Los líderes europeos estrenan la unión de la defensa
Los 25 Estados que integran la cooperación militar celebran la nueva política de la UE
Bruselas
Los líderes europeos observan un dron que los filma durante la ceremonia de inauguración de la defensa europea. HORST WAGNER EFE
El atrio del Consejo se pobló este jueves de uniformes para dar la bienvenida a la recién estrenada cooperación en defensa entre 25 Estados miembros. Los líderes de esos países —todos menos Reino Unido, Dinamarca y Malta— posaron flanqueados por mandos militares, una imagen insólita y representativa de que corren nuevos tiempos para una UE históricamente reacia a reforzar su defensa. Como despedida, todos elevaron sus miradas al escuchar el sonido que emitía un dron que los filmaba desde lo alto.
Para disipar la idea de que el proyecto choca con la OTAN, los jefes de Estado y de Gobierno invitaron al secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, a debatir sobre la colaboración con la UE. “No solo es una buena noticia para nosotros, sino también para nuestros aliados. Y una mala noticia para nuestros enemigos”, sintetizó el presidente del Consejo, Donald Tusk.
Esta cooperación se aprobó formalmente el pasado lunes, con 17 proyectos concretos que empezarán a desarrollarse en 2018. La nueva política europea aspira a lograr coordinación en el desarrollo de capacidades militares (con dinero del presupuesto europeo como incentivo) y en el despliegue de misiones. Los firmantes se comprometen a cumplir 20 criterios vinculantes. Entre ellos figuran incrementar de manera continuada los presupuestos de defensa, dedicar al menos un 20% de ese capítulo a inversión real y destinar un 2% a investigación y desarrollo.
La unión de la defensa (PESCO, por sus siglas en inglés) se ha acelerado en los últimos meses por el impulso que le han dado Francia, Alemania, España e Italia. El proyecto difiere del núcleo duro de Estados comprometidos en proyectos ambiciosos que concibió Francia para parecerse más la iniciativa inclusiva (con casi todos los países miembrs integrados) que deseaba Alemania. Para garantizarse que nadie se ha adherido con la voluntad de incumplir los criterios —o, peor aún, con el objetivo de bloquear proyectos que solo pueden prosperar por unanimidad—, este nuevo esquema contempla la posibilidad de expulsar al que no cumpla. Hará falta, eso sí, mayoría cualificada.
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