Impotentes ante la Recaída · ELPAÍS.com: "REPORTAJE: Primer plano
Impotentes ante la Recaída
[1◄► 4, pero si Usted ingresa por cualquiera de los vínculos el análisis lo sorprenderá]
La debilidad de la economía reaviva el temor a una nueva recesión en Europa y EE UU
J. P. VELÁZQUEZ-GAZTELU 07/08/2011
Hubo un momento, hace ahora un año, en que parecía que la pesadilla terminaba. Aunque lentamente y de forma desigual, las economías de los países desarrollados volvían a crecer, y las medidas de estímulo adoptadas con tanto esfuerzo por los Gobiernos para salir de la recesión comenzaban a dar sus frutos. ¿Recuerdan los brotes verdes? Todo ello parece ahora un espejismo. Casi de repente, la economía mundial ha comenzado a dar de nuevo señales de extrema debilidad a ambos lados del Atlántico. El enfermo ha recaído, y la esperada recuperación se aleja.
Europa ha dado un brusco frenazo en el segundo trimestre
Agobiados por el paro y las hipotecas, los ciudadanos gastan lo mínimo
Los mercados desconfían de la capacidad de los políticos
Preocupa la incapacidad de los países ricos para crear empleo
Los optimistas dicen que estamos en el peor momento desde 2008
El panorama es aún peor en EE UU, con un crecimiento anémico
Más allá de las dudas sobre la solvencia de España e Italia y de las disputas sobre fiscalidad en el Congreso de EE UU, la cuestión más preocupante es la incapacidad de los países llamados ricos para crear empleo y volver a crecer. Hace tan solo unas semanas a muchos le hubiera parecido una insensatez pronosticar una nueva recesión en Europa o en EE UU. Ahora, hasta los más optimistas coinciden en que estamos en el peor momento desde 2008.
'El segundo trimestre ha sido bastante peor que el primero en la eurozona', afirma Marie Diron, directora macroeconomía europea de Oxford Economics. 'No es probable que los países centrales de la unión monetaria, como Alemania o Francia, caigan en recesión, pero sí lo es en economías periféricas como España o Italia, especialmente si la crisis de la deuda empeora'.
Eurostat no difundirá hasta el 16 de agosto los datos oficiales del producto interior bruto europeo, pero los expertos apuntan ya que la economía sufrió un brusco frenazo en el segundo trimestre, comparado con el crecimiento del 2,5% interanual registrado entre enero y marzo. La propia Comisión Europea pronostica que el dato estará en torno al 1,5%.
Elwin de Groot, economista-estratega de Rabobank, subraya que la ralentización de la actividad en Europa debe analizarse en el contexto de una recuperación lenta y difícil tras una crisis financiera de enorme magnitud. 'Estamos saliendo de una recesión profunda y, desde ese punto de vista, ya esperábamos una recuperación muy modesta. Seguimos en ese escenario'. Los pobres datos de crecimiento de España e Italia conocidos el viernes, señala De Groot, confirman esa tendencia.
En EE UU, el panorama es aún peor que en Europa (ver página 7). La primera economía mundial ha crecido en los últimos seis meses apenas un 0,8% en términos interanuales, un ritmo claramente insuficiente para crear empleo. El consumo sigue sin remontar y la producción industrial está estancada. La tasa de paro, que lleva 30 meses por encima del 8%, está en el 9,1%. Este dato, difundido el viernes, fue algo mejor de lo esperado, pero ayudó poco a rebajar el pesimismo. El semanario The Economist cifra en un 50% las probabilidades de que EE UU entre en zona negativa en los próximos seis meses.
David Lis, responsable de renta variable de Aviva Investors en Reino Unido, reconoce que hay razones para estar preocupados ante las perspectivas del crecimiento económico mundial, pero precisa que los inversores no deben lanzarse a vender a toda prisa: 'No estamos en 2008, y muchas empresas tienen una salud mucho mejor que cuando cayó Lehman Brothers. Habrá una reducción de los beneficios, pero las perspectivas de dividendos siguen siendo buenas'.
