La tregua para la evacuación salta por los aires en Alepo
Los rebeldes suspenden el acuerdo ante las nuevas exigencias del régimen y sus aliados
Jerusalén
Sucesivas andanadas de artillería y de cohetes disparados por el régimen sirio contra el reducto rebelde en el este de Alepo hicieron saltar este martes por los aires la tregua pactada la víspera para evacuar a combatientes y civiles. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos y un periodista local de France Presse sobre el terreno confirmaron la reanudación de los enfrentamientos entre ambos contendientes después de casi una jornada de calma. Un portavoz insurgente declaró que el alto el fuego quedaba suspendido ante las nuevas exigencias planteadas por el Ejército y sus aliados chiíes. El Gobierno del presidente Bachar el Asad ha reclamado a las milicias de la oposición que entreguen una lista con el nombre de las 15.000 personas que van a ser evacuadas para identificar a eventuales rehenes y prisioneros. También pide que los insurgentes levanten el asedio a dos localidades gubernamentales en la provincia rebelde de Idlib.
Fuerzas de El Asad revisan un tanque dañado en Alepo. O. S. REUTERS | EPV
Una veintena de autobuses estaban preparados para iniciar a primera hora de la mañana de este miércoles la evacuación de los rebeldes y civiles cercados en el este de Alepo, pero su salida ha quedado suspendida en medio de la confusión causada por los combates. Miles de habitantes del este habían pasado la noche bajo la lluvia para poder abandonar el último reducto insurgente de la ciudad, según informó un periodista de France Presse sobre el terreno.
Las armas habían callado en Alepo desde la tarde del martes, pero las explosiones de los disparos de la artillería del régimen volvieron a escucharse en el este de la urbe en la mañana del miércoles. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reconoció que se han producido enfrentamientos, sin ofrecer más detalles. Solo dijo que se preveía que los últimos focos de resistencia rebeldes se mantuvieran activos durante dos o tres días más.
El Gobierno francés se había sumado a la petición de Estados Unidos para que observadores de Naciones Unidas o de Cruz Roja supervisaran la evacuación ante la incertidumbre creada por los enfrentamientos. La ONU precisó que no había tomado parte en el acuerdo de alto el fuego, pactado entre Rusia y Turquíaen la tarde de martes, si bien se mostró dispuesta a colaborar en la organización de la salida de los combatientes rebeldes y de los civiles que habían quedado atrapados en la última bolsa de resistencia. El Ministerio de Exteriores turco aseguró este martes que estaba intentando negociar con Moscú la consolidación del alto el fuego. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció que iba ha hablar por teléfono con el presidente ruso, Vladímir Putin, para garantizar la apertura de un corredor humanitario para la evacuación de Alepo.
Algunos de los 6.000 civiles que habían logrado escapar el martes de la parte oriental de Alepo describían así a Reuters el escenario bélico que habían dejado atrás: “Las calles de (los barrios de) Bustan al Qasar y Fardus están sembradas de cadáveres, pero nadie se ocupa de enterrarlos”. Muchos de los huidos habían quemado las pertenencias que no podían llevar consigo por temor a los saqueos.
Según el acuerdo ruso-turco, la población civil y los enfermos y heridos serían los primeros evacuados y los combatientes podrían abandonar después la ciudad con sus armas ligeras en dirección a zonas rurales próximas o de la provincia de Idlib bajo control de la oposición. La salida de los insurgentes de la urbe, la segunda más importante del país, suponía el principal logro de las fuerzas de Bachar Al Asad en más de cinco años de guerra.
En Alepo reinó un precario alto el fuego desde la noche del martes tras más de cuatro años de hostilidades. Al amanecer del martes, miles de partidarios del presidente Bachar el Asad se habían echadoa la calle en Alepo para celebrar la victoria sobre los rebeldes, antes aún de que se consumara. Una fuerza insurgente con apenas unos pocos miles de combatientes intentaba resistir a la desesperada en el frente del río que da nombre a la ciudad del norte de Siria. Pero solo controlaba ya el 2% de los distritos que estaban en manos de la oposición desde 2012, cuando la urbe quedó escindida por la guerra. Unos 50.000 civiles permanecían atrapados a su lado, según la estimación del Observatorio, bajo los bombardeos aéreos rusos y sirios y el intenso fuego de las tropas gubernamentales y de sus aliados chiíes de Irán, Líbano e Irak.
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