26 de noviembre de 2019, San Conrado, San Siricio, San Juan Berchmans.
Ya sabes, Victor Norberto (el dispreciau), el hombre de las remontadas.
¡Buenos días!
¿Es así? ¿Somos como nación algo parecido a Rafael Nadal en el tenis? ¿Somos el país de las remontadas? ¿De las épicas remontadas?
Algo así como en 1808, pero en tenis.
“Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alistandonos, pues no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son.” (El bando de los alcaldes de Móstoles)
Vale, tal vez sea un exceso calificar de remontada lo que empezó con el bando de los alcaldes de Móstoles.
Pero diría que nuestra Historia es recurrente en un cierto sentido: el de los estallidos de rebeldía cuando el agua llega al cuello. O mejor, cuando ha crecido tanto que ya no se nos ve ni la coronilla.
Sucedió tras la Guerra de los Segadores, en 1640, cuando la oligarquía barcelonesa entregó la región a Francia para evitar las medidas centralizadoras del Conde-Duque de Olivares, proclamándose república bajo la protección del monarca francés. (¿A que te suena?)
Los catalanes comprobaron enseguida lo que de verdad era el centralismo, eje inmemorial de la política del país vecino que, entre otras, puso en manos francesas todo el comercio regional y se merendó el Rosellón y la Cerdaña:
“Se aplicó la ley francesa hasta sus últimas consecuencias. Entre ellas, la prohibición expresa del uso del catalán. Aquel edicto dictado por el rey francés constituye la única ley existente en toda la Historia que prohíbe expresamente el catalán, algo que no se atrevió a convertir en norma jurídica ni el general Franco (por supuesto, tampoco el decreto de Nueva Planta).” (La verdadera historia de 1640)
Hasta que en 1652 llegó la remontada: los catalanes corrieron a suplicarle al rey de España que regresara a Barcelona, expulsara a los gabachos e hiciera lo que le viniera en gana, con tal de que mantuviera lejos a los franceses.
Volvió a haber remontada en 1766, cuando lo de Esquilache y la subida de precios del pan, una remontada que casi acaba con el rey y liquidó aquel primigenio liberalismo.
También hubo remontada en 1936, cuando la derecha se hartó de ser exterminada y se vino tan arriba, tan arriba que...
Que hasta hace quince días no terminamos de enterrar a Franco.
¿Lo de 2019 será por el estilo si llega a gobernar el PSOE + Podemos? ¿Viviremos otra remontada histórica en 2020?
¿O todavía tenemos que caer más bajo?
La cabra socialista tira al monte
Corren mil hipótesis sobre lo que ha de venir. Y no está ayudando en absoluto el silencio atronador de Casado, ni el ninguneo a la Casa Real, ni el postureo de Esquerra Republicana, ni los chantajes de los Juntos para Hundir Cataluña (y España entera), ni ignorar que hay que ponerle fecha ya al período de consultas del Rey, ni la escandalosa opacidad de los acuerdos PSOE-Podemos.
Nada está ayudando a que tras estas últimas elecciones se afiance la voluntad de los electores, esto es, la democracia, la soberanía nacional.
Y por más que todo suene a desconcierto y duda en estos momentos, lo habitual en España es que la cabra socialista siempre acaba tirando al monte del radicalismo, al mismo monte al que tiró en el 34 (otra fecha de remontada, en este caso izquierdista) y en 1936.
Entonces como ahora, el PSOE abandonó la defensa del interés de la mayoría y la búsqueda del bien común. En los años 30 rebasó al PCE y a la CNT para liderar la revolución que condujo a la guerra civil.
En 2019 el PSOE está superando a Podemos, los comunistas de nuestra generación, para liderar una nueva revolución que acabe con el sistema constitucional vigente y nos conduzca... ¿adónde?
Nuestro síndrome de Estocolmo
Lo padecen muchos, desde los creadores de opinión hasta los ciudadanos de a pie que de vez en cuando todavía tienen dudas: ¿será posible que el partido de Nicolás Redondo Terreros y Joaquín Leguina se convierta en un estercolero nacionalista?