¿Qué ha ocurrido para que la situación se haya deteriorado tanto y tan rápido? Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, apodado Doctor Catástrofe por sus oscuros presagios, avisaba hace unos días en su cuenta de Twitter que las autoridades, tanto políticas como monetarias, se han quedado sin munición para combatir la crisis. Los tipos de interés están en niveles históricamente bajos (cerca del 0% en EE UU y en el 1,5% en la zona euro). Los Gobiernos, enormemente endeudados y bajo tremenda presión de los mercados, recortan gastos y aplazan inversiones que serían de gran ayuda para reanimar la actividad. Los bancos no prestan dinero porque ellos mismos no tienen nada fácil acceso al crédito. Muy castigadas por la falta de préstamos y la debilidad de las ventas, las empresas recortan plantillas y rebajan sus expectativas de beneficios. Y los ciudadanos, agobiados por las hipotecas y alertas ante la posibilidad de perder su empleo -si no lo han perdido ya-, limitan el consumo a lo imprescindible. Ya lo dijo el propio Roubini en una entrevista publicada por EL PAÍS en octubre pasado: 'Vienen años dolorosos por la resaca del alto endeudamiento público y privado en el mundo rico. La buena noticia es que podemos evitar una recaída en la recesión. La mala es que no se puede hacer mucho más que eso'.
Nadie tira del carro. Japón lleva dos décadas perdidas y esta semana ha tenido que intervenir en los mercados de divisas para depreciar el yen, cuya fortaleza perjudica sus exportaciones y le impide crecer. Incluso China e India, hasta ahora inmunes a todo mal, están empezando a notar el impacto de la crisis de la deuda en los países desarrollados, principales consumidores de sus productos.
Los datos más recientes hablan precisamente de una enorme debilidad del consumo en Europa y EE UU. Las ventas al por menor cayeron un 0,3% entre abril y junio en la Unión Europea frente al periodo anterior, tras haber disminuido un 0,2% en el primer trimestre.
Son pésimas noticias para las empresas. Según el estudio difundido el miércoles por la firma Markit Economics, el sector privado está prácticamente estancado debido a la ralentización de la actividad industrial en Alemania y Francia. Además, el índice Ifo de confianza empresarial en Alemania -la economía europea que menos ha sufrido en los últimos meses y en la que siguen puestas las esperanzas de recuperación- cayó bruscamente en julio.
Otro síntoma inequívoco de recaída en la actividad económica es la bajada del precio del petróleo. El crudo Brent ha bajado un 10% en dos semanas, hasta los 108 dólares por barril.
La marcha de los mercados de valores tampoco augura nada bueno. El Dow Jones, principal indicador de la Bolsa de Nueva York, ha caído casi un 10% en un mes; el Eurostoxx, más de un 16%, y el Ibex, un 15,8%. Esta semana ha sido la peor para las Bolsas europeas desde el primer rescate a Grecia, en mayo de 2010.
¿Cómo es posible haber caído de nuevo en este agujero? Los expertos coinciden en una cosa: la indecisión de los líderes de la Unión Europea y las disputas entre demócratas y republicanos en EE UU han puesto en tela de juicio la capacidad de los políticos para defender el interés común y han sembrado la incertidumbre en los mercados. 'Todos estamos a la espera de las decisiones políticas', dice Marie Diron, de Oxford Economics en conversación telefónica desde su oficina de Londres. 'No hay motivos para que las primas de riesgo de España e Italia hayan subido tanto. Lo que de verdad pone nerviosos a los mercados es la falta de voluntad política para poner fin a la crisis y salvar al euro'.
