REINO UNIDO Carta de uno de los '30 del Artico'
'Los auténticos vándalos son los gigantes del petróleo'
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Carta abierta del cámara británico Phil Ball, encarcelado con '30 del Artico' de Greenpeace
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'Gazprom, Shell y otras compañías desprecian la sociedad y el futuro de nuestros hijos'
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'Mis hijos se habrán olvidado de quién soy en siete años', escribe en The Observer
El Arctic Sunrise en el puerto ruso de Murmansk. Afp
"Los auténticos vándalos son los avariciosos gigantes del petróleo. Son ellos quienes han demostrado el desprecio por la sociedad en la que vivirán nuestros hijos y nuestros nietos"...
Desafiante desde la prisión, Phil Ball, el cámara de Oxford detenido con 'los 30 del Artico' de Greenpeace, arremete contra sus acusadores y da la vuelta a los cargos de "vandalismo" que podrían suponerles una pena de siete años de cárcel.
"Admito que la posibilidad de haber sido juzgados por piratería me resultó muy graciosa por dos segundos, hasta que supe que podría suponernos una condena de 15 años", escribe Ball, en una carta abierta dirigida al semanario The Observer, junto a una galería de dibujos efectuados en su celda, coincidiendo con la octava semana desde la detención de la flotilla del rompehielos 'Artic Sunrise' de Greenpeace, cuando protestaban contra una explotación del consorcio Gazprom en aguas del Ártico.
"Ahora nos enfrentamos a la acusación de vandalismo, que se define como "una violación grave del orden público" y como "desprecio a la sociedad"", recuerda Ball. "Los vándalos son realmente las compañías como Gazprom o Shell, que desoyen las advertencias sobre los riesgos de los vertidos, el cambio climático, las inundaciones o los hurcanes, y siguen haciendo una fortuna en desprecio de la sociedad en la que les tocará vivir a nuestros hijos y nuestros nietos".
"De hecho, la cosa más grande que he hecho para la sociedad ha sido venir hasta 180 millas del círculo de Ártico para protestar contra esas compañías", asegura Ball, que ofrece una lista de sus "antecedentes" al servicio de la sociedad: "He donado sangre, he sido voluntario de nuestro grupo de scouts, he recogido los excrementos de los perros (y eso que no tengo perro), he enseñados a los niño a hacer cine, he trabajado en proyectos como Stop Aids, he invertido mil libras en un parque eólico comunitario, he salvado a una paloma malherida a la que llamos Gerard"...
En la parte más personal de su carta, Phil Ball advierte que sus tres hijos, y sobre todo su hija pequeña, "se habrán olvidado de quién soy si vuelvo a la cabo de siete años".
Ball agradece el apoyo llegado de todas las partes del mundo y asegura que la comunicación con el exterior ha sido el "salvavidas", mientras esperan el traslado a una cárcel en San Petersburgo... "No soy un pirata, ni soy un vándalo ¿Puedo regresar a casa ahora?".
Desafiante desde la prisión, Phil Ball, el cámara de Oxford detenido con 'los 30 del Artico' de Greenpeace, arremete contra sus acusadores y da la vuelta a los cargos de "vandalismo" que podrían suponerles una pena de siete años de cárcel.
"Admito que la posibilidad de haber sido juzgados por piratería me resultó muy graciosa por dos segundos, hasta que supe que podría suponernos una condena de 15 años", escribe Ball, en una carta abierta dirigida al semanario The Observer, junto a una galería de dibujos efectuados en su celda, coincidiendo con la octava semana desde la detención de la flotilla del rompehielos 'Artic Sunrise' de Greenpeace, cuando protestaban contra una explotación del consorcio Gazprom en aguas del Ártico.
"Ahora nos enfrentamos a la acusación de vandalismo, que se define como "una violación grave del orden público" y como "desprecio a la sociedad"", recuerda Ball. "Los vándalos son realmente las compañías como Gazprom o Shell, que desoyen las advertencias sobre los riesgos de los vertidos, el cambio climático, las inundaciones o los hurcanes, y siguen haciendo una fortuna en desprecio de la sociedad en la que les tocará vivir a nuestros hijos y nuestros nietos".
