sábado, 19 de noviembre de 2011

PERIODISMOS QUEBRADOS || El último día de un reportero | Mundo | elmundo.es

IN MEMORIAM | Diez años sin Julio Fuentes

El último día de un reportero

El periodista con los 'Contras' en un lugar de la selva de Nicaragua


  • Murió en una emboscada tras firmar una brillante exclusiva
  • Intentó defenderse y le rompieron la mandíbula de un culatazo
  • Otros tres compañeros de profesión perdieron la vida junto a él

A Julio Fuentes lo mataron hace 10 años. Fue el primer mazazo profundo que sufrió el joven, vibrante y hasta entonces un poco alocado periódico EL MUNDO. Fue la trágica muerte de uno de sus reporteros la que le llevó, de golpe, a su mayoría de edad.

Todo empezó la tarde anterior de aquel 19 de noviembre de 2001. Julio había enviado una crónica brillante. Se trataba, una vez más, de una exclusiva. Había encontrado en una base abandonada de Al Qaeda unos estuches de cartón que contenían ampollas. En los envoltorios podía leerse en ruso, con caracteres cirílicos: Gas Sarín.

Llamó muchas veces a la redacción para asegurarse de que entendíamos la importancia del hallazgo.

Comentó, casi de pasada, que había organizada una caravana de periodistas para ir desde donde estaban hasta Kabul. Advirtió de que no las tenía todas consigo y de que el cuerpo le pedía quedarse en Jalalabad, donde aún quedaban buenos temas por cubrir. Su jefe le ordenó que se metiera en la expedición. Siempre fue rebelde pero guardaba una lealtad sin límites hacia el periódico.

La caravana

Al amanecer hizo su equipaje a toda prisa y se reunió con una treintena de colegas que habían formado ya la caravana. No pudo ir en el coche de TV3 porque estaba al completo. Consiguió meterse en un Toyota gris junto a su colega del 'Corriere della Sera', María Grazia Cutuli. El destino quiso que su conductor adelantara a todos y su vehículo se pusiera el primero.

Estaban a 90 kilómetros al este de Kabul cuando entraron en una carretera serpenteante. A un lado, el precipicio del valle de Sarobi y al otro, unas rocas abruptas sin vegetación. Era el lugar perfecto para una emboscada.

Incredulidad

Junto al puente de Tangi Abishum, unos afganos armados los detuvieron. Pararon al segundo coche, en el que viajaban dos reporteros de Reuters, el cámara australiano Harry Burton y el fotógrafo afgano Azizula Haidari.

Les hicieron bajar del vehículo. Los apartaron de la carretera. Sonaron unos disparos de kalashnikov, Los cuatro periodistas estaban muertos. A Julio, que intentó defenderse, le rompieron la mandíbula de un culatazo. Luego le cortaron varios dedos para robarle el anillo.