De Groot, de Rabobank, está de acuerdo. Cree que los líderes europeos acertaron al llegar a un acuerdo, el 21 de julio, para rescatar a Grecia, pero precisa que están tardando demasiado en presentar una hoja de ruta para reforzar el fondo de rescate europeo. 'Hay un vacío político', agrega el economista holandés desde Utrecht. 'Los mercados no saben qué esperar'.
Paul Krugman, premio Nobel de Economía y profesor de Princeton, ofrece un remedio keynesiano para salir de la crisis: aumentar la inversión pública para crear empleo, aprovechando que los tipos de interés siguen siendo históricamente bajos. Gastar hoy para recoger mañana, aun a pesar de que el déficit público crezca. Otros siguen insistiendo en recetar austeridad ante todo; confían en que los mercados recuperarán la confianza una vez que los Gobiernos hayan puesto sus cuentas en orden.
Roubini, uno de los pocos economistas que pronosticaron la crisis financiera de 2008, cree que el BCE debería haber bajado los tipos de interés para ayudar a España e Italia a salir del atolladero. El Banco Central Europeo, que no tocó los tipos de interés en su reunión del pasado jueves, ha subido dos veces el precio del dinero este año a pesar de la debilidad de los datos de la eurozona. Su presidente, Jean-Claude Trichet, insiste en que su objetivo es frenar la inflación, actualmente del 2,5%, para acercarla a su objetivo del 2%.
¿Y los países emergentes? China sigue creciendo a un ritmo espectacular, pero ha comenzado a notar que los europeos y estadounidenses tienen el cinturón apretado. No es que el país asiático corra el riesgo de entrar en crisis, pero su economía empieza a perder fuelle. Sea como sea, todo indica que las grandes economías van a tardar en recuperar la prosperidad perdida, y que mientras tanto seguirán perdiendo poder e influencia en favor de naciones emergentes como China, India, Rusia o Brasil. El reequilibrio de fuerzas se acelera.
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La crisis financiera - Los efectos en la primera economía mundial
Carrera para frenar el pánico antes del lunes
DAVID ALANDETE - Washington - 07/08/2011
Evitar el pánico en los mercados mañana lunes a toda costa. Con ese propósito, los líderes de las economías occidentales multiplicaron ayer los anuncios de contactos y reuniones para intentar acordar (se supone) una estrategia común ante el previsible escalofrío que puedan sufrir los mercados.
Conversaciones del presidente francés Nicolas Sarkozy con el primer ministro británico David Cameron; anuncio de reuniones telefónicas del G7 y del G20; conferencia del Banco Central Europeo (BCE); contactos del ministro británico de Finanzas, George Osborne, con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde... El miedo a un desplome financiero global animó todo tipo de reuniones para intentar diseñar una estrategia que sea efectiva ante lo que pueda suceder mañana en unos mercados más que inquietos.
Pero queda todavía espacio para el enfrentamiento. Para la clase política de Washington, la rebaja de la calificación de la deuda se convirtió en arma arrojadiza, un nuevo motivo de críticas recíprocas. Los republicanos volvieron a exigir más recortes en el gasto público. Algunos de ellos, los que tienen más intereses puestos en las elecciones primarias de 2012, incluso pidieron la destitución del secretario del Tesoro (ministro de Economía), Timothy Geithner.
En su notificación del viernes por la noche, S&P criticó duramente la división mostrada por demócratas y republicanos en las negociaciones relativas a la deuda pública. Y tanto los republicanos como los demócratas interpretaron esas palabras como una crítica al adversario político.
El presidente Barack Obama pidió, a través de un comunicado de su portavoz, Jay Carney, una "mayor cohesión política para fortalecer la economía y poner a la nación en un rumbo fiscal más sólido". Aun así, recriminó a los republicanos que no hubieran aceptado cambios del sistema tributario en el acuerdo cerrado el domingo: "En las pasadas semanas y meses el presidente pidió en repetidas ocasiones una sustancial reducción de la deuda pública con cambios a largo plazo en los programas de ayuda social y un aumento de recaudación con reformas al sistema impositivo". Obama no se dirigió ayer directamente a la nación.
