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Líderes mundiales aprueban declaración sobre cobertura sanitaria universal
cobertura universal de salud para 2030, como lo marca la Agenda para el desarrollo sostenible.
- Los líderes mundiales firmaron este lunes una declaración en la que se comprometen a impulsar las inversiones y reforzar los trabajos para conseguir la
La declaración constituye el documento más ambicioso de la historia en la arena sanitaria y busca hacer realidad el ejercicio del derecho humano a la salud para todos los habitantes del planeta en un plazo apenas superior a unos diez años.
El texto fue adoptado durante la reunión de alto nivel sobre la cobertura universal de salud que tiene lugar en las sede de las Naciones Unidas en Nueva York en el marco del debate general de la Asamblea General.
Al inicio del cónclave, el Secretario General calificó la adopción como “un logro significativo que durante la próxima década liderará el combate a las enfermedades contagiosas como el VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria, además de ocuparse de los padecimientos crónicos y la resistencia antimicrobial mediante sistemas de atención primaria sólidos y resilientes”.
António Guterres recordó que más de la mitad de la población mundial carece de acceso a los servicios de salud, lo que tiene consecuencias graves para la humanidad en su conjunto.
“Unos 100 millones de personas caen en la pobreza cada año a causa de los costos exorbitantes de los servicios médicos”, subrayó.
Agregó que aunque esos servicios existan, a menudo son incapaces de responder al sufrimiento humano. “La salud mental en general es ignorada y estigmatizada desde hace mucho tiempo pese a que genera una angustia indescriptible a quienes la sufren y a sus familiares. Esta injusticia debe cesar.”
Lastre económico
Pero la carencia de servicios de salud funcionales no sólo afecta a los individuos, sino que representa un lastre económico e impide el avance de las sociedades y los países. La inversión en atención médica primaria cambiaría este escenario, afirmó el titular de la ONU.
“Los hechos demuestran que la cobertura universal sanitaria es un motor de crecimiento económico para las personas, las familias, las empresas y las sociedades en su conjunto. La salud es al mismo tiempo factor y consecuencia del progreso económico y social.”
Conseguir la cobertura universal es uno de los ejes de la Agenda 2030, a la par con el combate al cambio climático, la promoción de la equidad de género y la erradicación del hambre, elementos todos intrínsecamente relacionados cuyo progreso paralelo generaría un círculo virtuoso. La declaración de salud es un paso hacia ese objetivo.
Guterres aseveró que el documento es un hito en la carrera hacia el acceso universal a la salud y felicitó a los Estados por suscribirla, al tiempo que advirtió la urgencia de cambiar el paradigma de financiamiento y acelerar las inversiones en la esfera sanitaria mediante alianzas intersectoriales.
Salud sexual y reproductiva
“Esta Declaración Política es el acuerdo más amplio jamás alcanzado en salud mundial”, dijo, destacando que el texto reconoce la necesidad de garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva.
“Es esencial proteger el bienestar y la dignidad de las mujeres y las niñas”, puntualizó el Secretario General entre el aplauso de los asistentes.
Imperativo moral y económico
El doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de Salud, sostuvo que las emergencias como el brote de ébola son “sólo un síntoma de una crisis mucho más grave: la falta de acceso a servicios médicos de calidad”.
Añadió que éste no es un problema privativo de los países de renta baja, donde a menudo las personas se ven obligadas a elegir entre la vida y la salud y el bienestar económico de sus familias. “Nadie nunca debería tener que tomar una decisión así; sin embargo, esa es la realidad de muchas personas”, apuntó.
“A menos que cambiemos el rumbo, unos 5000 millones de personas seguirán careciendo de servicios esenciales en 2030. Aunque esos servicios estuvieran disponibles, hacer uso de ellos podría significar un desastre financiero. El costo humano de esta injusticia es suficientemente lamentable, pero la falta de acceso a servicios de salud de calidad y asequibles es también un freno para la economía. Mantiene a la gente sumida en la pobreza, golpea la productividad y agota la esperanza. Por lo tanto, la cobertura universal no es nada más un imperativo moral, lo es también económico”, enfatizó Tedros.
Decisión política
Actualmente, el mundo gasta a cerca del 10% del Producto Interno Bruto global en el sector de la sanidad, pero esa partida no es eficiente puesto que, en muchos casos, se destina a infraestructura cara en lugar de promover la salud y prevenir las enfermedades con la atención primaria.
“Debemos hacer un cambio radical y enfocarnos en proteger la salud en vez de limitarnos a tratar las enfermedades. Más del 80% de las necesidades de salud pueden atenderse con servicios primarios de calidad. Hoy le estamos pidiendo a todos los países aumentar al menos el 1% de su Producto Nacional Bruto en atención primaria de calidad”, señaló el director general.
Según la OMS, esta inversión salvaría 60 millones de vidas cada año y extendería la esperanza de vida en 3,7 años para 2030 a nivel mundial.
Las proyecciones de esa agencia indican que si bien los países más pobres requerirían asistencia financiera internacional para fortalecer su sistema de atención primaria, la mayor parte de las naciones podrían hacer esta inversión a partir de sus recursos nacionales.
“Después de todo, la salud es una decisión política. Ustedes tienen el poder de tomar esa decisión”, enfatizó Tedros.
Sistemas solidarios
Uno de los paneles de discusión copresidido por la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos versó sobre la cobertura universal como impulsor de la igualdad, el desarrollo inclusivo y la prosperidad para todos.
En esa tribuna, Michelle Bachelet llamó a los gobiernos a darle prioridad a la salud y a la inversión en salud pública y pugnó por los sistemas sociales solidarios.
“No se trata de donaciones sino de voluntad política para hacer lo que hay que hacer porque es lo correcto y lo inteligente. Se necesitan sistemas solidarios donde los más ricos ayuden a los más pobres, los más jóvenes a los más viejos. Eso es lo que funciona, funciona en Uruguay y en Chile, que no son países ricos”, dijo.
En su opinión, este esquema es viable cuando la salud es prioritaria y se basa en la atención primaria, que no es tan cara como la alta tecnología pero puede garantizar el acceso universal en áreas como la prevención.
“Necesitamos llamar a la gente más rica del planeta, pero también cada gobierno debe asumir la responsabilidad que tiene con su pueblo. Sabemos lo que funciona, hagámoslo”, instó Bachelet.
Este artículo fue publicado originalmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). IPS-Inter Press Service lo reproduce por un acuerdo general con la ONU para el uso de sus contenidos.
RV: EG
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