jueves, 19 de marzo de 2009
COHERENCIA
Estimada Señora Senadora Nacional María Eugenia Estenssoro:
Las últimas horas enseñan a un país y su sociedad enfrascados en problemas que aparecen como insolubles, crecientes y donde los intereses aventan conflictos cada vez mayores.
La conducta política del PODER EJECUTIVO no es ejemplo de nada ya que se sustenta en una soberbia mezquina (como toda soberbia) que desprecia a la ciudadanía en su conjunto, cualquiera sea la bandería política de ésta, pero peor aún subestima a los propios obsecuentes, pobres y marginados que han entregado su dignidad a cambio de una pizca de "comodidad" y otra de "chapa", a lo que debe agregarse un dejo de "poder".
No obstante ello la conducta de la oposición política no aparece a los ojos ciudadanos como diferente ya que adolecen de la misma soberbia, distintas mezquindades y miserias, pero diseminan los mismos conceptos atropellando a aquel que se permite disentir...
Todo ello presenta un cuadro lamentable que no desentona con lo que ocurre en el resto del mundo.
Indudablemente el mundo no está transitando sus mejores horas, por el contrario todo aparece como contradictorio y paradójico y la ARGENTINA que hoy podría ser casi una isla, no lo es por la simple incapacidad de gestión de su clase política, de los agentes que se autodenominan empresarios (muy lejos de serlo, por cierto) que hacen con sus esclavos lo que se les antoja, amparados por la ausencia de institucionalidad y por ende de una jurisprudencia laboral acorde a las necesidades del país.
En este concierto desconcertante la Señora Presidente de la Nación ha lanzado el proyecto de LEY de RADIODIFUSIÓN, algo que la nación demanda desde el advenimiento de la democracia sin que nadie se haya detenido un minuto a meditar la importancia de contar con una estrategia de medios que reduzca los monopolios y las conveniencias de una industria cada vez más poderosa y al mismo tiempo "manipuladora" (¿novelera sería la palabra?).
No obstante ello, ARGENTINA debe enfrentar (antes que su acto eleccionario) dos problemas gravísimos que nos están desgajando al modo de un cítrico pasado, ya podrido (dicúlpeme el término) y en descomposición acelerada... esto es, el problema de la inseguridad instalada por una parte, y por la otra el interminable e incomprensible conflicto con el campo y cuando me refiero al "campo" no hablo de entidades agrarias sino de productores, de miles de pueblos del interior del país (el primero de ellos a escasos 60 kilómetros de la Capital Federal: Coronel Brandsen) que están viendo cómo se avecina una etapa equivalente (superadora) a la de los noventa con la desaparición (extinción) de cientos de miles de puestos de trabajo por destrucción de las fuentes, los ferrocarriles, el abandono de los caminos, y todos los etcéteras que Usted ya conoce... promovidos por un mesiánico carente de sentido común (ni hablemos de lo demás).
La inseguridad instalada por y desde el narcotráfico y las gentes empobrecidas hasta el hartazgo y entonces compradas para servir a los fines estratégicos del hampa, en un país sin justicia, con fuerzas de seguridad con sus manos atadas desde la propia JUSTICIA (¿Justicia?), con Fuerzas Armadas desmanteladas por la inconciencia política, y nuevos etcéteras, han dejado a la ciudadanía toda en un estado de indefensión que no da para más.
La vida de las personas de bien no vale un centavo, ya no sólo en la calle sino tampoco en sus ámbitos de trabajo que han priorizado la descartabilidad como criterio de "recursos humanos", haciendo culto a un método cuyas consecuencias son bien conocidas en todo el mundo, pero en particular en países marginados como el nuestro.
Los sindicatos son "fuertes feudales" desde donde se defiende la "pobreza" y la "exclusión" y alcanza con analizar la situación de las fuentes laborales que dicen resguardar para asumir cuán grave es la situación de las personas que aún permanecen con alguna cobertura social y por ende laboral.