Ignacio Camacho:
“Obedece así Sánchez a una recurrente aunque inexplicable tendencia que empuja a la izquierda a buscar complicidades con el nacionalismo desigualitario. Una proclividad que puede explicarse en Podemos pero que resulta difícil de entender en un PSOE que presume de su tradición de partido de Estado.” (El arte de odiar (a España))
¿Difícil de entender? ¿Pero cuántas veces lo tienen que hacer para que nos demos cuenta de que la esencia de la izquierda española no ha sido nunca la igualdad y la justicia social sino la conquista del poder sin importar los medios, ni los compañeros de viaje?
Si un habitante de Caronte, el satélite de Plutón, aterrizara en la Tierra y se refugiara una temporada en España, pensaría sin ningún género de duda que el PSOE es un partido antisistema extremista que pugna por acabar con cuantos no se sometan.
Pero nosotros estamos como la rana, metidos en la olla que se va calentando poco a poco, y ya no notamos que la temperatura empieza a cocernos vivos.
El divorcio imposible
Empiezo a pensar que no hay ninguna maniobra secreta de sutil estrategia tras la rarísima etapa poselectoral que estamos viviendo. Todo apunta a que caminamos (caminan) con paso tan firme como amenazador hacia el Gobierno del Frente Popular en modo 2020.
“Hay algo que me separará siempre de la izquierda, incluso de los más honestos e inteligentes de mis amigos de izquierda. Y es su creencia ingenua en que las maniobras políticas tienen un fundamento racional, en que responden a planes muy elaborados.
Los miro como debían mirar en el Barroco a los que todavía creían en la música de las esferas. Son precopernicanos, con el oído siempre atento a sorprender tras el alboroto de la política el concierto racional de los movimientos astrales, «la no perecedera/ música que es de todas la primera» de fray Luis.
Y no hay nada de eso, sino improvisación de la mala, como si un loco se hubiera apoderado de las maracas de Machín para un concierto cósmico de ruido y de furia.” (Jon Juaristi: Maracas)
Hagámonos preguntas:
- ¿La cabra socialista podrá resistir la llamada del monte por primera vez en su historia?
- ¿Los nacionalistas renunciarán a tener enfrente a una España debilitada, dividida y diezmada.
Pues eso, una España desarmada solo se la puede ofrecer al nacionalismo Pedro Sánchez. Conviene no olvidarlo cuando hacemos conjeturas sobre el inmediato futuro.
El divorcio socialistas-nacionalistas (en modo secesionista o etarra) es imposible. Ambos se necesitan para sobrevivir. Sin el otro, cada uno de ellos sabe que está condenado a la desaparición.
Y el perdedor es...
No nos engañemos, quien pierde con todo esto no es la nación, que no se va a romper por más piruetas que haga la izquierda.
Quien pierde es la propia izquierda.
Desde el año 2015 hasta 2019 hemos votado en cuatro ocasiones.
Resultado: la izquierda ha perdido más de millón y medio de votos.
“La derecha de ámbito nacional se ha recompuesto internamente de forma drástica. Comienza y termina el ciclo con una cifra próxima a 10,5 millones de votantes.
La izquierda de ámbito nacional (PSOE, Unidas Podemos y Más País) no ha cesado de descender. Arrancó en diciembre de 2015 con casi 12 millones de votos y cada resultado ha sido un poco peor que el anterior, hasta los 10,3 millones del 10-N. Cuatro puntos de bajada porcentual en cuatro años.
¿Quién ha ganado ese millón y medio largo de votantes que ha ido perdiendo la izquierda? A la vista está: el bloque de los llamados 'partidos territoriales', mayoritariamente nacionalistas. Comenzaron en el 7% y ya van por el 12% (una ganancia aún mayor si incluyéramos en ese bloque a Compromís y a los numerosos grupúsculos extraparlamentarios de 'viva mi pueblo').” (Ignacio Varela: Un drama español: la izquierda, secuestrada por los nacionalismos)
Mariano Casado
En cuanto a la derecha, si los partidos políticos cotizaran en bolsa, destinaría todos mis ahorros a comprar acciones de Vox. Por dos motivos:
- Porque PSOE y nacionalistas están haciendo todo lo posible para que la gente se pase a quien alza más alta y clara la voz frente al pasteleo del resto de partidos.
