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Un escalofrío recorre a la prensa de Eslovaquia
La periodista de investigación Pavla Holcova se trasladó de Praga a Bratislava el 15 de este mes creyendo que iba a colaborar con la policía eslovaca en la investigación del asesinato de Jan Kuciak y de su novia, Martina Kusnirova, en febrero de este año.
En cambio, la Agencia Nacional contra el Crimen (NAKA) la interrogó sobre su red de contactos, trabajos anteriores y los vínculos entre empresarios eslovacos y dirigentes políticos.
Luego, cuando la periodista se negó a entregarles el teléfono celular la amenazaron con ponerle una multa de 1.650 euros, y consiguieron una orden para confiscárselo.
Finalmente, accedió a entregarlo, pero como no consiguieron datos porque Holcova se negó a darles las claves, se lo llevaron arguyendo que utilizarían los recursos forenses de Europol para acceder a la información.
El hecho motivó críticas de organizaciones defensoras de los derechos de la prensa como Reporteros Sin Fronteras, el Proyecto de Información sobre Corrupción y Crimen Organizado (OCCRP), en las que había trabajado Holcova, y antes Kuciak, además de europarlamentarios, entre otros.
Las organizaciones de medios locales emitieron un comunicado conjunto reclamando la devolución del celular, y reiterando el derecho a la protección de las fuentes periodísticas y reclamando una explicación de lo ocurrido.
También dijeron que no solo defendían a Holcova. “Va más allá”, explicó Beata Balogova, jefa de edición del diario Sme, en diálogo con IPS. “Necesitamos saber si ellos (policía y fiscalía) piensan que lo que hicieron es legal”.
Kuciak murió de un disparo en el pecho y su novia de otro en la cabeza, en su casa al este de Bratislava.
Al momento de su muerte, Kuciak y Holcova trabajaban en un reportaje sobre los vínculos entre la mafia de Ndrangheta y dirigentes del Smer, el principal partido de la coalición gobernante.
Tras el asesinato de Kuciak, hubo fuertes especulaciones sobre la participación de la mafia y de políticos en el hecho, como amenaza a la prensa en general.
Balgova y otros periodistas eslovacos creen que con la confiscación del celular de Holcova, la policía pretende dar un mensaje a los periodistas.
También se especula que la policía buscará recabar información para tratar de cubrir las relaciones entre las fallas de la investigación y dirigentes políticos y autoridades judiciales.
“Teniendo en cuenta que muchas de las sospechas que surgieron tras la muerte de Kuciak y su novia Kusnirova apuntan directamente a representantes de instituciones de la justicia penal, la rigurosa protección de las fuentes es más importante que nunca, en especial cuando existe el riesgo de abuso de la información”, reza la declaración de los editores eslovacos.
“La justicia sigue estando politizada en Eslovaquia”, observó Drew Sullivan, editor de OCCRP.
“Es posible que el partido de gobierno, más preocupado por las noticias que derivaron en las protestas (que siguieron al asesinato de Kuciak y que llevaron a la renuncia del primer ministro, el ministro del interior y el luego el jefe de la policía) que por el asesinato en sí mismo, marque el enfoque de la policía”, añadió.
Por su parte, Marek Vagovic, editor jefe del sitio de noticias Aktuality.sk, donde trabajó Kuciak, opinó: “Dada la naturaleza y los vínculos de quienes están en el poder y que controlan la justicia penal, no creo que esto se trate de investigar un doble asesinato premeditado”.
“Me temo que al confiscar el celular de Holcova, apuntan a algo diferente: perseguir a sus informantes para encontrar en qué trabajaban y alertar a los políticos, oligarcas e integrantes del crimen organizado bajo sospecha”, explicó Vagovic al diario Novy cas.
La Fiscalía, que emitió la orden de confiscación, declaró que Holcova entregó su celular de forma voluntaria y que solo lo tomaron para encontrar a los asesinos de Kuciak.
También subrayó que la orden buscaba ayudar en la investigación y no atentar contra ninguno de sus derechos como periodista.
Pero abogados y constitucionalistas arguyeron que toda información sobre el asesinato extraída del celular probablemente no sea admisible en el proceso si se obtuvo sin que Holcova les proporcionara las claves.
A raíz de las denuncias en los medios, la Fiscalía declaró el 18 de este mes que devolverían el teléfono lo antes posible, y que tras su confiscación no se intentó sortear la seguridad para acceder a los datos.
Pero defendió la acción de la policía diciendo que era un “paso lógico y necesario” en la investigación.
Además, señaló que Holcova deberá volver a declarar como testigo, aunque la periodista dijo que “considerará con mucho cuidado” volver a reunirse con investigadores eslovacos.
Lo sucedido “puede llegar a incidir en la forma en que las fuentes interactúan con nosotros”, observó Balogova.
“Las fuentes hablan con los periodistas porque creen que podemos y vamos a proteger su identidad. Pero a partir de ahora les puede preocupar que no seamos capaces de hacerlo. Entonces, ¿nos seguirán hablando?”, se interrogó.
“Pero (las acciones de la policía) también pueden tener el efecto contrario; los periodistas ahora serán más cuidadosos en la forma en que se comunican con las personas y en qué trabajan”, acotó.
Los europarlamentarios, que monitorean de cerca la situación de la prensa en Eslovaquia tras el asesinato de Kuciak, observan que el episodio manchó más la imagen de la policía, ya percibida como endémicamente corrupta y cuyas autoridades están vinculadas con poderosos empresarios sospechados de actividades criminales.
Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo, en el Parlamento Europeo, declaró: “Pensamos que tras el asesinato de Jan Kuciak y Martina Kusnirova, el gobierno eslovaco haría todo lo posible para permitir que los periodistas llevaran adelante su trabajo y que los verían como aliados en la lucha común contra la corrupción y el crimen”.
“Lamentablemente, vemos que a pesar de las garantías del gobierno, ocurre lo contrario”, acotó.
Además, es posible que lo sucedido a Holcova tenga ramificaciones fuera de Eslovaquia y que envalentone a los países vecinos, cuyos gobiernos también aplican mano dura a la prensa.
Por ejemplo, la libertad de prensa en Polonia y en Hungría retrocedió en los últimos años, según organizaciones de medios locales e internacionales.
Gobiernos tildados de populistas, cada vez más autoritarios y corruptos, recurren a leyes, impuestos a medios independientes, absorciones de medios más pequeños, clausuras y, algunos especulan, vigilancia de los servicios de seguridad, para tratar de silenciar a los medios críticos.
Al ser consultado sobre si otros gobiernos de la región podrían comenzar a utilizar métodos similares como lo que le ocurrió a Holcova, Sullivan, de OCCRP, dijo a IPS: “Totalmente. Comienza con un teléfono, luego una computadora portátil, sigue con el cuaderno de notas y ¿después qué?”.
“Cada vez se deterioran más los derechos de la prensa en Europa del este. Hungría, Eslovaquia y Polonia se volvieron países problemáticos, donde la prensa independiente está muriendo”, acotó.
“Lo hemos visto, y peor; en países de Europa del Este, Rusia y los miembros de la Comunidad de Estados Independientes. Era algo de esperar en narcoestados, estados corruptos y autocracias en esas regiones. Pero no lo habíamos visto en miembros de la Unión Europea”, añadió Sullivan.
“Es una piedra en el zapato de Europa, y la Unión Europea debe actuar con determinación si no quiere perder sus valores europeos. No puede tener miembros que nieguen valores básicos”, urgió.
“Si se deja que esto continúe, habrá más represión contra la prensa”, alertó Sullivan.
Lo que le sucede al “periodismo es una alerta temprana. Si muere en esos países, entonces la europeidad habrá muerto. Son estados que se vuelven fundamentalmente antidemocráticos. Necesitamos a la prensa reportando la situación”, añadió.
Traducción: Verónica Firme
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