¡Buenos días, "el dispreciau"!
El 90% de los Down en España son abortados, según nos contaba recientemente el ginecólogo Esteban Rodríguez. Los estudios del periodo gestacional (como la famosa prueba de la amniocentesis) están fomentando, en la práctica, una especie de “limpieza étnica”.
Ya que la mayoría de los padres deciden abortar cuando les informan de que el niño que esperan tiene la trisomía 21, comúnmente llamada síndrome de Down.
España no es una excepción en Occidente, en donde ese tipo de protocolos se convierte en un test de eugenesia. Si el niño está sano, rollizo y con ojos azules, me lo quedo. Pero si tiene malformaciones o algún tipo de anomalía -como ser Down- entonces me quito el problema de encima. ¿Qué diferencia hay, entonces, con la Esparta en la que el bebé débil era arrojado por el monte Taigeto, o la Alemania nazi, en la que el discapacitado mental era esterilizado?
El propio doctor Rodríguez explicaba que esos protocolos resultan ser auténticas cacerías, en las que la presa es el niño Down.
Curiosamente no piensan lo mismo los padres que han tenido niños con trisomía 21. Por nada del mundo se desharían de sus hijos y todos sin excepción reconocen que lo que ha venido con esas criaturas no ha sido dolor y frustración, sino más bien alegría y ternura.
El problema es que los Down arrastran toneladas de tópicos y una especie de mala prensa que es difícil cambiar en una sociedad utilitarista y ferozmente competitiva como la nuestra.
Por eso, resulta estimulante ver testimonios como los del último finalista del Premio Planeta, Marcos Chicot, padre de una hija Down, que dedicó el galardón a la niña por ser “el motor de su vida”.
O historias como la de la joven argentina Noelia Garella, que hizo realidad su sueño de convertirse en profesora. Recordarás que Actuall te contó con detalle su peripecia. Y que cuando sus padres la llevaron a la guardería, los profesores dijeron: “No queremos ni monstruos ni Down”.
Ahora te traemos otro caso de superación y fe en el ser humano. Nuestra reportera Bea de la Rosa ha entrevistado al actor mexicano Paco de la Fuente. Este ha intervenido en el musical Hoy no me puedo levantar y ha sido una de las estrellas del filme El alien y yo, comedia dirigida por Jesús Magaña.
Nada tendría de particular, si no fuera porque Paco, de 25 años, que canta, baila y hace reir, es síndrome de Down. Desde los ocho manifestó dotes artísticas. Ya entonces bailaba e imitaba a los personajes de los dibujos animados de Disney.
Vale la pena leer la entrevista, con el testimonio del joven actor. La publicaremos el próximo lunes, pero te la adelanto como suscriptor de Actuall.
Y sobre todo vale la pena escuchar a sus padres, Manuel y Francisca, que tenían otros tres hijos mayores, y que no sólo aceptaron la venida de un hijo con trisomía 21, sino que colaboran con la Fundación Down para visitar a otras parejas que esperan o han tenido a un niño con esa anomalía.
¿El secreto? Verlo como lo que era… un regalo. Y no tratarlo de modo diferente a sus hermanos.
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Alfonso Basallo y la Redacción de Actuall.
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