ANÁLISIS
Doble golpe bajo a Irán y a Europa
La decisión de Donald Trump de abandonar el acuerdo clave para la seguridad de Oriente Próximo alienta una escalada armamentística
Manifestantes delante de la Casa Blanca este martes en Washington. BRENDAN SMIALOWSKI AFP
Entre los desmanes de Donald Trump, ninguno reviste tanta gravedad como su boicoteo al acuerdo de 2015 con Irán, clave para la no proliferación de armas nucleares y para la seguridad de Oriente Próximo y Europa. Al abandonarlo este martes, alienta una escalada armamentística y coloca en una vía sin salida al averiado eje euroatlántico.
Denominado Plan de Acción Conjunto, el acuerdo lo firmaron los cinco países del Consejo de Seguridad, más Alemania y la UE, como la única herramienta para que Irán no tuviera armas nucleares. A cambio, Occidente levantaría las sanciones que le había impuesto.
Todos han cumplido. Menos Trump (vaya confianza debe dar a Kim Jong-un), que compró el lema israelí de que “Irán mintió” y apenas suavizó las sanciones, pese a que era el dúo Trump-Netanyahu el que engañaba porque el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha certificado nueve veces que no hay rastro del plan nuclear militar iraní.
Trump logra así solo dos beneficios. De un lado, contenta con más populismo a sus ciudadanos, siempre recelosos con Irán. De otro, beneficia a sus aliados en la región (Israel y Arabia Saudí), opuestos al acuerdo y enemigos de Irán.
Nimios frutos frente a enormes perjuicios. En primer lugar, el inestable Irán amenaza con resquebrajarse en favor de los extremistas y en contra del reformista presidente Hasan Rohani con el consiguiente terremoto en su área de influencia, reforzada en Siria, Líbano, Irak o Yemen para disgusto occidental. Teherán, hoy apoyada por Rusia y China, no descarta abandonar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, que desarrollaría en secreto en ausencia del acuerdo y animaría a Riad a seguir la estela.
El segundo grave perjuicio afecta a Europa, a la que Trump ha presionado de manera intolerable —en enero le dio un ultimátum— para exigir juntos a Teherán que se comprometiera “para siempre” (el acuerdo actual rige hasta 2025) a no tener programas nucleares militares ni proyectos balísticos.
Ahora, el abandono del acuerdo se traduce en otro bofetón del líder americano a los europeos, porque llega días después de que Merkel y Macron le suplicaran en Washington que respetara lo firmado por Obama. Demuestra así Trump que está dispuesto a ahondar con Europa la zanja que cavó al apoyar el Brexit o alentar una guerra comercial.
“El acuerdo no ha traído paz”, ha asegurado Trump. ¿La va a traer su ruptura? El desastre solo se aminorará si el resto de protagonistas deja que el magnate sea el único irresponsable. La UE quiere mantener el acuerdo. Rusia y China, también. Y hasta Irán, opinan los expertos, evitará lanzarse al vacío. A todos ellos les une un deseo: que pasen rápido los dos años y medio que le quedan en la Casa Blanca a Trump, desde este martes más aislado en el mundo. O que los acorte un impeachment. Frente a irresponsabilidad, pragmatismo.
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