miércoles, 4 de marzo de 2009

EL ETERNO CROMAÑÓN: ARGENTINA



<| Transparentar nuestro sistema
Justicia sanadora
Por Maria Eugenia Estenssoro / 3 de Marzo de 2009
El 10 de septiembre del año pasado presenté el proyecto de Declaración 2140/2008 que repudiaba las amenazas recibidas por Viviana Cozodoy y solicité su protección como testigo clave en la causa “Cromañón”. Mi asesora ante la Comisión de Derechos y Garantías, Gabriela Abiad, escribe sus impresiones luego de haber acompañado a Viviana a declarar, el mes pasado, en Tribunales.


“El 19 de agosto de 2008 se inició el juicio oral por el incendio en el boliche República de Cromañón que provocó la muerte de alrededor de 200 jóvenes en 2004. Las audiencias se están realizando en la misma sala donde se hizo efectivo, en 1985, el juicio a las juntas militares de la última dictadura.

“Viviana trabajaba en el boliche el 30 de diciembre de 2004. A partir de entonces le cambió la vida. Nos conocimos el año pasado cuando los medios publicaron su denuncia por haber recibido amenazas. Ella necesitaba ser cuidada como testigo clave por lo ocurrido aquel día.

“Junto con María Eugenia le expresamos nuestra solidaridad y estuvimos a su lado.

“Nos solicitó que la acompañáramos a declarar. A las 12.30 hs. del 2 de febrero nos encontramos con Tota, una madre de Plaza de Mayo, a quien la última dictadura militar le arrancó de su vida a su marido y a su hijo mayor. También acompañó a Viviana su terapeuta, que la atiende ad honorem desde hace tiempo. Juntas fuimos al Palacio de Tribunales.

“Viviana fue muy precisa en su declaración, pudo relatar lo vivido. Los familiares de los chicos y chicas que murieron en Cromañón la esperaron a la salida para saludarla y darle un abrazo.

“Al día siguiente cuando hablé con Viviana, la escuché mucho mejor que las veces anteriores: relajada y más aliviada, con la tranquilidad que nos facilita decir la verdad y ser profundamente sinceros aún cuando alguien pueda salir perjudicado.

“Ahora está claro que ella puede empezar a transitar un camino nuevo, volver a trabajar en lo que le gusta y retomar relaciones afectivas, sumadas a la sensación de que su testimonio puede ayudar a esclarecer ese hecho tan doloroso, que nunca dejará de sentir.

“Les doy a conocer una carta escrita por Viviana que resume sus vivencias y sensaciones”.

Gabriela Abiad

“2/2/2009″ - 02:58 AM - 03/02/2009

El 2 de febrero del 2009 declaré en el juicio oral de Cromañón. Cuando terminé mi declaración testimonial, sentí que mi vida cambió. Esa vida que tuve desde el segundo cero del 30/12/2004 para pasar a sentirme, desde el 2/02/09 a las 18.11 horas, en una superviviente. Una superviviente como lo define Víctor Frankl, un psiquiatra escritor que fue detenido en Auschwitz, en su libro El hombre en busca de un sentido. Ahora soy una sobreviviente con la mirada puesta atrás donde la vida me dejó de lado y la muerte me rechazó. Era una sobreviviente sin vida y en apariencia una “no muerta” con esa vida que desde hace más de cuatro años me hace un guiño y me levanta el pulgar; que me hace sentir que algo de ella es posible. Una vida que se me hace presente otra vez pero sabiendo siempre que la alegría jamás saldrá de ahí adentro porque nunca más volveremos a tener alegría.

En fin, acá estoy. Superviviente contenta con mi rostro distendido, mi cuerpo liviano, mi sonrisa natural e instalada de manera constante. Con muchas explosiones de llanto por emoción y no me importa cómo llega. Pero así es la emoción que me hizo sentir ser quien soy.

Me emociona terriblemente mi supervivencia masacrada, castigada, golpeada psíquicamente, minuto a minuto, con una perversión que no descansaba ni un momento. Había recibido un golpe que no terminaba de asimilar y de ponerme de pie, y ya venía el otro. Y así. Y sobreviví sobreviviendo, día a día, en un camino desconocido. Nunca había tenido tiempo de sentarme con mi sobrevivir y poder asimilarlo porque nunca me dieron esa tregua.

