Australia se prepara contra los atropellos masivos
El primer ministro presenta un plan de seguridad para proteger lugares concurridos
Madrid
Tras los atentados que sacudieron Cataluña la semana pasada, el Gobierno australiano ha presentado este domingo una estrategia de seguridad para evitar ataques terroristas contra lugares concurridos del país. Se trata de un programaque ordena medidas de disuasión y respuesta a este tipo de atentados.
El primer ministro, Malcolm Turnbull, refirió un comunicado en el que mencionaba medidas concretas para atropellos como los de Barcelona, en los que murieron 13 personas, entre ellas un niño de siete años con doble nacionalidad australiana y británica. "Se pueden poner bolardos, bancos… se pueden poner obras de arte, escaleras, jardineras", especificó. Melbourne, la segunda ciudad del país, sufrió el pasado mes de enero un arrollamiento masivo en una zona comercial en el que murieron seis personas, aunque la motivación del autor, un hombre con problemas mentales que huía de la policía, no era terrorista. Para prevenir nuevos incidentes de este tipo, se han ido instalando bolardos de manera gradual en los últimos dos meses, que incluso han aparecido decorados por una iniciativa anónima.
Las autoridades australianas creen "probable" que haya un atentado en el país
Los mecanismos de seguridad presentados se agrupan en cuatro objetivos: para disuadir a los terroristas, para detectar amenazas, para retardar en lo posible los efectos y para responder al ataque. La estrategia se basa en la suma de medidas complementarias y a veces redundantes, para evitar que si falla una de ellas quede comprometida la seguridad del lugar.
Australia mantiene un nivel de amenaza terrorista de tres en una escala de cinco, lo que implica que las autoridades creen "probable" un ataque. Se da por hecho que existen grupos o individuos que tienen interés y capacidad para atentar en cualquier lugar del país. El nivel más bajo de la escala establece que no se espera ningún atentado; el más alto, que al menos uno se da por seguro. En julio la policía desbarató un plan para hacer estallar una bomba en un avión. En la capital del país, Canberra, se han prevenido 13 ataques terroristas en los últimos años, según fuentes citadas por AFP.
La estrategia no pretende ofrecer soluciones específicas para cada lugar concurrido (menciona como ejemplo que no es lo mismo proteger a la multitud que se encuentra en un centro comercial que la que asiste a un concierto de música), pero sí un listado de puntos que hay que revisar para detectar posibles fallos de seguridad. Por el alto coste de estas medidas, el plan señala la necesidad de priorizar las zonas susceptibles de ser atacadas. Los cuatro puntos de la nueva estrategia australiana se resumen en las siguientes medidas.
Los australianos proponen disposiciones que ayuden a disuadir a posibles atacantes de su objetivo. Entre ellas, la instalación de cámaras de circuito cerrado, barreras de seguridad para los vehículos o patrullas de vigilancia que resulten muy visibles.
En esta línea quieren sistemas de detección de intrusos, un sistema de recogida de alertas por comportamiento sospechoso que sea accesible a agentes de seguridad y el público general o el registro de vehículos y rastreo de explosivos usando tecnología y perros.
La idea es reducir físicamente el alcance de un ataque empleando medidas físicas como barreras de seguridad, uso de fronteras naturales (cauces de agua, topografía natural, vegetación), medidas para ralentizar la velocidad de los vehículos y la ubicación de puntos de control de peatones y coches.
Una vez ocurrido el ataque, los expertos australianos abogan por poner en marcha sistemas de comunicación fiables en las zonas atacadas y medidas de entrenamiento para el personal de seguridad.
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