Carrera para frenar el pánico antes del lunes · ELPAÍS.com: "La crisis financiera - Los efectos en la primera economía mundial
Carrera para frenar el pánico antes del lunes
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La crisis financiera - Consecuencias para los países
La revisión de la solvencia de EE UU resquebraja la estabilidad global
La decisión de S&P supone otra advertencia para las economías europeas
SANTIAGO CARCAR - Madrid - 07/08/2011
Si una agencia de calificación de riesgos como Standard&Poor's (S&P), con mayoría de capital estadounidense, se atreve a cuestionar la solvencia de la primera potencia económica mundial, es que se ha abierto la puerta a un nuevo escenario. Uno en el que puede pasar de todo y a todos. Especialmente a las economías de países en los que el debate político se superpone a las expectativas de los mercados. La justificación de S&P para bajar del pedestal a la primera economía del mundo -"la débil e improvisada política fiscal"- es un nítido mensaje, toda una advertencia a los políticos.
Alemania se queda sola como espacio de refugio para la inversión
Tras la decisión de S&P, queda claro que puede haber pactos políticos, componendas entre partidos o enfrentamientos, pero al final, la nota del examen -y la estabilidad global- dependerá de lo que opinen las tres agencias examinadoras S&P, Moody's y Fitch.
En Europa, con la tormenta de la deuda en su apogeo, la rebaja de la calificación de la deuda de EE UU puede agitar aún más las aguas. Especialmente en el Reino Unido, con vínculos especialmente estrechos con la economía norteamericana. Al igual que el desplome de Irlanda llevó la preocupación a Londres por la exposición de la economía británica a la de su vecino, la rebaja de la calificación de EE UU puede afectar a la economía británica.
Para empezar, Reino Unido es el tercer inversor del mundo en deuda de EE UU tras China y Japón. Tiene invertidos 346.500 millones de dólares, seis veces lo que tiene Alemania (61.000 millones). Reino Unido, socio siempre privilegiado del país norteamericano, comparte con él muchos de los problemas. Comparte desde los desequilibrios básicos -fuerte aumento de la deuda y del déficit, burbuja inmobiliaria- hasta las malas expectativas de futuro, con un crecimiento débil que acrecienta los problemas de desempleo y agita el debate político, lo que -círculo vicioso- enciente las alarmas de las agencias calificacdoras. Aunque Reino Unido no forma parte del euro, si sus bancos y sus empresas se vieran afectadas por el deterioro de la solvencia de EE UU, el impacto en Europa será grande. En una economía global, profundamente interconectada, el movimiento en el estanque acaba por llegar a todos.
Para Alemania (calificación triple A), la inestabilidad en el sistema puede suponer, sin embargo, algo positivo. Con EE UU bajo la lupa de las agencias de calificación y sus acreedores con el ceño fruncido, Alemania se queda sola. Era, junto a EE UU, el gran baluarte de la inversión, el refugio seguro ante la ansiedad y las turbulencias. Ahora, se queda un poco más sola. Y ello tiene también sus consecuencias. Una avalancha de inversión en busca de puerto seguro también es capaz de alterar los delicados equilibrios del sistema. Como ha demostrado la crisis de la deuda soberana, los ataques especulativos a la periferia pueden resaltar la bondad del centro, incluso su seguridad. Pero todo tiene su precio y no se puede vivir eternamente en calma en medio de la agitación.
Y si Alemania puede notar los efectos del vendaval, Francia aun más. Se ha demostrado en la crisis de la deuda. Las apuestas contra la deuda soberana han afectado a Bélgica y a Francia, con fuertes subidas en el diferencial con el bono alemán (en torno a 100 puntos en el caso francés y por encima de 200 en el caso belga). Tras las decisiones de las agencias de calificación están también las dudas sobre la capacidad de los países para crecer y hacer frente a los pagos de lo que han pedido prestado. Como el crecimiento es débil, esa capacidad está en cuestión. Incluso en EE UU, según ha demostrado S&P.