- Y porque en la derecha que vota PP crece el desconcierto ante un partido que, como sucedió con Ciudadanos cuando ganó las elecciones regionales en Cataluña, no parece dispuesto a hacer una oposición real y efectiva.
Me ha parecido brillante el título del artículo al que pertenece el siguiente párrafo. Se titula “Mariano Casado”:
“Hoy el líder popular se debate entre la parálisis y la invisibilidad. El hiperactivo azote de Pedro Sánchez en el Congreso es un dontancredo que huye de un micrófono como del tifus. Teme que alguien le haga la pregunta que Rivera no supo responder: si es tan malo para España que el PSOE gobierne con Podemos y los separatistas, ¿por qué no lo evita?
No tiene manta suficiente para atender a la responsabilidad de Estado sin que quede al aire el liderazgo en la oposición que le disputa Vox.
Casado parece poseído por Rajoy. Los suyos le piden marcha, pero él cree que estarse quieto es ahora la única manera de moverse en la buena dirección.” (Francisco Pascual: Mariano Casado)
No ayudan a la recuperación del PP declaraciones como las de su secretario general, Teodoro García Egea, que sigue la escuela Feijoo de desprecio a sus exvotantes, los que se marcharon a Vox. Refiriéndose a ese partido, afirma:
“Nosotros no competimos en la parte baja de la tabla. Competimos con Sánchez y el PSOE (...) El PP volverá a recuperar la confianza de muchos españoles a largo plazo. No nos preocupa esa cuestión, porque no es ideológica, sino de oportunismo (...) Lo de Vox no es de izquierda ni de derecha, es populismo barato.” (Teodoro García Egea: «Si Sánchez fracasa, todos los escenarios están abiertos»)
La caída del PP en las dos últimas elecciones generales no es ideológica, sino “oportunista”, según el número dos del partido. Más que recuperar a sus votantes, el Partido Popular tiene que rehabilitarse, que de eso se trata en realidad, de borrar su pasado cómplice con nacionalistas y socialistas.
Pero no lo conseguirá mientras siga analizando la realidad con la miopía que muestra aquí su secretario general. Una lástima.
La cita
“Torra se cree un intelectual y solo es un ‘caganer’ que no entiende qué es el Estado.”
Y la imagen
Saber, saber de lo que se está cociendo, Victor Norberto (el dispreciau), sabemos muy poquito. Y de lo poco que sabemos... ¡nos espanta casi todo!
O sea que yo sigo afilando las herramientas de las que dispongo.
¿Y tú?
TU DÍA ACTUALL
HazteOir.org: «Tenemos que educar en el respeto por igual y derogar la Ley contra la Violencia de Género». HazteOir.org: “La violencia es violencia y es deplorable si se comete del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia al hombre, y no hay que hacer distinciones". La asociación ha reclamado a los partidos del centro derecha que deroguen las leyes basadas en la ideología de género. La noticia en el siguiente enlace.
Leonor Tamayo: «La mujer en Occidente no está discriminada por ser mujer» sino por la maternidad. Leonor Tamayo: "El ataque a la maternidad no viene de ningún heteropatriarcado sino todo lo contrario, viene del feminismo radical". "La dedicación a la familia por encima del éxito profesional en la escala de valores… son cosas que el feminismo hegemónico no soporta", expone Tamayo. La entrevista completa, aquí.
Cariño, he encogido a la población: llega la última ‘frikada’ contra el cambio climático, por Alfonso Basallo. El Gobierno de Sánchez va a tirar a la basura 60 millones de euros -de su bolsillo, querido lector- que es lo que va a costar la Cumbre del Clima. Para luchar contra una quimera -el calentamiento global-, y proponer ideas peregrinas como el hacernos veganos o, la última frikada, que seamos más bajitos. El artículo de opinión en el siguiente enlace.
(el dispreciau)
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