Cómo un mapa puede reducir los delitos en un país
La publicación de todos los datos de criminalidad pretende mejorar las estrategias de seguridad en Perú
Lima
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Si no fuera por los sucesivos escándalos de corrupción que han saltado en los últimos meses en Perú, la inseguridad seguiría siendo la primera preocupación para sus habitantes. Ha ocupado el número uno de la clasificación encuesta tras encuesta durante prácticamente toda esta década, desplazando a otros problemas como pobreza o desempleo. El Instituto de Nacional de Estadística e Informática (INEI), que es el encargado de medir esta percepción, es también una de las instituciones que ha decidido aportar herramientas para luchar contra ella. Y lo ha hecho con lo que mejor sabe: con datos.
La percepción de inseguridad no nace de la nada. A principios de esta década, cuatro de cada 10 personas habían sufrido un hecho delictivo en los 12 meses previos a ser entrevistados. Esta proporción se ha reducido prácticamente a la mitad, según los últimos datos de abril de este mismo año. Pero a la luz de los sondeos, sigue sin ser suficiente: el 88% piensa que probablemente será víctima del crimen en el próximo año.
El proyecto del INEI consiste precisamente en hacer públicos, de forma pormenorizada, todos los datos estadísticos sobre la delincuencia del país. En un programa (Sistema Integrado de Estadísticas de la Criminalidad y la Seguridad Ciudadana) con pocos precedentes en el mundo, se pueden consultar de forma geolocalizada dónde se cometió cada tipo de delito en un año concreto. Y esto se puede cruzar con decenas de variables: empresas en la zona, datos sociodemográficos, tipo de hogares.. “Se trata de poner la estadística al servicio de las decisiones políticas”, subraya Aníbal Sánchez, jefe del INEI.
¿En qué puede ayudar un mapa lleno de datos en la lucha contra la delincuencia? “La disponibilidad de información estadística es un elemento fundamental para ello: para facilitar políticas, planificación más estratégica, saber dónde están los lugares más conflictivos en términos de inseguridad”, resume Gilberto Moncada, especialista en Modernización del Estado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ha dado acompañamiento técnico a esta experiencia piloto.
Una de las peculiaridades del sistema, inédito en América Latina, es que los datos, públicos para cualquiera que desee consultarlos online, se pueden examinar por capas de información. “Aporta elementos que permiten observar más allá del hecho aislado, el contexto que permite analizar causas factores. Si sabes que en cierto lugar se producen crímenes pero no conoces qué más sucede allí, es imposible relacionar los factores que lo explican y, por lo tanto, es más complicado adoptar políticas para evitarlos”, añade Moncada.
El 88% de los peruanos piensa que probablemente será víctima del crimen en el próximo año. Solo dos de cada diez acertarán
El jefe del INEI pone un ejemplo concreto de lo que el sistema puede permitir en el futuro: “Los comisarios puede ser más eficientes organizando los patrullajes si saben dónde y cuándo se producen los delitos. Con el tiempo, incluso se podría premiar de alguna forma a aquellos que consigan mejores reducciones”. Las estadísticas muestran que el 80% de los crímenes de todo el país se cometen en poco más de 100 distritos, de los más de 1.800 que tiene Perú. “El Ministerio del Interior va a concentrar ahí los esfuerzos”, añade Sánchez.
Este sistema viene a complementar una de las apuestas del Gobierno peruano, que llegó al poder hace un año, Barrio seguro, un programa de coordinación entre las distintas policías con la complicidad de las comunidades. Además de incrementar el patrullaje en las zonas más vulnerables, esta iniciativa enfrenta el delito desde una perspectiva multisectorial, algo que incluye actividades para jóvenes, becas, programas sociales y centros de atención a la mujer. Sus resultados todavía no se conocen, ya que solo lleva unos meses en marcha.
Lo que sí se sabe es que pese a la sensación de inseguridad que tienen los peruanos, las estadísticas de asesinatos no son preocupantes en el país con respecto a otros de la región: siete por cada 100.000 habitantes frente a los 28 de su vecina Colombia o los 75 de Honduras, que es líder mundial. Lo que mantiene a la ciudadanía preocupada son otros delitos menores. Uno de los más frecuentes es el robo de teléfonos móviles. Es el principal modelo de hurto callejero y las estadísticas registran más de 6.000 al día. El Ministerio del Interior inhabilitará 50.000 dispositivos robados y, en coordinación con los operadores, enviará un mensaje SMS a los que se reporten solicitando que los devuelvan; si no lo hacen, serán denunciados ante el Ministerio Público. Con toda esta estrategia, sumada a las anteriormente descritas, el ministerio calcula que reducirá en un 40% estos hurtos a final de año.
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