"De hecho, la cosa más grande que he hecho para la sociedad ha sido venir hasta 180 millas del círculo de Ártico para protestar contra esas compañías", asegura Ball, que ofrece una lista de sus "antecedentes" al servicio de la sociedad: "He donado sangre, he sido voluntario de nuestro grupo de scouts, he recogido los excrementos de los perros (y eso que no tengo perro), he enseñados a los niño a hacer cine, he trabajado en proyectos como Stop Aids, he invertido mil libras en un parque eólico comunitario, he salvado a una paloma malherida a la que llamos Gerard"...
En la parte más personal de su carta, Phil Ball advierte que sus tres hijos, y sobre todo su hija pequeña, "se habrán olvidado de quién soy si vuelvo a la cabo de siete años".
Ball agradece el apoyo llegado de todas las partes del mundo y asegura que la comunicación con el exterior ha sido el "salvavidas", mientras esperan el traslado a una cárcel en San Petersburgo... "No soy un pirata, ni soy un vándalo ¿Puedo regresar a casa ahora?".
el dispreciau dice: algo anda mal en la clase política que representa y son socias de las corporaciones lavadoras... es una realidad tangible, por ende no lo digo peyorativamente... las corporaciones están tan convencidas de la importancia de su existencia, que empujan a la humanidad hacia la peor de sus horas... un abismo en donde todos caerán... políticos y sus clases... estados ausentes... dueños del mundo... dueños de los destinos ajenos... demonios y otros diablos... curas, sacerdotes, monjas, rabinos y cuanto pseudo misionero se la crea... funcionarios obsecuentes... militares... todos... porque el daño que se está haciendo a "nuestra" casa, la Tierra, ya es de una magnitud que sintoniza con los delitos de lesa humanidad, o bien, con actos de terrorismo de estados ausentes... o bien, con actos de terrorismo impulsados por las corporaciones que depredan sin medir consecuencias y sin leer las señales del "dolor" que exhibe la naturaleza, ese ser vivo que contiene nuestras vidas mientras respiramos. Hablar de vandalismo desde estados usualmente terroristas produce risa... pero más suena a ridículo, sin siquiera evaluar el daño que se ejerce sobre sociedades víctimas de atropellos insoportables. Las corporaciones y sus socios, las clases políticas repletas de idiotas oportunistas, parecen no haberse dado cuenta que el tiempo de los reinos y de los imperios se quebró bajo sus propios piés, en sus propias manos, a expensas de miserias humanas que, además de poner de rodillas a la humanidad como raza, han comprometido seriamente el equilibrio natural de la Tierra, poniendo en tela de juicio la continuidad de la raza humana tal la conocemos... no es broma... el cambio climático es consecuencia directa de las perversidades, los cinismos, las hipocresías, las soberbias, las vanidades exhibidas por miserables devenidos en dueños del mundo y de los destinos ajenos, esos mismos que han convertido a la Tierra en un campo de concentración nazi con escala global... que se creen dueños de toda la verdad y de cualquier cosa que pertenezca a terceros. A estas alturas del siglo XXI y viendo venir un tsunami inimaginable, los estados y los políticos, antes que en recaudar y estafar al soberano, deberían pensar cómo detener el cataclismo en ciernes, que se anuncia cada día cambio climático mediante... en los próximos meses, la Tierra asistirá a tragedias evitables inducidas en el clima por las impericias corporativas y por las ciencias de conveniencias, que nada saben de ciencias y mucho menos de consciencias... dichas tragedias, serán delitos de lesa humanidad de los estados ausentes, conducidos por idiotas devenidos en semidioses, negligentes por excelencia, incapaces para gestionar y administrar, y mucho más incapaces de hacer algo cierto por alguien que lo necesite. NOVIEMBRE 10, 2013.-
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