La cultura francesa denuncia la “indignidad” de la situación de Calais
800 intelectuales firman un manifiesto que pide al Gobierno que reaccione ante la Jungla, un poblado que acoge ya a 6.000 inmigrantes
“¿Hasta cuándo seguiremos callados?”, se pregunta el manifiesto que han firmado 800 personas de la cultura francesa contra las condiciones que sufren los inmigrantes atrapados en Calais, en el oeste del país. Cinco cineastas se propusieron el sábado pasado recabar un centenar de firmas contra la situación. Tres días más tarde ya habían logrado las 800. Los que trabajan con los inmigrantes llevan semanas alertando de que la llamada Jungla de Calais (un poblado chabolista que no deja de crecer) puede estallar. El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve vuelve esta tarde a visitar la zona donde malviven unos 6.000 inmigrantes que ansían, a riesgo de sus vidas, cruzar el canal de la Mancha hacia el Reino Unido.
El manifiesto, publicado hoy íntegramente por el rotativo Libération, denuncia la situación que sufren los inmigrantes “con una magra comida diaria, acceso casi imposible a una ducha o al lavabo, una epidemia de sarna devastadora, heridas dolorosas y problemas dentales no cuidados”. La descripción se basa en los datos que viene aportando el personal sanitario y de organizaciones humanitarias que atienden a los habitantes de la Jungla, situada en un solar municipal de dunas de un kilómetro de largo por medio de ancho. En esa ciudad sin ley ni luz ni agua corriente hay violaciones y los niños viven sobre los detritus.
Para los firmantes del manifiesto, que han utilizado la plataforma charge.org, es inadmisible que el Gobierno francés se haya desentendido de la Jungla y haya confiado la gestión a organizaciones humanitarias. “Hemos decidido tomar la palabra”…”en nombre de nuestros valores comunes de asilo y de universalismo”, continúa el manifiesto. “Y porque seremos mañana más fuertes por luchar juntos contra las injusticias y la miseria. Pedimos solemnemente al Gobierno un amplio plan de urgencia para sacar a la Jungla de Calais de la indignidad en la que se encuentra”. Entre los firmantes están la escritora Fred Vargas, el economista Thomas Piketty, la actriz Jeanne Moreau, el sociólogo Edgar Morin o los cineastas Jean-Luc Godard y Jean-Pierre y Luc Dardenne.
La Jungla, situada en un extremo del término municipal de Calais (70.000 habitantes), es el lugar al que van a parar una parte de los inmigrantes y refugiados que logran entrar en la Unión Europea (por Hungría, por Eslovenia, por Italia y otros países) en busca de una oportunidad. Hay cientos de sirios, pero también eritreos, sudaneses, afganos o iraquíes. El goteo de llegadas es constante y este verano estalló la situación cuando cada día unos 1.500 intentaban cruzar el canal a bordo de los camiones o caminando por las vías del tren que recorre subterráneamente el Canal.
Diecinueve personas han perdido desde finales de junio la vida cuando intentaban cruzar. La presión ha disminuido en otoño y este mismo lunes las autoridades han abierto nuevas instalaciones que facilitan el tránsito de los transportistas. Los atascos en el lado francés eran aprovechados por los inmigrantes para introducirse subrepticiamente en los camiones. Todas las instalaciones marítimas y de transporte ferroviario están férreamente amuralladas para frenar los asaltos.
Mientras tanto, en Calais la población se organiza como puede instalando en sus chozas de plástico y tela tiendas, iglesias, mezquitas y hasta un taller de reparación de bicicletas. De vez en cuando, el Gobierno fleta avionetas privadas para enviar a centros de acogida de otros puntos del país a puñados de inmigrantes que, en su mayoría, retoman después su penoso camino para volver a la Jungla y esperar su turno. Cazeneuve ha defendido el sistema por ser rápido y barato.
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