domingo, 15 de junio de 2008

PARAFRASEANDO, LA SAVIA DE LA SABIDURÍA

Como ARGENTINO lamento todo lo que estamos viviendo. Como persona, me siento burlado. Como ciudadano, me siento atropellado. Como profesional, me siento estafado. Como parte de la cultura nacional, me siento vejado. Como católico, me siento perseguido. Como cristiano fundamentalista, me siento engañado. A esta altura de la civilización, apreciando el avance mundial de los "anti-valores" y su instalación en el inconsciente colectivo de la raza humana, las horas que transitamos no hacen otra cosa que llevarme a una reflexión extrema: El poder político debe ser consciente y asumir que sus acciones generan reacciones por acumulación y que ningún poder terrenal alcanza para contener a la horda desatada en defensa de lo último que le queda a los pueblos avasallados. su dignidad. Creo en la gente, profundamente. Creo en la gente de campo porque he nacido y me he criado allí. Más allá de los grises. Más allá de las realidades que impuso la clase política a quienes producen, avanzando, confiscando, rapiñando sus intereses, sus propiedades, sus ganancias. NO CREO ni por un segundo en la clase política. Han mentido tanto, se han burlado tanto, han engañado tanto, que ya no les queda espacio para agregar una mentira más, aún cuando esta vez (fábula del lobo) pudieran tener algún grado de razón (no lo sé, porque no conozco el tema en profundidad y no me siento capacitado para discutirlo y mucho menos para abordarlo)... Sí veo con estupor, que nos encaminamos a un enfrentamiento social de consecuencias intangibles, manipulado por el propio poder político. Puedo sentirlo. No crea el poder político que la HISTORIA ARGENTINA los perdonará y quedarán como víctimas. Por el contrario, todo aquello que han pretendido ocultar saldrá a la luz y generará el desprecio de la verdadera víctima: la sociedad argentina en ejercicio de sus derechos ciudadanos. No crean los obsecuentes del poder actual que la HISTORIA ARGENTINA les concederá un lugar. Por el contrario, las fuerzas de choque aventadas desde el poder caerán al vacío empujadas por sus propias fuerzas descontroladas. Alguna vez el poder político comprenderá que los DERECHOS HUMANOS pertenecen a la sociedad en su conjunto, o no existen. Lamento ver cómo GENDARMERÍA NACIONAL, como PREFECTURA NACIONAL, están siendo colocadas como frontón de las necesidades sociales. Los Jefes de dichas fuerzas no deben olvidar que forman parte de la misma sociedad (caminan por las mismas calles, sus hijos comparten las mismas escuelas), no sea cosa que la historia las juzgue por errores que otrora supieron cometer las fuerzas armadas, opacando un pasado de honores y orgullos, innecesariamente. El día de hoy nos enseña un poder político escudado en la soberbia, la mentira, la obsecuencia, el atropello, el avasallamiento, burlando valores y sentimientos de la SOCIEDAD ARGENTINA. Señora Presidenta, por favor, no son sus ministros quiénes deben dar la cara ante sucesos de AGRAVIO CIUDADANO, es Usted la que debe respuestas, y si no las tiene, si no es capaz de hablar con el corazón (sincero), si se le terminaron los argumentos para permanecer donde cierta parte del pueblo la colocó por voto popular, deje el lugar a otros de modo que la historia le reconozca sus valores ciudadanos y su consciencia pública. En lo personal ya no pretendo emitir opinión sobre las retenciones y no sobre vuestra política agraria. Sí pretendo expresarle (tengo derecho como ciudadano para hacerlo) que, si Usted no se aviene, no comparte una mesa con las víctimas de esta circunstancia en un diálogo abierto, franco, claro y preciso, la solución se alejará cada vez más hasta invertir los polos y colocarla a Usted misma en condición de víctima lo cual sería una pena, no para Usted sino para todos nosotros. Quiero, también en mi condición de ciudadano, decirle que NO QUIERO que por ningún motivo RENUNCIE, SE VAYA, ABANDONE, HUYA, se esconda o aplicando cualquier otro calificativo sobre su cargo e investidura públicas, desaparezca de la escena en que ha sido colocada. POR FAVOR, demúestrese y demuéstrenos a quiénes no la hemos votado, cuán capaz es de sortear estas dificultades en las que fue colocada por la impericia de sus funcionarios (que cada día son más y se multiplican sin solución de continuidad). Usted demuestra tener una inteligencia prodigiosa. Sea Sabia, Señora Presidenta. La sociedad argentina necesita que su savia, su temple, se transforme en sabiduría... por el bien de todos (no el de los que hoy la vivan y mañana le darán vuelta la cara).

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