miércoles, 18 de junio de 2008

LA CIENCIA DE CAMBIAR EL PROBLEMA DE LUGAR

Señor Director de LA NACIÓN: una costumbre que define a parte de la sociedad argentina, en particular a cierta parte de la clase política, es "cambiar el problema de lugar"... algo semejante a colocar la tierra debajo de la alfombra, o cambiar de nombre a las instituciones, o colocar carteles anunciando obras que jamás se realizarán. El cambiar el problema de lugar, según las neuronas políticas, asegura ganar tiempo y hasta, quizás esperar que surja otro problema distinto que oculte, modifique, anule, disimule, la envergadura del anterior. Nuestra historia cercana está tan llena de estas acciones que podríamos decir sin temor a equivocarnos que rebalsa, desborda... Una vez más, entonces, la clase política en ejercicio del poder ha "cambiado el problema de lugar" sin considerar el fondo de la cuestión, sus repercusiones sociales, etc. Traducido a idioma vulgar: "le pasamos la pelota al otro, para ver qué hace" y de paso embarramos la cancha un poco más de lo que está. Traducido a lenguaje académico: una vez más se insulta la inteligencia social que nos caracteriza y que aún forma parte de nuestro consciente colectivo. Esta "jugada" se suma a las anteriores, todas tuvieron consecuencias infelices pero en ninguno de los casos se obtuvo un "final", una "conclusión", un "veredicto", ya que tal lo he expresado en oportunidades anteriores, en nuestro país nunca se resuelve nada. Alcanza con mirar alrededor. No tenemos indicadores de gestión. No tenemos controles de gestión. Estamos siendo invadidos progresivamente por la inflación, tan temida y por otra parte tan conocida. No tenemos seguridad ni garantía alguna de los derechos ciudadanos (los cuales se declaman, pero no existen como pate de las garantías constitucionales). Las escuelas están derruidas y ni qué hablar del sistema que las contiene. Los hospitales están colapsados en un rango directamente proporcional a la distancia en kilómetros del Congreso de la Nación. Pacientes y Médicos constituyen las variables de ajuste del sistema imperante. No tenemos combustibles (y no precisamente por el problema del campo ya que este es un fenómeno creciente que se percibe en el interior del país desde hace al menos un par de años). Existe una apropiación "inteligente" y "planificada" de tierras para fines productivos, manejadas por corporaciones y conducidas por testaferros. La disponibilidad pública e industrial de energía es cada vez menor. A lo cual podemos sumar, agregar, incorporar, etc., todos los efectos colaterales que ello conlleva. Traducido una vez más, pareciera que se están acondicionando las circunstancias para que la consecuencia nos "desaparezca"... Sí, efectivamente, nos borre del mapa. Quizás nos deje la bandera, y nos guarde el HIMNO NACIONAL, de modo que no nos sintamos tan atropellados, pero tal como decía un General: "la única verdad es la realidad"... y la realidad es que tenemos cada vez menos propietarios nacionales de tierras, tenemos cada vez más pobreza, muchísima más indigencia, mucha marginalidad, más delincuencia, etc. Al cambiar el problema de lugar, la clase política se asegura tiempo y como ahora se agrega esta "inteligencia" que los distingue: "descalificar a las víctimas de manera consistente y permanente", se alcanza un nuevo imaginario donde todo está perfecto y reluciente, mientras que los mortales que transitamos nuestras horas por fuera del OLIMPO vemos como todo se diluye sin que podamos hacer absolutamente nada. Escuché decir ayer en dos discursos distintos pero con una misma finalidad de la "SALUD" que goza nuestra "DEMOCRACIA" y que aquí, en nuestra bendita tierra, todos podemos expresar nuestros sentimientos sin temor a vernos "borrados". La realidad, Señor Director de LA NACIÓN, es que ayer en esos mismos discursos se percibió con claridad meridiana un entrelíneas dirigido concretamente a los contenidos de opinión que brindan periodistas, muchos de los cuales son reconocidos profesionales y personas de bien que dicen lo que sienten, pero que esencialmente traducen en palabras aquello que ven de la puerta para afuera de sus ámbitos de trabajo. Desde luego que hay prensa amarilla. Eso lo sabemos todos. En todo el mundo. La prensa amarilla no crea opinión, simplemente "simplifica" el morbo colectivo... y curiosamente muchas movidas amarillistas son "promovidas" desde el mismo poder político, lo cual genera una circunstancia que se traduce en división social y confrontación de posiciones, de las cuales los argentinos acumulamos ya doscientos años de desencuentros. Ayer, apenas ayer, al cambiar el problema de lugar y descalificar a las víctimas, se propicia un nuevo escenario de enfrentamientos. Pobres establecidos con/contra pobres en proceso de integración. Marginados asumidos versus marginados que quisieran no serlo. El PODER LEGISLATIVO anulado en sí mismo es indudablemente una "escribanía" de lujo. Por ello, en estas horas donde la CONFUSIÓN está instalada como EJE, del ejercicio del poder, me cabe hacer la siguiente reflexión para TODOS LOS HOMBRES DE LA PRODUCCIÓN ARGENTINA (ya no sólo el campo): 1. Es necesario que las ENTIDADES RURALES (todas) expresen públicamente, con claridad técnica, planificadamente, proyectado a diez años, cuál es y/o cuáles son sus propuestas productivas para sostener un MODELO CRECIENTE en cada uno de los ámbitos (granos, carne, aves, lácteos, cítricos, miel, arroz, algodón, vid, aceites, etc.). Si la sociedad permanece en el desconocimiento de las variables que intenta imponer el EJECUTIVO, no debe quedarnos dudas que ARGENTINA ingresará a un CONO DE SOMBRAS donde la pobreza diezmará las pocas, escasas bases sociales que nos quedan. Tengo claro que en nuestro país, mucha gente desea permanecer en "negro" porque el ESTADO NACIONAL es socio en las ganancias pero nunca asume las pérdidas con lo cual cuando no encuentra "ganancias" se apropia de las tierras, de las casas, y hasta de la dignidad. No obstante ello, esta hora amerita un cambio en el razonamiento corporativo de las entidades del campo ya que de no ser así, en poco menos de un año ARGENTINA ya no tendrá campo... le guste a quien le guste. 2. Lo mismo deberían asumir/hacer por estas horas las escasas industrias genuinas que nos quedan, porque no es utópico pensar que serán las que sigan a la confiscación. Los motivos son muchos. Alcanza con ver qué sucede con la minería, el petróleo, etc. Dado que el PODER LEGISLATIVO está prácticamente paralizado, invadido, anulado, en sus capacidades e intenciones, no es dable pensar que pueda revertir esta actitud generada hábilmente desde el PODER EJECUTIVO. No obstante ello, deberíamos a pensar, reflexionar, como ciudadanos que somos, qué haremos cuando de la ARGENTINA no quede más que la BANDERA y el HIMNO NACIONAL. Indudablemente, los esfuerzos de nuestros abuelos, los desvelos de nuestros padres, nuestras tribulaciones como padres y abuelos, la preocupación creciente de nuestros hijos, la inocencia de nuestros nietos, se verá superada por la "inteligencia política" que se ha apropiado del poder en ejercicio de una triste, pobre, marginada, mentida DEMOCRACIA donde nuestro voto es apenas una excusa. Un cordial saludo y espero que LA NACIÓN... no pierda el rumbo. CERASALE, Víctor Norberto 10.119.347

No hay comentarios: