domingo, 30 de agosto de 2009

inversamente proporcional

modelo K (lo tuyo es mío... y lo mío es sólo mío)

Es récord la presión fiscal
La Argentina ha iniciado hace varios años un proceso de aumentos de impuestos que ha llegado a que un trabajador tenga que disponer de uno de cada dos pesos que cobra para contribuir al fisco

Noticias de Economía: Domingo 30 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa
Diego Cabot
LA NACION


Pasado mañana comenzará septiembre y cualquier trabajador argentino empezará a ganarse el sueldo de ese mes, que finalmente cobrará a principios del siguiente. Pues ese empleado deberá levantarse temprano, llegar a horario y cumplir con sus tareas hasta el miércoles 16 de septiembre para beneficio de su socio invisible: el Estado.

Sólo a última hora de ese día, el trabajador en cuestión empezará a ganarse el dinero para comer, vestirse, divertirse, mantener a su familia y ahorrar para mejorar su patrimonio. Dicho de otra forma, empezará a trabajar para él.

La Argentina de estos días ha llegado a un nivel de presión fiscal récord. La carga impositiva ha crecido en los últimos años y se ha tornado una pesada mochila, ya no sólo para los sectores de altos ingresos, sino también para los que cuentan con menos ingresos.

Ahora bien, ¿cuál es la presión fiscal que soportan los contribuyentes argentinos? Pues a los números. Si bien los cálculos varían de acuerdo con el método que se utilice, los cálculos más moderados hablan de que un trabajador que esté formalizado recibe un peso por cada uno que aporta de impuestos.

Pero hay quienes consideran que la presión, si se cuentan algunos impuestos provinciales y tasas municipales, el fisco se lleva casi $ 5,50 por cada 10 que percibe. Es decir, tiene un socio que comparte sus ganancias en por lo menos, un 50%. De ahí que haya que trabajar hasta julio para recién empezar a recibir dinero que será propio, o pasar el mediodía en una jornada tipo como para que los ingresos dejen de ir al fisco para ingresar en el bolsillo.

Sin embargo, si lo que se mide es la recaudación total de la Argentina y se lo compara con el producto bruto interno (PBI), la presión fiscal, según todos los consultados, es la más alta de la historia. En los últimos 15 años aumentó fortísimo. Mientras en 1993 era del 19,6% del PBI, en 2008, último año con datos totales, ese porcentaje llegó a 30,3 por ciento. Todo aumentó desde entonces: los impuestos nacionales pasaron del 16 al 21%; los provinciales de un 3,7% a un 4,3%. En medio aparecieron las retenciones a las exportaciones que sumaron un 5,4% al combo de impuestos.

El cóctel impositivo tiene ingredientes nacionales, provinciales y municipales. Allí conviven aportes personales y previsionales, IVA, impuesto a las ganancias, ingresos brutos y bienes personales. Está la tasa de Seguridad e Higiene, de suministro de energía eléctrica y de gas natural y de Abasto, entre otros muchos. Esto sin contar gravámenes específicos como los que tienen los cigarrillos y los combustibles, por citar algunos.

El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que preside Nadin Argañaraz, realizó un estudio con varias simulaciones de ingresos y de carga fiscal. De sus datos surge que, en promedio, el peso fiscal que un trabajador tiene en su sueldo es de alrededor de un 45 por ciento. "Es una cuenta más o menos moderada porque allí no se incluyen muchos impuestos que tienen mucha diferencia entre un distrito y otro, como por ejemplo el impuesto inmobiliario y patentes de automotores", dijo a LA NACION uno de los autores del trabajo, el economista Ariel Barraud.

Así y todo, las simulaciones que hicieron arrojan los siguientes datos. Un empleado que recibe 3000 pesos en su bolsillo tendrá un recibo de sueldo en el que constará un ingreso bruto de 3614,50 pesos. Pero sólo recibirá 3000, el resto son aportes personales. Pero el empleador ya habrá puesto 831,30 en conceptos de aportes patronales. Es decir, para que el sueldo de bolsillo sea 3000 el desembolso total es de 4445,80 pesos. El fisco ya se cobró de ese ingreso total un 32,5 por ciento.

