Tenemos varias preguntas para usted, presidente
Así es un día del Gobierno de Cercanía impulsado en los pueblos de campaña de Uruguay
San José (Uruguay)
Los vecinos de Ecilda Paullier tuvieron la oportunidad de plantear sus demandas, sin filtro previo, a los gobernantes. PRESIDENCIA DE URUGUAY
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"El Gobierno de Cercanía es lo que se ve: la proximidad del Gobierno nacional y del local con la ciudadanía para escucharla, para ver cuáles son sus aspiraciones, quejas y reclamos, pero también sus logros. Creo que es para profundizar la democracia en todo sentido y abrir amplios caminos de participación ciudadana en el arte de gobernar”.
Así define el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, una modalidad de gobierno que puso en práctica durante su primer mandato (2005-2009) y que repite ahora, en su segunda presidencia. Para ello, el Ejecutivo al completo se traslada mensualmente desde Montevideo a un pueblo de la campaña, donde mantiene un cara a cara, sin filtro alguno, con los ciudadanos.
El último día de octubre fue el turno de Ecilda Paullier, un pueblo del departamento de San José de casi 3.000 habitantes, a 100 kilómetros de Montevideo, conocido en la comarca por sus festivales de quesos y flores. No hay altavoces ni pasacalles para anunciar el consejo abierto, tampoco llegan autobuses con partidarios del Gobierno. Blanca, por ejemplo, no votó al partido de Vázquez, Frente Amplio, pero asegura que “será un honor recibirlo", dice mientras camina deprisa hacia la panadería de Silvana. Sin embargo, se quedará en casa porque está de luto por la muerte de su hijo.
A Alberto, dueño de la única posada del lugar, el Consejo de ministros parece no quitarle el sueño. Otro vecino, Roberto, sí que irá. Cerrará su tienda de ramos generales por un par de horas, se pondrá su camisa favorita y será uno de los primeros en llegar.
El lugar escogido es el Centro de Jubilados, que acoge excepcionalmente a unas 500 personas, entre vecinos, agrupaciones sociales, miembros del Gobierno nacional y local. El salón está presidido por unos paneles con cuadros difuminados, celestes y blancos, que imitan la bandera nacional. Allí mismo, delante de la insignia pixeleada, se ubicarán los representantes del poder Ejecutivo y el anfitrión, el intendente de San José, José Falero, del opositor Partido Nacional.
Son las 8 de la mañana cuando una vecina se acerca con un pequeño buqué de rosas que coloca a los pies de la mesa. Lo ha hecho ella, con flores de su jardín. Poco a poco van llegando los asistentes, que pasan sin invitaciones oficiales, sin enseñar documento, sin atravesar escáner alguno, sin ser cacheados por el personal encargado de la seguridad.
Fuera, los atronadores saludos militares a los altos mandos del Ejército resuenan como antigualla decimonónica que perdura en el Uruguay de la marihuana legal, el matrimonio igualitario y el derecho al aborto. De repente, todos miran al cielo: llega el helicóptero que trae al presidente.
Para el periodista Daniel Supervielle esta modalidad de gobierno no es per se ni buena ni mala
Pasadas las 9 comienza el consejo abierto en un salón abarrotado, casi sin ventilación, con una docena de cámaras y el sopor que provocan los grandes focos para la trasmisión en directo, por televisión e Internet, de toda la reunión. Falero, gobernante anfitrión, elogia al Gobierno de Cercanía y expresa su intención de replicarlo. De inmediato, echa sobre la mesa la inminente destrucción de una escollera emplazada sobre el Río de la Plata que perjudicará a los pescadores artesanales de la zona. Los asistentes siguen sus palabras en silencio. Los vecinos que tendrán una hora para hacer sus planteamientos. Vázquez pregunta: “¿Quién quiere hacer uso de la palabra?”.
Lo hace un representante de los pescadores artesanales, que, tras un breve discurso, entrega una petición que busca mantener la escollera. Otro veterano, que se define como "viejo pescador y pescador viejo", dice: “La pesca artesanal está en crisis. Toda la vida, todos los gobiernos, nos pidieron organización. Hoy estamos organizados y diciendo a su Ejecutivo que estamos dispuestos a trabajar para buscar el desarrollo de la actividad pesquera”, señala.
