Finalizó el mayor encuentro de premios Nobel
Congregó en una pequeña isla a 61 de ellos con 650 estudiantes llegados desde 70 países
Noticias de Ciencia/Salud: Viernes 23 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa
Daniel Arias
Para LA NACION
LINDAU, Alemania.- A los 61 años, Peter Agre es un atleta rebelde con cara de vikingo. Ganó el Nobel de Química por haber descubierto, en 1988, las acuaporinas, las proteínas que permiten que el agua entre y salga de los tejidos a gran velocidad, un sistema básico en la maquinaria de la vida, animal o vegetal.
Agre acaba de estar casi una semana en esta ciudad "de juguete", eternizada entre la Edad Media y el siglo XIX, participando en una reunión que, como ocurre desde hace seis décadas, congregó a montones de premios Nobel y cientos de estudiantes (esta vez fueron 61 y 650, de 70 países, respectivamente).
Este auténtico "colisionador de cerebros" es organizado anualmente por decenas de instituciones y la Fundación Lindau Meetings con un lema: "Educar, inspirar, conectar".
Agre, vestido de ropa deportiva, desconcierta cuando comenta que descubrió las acuaporinas "por casualidad".
"En aquel momento, yo era un oncohematólogo que trataba de entender el mecanismo del famoso factor Rh, ese que está en la membrana de los glóbulos rojos Rh positivos -cuenta-. Y en los experimentos aparecían siempre estas dos proteínas desconocidas."
Según Agre, que confiesa padecer cierto déficit de atención y se olvida de dónde dejó el auto o de los cumpleaños, pero se fija en detalles que a otros más conectados se les pasan por alto, encontró que había acuaporinas en un montón de tejidos en los cuales el agua entra y sale a gran velocidad: los túbulos de los riñones, por ejemplo. Pero también en el cerebro. Y en las plantas. Y en las mismísimas bacterias. Son los caños de entrada y salida de agua de las células.
Lo demostró tomando "huevos de batracio con las acuaporinas deliberadamente «fuera de servicio» y sumergiéndolos en agua junto a huevos similares «al natural», sin modificaciones. Los huevos modificados se inflaron de agua y reventaron como palomitas de maíz".
Aunque resultan tan promisorias, para encontrarles aplicación clínica a las acuaporinas hay que ir con cuidado, dice Agre.
"Tome, por ejemplo, el asunto de los golpes de cráneo y el problema subsecuente, el edema cerebral. Si las bloqueamos cuando el cerebro pierde líquido, tal vez logremos evitar que éste se acumule bajo las meninges y mate la sustancia gris por compresión. Pero si lo hacemos una vez que el edema sucedió, sencillamente vamos a evitar la reabsorción. Asunto de «timing». Como siempre, el diablo está en los detalles."
Otro de los que este año estuvieron en Lindau fue el profesor Jean Marie Lehn, que obtuvo el Premio Nobel en 1987 por sus trabajos en biomimética, es decir, la imitación y mejora artificial de moléculas bioactivas. Para Lehn, "no sólo podemos imitar la química de los procesos vitales; podemos mejorarla".
"Piense en la fotosíntesis -desafía-, que es la base energética de la biosfera, lo que hace andar la vida. ¿Qué eficiencia tiene? El 1%. Bajísima. ¡Seguro que podemos hacer algo mejor!"
También confía en que la matriz energética humana puede ser mucho más radical y al mismo tiempo mucho más conservadora de lo imaginable. "Usando el sol como fuente de potencia y el dióxido de carbono atmosférico como materia prima la ingeniería genética va a poder hacer biocombustibles muy parecidos a los convencionales -arriesga-. De ese modo se dejaría de inyectar carbono fósil a la atmósfera, y se le pondría un freno al efecto de invernadero."
Y agrega: "La industria petroquímica y la del transporte tienen una inmensa capacidad instalada de fabricación y distribución. Podríamos conservar todas esas instalaciones y puestos de trabajo, pero suministrarles algo muy parecido al petróleo... sólo que hecho por organismos recombinantes".
Si bien algunas universidades norteamericanas tienen una decena de "nobelistas" en casa, hace algunos días Lindau tuvo la mayor concentración de ellos de todo el planeta.
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En Lindau, AlemaniaFinalizó el mayor encuentro de premios Nobel
Congregó en una pequeña isla a 61 de ellos con 650 estudiantes llegados desde 70 países
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