"Nosotros tomamos como ingreso total el desembolso que hace un empleador porque ése es exactamente lo que una empresa destina a un trabajador", explica la metodología Barraud.

Luego, el cálculo considera que ese trabajador gasta sus 3000 pesos por mes y que no tiene capacidad de ahorro. Aparecen allí los impuestos al consumo, como el IVA, que pagan todos los contribuyentes sin importar el nivel de ingresos. Entonces, por esos desembolsos se deposita en el fisco un 12,7% del total de los ingresos, alrededor de 600 pesos.

"Esto significa que una persona que recibe 3000 pesos por mes tiene una carga impositiva de 45,3 por ciento", dijo Barraud.

Otro de los datos que surgen del trabajo es que la presión fiscal se mantiene más o menos constante, en torno al 45%, entre los asalariados, sin importar cuáles son los niveles de ingresos. "Se puede observar que la carga tributaria legal sobre el ingreso asalariado de familias que operan en la formalidad en la Argentina se encuentra en un promedio cercano al 45%. A su vez, no hay mayores diferencias en los tramos de ingreso considerados, puesto que la mayor progresividad de Ganancias (a mayor ingreso, mayor peso de los impuestos) se ve compensada por el hecho de que los impuestos al consumo, al ser generales, representan una menor participación en el total de ingresos de las familias de mayores ingresos", sostuvo.

Christian Bunge es abogado especialista en derecho tributario y profesor de esa materia en el Eseade. Hace tres años realizó un estudio en la universidad, en el que se tomaron en cuenta todos los impuestos que existen. "Hay una curva que es una especie de U. Los sectores de menores ingresos se ven más impactados por la incidencia de los impuestos al consumo, como Ingresos Brutos y el IVA. Luego, los sectores medios tienen algo menos de presión y, finalmente, los de mayores recursos vuelven a tener una incidencia impositiva mayor", dice el especialista.

Volviendo a los ejemplos que realizó el Iaraf, una persona que tiene un sueldo mensual de 6500 pesos tiene una carga fiscal de un 44,7%; para un ingreso de 10.000 pesos, la carga impositiva baja a un 44,6%, y si el sueldo asciende a 15.000, el tributo es 45,9%, por el impacto que empieza a tener el impuesto a las ganancias.

Los sectores de mayores ingresos tuvieron una leve ventaja después de que se eliminó la progresión de impuestos a las ganancias, conocida como "tablita de Machinea". "De haberse mantenido el esquema del impuesto a las ganancias conocido como la «tablita de Machinea», la carga tributaria para las familias comprendidas por el impuesto a las ganancias hubiera resultado mayor. Para los sueldos de 10.000 y 15.000 pesos de bolsillo, que hubieran tenido que pagar el impuesto, la carga hubiera resultado un 49,2% y 51,9% del total de sus ingresos, respectivamente", dice el informe del Iaraf.

Bunge dice que hay más impuestos que se suman a los laborales y que llevan la presión a niveles asfixiantes. "Hay más impuestos que después se trasladan a precios. Por ejemplo, el gravamen de créditos y débitos que pagan las empresa y los comerciantes se termina trasladando al precio. Todo eso genera mayor precio que paga el consumidor", sostiene.

Dice, además, que hay cada vez más gente que paga Bienes Personales y si a eso se le suman los constantes revaluos inmobiliarios y las subas de patentes, la carga fiscal es cada vez más pesada.

Si bien las retenciones son un impuesto indirecto, Bunge dice que tienen un enorme peso en la carga. "Si se calcula el impacto fiscal que tiene un productor de soja, por ejemplo, que tiene retenciones de un 35% sobre el ingreso bruto, nos encontraríamos con una carga fiscal desorbitante", explica.