Cuestión aparte es cómo se está gestionando el problema de la deuda y la capacidad de las agencias calificadoras para convertir suposiciones en certezas. Porque son muchos los analistas que destacan cómo las agencias -y otros organismos multilaterales- recetan soluciones para contener los problemas que, a la larga, no hacen sino agravarlos.
El deterioro de un gigante
- Los antecedentes. La crisis ha disparado los desequilibrios fiscales de EE UU. Ya en época de bonanza, en 2007, el país tenía un déficit del 1,2% del PIB. Y en 2009, el año de la recesión, el desfase entre ingresos y gastos representaba el 11,4%, casi la misma cifra que registró España. Dos años después, la previsión del FMI no baja del 9,3%. Para cubrir esa brecha, el Estado ha recurrido a la deuda, que ha pasado del 61% del PIB en 2006 al 100% este año. Los mercados penalizan esa escalada, máxime cuando la economía no da señales de poder sostener esa abultada cifra y el paro alcanza niveles desconocidos (tocó un máximo del 10% en octubre de 2010 y ahora se sitúa en el 9,1% de la población activa).
- Efectos inmediatos. Si la deuda estadounidense es considerada de peor calidad, los inversores exigirán mayores intereses por adquirirla. A corto plazo, eso se traduce en un aumento de los gastos financieros que tiene que afrontar el Presupuesto en un momento de dificultad. JP Morgan calcula que un aumento de siete décimas en los intereses (hipótesis máxima que considera esta firma), el coste adicional alcanzaría los 100.000 millones de dólares. Además, la confianza de los acreedores disminuye y, por tanto, crecen las dificultades de financiación para la principal potencia del mundo. Entre los sufridores de la situación figuran los bancos del país, que verán también degradada su posición, y el dólar, que se puede debilitar.
Una semana negra con el peor broche
- Lunes, 1 de agosto. El pacto entre republicanos y demócratas para ampliar el techo de deuda en EE UU hacía prever un día tranquilo. Todo cambió con el mal dato de producción industrial en EE UU. El frenazo de la recuperación económica es un hecho y se extiende el temor a una nueva recesión. Las pérdidas dominaron las Bolsas. El Ibex 35 acabó la jornada dejándose un 3,24%. Los ataques a la deuda soberana de Italia y EE UU se recrudecieron y dispararon la prima de riesgo de ambos países.
- Martes, 2 de agosto. La prima de riesgo española, la diferencia entre los intereses que paga España respecto a Alemania por endeudarse, supera los 400 puntos básicos por primera vez en la era euro. El acoso a la deuda trasciende a los periféricos. La prima de riesgo belga supera los 200 puntos básicos, la mayor diferencia de la era euro. Los mercados quieren que opere pronto el fondo de rescate europeo y eso no pasará al menos hasta septiembre.
- Miércoles, 3 de agosto. La tormenta arrecia y los líderes europeos empiezan a movilizarse para que escampe. Berlusconi comparece ante la Cámara Baja italiana y se muestra confiado en la solidez de Italia. Zapatero se reúne con la vicepresidenta, Elena Salgado. La Bolsa española cae por tercera vez en el tercer día de la semana. El ataque especulativo sobre la deuda soberana de Italia y España prosigue sin descanso.
- Jueves, 4 de agosto. El Banco Central Europeo adopta medidas extraordinarias para tratar de frenar la crisis de deuda. Entre otras cosas decide comprar deuda de Irlanda y Portugal. La timidez de la actuación -se esperaba que también adquiriera bonos de Italia y España- desata el caos en los mercados de renta variable y renta fija de todo el mundo. Las primas de riesgo de España, Italia, Bélgica y Francia vuelven a marcar nuevos máximos. Las Bolsas acaban el día con caídas pronunciadas. En Estados Unidos la decisión del BCE se une al miedo a una nueva recaída y el Dow Jones acaba cediendo un 4,11%.
