martes, 5 de junio de 2012

EL VALOR DEL AGUA || Alimentos que dejan huella | Andalucía | elmundo.es

Alimentos que dejan huella | Andalucía | elmundo.es

MEDIO AMBIENTE | Incidencia del consumo de agua

Alimentos que dejan huella

Un agricultor instala un sistema de riego automático. | E.M. Un agricultor instala un sistema de riego automático. | E.M.
  • La producción alimentaria conlleva un elevado consumo de agua
  • Los países empiezan a estudiar este gasto en su planificación hidrológica
  • La carne, sobre todo de vacuno, es un alimento que consume mucha agua
  • Un tomate tiene una 'huella' de 150 litros de agua; una taza de café, de 130
  • La fundación sevillana Centa es pionera en este tipo de estudios
Olatz Ruiz | Sevilla
Actualizado domingo 03/06/2012 10:09 horas

No todos consumimos la misma cantidad de agua. Y no sólo tiene que ver con el gasto en la ducha, el llenado de piscinas o el lavado de los platos sino también con lo que comemos. La producción de alimentos, mucho más intensamente que otras actividades como las industriales o turísticas, conlleva un consumo de agua que ya se está midiendo para conocer cómo incide en el planeta, y se crean herramientas tecnológicas para conocer este impacto en los distintos países para que las administraciones tengan en cuenta estos datos a la hora de su planificación hidrológica y productiva.
La huella hídrica de un produco no depende sólo de éste sino de dónde, cuándo y cómo se ha producido
Estas herramientas se aplican para conocer la cantidad de agua necesaria para cada alimento o producto agrícola y también se evalúan cultivos como el algodón, que utilizamos en las prendas de vestir o el papel. Estos indicadores se hacen necesarios en un mundo que ya es consciente de que el agua es un bien limitado y que en una climatología como la mediterránea, en la que son frecuentes los ciclos de sequía, conviene tener en cuenta estos consumos a la hora de tomar decisiones sobre la gestión del agua y los ecosistemas.

Un organismo como el Centa (Fundación Centro de Nuevas Tecnológicas del Agua), ubicado en Sevilla, es pionero en este tipo de estudios. A principios de 2010, la fundación Centa se asoció a la Red de la Huella Hídrica (Water Footprint Network), una organización internacional que tiene como objetivo analizar el impacto humano en los recursos hídricos a través del consumo.

La 'huella hídrica' es, por tanto, un novedoso concepto. En el caso de un alimento se define como el volumen de agua utilizado en su producción, mientras que la huella hídrica de un individuo, comunidad o empresa se define como el volumen total de agua que se ha utilizado en la producción de todos los bienes y servicios consumidos por éstos. El cálculo de este indicador se puede extrapolar también a un país.

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"Este indicador de agua depende de varios factores: no sólo del producto consumido, sino de dónde, cuándo y cómo se ha producido dicho producto, es decir "nuestra huella hídrica será diferente si nuestra dieta tiene más tomate que pimiento, pero además, este tomate tendrá diferente huella hídrica según dónde se cultive", explica Francisco Luque, encargado del departamento de la gestión ecosistémica del agua del Centa.

Una dieta que ahorre agua

Si siguiéramos al pie de la letra el ahorro de agua en función de la huella hídrica de los alimentos, deberíamos ser vegetarianos y olvidarnos de bebidas como el café, aunque ya se advierte que los datos dependen mucho de cómo y dónde.
Para obtener un kilo de aceitunas, en España se precisan 2.700 litros de agua y en Turquía, más de 9.000 litros
Un tomate, por ejemplo, necesita 150 litros de agua para sembrarse, nacer, recolectarse y hasta que llega casa. Por el contrario, un filete de vaca necesita para llegar a nuestro plato unos 5.000 litros, si tenemos en cuenta que para obtener un kilo de esa carne hacen falta 15.400 litros.

En general las carnes son los 'productos malditos' en este baremo, pues se mide no sólo el consumo de agua del animal, sino el de los productos que precisan para su alimentación (pastos, piensos) así como la contaminación que producen. En el caso del cerdo o del pollo, las cantidades también son muy elevadas.

La huella hídrica mundial de los pollos entre los años 1996-2005 sumó los 255.000 millones de litros, el 11% del total de la huella hídrica de animales de granja, según los cálculos de la herramienta para medir esta huella.

La conclusión más simplista podría ser la conveniencia de la dieta vegetariana, aunque no es exactamente así. Los cereales, por ejemplo, precisan una gran cantidad de agua. El arroz, 2.600 litros sólo para un kilo o 1.800 en el caso de los macarrones.
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Además, no en todos los países el consumo es similar. Mientras para obtener un kilo de aceitunas en España se precisan 2.700 litros, en Turquía un país relativamente cercano y del entorno mediterráneo supera los 9.000 litros. Hay países, como China, cuya huella hídrica de sus alimentos se dispara aunque no el impacto global, porque depende de áreas geográficas.

En España, la huella hídrica como país se calcula en 2.461 metros cúbicos por habitante y año. 1.385 metros cúbicos es la media mundial. Lógicamente, en los países desarrollados la huella suele ser superior a la media.

Planificación hidrológica

España ha sido uno de los primeros países del mundo en incluir el análisis de la huella hídrica en las políticas gubernamentales, redactando los planes de gestión de cuencas a partir de su cálculo. Este análisis puede proporcionar un marco para optimizar las decisiones en materia de agua, ya que es necesaria una distribución más eficiente de los recursos para permitir la conservación del medio sin dañar la economía, sobre todo, agrícola.
En España, la huella hídrica se calcula en 2.461 metros cúbicos por habitante y año; la media mundial es de 1.385 metros cúbicos
La comunidad científica se reunió en marzo en Londres para debatir en torno al clima, la degradación ecológica o la seguridad alimentaria, entre otros temas. Además, se analizó cómo se introduce este concepto en el sector público español de la mano de los expertos del Centa.

Luque asegura que, "en un país con los problemas de aridez que tiene España, este tipo de metodologías ayudan a ver cómo la importación de productos que requieren grandes volúmenes de agua en su producción pasa a ser un elemento clave para la seguridad hídrica y alimentaria".

El debate en los medios especializados sobre las aplicaciones de la metodología de cálculo de la huella hídrica es plausible y "muy interesante", asegura Luque. Éste precisa que en España y China se hace presente la huella en la planificación hidrológica; en otros países, como Reino Unido no se tiene en cuenta.

Además, se ha pensado en aplicar estos cálculos en la planificación de trasvases de agua, pero de momento no se ha dado ese paso. Mucho más complicada sería una planificación de cultivos en una Europa donde todos los agricultores tienen libertad de cultivo, aunque siempre pueden seguirse orientaciones hacia producciones sostenibles.

El valor del agua

Un vaso de leche, 255 litros de agua. Un kilo aceituna, 3.015 litros. Una naranja, 80 litros de agua. Pasta seca, 1.800 litros por kilo. Patatas, 290 litros las chip. Carne de vacuno, 15.400 litros por kilo. Una manzana, 125 litros. Un zumo de manzana, 1.140. Un vaso de vino, 110 litros. Un tomate, 150 litros. Un vaso de cerveza, 174 litros. Una baguete de pan, 155 litros. Queso, 5.050 litros un kilo. Un kilo de pollo, 4,330 litros. Un kilo de cordero, 10.400 litros. Un kilo de cerdo, 6.000 litros. Chocolate, 1.700 litros por cien gramos. Una taza de café, 130 litros. Una taza de té, 120 litros. Un huevo, 200 litros. Una lechuga, 110 litros. Un kilo de arroz, 2.600 litros de agua.

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