Finalizando el siglo anterior y a principios del presente, el tema central del comercio internacional para los países americanos era el Alca. Como era de suponerse, y después de muchos ires y venires, Estados Unidos se dio cuenta que era más fácil y útil para ellos, negociar, no en bloque, si no individualmente, y aparecieron los llamados TLC.
Tengamos en cuenta uno de los referentes conceptuales de los negocios internacionales: “Usted en la vida no recibe lo que merece sino lo que negocia”.
Hace ya 5 años se firmó el TLC con la Unión Europea y el resultado bruto que se ha obtenido es una disminución de nuestras exportaciones en un 41%.
Colombia tiene un poco más de una docena de TLC firmados y al momento actual es poco el conocimiento que tenemos sobre los resultados obtenidos.
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Como todo en este país, la moda y la urgencia durante el primer decenio de este siglo era garantizar la firma de TLC con todos los países que se pudiera, como si se tratara de una competencia por llenar el álbum de los TLC negociados. Y llegados a este punto, ¿Cómo vamos con esta estrategia? ¿Cuáles han sido beneficiosos y cuáles no? ¿En cuánto se ha beneficiado nuestra balanza comercial? ¿Quién ha sido el responsable del seguimiento a esta estrategia de país?
Recordemos las palabras del ex director de la Organización Mundial del Comercio (OMC) Pascal Lamy cuando dice: “TLC bilaterales no sirven a los países en desarrollo”. (Portafolio, Abril 2 de 2007). Y al Señor Ron Kirk, Representante de Comercio del Gobierno Bush cuando afirma que “Los acuerdos de libre comercio son casi completamente para beneficiar a los exportadores estadounidenses y representan colectivamente, varios miles de millones de dólares en oportunidades.
Paralelamente, la Ronda de Doha evidenciaba que no era ni reflejaba una plena liberalización, debido a los desacuerdos existentes en cuanto a los subsidios que los países ricos les han otorgado a sus agriculturas tradicionalmente.
Lo anterior invitaría a pensar, además, acerca de qué nos fue más ventajoso, ¿el Atpdea con Norteamérica o el TLC firmado posteriormente con ellos?
Partiendo de la base de que lo que está en juego son los altos intereses del país y no solamente los intereses sectoriales y subsectoriales de la economía, lo cierto es que al día de hoy ni el sector privado, ni el sector público, ni la academia, se han preocupado por indagar sobre el asunto e informarnos a todos, agentes y actores económicos y ciudadanía, cuál es el saldo positivo o negativo de esta estrategia para saber si le damos continuidad o la vamos desmontando.
La guerra comercial que viene impulsando el gobierno Trump contra China y las respuestas que a su vez ha dado este coloso asiático, no pueden hacernos creer que el asunto es entre ellos y que a nosotros no nos impactará.
La tendencia mundial de ir disminuyendo el consumo de hidrocarburos y la decisión de algunos países europeos y asiáticos de ponerle plazo al consumo del carbón hace que Colombia se pellizque, pues su balanza comercial en alto grado está construida sobre los commodities del petróleo y el carbón, lo cual hace que el crecimiento en otros sectores se haga imprescindible e inaplazable.
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Ya que el nuevo gobierno ha anunciado que no firmará más TLC, sería sano que tuviera al menos una noción clara del estado del arte de este asunto.
Insistimos en la necesidad de dotar a Medellín de un adecuado Centro de Espectáculos, de un Autódromo que cumpla con todas las normas internacionales y de un Velódromo techado.
NOTA: Como pronto comenzará a hablarse de candidaturas a la Alcaldía de Medellín, respetuosamente les sugiero a los aspirantes que no voten corriente ni se devanen los sesos pensando en qué propuestas van a presentar: Si Medellín y los Municipios del Valle de Aburrá no se ponen de acuerdo para resolver en el muy corto plazo los problemas crecientes en Movilidad, Seguridad y Calidad del Aire, todo el esfuerzo que hemos realizado en los últimos 30 años por construir una región competitiva, se irán al traste, sin remedio alguno. De igual manera, a los candidatos a la Gobernación de Antioquia, les sugiero también, respetuosamente, que se tomen la molestia por indagar cómo va el compromiso social adquirido para hacer que “En el 2020 Antioquia sea la mejor esquina de América, justa, pacífica, educada, pujante y en armonía con la naturaleza”, como lo reza nuestra VISIÓN ANTIOQUIA SIGLO XXI, ya que por calendario, les corresponderá no pasar agachados ante este asunto. ¿O sí?
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