- Viernes, 5 de agosto. La sesión comienza con otra escalada de las primas de riesgo. La italiana sube tanto que supera a la española. La presión cede ante el rumor de que el BCE ha pedido precio en el mercado para comprar bonos españoles e italianos. Al final, la prima de riesgo italiana cerró la semana en 373 puntos básicos; la española, en 369. Las Bolsas cierran una de sus peores semanas en los últimos años. El saldo del índice selectivo español Ibex 35 es una caída del 9,96% y la de FTSE Mib italiano, del 13,12%. Al cierre de los mercados el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, anuncia que acelera los recortes fiscales previstos. Cede así a la presión del BCE que le exige un gesto para entrar a comprar deuda italiana, el principal objetivo de los especuladores.
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TRIBUNA: La crisis financiera - La opinión del experto EMILIO ONTIVEROS
Al pie de los mercados
EMILIO ONTIVEROS 07/08/2011
Los dos bloques económicos más importantes del mundo han concluido la semana con severas amenazas a la inestabilidad financiera y, desde luego, con el más explicito grado de subordinación a dictado de unos mercados financieros cuya formación de precios sigue lejos de las más exigentes hipótesis de eficiencia. A la histórica degradación de la calidad crediticia del Gobierno de los Estados Unidos por la agencia Standard & Poor's le precedió un intenso ataque a la unión monetaria de Europa, bajo la forma del más pronunciado desplome en el precio de los títulos de deuda publica de algunas de sus economías desde antes incluso de que naciera la moneda única. El análisis de ambos episodios no puede realizarse con instrumentos exclusivamente económicos. Es la política, la calidad de los Gobiernos y de las instituciones, la que, en mucha mayor medida que la política económica convencional, se encuentra hoy en juego.
* S&P rebaja la calificación de la deuda de EE UU por primera vez en la historia
* Impotentes ante la Recaída
Los mercados penalizan la ausencia de autoridad central, la incapacidad de coordinación
Las instituciones comunitarias tampoco están mostrando sus mejores capacidades
La pasividad más inquietante es quizás la que exhibe el principal partido de la oposición
La hora actual demanda respuestas políticas, de fortalecimiento institucional
Para entender esa naturaleza esencialmente política del problema, y las respuestas que el mismo reclama, es conveniente observar las diferentes reacciones que los inversores en bonos públicos han generado ante el deterioro de las finanzas públicas a uno y otro lado del Atlántico.
La gravedad del escenario que se abría con el desencuentro entre republicanos y demócratas en EE UU acerca de la elevación del nivel de deuda pública era mucho mayor que el asociado al aumento del déficit y deuda publica en algunas de las economías de la eurozona. Sin embargo, los mercados no penalizaron la cotización de los títulos de deuda pública estadounidense en la magnitud con que lo hicieron con los de Italia o España. La eurozona en su conjunto y el promedio de las economías más penalizadas desde hace más de un año por esos mercados de bonos tienen un déficit y una deuda pública inferior a los de EE UU. Sin embargo, nadie parece inquietarse por la prima de riesgo estadounidense. A ningún inversor, por elevada que sea su aversión al riesgo en los momentos actuales, parece preocuparle excesivamente el riesgo de solvencia de la administración americana, al menos tanto como el de algunas economías de la eurozona hoy más amenazadas. Al menos eso rezan los precios de los bonos soberanos.
Una de las razones de ese desigual tratamiento deriva de la particular organización política de la eurozona: de esa asimetría entre una integración monetaria completa y una integración económica y política parcial. Se trata de esa suerte de pecado original con que nació el ambicioso proyecto de ingeniería política que fue la unificación monetaria europea de 1999. Los mercados financieros penalizan la ausencia de autoridad central, la incapacidad de coordinación para hacer frente a problemas de suficiencia presupuestaria. No favorecen precisamente la ausencia de integración fiscal en una unión monetaria.