Padecí este perverso, morboso y criminal sistema por todos sus lados que, en todo momento, se encargó de masacrarme, de querer devastarme hasta la desintegración psíquica. Potencié sus miserables golpes con un arma eficaz que hice jugar a mi favor. Padecí todos sus perversos y malignos dardos. Lloré, me caí y me levanté y transformé la mierda en fortaleza con sentires importantes y vivencias fortalecidas. Así, la muerte no era más que otro estado que ya no me era desconocido, ni significaba temor alguno. Los golpes físicos aliviaron los insoportables dolores instalados en mi alma y, de esta manera, me fortificaron montones de dardos sistemáticos hasta lograr sentirme libre pero “libre”. Con esa libertad tan buscada, pero utópica desde la lucha; esa libertad verdadera que es la de bajarte y no pertenecer más al sistema. Es increíblemente maravilloso ser libre. Es un estado bellísimo de ser vivido.

Lograron que este monstruo que es el sistema me haga más fuerte e imbatible al costo terrible del dolor extremo. Pero lo logré: estoy fuera de él. Me siento ajena a la estructura aplastante de la sociedad compuesta por gente desagradable. ¡Qué sensación inexplicablemente pura, sana y mortalmente disfrutada segundo a segundo es la de ser uno mismo!

Pero sentí más satisfacción cuando el sistema al que dejé de pertenecer me terminó protegiendo. Buenísimo fucking sistema: me pediste perdón y jamás te perdonaré y más. Me tocó entrar en una de las más circenses y perversas vértebras de la columna dorsal del sistema: un juicio, ¿qué?

El último gran escenario “el juicio oral de Cromañón” significa querer encuadrar, en un marco sistemáticamente racional, algo totalmente irracional porque la palabra tragedia no alcanza ni define lo que pasó esa noche. El juicio, ¡ja! ¡Qué bueno! Sentí, por primera vez, que el sistema al que había renunciado me cuidaba. Me sentí contenida y es más, sentí un cambio: la justicia en la que jamás creí ni pensaba que tendría sustento visible ni concreto como para creer en su existencia, la Justicia (esa palabra tan nada para mi por su volátil presencia) empezaba a tener otro sentido.

El 2 de febrero, la Justicia me pidió permiso para que le diera una chance de creer en ella y de demostrarme que existía. Y lo sentí. Sentí que, desde ese día existe y que nunca olvidaré tan desbordante sensación de ella. Me emociono por ser quien soy. Me enorgullece mi dignidad, cómo logré hacerme mortalmente invencible y resistente a los incesantes ataques del cruel monstruo y siento que con un costo terrible, porque vivir solo cuesta vida, pude transformarme lo mejor que pude como para llegar al día de mi declaración con confianza en la verdad.

Gracias. Gracias a esos seres, a esos cálidos y lindos seres que me hicieron sentir su abrazo cuidadoso, protector, pleno de amor y poniendo todo el tiempo lo que son, lo que eligieron ser. Gracias María Eugenia, vos me hiciste ver que la política es como lo que llamamos militancia: la de estar, no la de gobernar. Gracias a vos política vocacional. Si, a vos: Gabriela Abiad. Gracias Tota, LA Madre de la Plaza y a vos Susi, que me hiciste volver a tener ganas de abrir los ojos cada mañana y esperar ese día en que voy a tu consultorio tierno y lleno de amor, que tiene un diploma colgado de Maestría en Calidez. Gracias a todos los que estuvieron cerca mío, haciéndome sentir su peso en mi corazón, gracias de esta sobreviviente que les debe y les brinda; de esta superviviente, que tiene la mirada hacia atrás donde aquella vida hoy me hace un guiño y me levanta el pulgar.

En mi corazón tienen un lugar cada uno de ustedes, nada más.

P/D: Coca Cola, Levis, Marlboro, sistema, ¡te quiero como sos!

Viviana Cozodoy 26/04/1968

Sobreviviente de Cromañon 30/12/2004

Testigo Clave 5/02/2005

La superviviente de Cromañon 02/02/2009

Gracias

Este post fue publicado por Maria Eugenia Estenssoro, el Martes 3 de Marzo de 2009 a las 20:44, bajo la sección TAREA COMO SENADORA NACIONAL (2007-2013), Todas.


