jueves, 11 de febrero de 2010

DESOLACIÓN CIUDADANA - No estudian ni trabajan 900.000 chicos - lanacion.com


El reclamo de la Iglesia se hizo escuchar en el encuentro, ante ministros y docentes
Foto: El Tribuno

Alerta de la Iglesia por la educación / La crisis del secundario
No estudian ni trabajan 900.000 chicos
Casaretto y Aguer formularon un severo diagnóstico por la deserción; el Gobierno comparte la preocupación, pero rebatió las cifras

Noticias de Cultura: Jueves 11 de febrero de 2010 | Publicado en edición impresa .
Carlos Pastrana
Para LA NACION


SALTA.- La Iglesia afirmó que el país debe "ocuparse de los 900.000 jóvenes de todo el país que no estudian ni trabajan", al advertir sobre la crisis educativa que afecta principalmente a la escuela secundaria.

La cifra es el 17% de los 5,2 millones de chicos de 13 a 19 años que están hoy fuera de la escuela y fue dada a conocer por el obispo de San Isidro y presidente de la Comisión de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, en el 47° Curso de Rectores del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), ante más de 1500 docentes y directivos de todo el país.

En diálogo con LA NACION, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, que participó de la inauguración del encuentro, negó que lleguen a 900.000 los chicos que están fuera del secundario -donde hoy estudian 3,7 millones de alumnos-, aunque aclaró que compartía la preocupación y el diagnóstico de la Iglesia.

"Nos hallamos ante una profunda emergencia educativa, que en caso de no revertirse con inteligencia y celeridad gravitará negativamente en el porvenir de las jóvenes generaciones", advirtió, en tanto, el arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión de Educación Católica del Episcopado, monseñor Héctor Aguer.

Casaretto reclamó acciones urgentes a todos los sectores de la sociedad, incluida la propia Iglesia, y dijo que la educación es una herramienta vital para lograr la inclusión social y "debe ser una cuestión de Estado en el que primen el diálogo y los consensos".

Al fijar como horizonte la meta de un Bicentenario en justicia y solidaridad, incluyó en su exhortación a los gremios, que "defienden sus legítimos derechos, pero están afectando la formación de los más pobres y consecuentemente fomentan la exclusión", en relación con los efectos que producen los paros docentes.

Casaretto pidió que el secundario garantice una salida laboral y favorezca la relación con los empresarios, además de facilitar la reinserción de los alumnos que dejaron el sistema.

Epopeya educativa
El padre Alberto Bustamante, presidente del Consudec, advirtió, además, que en el conurbano bonaerense hay unos 800.000 chicos, de 8 a 17 años, que no van a la escuela, por lo que convocó a una "epopeya educativa". La cifra fue desestimada por las autoridades educativas bonaerenses.

El arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, sostuvo que se debe tender a una libertad responsable y con solidaridad sostenida, y monseñor Aguer señaló la necesidad de una política educativa eclesial que supere "el relativo aislamiento de las universidades". Se pronunció por la libertad de la enseñanza y advirtió sobre proyectos oficiales que "hacen temer una posible tentación autoritaria" con mucha concentración unitaria e injerencia en los institutos de formación docente.

Aguer afirmó que muchos documentos oficiales sobre la organización de la nueva escuela secundaria y, particularmente, de la educación cívica ponen el acento en los derechos y no en el correlato de la responsabilidad de los deberes ciudadanos, además de criticar los planes de educación sexual, que no atienden la realidad integral de la persona humana.

Sileoni dijo que el abandono escolar es un problema en todo el mundo (ver aparte) y reseñó varias acciones cumplidas, como haber llevado la inversión educativa en todo el país al 6% del PBI y establecer la obligatoriedad del secundario. Expresó que coincide con la Iglesia en varios temas, como la importancia del rol de la familia en la educación, aunque aclaró que el Estado debe "atender como cuestiones básicas los problemas del embarazo temprano, las enfermedades de transmisión sexual y el abuso infantil".

En su discurso, el gobernador Juan Manuel Urtubey se pronunció por una educación en libertad, tomando en cuenta todas las dimensiones de la persona humana.

ADOLESCENTES
5.200.000
chicos de 13 a 19 años

Es el número de personas comprendidas en esa franja de edad, según estimaciones oficiales.
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900.000
no estudian ni trabajan

El presidente de la Comisión de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, se basó en estadísticas de la Cepal y la OEI.
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550.000
fuera de la escuela

Es la cantidad de chicos que no están escolarizados en el secundario, según las estadísticas del ministro de Educación, Alberto Sileoni.
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1.300.000
en las puertas del fracaso

Este cálculo comprende a los chicos de 13 a 17 años que no van a la escuela y a los que van pero están rezagados (concurren a cursos inferiores a los que les corresponden por la edad).

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Casaretto y Aguer formularon un severo diagnóstico por la deserción; el Gobierno comparte la preocupación, pero rebatió las cifras

lanacion.com | Cultura | Jueves 11 de febrero de 2010


el dispreciau dice: las personas no somos números aún cuando formemos parte de las ecuaciones estadísticas... esto, números más o números menos, enseña la realidad Argentina donde el Estado omnipotente se desentiende de sus funciones y deberes para concentrarse en discursos donde se esboza una realidad que nada tiene que ver con la que transitan los ciudadanos. El problema no son los jóvenes, ya que su realidad no difiere de la que padecen los adultos mayores, los de mediana edad, o cualquier otro miembro de la comunidad en condición de ser sometido a los atropellos del estado ausente... reitero los términos para que no queden dudas del contexto. Un país como la Argentina que excluye a sus jóvenes, está destruyendo su futuro, sin más. Pero el problema de ellos (los jóvenes) enseña diferentes ámbitos, por un lado el permanente desaliento que baja por la falta de motivaciones genuinas, por el otro el concurso de promesas que no pasan de ser sólo eso... pero no es lo único. El estamento político se ha dedicado a excluir empleando distintos mecanismos y hoy aparecen cifras que asombran, sin embargo no debieran hacerlo ya que la clase política al no asumir sus responsabilidades va fabricando desiertos sociales que se revelan en la falta de oportunidades, carencia de puestos de trabajos ciertos (de los otros estamos llenos, pero no se cobra un centavo porque siempre hay una excusa que la avala el propio estado a partir de proteger al personal de planta, muchas veces incapaz y corrupto, al tiempo que para suplir las deficiencias provee contratos basura que comprometen a la víctima pero nunca al victimario), destrucción sistemática de la educación pública para favorecer los negocios del modelo privado, inalcanzable para muchos (mayoría) y seguirían los etcéteras. La inconsistencia social es un hecho irrefutable, aún cuando el matrimonio presidencial se moleste. Más allá, la reiteración permanente de esta visión social en llamas, harta, definitivamente lo hace... porque cada institución se dedica a recitar los problemas sin que se vean soluciones ni tampoco se las aporte. Entre tanto la oposición permanece en estado deliberativo, buscando culpables bajo la alfombra y anunciando males mayores que ya son por todos conocidos. Finalmente, los jóvenes son víctimas de una sociedad que está perdida en discusiones estériles de ideologías que no aportan, ni tampoco lo han hecho, valor agregado social y pretender con ello un país en serio parece una de las tantas utopías de las que suele proponer la visión prestamista y usurera que tiene la política argentina de los ciudadanos y sus votos. Febrero 11, 2010.-

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