Los inversores en los mercados de bonos cotizan adversamente, también desde hace año y medio, el muy apreciable deterioro en la calidad y capacidad de los Gobiernos nacionales y de las instituciones comunitarias. No se trata solo de que estén enfrentadas las posiciones que mantienen los Gobiernos del Eurogrupo sobre las soluciones a la crisis, como de la debilidad de esos Gobiernos. Cuando no se trata de la interinidad marcada por la proximidad de convocatorias electorales, es la fragilidad de las coaliciones que sustentan a esos Gobiernos las que acentúan su precariedad.
Las instituciones comunitarias tampoco están exhibiendo sus mejores capacidades. La Comisión, el Eurogrupo o el Banco Central Europeo (BCE) no están desplegando las habilidades que en un momento como el actual seria necesario. La institución funcionalmente más próxima a esta crisis, el BCE, ha vuelto esta semana a exhibir torpeza y confusión suficientes como para obligar a huir a los más proeuropeos de los inversores en bonos. Como ya ocurriera con sus decisiones sobre los tipos de interés, el BCE demuestra, sencillamente, estar equivocado. Pero además lo hace con el convencimiento de quien cree que posee dosis de información que el común de los mortales no conoce. Los mercados castigan esa torpeza como ya lo hicieran con ocasión de aquella elevación de tipos de interés, en el otoño de 2008, poco antes de que la recesión completara su presencia en todo el mundo, pero en mayor medida en la eurozona.
La demora en concretar la aplicación de las decisiones sobre la extensión funcional de la Facilidad Europea de Estabilización Financiera (FEEF), forma parte igualmente de esa insuficiente capacidad política para al menos neutralizar algunos de los efectos más severos de la crisis.
Consideraciones políticas son las que también merece la lectura de la tan dilatada como severa particularización de la crisis en España. Nuestras finanzas públicas no son precisamente las más erosionadas de la OCDE. Todas las instituciones, desde el FMI a la Comisión Europea valoran positivamente las decisiones de reducción de gastos públicos de todo tipo para contener el déficit estructural.
Al Gobierno todavía en ejercicio no se le puede acusar precisamente de pasividad, sino quizás de excesivo nerviosismo e inquietud por agradar a unos mercados financieros muy lejos de la eficiencia en su capacidad de escrutinio y en sus veredictos en forma de cotizaciones. Desde el nueve de mayo del año pasado el Gobierno español es uno de los que de forma más explicita ha reducido en mayor medida la capacidad de maniobra de las políticas económicas, aun a costa de contraer el ya muy anémico crecimiento económico. A esas rápidas decisiones de ajuste presupuestario acompañaron no menos precipitadas de reforma del subsector de cajas de ahorros y algunas también de reforma en otros mercados. Hoy por hoy, sin embargo, la economía apenas crece. Y sin crecimiento económico, recordemos, no se pagan las deudas, no solo las de naturaleza pública, sino las más abultadas e inquietantes del sector privado.
La pasividad más inquietante es quizás la que exhibe el principal partido de la oposición. A los inversores de todo el mundo llama la atención, no solo la ausencia de alternativas concretas de política económica (nada fáciles, es verdad, a tenor de la naturaleza fundamentalmente paneuropea de la crisis), sino quizás lo más relevante, la ausencia de iniciativa y colaboración suficientes para alcanzar un consenso en materia de finanzas públicas. Sin menoscabar la legítima crítica al Gobierno y la exhibición de alternativas de conducción de la política económica, un consenso mínimo en materia de finanzas autonómicas y de saneamiento y reestructuración del subsector de cajas de ahorros ayudaría a suavizar los costes de financiación pública y privada.
