El análisis
Cada vez más fracturas
Joaquín Morales Solá
LA NACION
Noticias de Política: Miércoles 11 de agosto de 2010 | Publicado en edición impresa
El radicalismo se está quedando solo. A las severas condiciones que le puso Elisa Carrió se les sumó ayer una sorprendente declaración progubernamental del más importante dirigente socialista, el gobernador Hermes Binner. Así, el mandatario santafecino tomó distancia, tal vez definitiva, de sus hasta ahora socios en el Acuerdo Cívico y Social. El peronismo disidente no sólo carece de un referente inconfundible y de reglas básicas para la toma de decisiones; tampoco se ha puesto de acuerdo sobre dos cuestiones básicas: si lo tendrá a Mauricio Macri entre sus presidenciables y cómo y cuándo definirá su candidatura presidencial.
En las segundas líneas de ambos grupos políticos comienza a percibirse la inquietud. Una cosa era ir a las elecciones presidenciales del próximo año con tres propuestas compactas (el kirchnerismo, el peronismo disidente y el denominado panradicalismo), y otra cosa sería enfrentar a los Kirchner con múltiples desgajamientos, tantos como precandidatos presidenciales existen. En este caso, la reelección de uno de los Kirchner no sería imposible; sólo necesitaría cosechar en la primera vuelta el 40 por ciento de los votos y superar al que le siguiera por más de 10 puntos.
Las condiciones de Carrió fueron duras, porque sólo dejó a salvo su relación personal con Ricardo Alfonsín dentro del Acuerdo Cívico. No tenía, desde ya, por qué hacerlo con Margarita Stolbizer, dedicada durante las 24 horas de todos sus días sólo a provocar la reacción de Carrió. Pero la estructura del radicalismo es más amplia que la figura de Alfonsín, aunque éste sea ahora la figura más popular de su partido. Voceros del radicalismo aseguraron ayer que la permanencia de Carrió en el Acuerdo Cívico tiene una muy escasa vida. "Se irá o la iremos", dijo un dirigente con influencia en el comité nacional.
La propia cúpula del radicalismo entendió el mensaje de Binner como un alineamiento con los Kirchner cuando les reconoció a éstos el derecho de fijar las retenciones a la soja. "Binner está haciendo acuerdos políticos con los Kirchner", señalaron. Sucede que la oposición creía contar con los votos suficientes, al menos en la Cámara de Diputados, para no prorrogarle las facultades delegadas del Congreso nacional al Poder Ejecutivo, que vencerán el próximo día 24.
Los líderes parlamentarios opositores no se habían puesto de acuerdo sobre el mecanismo de las retenciones que aplicaría el Congreso en adelante, pero coincidían en que ellos debían fijar un método. Las declaraciones de Binner han puesto en duda ahora todo ese entramado, que ya era de dudosa aplicación porque debía sortear la valla del imprevisible Senado.
Sin Carrió y sin Binner. ¿Cuál es la solución entonces? "Fortalecer el radicalismo. Está visto que nuestros socios no son confiables", respondieron en la cúpula misma de ese partido. El Acuerdo Cívico y Social, que consiguió empatar con el kirchnerismo en las elecciones nacionales del año pasado, se encamina así hacia su propia disolución de hecho.
La "gran interna"
En medio de ese erial, una idea ronda entre peronistas y no peronistas opositores. Refiere a la posibilidad de una gran interna abierta entre todos los presidenciables opositores, sean peronistas o radicales. Es un proyecto embrionario, que se expresa con la boca casi cerrada y que sólo circula entre los que oyen a las primeras figuras. Lo explican de esta manera: ¿por qué no hacer en la primera vuelta electoral lo que se terminará haciendo en la segunda vuelta? ¿Acaso todos los no kirchneristas no terminarían juntos si debieran ir a un ballottage con uno de los Kirchner?
El pensamiento es sencillo, pero tiene serios objetores. Los más cercanos a la conducción partidaria del radicalismo descartan esa idea porque la consideran confusa. "Confundirá sobre todo a la sociedad independiente, que podría ver en ella un remedo de la Alianza de 1999, un rejunte sólo para ganar, sin vocación ni proyecto para gobernar", dijeron.
Legisladores importantes de ese partido, sin embargo, consideraron que la idea no es descabellada. "No es el momento aún. Pero tendremos que ver si funcionará un esquema de tres proyectos electorales o si será necesario reducirlo a sólo dos, el oficialismo y la oposición", argumentaron. En síntesis: no descartan nada.
Pragmatismo
Los peronistas son más pragmáticos. "Separados, si conviene. O juntos, si también conviene", contestó uno de los principales dirigentes del peronismo disidente. El único antecedente preciso que existe, pero no menor, es la reciente reunión del vicepresidente Julio Cobos con Francisco de Narváez. De Narváez es uno de los que sostienen que su espacio carece de candidato presidencial, salvo que mediara la improbable nominación de Carlos Reutemann.
Cobos suele decir, por su lado, que el radicalismo no tiene candidato a gobernador de Buenos Aires. Ninguno tiene, en fin, lo que el otro posee.
Desde otro ángulo, absolutamente distinto, pero parecido en su implementación, debe inscribirse la posición de Carrió. El proyecto de ésta, que seguramente vio venir algunos aprestos, es limpiar a su gusto el Acuerdo Cívico para preparar el camino hacia una coalición con el peronismo. En su imaginario están Reutemann y Felipe Solá como protagonistas de un gran acuerdo que aseguraría la gobernabilidad futura. También caben en su proyecto casi todos los peronistas restantes menos uno: Eduardo Duhalde. "El Acuerdo Cívico, tal como es, no está en condiciones de asegurar el gobierno efectivo del país", les repite Carrió a los suyos y a los ajenos.
"Lo mejor hasta ahora sería una fórmula Reutemann-Solá o Macri-Solá, por un lado, y otra fórmula Alfonsín-Binner o Cobos-Afonsín para enfrentar a los Kirchner, pero nadie sabe si podremos llegar en esas condiciones", explicó una alta fuente peronista.
Nadie sabe, en realidad, cómo será el cercano día de mañana entre los jirones de alianzas opositoras que, en algunos, ya han sido.
El análisisCada vez más fracturas
Joaquín Morales Solá
lanacion.com | Política | Mi�rcoles 11 de agosto de 2010
el dispreciau dice: el problema es sencillo, la oposición, se trate de quien sea, no tiene proyecto de país, no tiene modelo, no tiene equipo, no tiene perspectiva, ya que su único objetivo es el sillón de Balcarce 50... curiosamente, el ejecutivo en curso tampoco lo tiene ya que está encerrado entre necedades y empecinamientos, sin interés alguno en atender las razones de nadie. Es un país curioso este, tan curioso como generoso ya que le permite a los fantasmas eternizarse en el insconsciente colectivo y regresar disfrazado de demócratas, defensores de la libertad y los derechos ciudadanos, pero con garantías constitucionales limitadas (por las dudas)... El contexto de la Argentina del 2011 es francamente patético, sin embargo como en el mundo todo se encamina a una nueva frustración catastrófica, seguramente lo nuestro quedará disimulado y minimizado por los intereses ajenos que ven en nuestro suelo una fuente interminable de miserias depredadoras, las que recibirán el guiño para hacer fechorías a cambio de no descubrir otras peores. Es extraño ver cómo las perversidades se buscan en el ojo ajeno pero no se descubren en el propio espejo. Agosto 11, 2010.-
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