En medio de esto, se aprecian actitudes extrañas tal como el acercamiento del Fondo Monetario Internacional, entidad que sólo ha llevado zozobra y desconcierto al mundo entero, sometiendo a las gentes de bien a un penoso pasar. Abrir la puerta a la incoherencia (más de la que ya hay) no parece ser buena consejera...
Que el país está mal y estará aún mucho peor que en el 2001 ya no es novedad, tanto como es inevitable en tanto y cuanto el sistema financiero que rige el planeta se encuentra en proceso de desintegración, sin regreso, sin retorno. Observándose que cuanto más dinero vuelquen los gobiernos para salvaguardar aquello que creen salvable, peor será la consecuencia ya que este embudo funciona al modo de una aspiradora donde todo (TODO) está siendo "chupado", compactado y destruido...
Como ciudadano ya ni siquiera estoy preocupado por esta situación ya que la crisis atropellará a todos los seres humanos, como sociedades y como individuos, impulsándolos (nos) a un burn out en masa que por el momento aparece como inevitable. Cuando su prioridad es comer, pensar en otra cosa (bien) es utópico y de entelequias estamos llenos.
En el medio de todo esto, los conflictos se suceden, se multiplican, se diseminan y van ocupando rápidamente espacios sin que nadie atine a nada.
Humildemente le sugiero que comiencen a diseñar, a pensar en una estrategia de caos (más allá de la crisis) porque todo indica que hacia allá se encamina la sociedad humana toda y consecuentemente nosotros.
No sabemos quién llegará primero (al caos) pero a esta altura, da lo mismo ya que todos arrastramos a todos y quien crea que de esto salvará su alma, está equivocado.
Nadie está hablando claramente de la gravedad de falta de agua dulce en el mundo, mientras además de lo ya expuesto asistimos al derretimiento de los polos (miles de millones de toneladas de reservas de agua dulce), como tampoco del problema del calentamiento global que ya excede la media estimada como dramática y prevista para mediados de este siglo.
Detrás de ello la locura por la deforestación y sembrar soja (que no comerá nadie, dicho sea de paso) están poniendo de rodillas a la naturaleza que no es otra cosa que nuestra propia casa, y nada más que ella (no hay otra y tampoco la habrá). Suponer que esto pasará desapercibido por el equilibrio del planeta es otro error de la incoherencia que rige las mentes humanas del poder por estas horas.
Como ciudadano asisto a un concierto deliberativo donde se discursea en todos los ámbitos, ejerciendo un falso academicismo... pero nada se compone y todos se miran, unos a otros, con desprecio y hasta con sarcasmo... enseñando las miserias de una condición humana por demás deteriorada.
Curiosamente, luego de la expresión apocalíptica vertida hasta aquí, aparecen las gentes que entienden a la perfección lo que está ocurriendo pero no pueden hacer nada porque están caídas de la consideración pública, política, y del sistema... por ello particularmente estimo posible una reacción en cadena al modo de la Revolución Francesa donde la masa atropellará al poder hasta licuarlo, ejerciendo algo semejante a un contra tsunami, a una contra ola gigantesca que arrasará los mecanismos de poder conocidos llevándose miles de vidas en la gesta, pero también por la gesta misma.
Viendo que las horas pasan sin que nadie haga nada por nadie, sería bueno que Usted con la pizca de poder de la cual dispone, difundiera los sentimientos y expresiones ciudadanas que van en contra de los estamentos de una política perimida, cualquiera sea su color, denominación, o dogma..., al menos antes que sea demasiado tarde y luego vengan aquellos que se rasgan las vestiduras, aún no habiendo hecho nada (los ejemplos son muchos y no haré nombres porque es tedioso para todos, no le parece?).
Un cordial saludo
Cerasale
El dispreciau: espectador de las fumarolas de la miseria humana... marzo 19, 2009.-
el dispreciau dice: "no es bueno no ir a ninguna parte..., pero peor es inducir a otros a hacer lo mismo".
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