4 de Marzo, 2009 - 10:39
Cerasale, Víctor Norberto dijo:


Mi estimada Señora Senadora Nacional María Eugenia Estenssoro: la descripción que realizan tanto la víctima propiciatoria como su asesora privada, enseñan un sistema en un país con una profunda crisis institucional donde las víctimas son utilizadas por el PODER POLÍTICO y también por el JUDICIAL al antojo de los vaivenes que proponen las circunstancias.
ARGENTINA aparece hoy como un eterno CROMAÑÓN mal escrito y peor descripto (Cromagnon) donde todos tratan de sacarse la responsabilidad de encima y pasarle la pelota a otro sin asumir que la impericia, la negligencia, y el atropello manifiestos de la gestión pusieron de rodillas a todos y cada uno de los asistentes a la trágica noche en que el fuego intencional se llevó doscientas vidas de un saque…
El problema social de este hecho está lejos de resolverse.
Para el poder político la situación consiste o se concentra en buscar culpables al modo de una caza de brujas por parte de la inquisición, donde cualquiera que pase por la puerta será inculpado: Chabán, los del conjunto artístico, los inspectores, los bomberos, los médicos de emergencia, el ex-Jefe del estado porteño, otros muchos…
Nadie se recupera del incendio de su alma y mucho menos si encima de ello fue espectador de cómo se consumían las vidas y los cuerpos de personas ajenas en los afectos pero cercanas en las circunstancias…
Argentina no contempla la contención de las víctimas, factor esencial de cualquier catástrofe que afecta a la masa pública… no hay legislación al respecto y por ende las víctimas permanecen deambulando hasta que logran encontrarse a sí mismas (quizás este caso) o se suicidan porque el BURN OUT post-traumático les licúa sus futuros.
No es un tema menor…
El estado no se ocupa de los ciudadanos, por el contrario, los usa.
Siempre. A veces el uso conlleva beneficios, pero las más conlleva daños mayores porque manipula las circunstancias para que haya un culpable, muchos, algunos, y hasta descalificando a las víctimas con el afamado precepto del “algo habrán hecho”…
Nadie dice que CROMAÑÓN ha sido una de las expresiones más temibles de la decadencia social en nuestro país, donde se puso de manifiesto que más allá de la diversión nadie resguarda su propia vida y mucho menos la de los terceros. No lo hace el estado… por qué debería hacerlo cada uno individualmente?… bajo esa ausencia de razones, injustificables en sí mismas, se construyen los genocidios inducidos por la impericia y la negligencia de funcionarios, empresarios truchos, artistas de ocasión, y otros convidados para la circunstancia…
ARGENTINA toda es el reflejo triste de un CROMAÑÓN que se replica en el vínculo político con los productores agrarios, con el narcotráfico autorizado y protegido, con la venta de los recursos naturales del país, con el regalo de tierras fiscales, con el desmantelamiento de los ferrocarriles, con rutas impropias, con la desconexión de las vías aéreas, con el desarticulamiento de la salud y la educación, con el desmantelamiento de los respaldos financieros, con la manipulación de los fondos jubilatorios, y tantas otras cosas que necesitaríamos una vida para anotar y describir…
Léase, ARGENTINA es CROMAÑÓN y CROMAÑÓN hace a la ARGENTINA…
Este mini-holocausto ciudadano no se resolverá con la prisión de los irresponsables que lo indujeron con sus miserias humanas, sencillamente porque las víctimas no regresarán siquiera a trascender sus tiempos… y eso, mi estimada, nadie lo devuelve. Cuántos de esos irresponsables… quedarán libres sencillamente porque nunca fueron considerados como culpables?…
Los ejemplos son muchos.
En ARGENTINA nada está acondicionado para abordar ni tampoco resolver una catástrofe. Tartagal es un buen ejemplo. La AMIA es otro buen ejemplo. El avión de la empresa LAPA. Pero son tantos!…
Mientras la sociedad no asuma sus deficiencias, poco se podrá hacer al respecto…
Seguramente el CROMAGNON primitivo no lo era tanto respecto a la ausencia de sentido común de una sociedad a la cual los problemas siempre le pasan de largo, atropellados por múltiples mini-genocidios o por mini-holocaustos traducidos en accidentes de tránsito o en cualquier otra cosa que no sólo deja muertos sino eternos lisiados de cuerpo y de alma.
Un cordial saludo
Cerasale

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