace un año. No por nada, el cauteloso Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía, ha empezado a buscarles compradores a turbinas del tipo aeroderivadas de generación que había adquirido para el plan Energía Plus. Las fábricas prefieren comprarles la electricidad directamente a las distribuidoras por razones más que atendibles: no falta suministro y cuesta la mitad.
DE VIDO CRITICÓ AL PERIODISMO
El ministro Julio De Vido criticó ayer al periodismo por la cobertura que le dio al caso Edesur. "Estas compañías, en muchos casos, son auspiciantes de algunos programas, de algunos comunicadores, y algunos estaban más nerviosos que otros. Nosotros estamos tranquilos", dijo.
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El Gobierno no le dejó repartir dividendos
lanacion.com | Política | Jueves 4 de junio de 2009
SEGUNDA SECCIÓN
En el Gobierno anticipan una guerra sorda con las compañías
Ampliarán los controles en las firmas en las que la Anses tenga acciones; temor del sector privado
Noticias de Política: Jueves 4 de junio de 2009 | Publicado en edición impresa
Mariano Obarrio
LA NACION
Por ahora, la guerra contra los empresarios será sorda y disimulada. Pero el gobierno de Cristina Kirchner buscó emitir ayer dos señales claras al sector privado de que si se subleva y cuestiona las políticas oficiales, especialmente el ingreso de Venezuela en el Mercosur, continuarán las represalias.
Los casos de Edesur y la Sigen parecen el comienzo de la escalada de ese conflicto. Las hostilidades eran hasta ahora sólo dirigidas al sector agropecuario. Pero Néstor Kirchner diversificó su munición. La tensión se originó tras la decisión de Chávez de estatizar tres empresas del grupo Techint que operaban en Venezuela. Todas las cámaras empresariales criticaron la tibieza del Gobierno para plantarse ante Chávez y exigieron que se frene su ingreso en el Mercosur.
Hasta ayer temían que Kirchner "chavice" la economía tras las elecciones del 28 del actual en las que participará como primer candidato a diputado del PJ. Desde ayer, muchos temen que haya comenzado a "chavizar" de a poco.
"No hay ninguna represalia a empresarios. El Gobierno hace lo que el Estado tiene que hacer", dijo ayer a LA NACION el ministro de Planificación, Julio De Vido, en la Casa Rosada.
Sin embargo, otras fuentes oficiales interpretaban lo contrario. Incluso, no descartan que continúen las embestidas sobre el sector privado. De Vido prohibió a Edesur repartir los dividendos entre sus accionistas. Argumentó que la empresa incumplió con las inversiones pactadas.
Agregó que se aplicó el mismo remedio con Edelap y que ésta comenzó a cumplirlas. "Cuando inviertan, podrán hacer los giros", dijo De Vido. Entre los empresarios crece la preocupación.
Y la Sigen nombró síndicos en las empresas que tengan acciones en manos de la Anses. Lo ampara la ley de creación de la Sindicatura General de la Nación. Argumentos hay, pero en ambos casos admitían ayer en la Casa Rosada que el contexto político aceleró las medidas.
Existe hasta un discurso articulado para justificar las intervenciones estatales. En un acto en una planta de alimentos y bebidas en Burzaco, Cristina Kirchner comparó ayer al modelo kirchnerista con "el ejemplo de Barack Obama y la decisión del gobierno de los Estados Unidos en General Motors".
"Se hizo cargo de la mayoría del paquete accionario, en la decisión de que lo importante es sostener la actividad económica", celebró la Presidenta. "Vamos a un mundo más razonable, más armónico, donde se articule lo público y lo privado, como en la primera economía, en los Estados Unidos", aseguró. No llegó a comparar a Obama con Chávez.
En una crítica a la prensa, aseguró que "los buenos empresarios no adoptan sus decisiones leyendo los diarios, sino la macroeconomía".
Según pudo saber LA NACION, la orden de Kirchner a los ministros de su esposa fue negar con las palabras que haya una ofensiva destemplada contra los empresarios. Pero sí confirmarlo en los códigos que él maneja: el control del dinero y los balances de las empresas.
En plena campaña hacia las elecciones, Kirchner no quiere abrir más frentes de conflicto, al menos en forma explícita. ¿Qué irritó al Presidente de los empresarios? Varios de ellos se reunieron en la comisión del Mercosur del Congreso junto al arco opositor para frenar el ingreso de Venezuela en el Mercosur. La Unión Industrial Argentina, entre otras cámaras, se reunirán con sus pares de Brasil y Uruguay para replantear las reglas del bloque en los próximos días.
Además, el consejo siderúrgico del Mercosur, Mercofer, ayer también planteó la incompatibilidad del modelo de Venezuela en el Mercosur.
Con las palabras, De Vido intentó relativizar la tensión. "El Congreso ya aprobó el ingreso de Venezuela en el Mercosur, pero puede disponer lo contrario si lo considera. El Gobierno no opina", dijo a LA NACION.
"No hay represalias. No hubo intromisión en Edesur porque es nuestra obligación hacer cumplir las inversiones previstas", aseguró. "Y tampoco en la Sigen porque el Estado tiene obligación de pedir los balances en las empresas en las que tiene acciones", agregó.
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En el Gobierno anticipan una guerra sorda con las compañías
Ampliarán los controles en las firmas en las que la Anses tenga acciones; temor del sector privado
lanacion.com | Política | Jueves 4 de junio de 2009
el dispreciau dice: ha venido Bill Clinton a nuestro país a dejar un mensaje de integración y esperanza de superación de la crisis financiera internacional, algo que aparece como poco cierto aún cuando no le resta categoría al contenido. Argentina, por estas horas acumula conflictos que auguran horas temibles, alguna vez ya transcurridas con otros actores, con otras víctimas... Las decisiones chavistas están convirtiendo a esta sociedad en un hervidero que promete males mayores a los conocidos. Preocupa, porque no se ve calidad política en las veredas del contorno, sino por el contrario más necedad, más soberbia, más depredación con otros encantos pero igual de malas en sus resultados. Cada segundo que pasa, el factor K apuesta a más confrontación, pretendiendo avasallar a la corporación empresaria que no es otra cosa que algo semejante a empujar el océano con la mano... todo es desatinado. No hay concertación. Tampoco hay diálogo, sólo agresiones de distinto tenor que suben de tono, descalificando a las víctimas propiciatorias que juegan en la oportunidad. Aquí se han licuado definitivamente los derechos humanos, los otros ciudadanos, las garantías constitucionales, y por ende la justicia está en clara extinción... aún cuando cada uno lo morigere a sus convicciones. Vamos mal... promete irnos muchísimo peor... Junio 04, 2009.-
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