Sus cuerpos permanecieron durante todo el día en la cuneta mientras llegaban fragmentos de información a nuestra redacción. Nadie quería creérselo en aquella interminable jornada. Tal vez por eso abrimos la portada del día siguiente con un eufemismo: "Testigos presenciales dan por muerto a Julio Fuentes". Y estaba muerto y ya nunca fue nada igual en nuestra redacción.
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el dispreciau dice: las corporaciones periodísticas se han acostumbrado a atropellar a sus víctimas a cambio de espacios, publicidades, poder a cualquier precio... están envueltas y envuelven a sus colaboradores en la soberbia de auto-considerarse dueños de toda verdad. En dicho contexto manipulan la información a su antojo defenestrando a aquello y a aquellos que no son de sus focos de intereses y conveniencias. El periodismo que se exhibe está pobre de contenidos y se hace mucho más notorio en países donde cunde el amarillo como concepto social del ir y venir para acomodarse a las circunstancias. El periodismo "notable" de la ética es cosa del pasado y sólo se observa en contadas excepciones donde sus editoriales mantienen ciertas políticas de respeto a la consciencia ciudadana que los lee y atiende. Curiosamente, los medios se han mediatizado tanto que dan prioridad ya no sólo al amarillismo, sino además a una burda imagen de la realidad consistente en prostitutas que se señalan con el dedo y modelos victimizadas para sacar la cabeza fuera de las aguas turbias que nos rodean. En el paisaje los anónimos crecen morbos pero no participan ni tienen lugar para ello... es así que a falta de justicia, el periodismo se convierte en jueces de circunstancias, denostando a personas que no lo merecen, o bien apurando a los jueces a dar veredictos inciertos. Ello es paisaje de una sociedad con valores quebrados y donde el insulto a la conciencia pública es permanente y baja desde todos los ángulos del poder, esencialmente de las corporaciones empresarias y desde ciertos funcionarios políticos devenidos en dioses oportunistas con pies de barro y sin Partenon. Sucede en la Argentina?, no, sucede en todo el orbe humano... y es parte de la corrupción que ha quebrado las economías de un mundo, haciéndole creer que la falsa competencia es el arte de joder al prójimo que todo lo justifica, incluyendo en ello fabricar pobrezas y vivir de ellas, fabricar marginaciones y vivir de ellas, fabricar indigencias y vivir de ellas... España se debate por estas horas en elegir la noche del pasado o elegir las tinieblas del futuro, todo para satisfacer a una Unión Europea más desunida que nunca antes, donde Alemania intenta aplicar recetas trágicas del siglo anterior y que le costaron vidas y dineros, al tiempo que Francia intenta reinventar poderes extraviados y anhelados. El capitalismo ha muerto y nadie quiere firmarle el certificado de defunción... junto con él ha muerto el industrialismo y la mano de obra barata a cambio de pocas dignidades sociales... dando lugar a que la corrupción de los tráficos (personas, órganos, drogas) se instale en los estados para dominar sin dar, siempre quitando, siempre destruyendo esperanzas e ilusiones (que poco o ningún valor tienen en dicho contexto delincuencial). El mundo humano se impone un cambio... un cambio de fondo, un cambio de democracias, un cambio de poderes, un cambio de ejes de pensamiento y equilibrios culturales. Los valores deben regresar a sus fuentes antes que sea demasiado tarde ya que, lo que se observa, es un mundo en convulsión que se encamina a su extinción... el clima hace lo suyo... los humanos sobran y atropellan cuanta cosa se les cruza sin medir consecuencias... y el precio es muy alto, tanto que no hay con qué pagarlo. Europa no es más mundo que el resto, tampoco lo es Asia ni las Américas, tampoco las Oceanías, menos aún la denigrada África... en esos mismos suelos, plagados de conflictos, reside un periodismo cultural que aún conserva el apego a sus fuentes e intenta resguardarse de los imperios corporativos donde las razones económicas quiebran los sentidos informativos y esclavizan el pensamiento de redactores y editores... justamente ése mismo periodismo centrado en los valores y priorizante de los anonimatos es el que menos lugar tiene, el que menos percibe como retribución, el que más se arriesga, el que más paga el precio de ser independiente del todo. Las corporaciones han impuesto un modelo de zozobra social que los nutre a partir de manipulación de las ignorancias del conjunto... ése modelo ya no le sirve a la sociedad humana, en primer término porque la denigra, en segundo lugar porque no contribuye en nada a la construcción de aquella conciencia social necesaria e imprescindible para sostener los mentados equilibrios. Muchos periodistas de aquella buena estirpe han sucumbido en sus campos de batallas, con cada uno de dichos muertos, las sociedades involucradas han perdido ya no sólo calidad de la información, sino capacidades de reflexión por inferencia de hechos. Hoy, dado que la indignación se ha instalado en el mundo para asegurar los ecos de la Revolución Francesa en ciernes, el periodismo de las conveniencias corporativas pierde espacio a cambio del sentido de los anónimos, esos desconocidos que son, en definitiva, quiénes tienen el verdadero poder de sus destinos... el mediatismo amarillista ha fracasado, dejando en evidencia que el periodismo que burla la conciencia pública no tiene razón alguna de ser. Cuando la intelectualidad se vende a las corporaciones, deja de ser tal para transformarse en burla social. Noviembre 19, 2011.-

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