Claro que las finanzas públicas de todas las economías de la eurozona deberán conducirse por la senda de la estabilidad. Pero la hora actual demanda respuestas políticas, de fortalecimiento institucional y de la dinámica de integración europea, en primer lugar. Pero también de acuerdo de mínimos en el seno de los países. De lo contrario, los estados seguirán al pie de los mercados, con bastante independencia de quien ocupe los Gobiernos.
Emilio Ontiveros es presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
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Al pie de los mercados
el dispreciau dice: estamos asistiendo al final del modelo económico global e industrial... estamos asistiendo al final de los imperios de occidente... estamos asistiendo al final del sistema bancario perverso tal ha sido conocido... estamos asistiendo al final del atropello a la consciencia pública como estrategia de estados... estamos asistiendo al final de un montón de cosas que han significado arrasar África, Asia y América Latina y portuguesa... el desprecio gestado desde los estados ausentes y una clase política vacía se ha consumido a sí mismos y ello no tiene regreso. Espanta ver la incapacidad pasmosa que caracteriza a los poderes prescindentes de contenidos, de gestión, de capacidad de análisis, y el concierto produce vergüenza ajena... pero está allí, imposible de ser ocultada a la burlada consciencia pública. Estados Unidos de Norteamérica está asistiendo al final de su falso sueño, un sueño para pocos... y junto con ello, la Europa reinal y virreinal se está estrellando en su propio caldo de inconsistencias. Parece mentira que un conjunto de especialistas cuasi científicos en la materia, no logren percibir que las variables se han doblado y con ello el factorial de la ecuación, dando vuelta cualquier resultado esperable o buscable. Parece mentira que esos pseudo científicos de las matemáticas de las conveniencias, no se hayan dado cuenta que la exclusión masiva y creciente que padece el planeta humano llevaría a este final, triste, peligroso, dañino, vergonzante... Parece mentira que los "dueños del mundo" se hayan perdido del final de la película que ellos mismos fabricaron en el siglo pasado, fundándose en las aberraciones del 1.700, creyéndose dueños de la vida y los destinos de los prójimos. Ahora que transitamos un mundo basado en evidencias inducidas por las conveniencias de los pocos, esos mismos pocos intentan burlar sus propias evidencias, pero ellas son inapelables... Ya no hay mercados, tampoco hay trabajo corporativo, y la mayoría de las personas de este mundo humano, deberán arreglarse a partir de sus talentos genuinos. Tampoco hay espacios para regresar a la esclavitud tal se ha sostenido el modelo europeo de los últimos cuatro siglos. Se terminó el imperio, se terminaron los reinos, y mal que les pese todos ellos en conjunto se encaminan al abismo que supieron fabricar para los demás... Junto con ellos caerá la mentira del poder chino y será acompañado por las demás mentiras que los occidentales le impusieron al Asia... industrias falsas y falaces, bienestares mentidos, ciencias de conveniencias, y más, mucho más. Se veía venir, pero la soberbia nubla la mente y el desprecio hace lo demás... en el fondo pienso, lástima que le haya tocado a Obama, pero los republicanos no están a la altura de las circunstancias, los demócratas tampoco... no se han dado cuenta que el dólar no es más que una simple moneda, imposible de ser comida, por ende imposibilitada de ser digerida... Mientras tanto en la Europa reinal y virreinal, tampoco se han dado cuenta que el euro no es más que una simple moneda, imposible de ser comida, por ende incapacitada para ser digerida... nada distinto a la china de poderes que no entienden de "humanidades y sus derechos", donde todo está más que torcido, tergiversado y mentido. La bisagra se ha producido y no tiene retorno, aún cuando algunos genios sin lámpara pretendan patear el problema para adelante, para sus costados, o colocarlo debajo de sus alfombras, o de las ajenas, como siempre han hecho... ¿qué harán los banqueros sin sus bancos?, cómo podrán seguir robando esfuerzos a la gente que ya no tiene nada?... se acabó. Agosto 07, 2011.-
domingo, 7 de agosto de 2011
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