SOCIEDAD | Las cifras de la violencia en Colombia
214 niñas muertas en 2011
- Cerca de 500.000 niñas no van a la escuela por cuidar a sus hermanos
La cifra es escalofriante: 214 niñas fueron asesinadas en Colombia en el 2011. De ellas, treinta y tres eran menores de nueve años. La inmensa mayoría de esos crímenes pasaron desapercibidos, sólo contados casos son noticia en una sociedad que tampoco se alarmó por las 18.077 pequeñas que sufrieron algún tipo de agresión sexual en ese mismo periodo. De éste grupo, 2.172 contaban con edades que oscilaban entre cero y cuatro años.
Así mismo, las menores de edad son las que llevan la peor parte en los hogares cuando son violentos. Cada dos horas una niña sufre maltrato en su familia. Si sumáramos a los anteriores los casos que jamás llegan a una denuncia, habría que multiplicar por dos o tres, puesto que la mayoría de las víctimas prefiere guardar silencio.
Y ahí no acaba la desgracia de las niñas. Cerca de medio millón, según señala el Ministerio de Educación, no van a la escuela por quedarse en casa cuidando de otros hermanos o haciendo trabajos domésticos. Tampoco son alentadoras los números de adolescentes embarazadas -una de cada cinco- y cada vez es menos raro en Colombia encontrar madres de once o doce años de edad. Con ellos lo que hacen es perpetuar la pobreza.
En embarazos, la región donde el problema es más agudo es el selvático Chocó, en al costa pacífica, donde la mayoría de la población es muy pobre y de raza negra. Conforme a un estudio que realizó al Fundación Plan, allí el porcentaje baja a una de cada tres, lo cual incide en el elevado índice de mortalidad materna (mujeres dando a luz): doscientas cincuenta por cada mil. "Es una cifra brutal y se da por la dificultad del acceso de las mujeres a centros de salud. Hay que tener presente que los embarazos de las niñas son de muy alto riesgo", señala Gabriela Bucher, Presidenta de Plan en Colombia, sobre una región donde buena parte de la población rural vive en caseríos aislados y muy pobres.
"Entre los factores que inciden es una cultura donde las niñas aprenden los oficios de la casa y en la medida que crezcan, su deseo es tener sus propios hijos, les falta proyectos de vida", agrega Bucher, en conversación con ELMUNDO.es.
La mayor parte de las menores de edad que sufren todos los tipos de tragedias mencionados provienen de las capas más pobres, por lo que no resulta extraño que las guerrillas aprovechen su dramática situación para reclutarlas muy jóvenes. El norte del Cauca, departamento del oeste del país, de fuerte componente indígena, es la región donde las Farc más menores de edad alista. Muchas de ellas, conforme al estudio de Plan, ni siquiera están en las filas subversivas para ir al combate sino para hacer el aseso y satisfacer los apetitos sexuales de los varones.
Para remediar tantos abusos y las infinitas carencias de las niñas, necesitan, antes que nada, disponer "de más datos desagregados para entender bien la problemática y focalizar las soluciones. Nos falta mucho por explorar", indica Bucher. "Hay que parar en Colombia el avión y empezar de cero, pagar la deuda histórica que hace que las familias solo cuiden a los niños", agrega Linares.
Así mismo, las menores de edad son las que llevan la peor parte en los hogares cuando son violentos. Cada dos horas una niña sufre maltrato en su familia. Si sumáramos a los anteriores los casos que jamás llegan a una denuncia, habría que multiplicar por dos o tres, puesto que la mayoría de las víctimas prefiere guardar silencio.
Y ahí no acaba la desgracia de las niñas. Cerca de medio millón, según señala el Ministerio de Educación, no van a la escuela por quedarse en casa cuidando de otros hermanos o haciendo trabajos domésticos. Tampoco son alentadoras los números de adolescentes embarazadas -una de cada cinco- y cada vez es menos raro en Colombia encontrar madres de once o doce años de edad. Con ellos lo que hacen es perpetuar la pobreza.
Ciclo de violencia
"El 52% de los nacidos en Colombia son no deseados. Las niñas están reproduciendo el ciclo de la violencia y la exclusión social, porque se embarazan muy pronto y rompen su proyecto de vida", le dice a este diario Beatriz Linares, experta en infancia. "Son esclavas en sus casas por el abuso de sus padrastros, de sus mamás para que cuiden de la casa y cuando las sacan a trabajar, lo que saben hacer es vender sus cuerpos porque no tienen educación".En embarazos, la región donde el problema es más agudo es el selvático Chocó, en al costa pacífica, donde la mayoría de la población es muy pobre y de raza negra. Conforme a un estudio que realizó al Fundación Plan, allí el porcentaje baja a una de cada tres, lo cual incide en el elevado índice de mortalidad materna (mujeres dando a luz): doscientas cincuenta por cada mil. "Es una cifra brutal y se da por la dificultad del acceso de las mujeres a centros de salud. Hay que tener presente que los embarazos de las niñas son de muy alto riesgo", señala Gabriela Bucher, Presidenta de Plan en Colombia, sobre una región donde buena parte de la población rural vive en caseríos aislados y muy pobres.
"Entre los factores que inciden es una cultura donde las niñas aprenden los oficios de la casa y en la medida que crezcan, su deseo es tener sus propios hijos, les falta proyectos de vida", agrega Bucher, en conversación con ELMUNDO.es.
La mayor parte de las menores de edad que sufren todos los tipos de tragedias mencionados provienen de las capas más pobres, por lo que no resulta extraño que las guerrillas aprovechen su dramática situación para reclutarlas muy jóvenes. El norte del Cauca, departamento del oeste del país, de fuerte componente indígena, es la región donde las Farc más menores de edad alista. Muchas de ellas, conforme al estudio de Plan, ni siquiera están en las filas subversivas para ir al combate sino para hacer el aseso y satisfacer los apetitos sexuales de los varones.
Para remediar tantos abusos y las infinitas carencias de las niñas, necesitan, antes que nada, disponer "de más datos desagregados para entender bien la problemática y focalizar las soluciones. Nos falta mucho por explorar", indica Bucher. "Hay que parar en Colombia el avión y empezar de cero, pagar la deuda histórica que hace que las familias solo cuiden a los niños", agrega Linares.
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