Estimada Señora Senadora María Eugenia Estenssoro: indudablemente la prensa es de manera efectiva un “cuarto poder” que debería (casi nunca lo hace con eficiencia) defender los derechos ciudadanos. En nuestro país se ha instalado la concepción mediática (al igual que en Estados Unidos de Norteamérica) que la televisión debe colocarse en función de JUEZ de circunstancias, e invade roles que a mi entender no le competen.
Una cosa es denunciar un atropello, una deficiencia, una irresponsabilidad, una calamidad, una negligencia, y otra muy distinta es juzgar a las personas involucradas, o usarlas para que digan lo que una supuesta audiencia quiere escuchar. Lo mismo ocurre con la radio, la prensa escrita, etc.
Lo antedicho no es bueno o al menos es tan malo como las actitudes de ciertos funcionarios de siempre descalificar a las víctimas o quitarles el contexto de modo que queden como culpables de algo que jamás hicieron (tenemos varios ejemplos por estas horas).
Creo como ciudadano común, que desde marzo de 2008 ARGENTINA ya no transita una DEMOCRACIA, al menos no como se la define, al menos no como la conocemos los que hemos sido formados en universidades públicas o aquellos otros que hemos tenido la inmensa suerte de trabajar fuera del país durante más de una década.
La invasión e inversión de roles en la función pública es una expresión clara de la enfermedad que padecemos como sociedad y por ende que sufren nuestros propios representantes.
Los medios, salvo honrosas excepciones se han plegado a la forma y han construido un método que no proporciona soluciones de fondo. Por el contrario construye denuncias enseñando toda la “basura” acumulada pero eso no hace más que modelar el morbo colectivo.
La sociedad ARGENTINA necesita señales claras en el disenso. Cuando hago referencia a señales claras no es De Ángeli acosado por cámaras y periodistas que le dirigen el discurso. Eso no sirve más que para confundir al soberano. Llenar “horas” al aire de contenidos “vacíos” no hace al fondo de la cuestión y desmerece la labor periodística genuina.
Desde mi mejor saber y entender los MEDIOS de cualquier índole deben ser libres de expresar sus ideas, tanto como deberían serlo los FOROS de discusión ciudadana u otros mecanismos creados desde la electrónica. La realidad es que muchos periodistas se ven limitados en sus opiniones por los intereses que hay por sobre ellos, ya que no debemos olvidar como tampoco omitir que muchos medios están sustentados por fondos financieros que provienen del lavado de dólares del narcotráfico…
Entiendo también, que además de “parecer” hay que “ser” y para “ser” hace falta “calidad”.
Por estas horas, están naciendo nuevas versiones del periodismo genuinamente independiente, libre de ataduras, libre de dependencias, con criterios reflexivos y amplios, con convicciones que son defendidas desde el fundamento. Dicho periodismo está en condiciones de proporcionar “nuevos ojos”, “nuevas vistas”, para una democracia en serio. El único problema que enfrentan por estas horas es que carecen de los recursos necesarios para enfrentar a los “monopolios” de la información, sin embargo como en toda solución saturada creo que siempre hay un quiebre que proporciona un nuevo horizonte y brinda, como lo hizo LA OPINIÓN en algún momento de la historia, una ventana apropiada a la visión ciudadana, la que por lo general va más rápido que los funcionarios, que la clase política y que los propios periodistas.
En nuestro país todos hemos aprendido a subestimar la inteligencia del prójimo, eso es parte de la “consciencia ciudadana” o si Usted quiere de la inconsciencia ciudadana. Partimos de la base que el “otro” es un “tarado” y que por “ignorancia”, por “carencias” o por lo que sea, no es capaz de discernir qué está ocurriendo. ERROR. Grave error de apreciación.
Así nos insultan a diario desde todos los ángulos donde exista un resquicio del poder (de cualquier índole). Nuestra agente ha aprendido (lamentablemente) ha sobrevivir entre medio de estos desatinos, sacándoles partido o ventajas a los otros, sean estos funcionarios, ciudadanos simples, y hasta periodistas.
Todo proviene del ejercicio que como sociedad hemos hecho del atropello, de la mentira, de la invasión de roles, de la violación de los derechos ciudadanos, etc., de los cuales la mayoría de los medios no se ocupan como deberían hacerlo (eso se llama ausencia de calidad). Denuncian un día, un momento, pero luego omiten u olvidan porque necesitan vender la última calamidad, y así tampoco se contribuye a agregar valor, a hacer crecer la democracia necesaria ni tampoco la consciencia social sobre los diferentes problemas que nos aquejan.
Por ejemplo, el trato que se le ha dado al problema que padece el PODER LEGISLATIVO desarticulado e invadido desde el EJECUTIVO, ha sido pobre, tan pobre que podría ser fácilmente calificado como “lamentable”. Insisto: eso no suma.
La cúpula del PJ se equivoca una vez más al involucrarse como partido político en algo que no le incumbe (no debiera hacerlo). El mensaje hacia la sociedad es peligroso, digo peligroso para no decir triste, digo triste para no decir avasallante, digo avasallante para no decir agraviante, digo agraviante para no decir repudiable, digo repudiable para no decir que expresa lo más bajo de la condición humana.
Insisto, la clase política en ejercicio del poder debe asumir que los ciudadanos somos algo más que votos oportunistas. También insisto, los medios no comprometidos con intereses corporativos y sectoriales, tienen una oportunidad de oro para construir un nuevo modelo que agregue valor de cara al futuro necesario para la ARGENTINA. Insisto además, la OPOSICIÓN tiene la oportunidad histórica de tornarse participativa contribuyendo a construir el modelo de tiempo social que aún no llega pero que seguramente se instalará en la sociedad como consecuencia de los atropellos que hemos sido y somos víctimas cada segundo.
La sociedad ARGENTINA debe comprender que el respeto de los roles es esencial a la DEMOCRACIA, para lo cual sus representantes (sean del nivel que sean) deben saberse sustentados así como controlados… mientras esto no suceda (hace rato que no sucede, al menos en el curso de mis 57 años no lo he visto) seguiremos como hasta ahora, penando porque alguien nos escuche. Curiosamente, cada vez son menos los que nos escuchan, muchos menos los que nos atienden y sí muchos más los que nos usan a su antojo y capricho.
DEMOCRACIA sin respeto de las GARANTÍAS INDIVIDUALES no es democracia. Sin DEMOCRACIA no hay DERECHOS CIUDADANOS genuinos sino DERECHOS HUMANOS mentidos.
Un cordial saludo a Usted y a sus pares.
CERASALE, Víctor Norberto
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lunes, 2 de junio de 2008
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