Las razones que se dan para explicar la suba de los impuestos tiene mucho que ver con que es el resorte más fácil que tienen los gobiernos a la hora de aumentar su caja. "Los gobiernos, sean municipales, provinciales o nacionales, se han acostumbrado a compensar la suba de sus gastos con más impuestos. Esto lo hacen todos. Suben los gastos e inmediatamente piensan que alguien tiene que pagarlos. Antes, en los 90, se financiaba con deuda. Pero ahora, todos piensan en subir impuestos", dice Bunge.

El ex recaudador provincial Santiago Montoya dice que uno de los motivos del aumento impositivo tiene que ver con un crecimiento de la economía en negro. "Eso crea una necesidad de que los que están en blanco contribuyan con más", dice.

Y verborrágico como siempre se ha mostrado, insiste: "La Argentina ha construido un Muro de Berlín entre las dos economías. Para los que están en la informalidad, pasar al otro lado es prácticamente imposible. Es muy alta la presión tributaria, además de que es complejo el sistema de trámites que se requieren una vez que una persona está en blanco. Entonces, se crea una economía que no paga nada y que, si pagara, sería absolutamente inviable".

Bunge también coincide con esto. Según los datos que manejan, la economía en negro representa el 40% del total y nada menos que un 25% del PBI. "Esto recarga a la mitad que está en blanco", dice.

Siempre que se habla de los impuestos que se pagan surge la comparación con lo que se tributa en otros países. "Eso puede confundir. Por ejemplo, en Suecia se paga más o menos un 54%, pero el Estado devuelve excelentes servicios de salud, educación y seguridad, por ejemplo. Acá, hay que procurarlos porque los servicios públicos distan bastante de ser buenos", compara.

Pero ya es hora de volver al trabajador del inicio de la nota. Ese empleado tendrá una fecha más para disfrutar en familia. Se trata del Día de la Liberación de Impuestos, que mide la cantidad de días en un año de 365 días corridos que un individuo debe trabajar para poder pagar sus impuestos al Estado. El 1° de julio ese trabajador se sacó de encima a su socio. Desde ese día, recién empezó a trabajar para él.

32,5%
del ingreso bruto total

de un trabajador nunca llega a su bolsillo, ya que eso es lo que se tributa entre aportes personales

A más gastos, más impuestos

La suba de impuestos, que genera una mayor caja, es una de las herramientas más fáciles de aplicar a la hora de solventar la suba de los gastos de Estado. Todo hace suponer que la presión aumentará, a menos que el Estado decida gastar menos. Un estudio de la Asociación Argentina de Presupuesto da cuenta que, en el primer semestre del año, los ingresos tributarios mantuvieron una expansión mensual en torno del 10 al 15%; las erogaciones se aceleraron progresivamente hasta llegar en junio a una tasa de crecimiento del 42 por ciento.

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Es récord la presión fiscal

La Argentina ha iniciado hace varios años un proceso de aumentos de impuestos que ha llegado a que un trabajador tenga que disponer de uno de cada dos pesos que cobra para contribuir al fisco

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el dispreciau dice: mientras las gentes (nosotros) se empobrecen... mientras las empresas le obsequian el 50% (o más) de sus utilidades en forma de impuestos al estado voraz... el estado nacional dilapida recursos en el mesianismo del poder expresado en las mezquindades del poder ejecutivo, en las incapacidades manifiestas de la oposición, en la capacidad depredatoria de toda la clase política, en la desvergüenza del poder judicial que se agiorna al igual que el poder eclesiástico a las conveniencias que les propone la circunstancia. Este país, ha perdido sus valores ciudadanos y sociales a expensas. Argentina está como un ave que acaba de ser golpeada por una pedrada, está aleteando contra el suelo, dando sus últimos suspiros mientras los cazadores se ríen ya que luego partirán hacia Venezuela para pedir asilo político, y así poder regresar como héroes cuando las incapacidades siguientes se expresen en toda su dimensión (como lo hicieron la gestión de los noventa, los siguientes (alianza) y los posteriores [FPV-PJ])... Argentina, aquello que te distinguía hoy es apenas una nostalgia licuada en la desidia. Agosto 30, 2009.-

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