Un niño de primaria solicita espacio y herramientas para un huerto orgánico escolar. "Queremos generar conciencia y abastecer a nuestro comedor", explica. Otra niña reclama la instalación de una estación de bomberos. Representantes de una asociación de obesos hablan de esta enfermedad y los costes que conlleva su tratamiento. Al fondo, una maestra toma el micrófono: "Presidente, con mis alumnos hemos preparado una performance sobre la solidaridad. ¿Podrán bailar?".
El Gobierno de Cercanía y la celebración de estos consejos han sido una prioridad para Vázquez y de ellos habló en un encuentro celebrado recientemente en Parísante 3.000 personas de 70 países. Sus colaboradores resaltan que la descentralización ha sido una de las grandes obsesiones del mandatario desde que asumió como intendente de Montevideo, en 1990. ¿Pero es este Gobierno de Cercanía lo que la ciudadanía necesita? Daniel Supervielle, periodista asesor del principal representante de la oposición, Luis Lacalle, señala que se trata de puro marketing político con eco mediático.
El experto asegura que esta modalidad de gobierno no es per se ni buena ni mala. "Buenas son las acciones concretas, como arreglar las rutas destrozadas y combatir el abigeato o encarar el tema impositivo lejos de la capital, que hace que muchos pequeños empresarios y emprendedores tengan que estar en negro". Y remata: "Este Gobierno se aleja cada día que pasa de los problemas reales de la gente. Le veo mucho circo y poco pan, aunque reconozco que es mejor estar ahí que no estar y acordarse solo en tiempos electorales".
El sociólogo Renato Opertti, integrante de la Unesco, sostiene que toda iniciativa que tenga el propósito de acercar el Gobierno a "captar y entender las genuinas expectativas y necesidades de la gente" puede fortalecer el funcionamiento de la democracia a escala local. Para ello es necesario, añade, lograr la representatividad de voces que "reflejen la diversidad de ideas y posicionamientos" y que la agenda de temas tratados "permita un abordaje sustantivo y con efectivos mecanismos de seguimiento".
En eso coincide la ministra de Desarrollo Social (Mides), Marina Arismendi, que asegura que el acompañamiento de los compromisos asumidos ha sido una constante desde que tomó las riendas de esa cartera durante el primer gobierno de la centro izquierda uruguaya, y ahora, en el tercero. Allá por 2005, Vázquez encargó a Arismendi una de las carteras más complejas, en tiempos en que uno de cada tres uruguayos vivía por debajo de la línea de pobreza y había menores que comían hierba para ganado.
Un día antes del consejo abierto de Ecilda Paullier, en una diminuta sala de la ciudad de San José, la representante del Mides recibe a las organizaciones sociales locales, la mayoría de las cuales está liderada por mujeres, en un encuentro lejos de los focos. "En 2005, las personas venían en busca de trabajo y comida", resume Arismendi, mientras que hoy las demandas están centradas en ampliar la atención a la primera infancia o a grupos vulnerables: jóvenes exadictos, ancianos o madres cabeza de familia.
Desde el mediodía hasta entrada la noche, a la oficina del Mides llegan representantes de 14 organizaciones locales, entre ellas del sindicato Utrasurpa, que agrupa a 50.000 a trabajadores rurales. El 75% de este gremio está compuesto por mujeres que tienen más de un hijo, muchas de las cuales trabajan por 300 euros al mes, sin seguridad social. "Por miedo al despido u otras represalias no lo denuncian", aseguran los sindicalistas.
En Uruguay existe la mayor brecha salarial entre hombres y mujeres de la región: ellas ganan un 26,3% menos que sus pares masculinos. Frente a los sindicalistas, la ministra informa sobre el nuevo sistema de casas comunitarias destinado al cuidado de menores de hogares pobres, pero aclara que la fiscalización del trabajo informal deberá coordinarse con el ministerio correspondiente.
"Para nosotros es natural el contacto directo con la población. Es imprescindible, así como hacer un seguimiento de las demandas", insiste Arismendi.
Vázquez ha anunciado que los uruguayos tendrán el balance oficial de los compromisos asumidos en los consejos abiertos antes de que acabe 2016. Será otra instancia, también clave, del Gobierno de Cercanía.
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