OPINIÓN
La dictadura interior
Por un momento parecía que fuera a caer una dictadura de cuya existencia no nos hubiéramos enterado
Vaya por delante que la impunidad de los responsables es el peor episodio del esperpento que ha ofrecido durante tantos años Canal 9.
Y por delante de eso aún, vaya el profundo lamento por los profesionales que desde hoy están abocados al desempleo.
El espectáculo que ofreció este viernes el cierre de la televisión pública añadió más tristeza a este país que empieza a ver cómo algunos símbolos del despilfarro también corren la misma suerte —ni más ni menos— que millares de empresas eficientes estranguladas por la recesión. La dolorosa rutina de nuestra economía.
Pero la imagen que dieron los periodistas orgullosos de colar por la ventana a una portavoz de las víctimas del accidente del metro a quien no habían abierto la puerta en siete años fue también dolorosa, un final a la altura de las penosas circunstancias. Lo que ponía en evidencia este último acto de aire tan heroico no fue lo positivo de un hecho puntual, sino lo negativo de muchos años de silencio y manipulación en este ente público cuya deuda aún seguiremos pagando mucho tiempo: la rutina del mal periodismo que se ha practicado en algunas televisiones autonómicas.
Durante horas, las imágenes, con los trabajadores atrincherados en la televisión y los periodistas emitiendo mensajes libertarios nos retrotraía a un marco de revolución ante una dictadura que se cae. Así fue en la Rumanía de Ceausescu, cuya población corrió a asomarse al televisor cuando se tambaleó el régimen para contemplar el insólito desfile de intelectuales, disidentes y periodistas arrepentidos que de repente clamaban revolución. Este viernes, la sed de contar historias que se apreciaba en los presentadores, la determinación de desafiar la orden de desalojo como si tras esa firmeza pudiera caber la resistencia a un régimen, como si pudiera caber su caída, como si hubiera, en suma, un régimen que derribar, parecía una ilusión de un universo irreal. “Estamos con vosotros, valencianos, como vosotros estáis con nosotros”, decía una de las personas que tomó el micrófono. ¿Y dónde estaban antes, pues?
Por un momento parecía que fuera a caer una dictadura de cuya existencia no nos hubiéramos enterado. Porque democracia es lo que hay en España, votos legítimos que llevaron al Partido Popular de Camps al poder y que avalaron una gestión de alumnos en los barracones mientras cientos de millones se enterraban en proyectos megalómanos que no han aportado una décima al languideciente I+D de este país.
Y si no hay, entonces, una dictadura que derribar, queda otra que se vislumbraba entre los profesionales que escasas veces discreparon de lo que se esperaba y demandaba de ellos: la dictadura interior. Y esa es, junto con esta desoladora crisis, el gran objetivo a derribar.
Y por delante de eso aún, vaya el profundo lamento por los profesionales que desde hoy están abocados al desempleo.
El espectáculo que ofreció este viernes el cierre de la televisión pública añadió más tristeza a este país que empieza a ver cómo algunos símbolos del despilfarro también corren la misma suerte —ni más ni menos— que millares de empresas eficientes estranguladas por la recesión. La dolorosa rutina de nuestra economía.
Pero la imagen que dieron los periodistas orgullosos de colar por la ventana a una portavoz de las víctimas del accidente del metro a quien no habían abierto la puerta en siete años fue también dolorosa, un final a la altura de las penosas circunstancias. Lo que ponía en evidencia este último acto de aire tan heroico no fue lo positivo de un hecho puntual, sino lo negativo de muchos años de silencio y manipulación en este ente público cuya deuda aún seguiremos pagando mucho tiempo: la rutina del mal periodismo que se ha practicado en algunas televisiones autonómicas.
Durante horas, las imágenes, con los trabajadores atrincherados en la televisión y los periodistas emitiendo mensajes libertarios nos retrotraía a un marco de revolución ante una dictadura que se cae. Así fue en la Rumanía de Ceausescu, cuya población corrió a asomarse al televisor cuando se tambaleó el régimen para contemplar el insólito desfile de intelectuales, disidentes y periodistas arrepentidos que de repente clamaban revolución. Este viernes, la sed de contar historias que se apreciaba en los presentadores, la determinación de desafiar la orden de desalojo como si tras esa firmeza pudiera caber la resistencia a un régimen, como si pudiera caber su caída, como si hubiera, en suma, un régimen que derribar, parecía una ilusión de un universo irreal. “Estamos con vosotros, valencianos, como vosotros estáis con nosotros”, decía una de las personas que tomó el micrófono. ¿Y dónde estaban antes, pues?
Por un momento parecía que fuera a caer una dictadura de cuya existencia no nos hubiéramos enterado. Porque democracia es lo que hay en España, votos legítimos que llevaron al Partido Popular de Camps al poder y que avalaron una gestión de alumnos en los barracones mientras cientos de millones se enterraban en proyectos megalómanos que no han aportado una décima al languideciente I+D de este país.
Y si no hay, entonces, una dictadura que derribar, queda otra que se vislumbraba entre los profesionales que escasas veces discreparon de lo que se esperaba y demandaba de ellos: la dictadura interior. Y esa es, junto con esta desoladora crisis, el gran objetivo a derribar.
OPINIÓN
La televisión pública que nunca fue
La historia de estos medios públicos se muestra en todo su patetismo porque ha contado con la complicidad de muchos ciudadanos
El Gobierno del PP en la Comunidad Valenciana ha decidido cerrar Canal Nou, la emisora pública de radio y televisión fundada en 1989. Más de 1.600 trabajadores se quedan en la calle, y los valencianos sin una cadena que dejó de ser pública hace mucho tiempo. En Valencia se ha producido la pérdida de muchos puestos de trabajo. Lamentemos eso, pero poco más.
En sus últimas horas de emisión, los trabajadores de la televisión y la radio intentaron hacer lo que no hicieron durante años: dar cuenta de acontecimientos que habían sido eliminados de las pantallas de los ciudadanos de una manera sistemática. El caso más sangrante, el del accidente del metro, que provocó muchas decenas de muertos y del que jamás se pudo dar una información mínimamente presentable y decente, porque los directivos lo impidieron, sin encontrar ninguna resistencia seria.
Cabe recordar también que a través de la RTVV se montó un gigantesco aparato de estafa en torno a la visita del papa Benedicto XVI, que nutrió generosamente las arcas de la red Gürtel.
No hubo tampoco entonces resistencia notable de los cientos de trabajadores (ahora indignados) entre los que muchos habían sido colocados a dedo por el partido de Alberto Fabra hasta el punto de doblar la plantilla necesaria para que el invento funcionara.
En realidad, la historia de estos medios públicos se muestra en todo su patetismo porque ha contado con la complicidad de muchos ciudadanos y la pasividad complaciente de una gran parte de sus plantillas, que han tolerado durante años que un medio de titularidad pública se convirtiera en un gran burdel. Cuando alguien protestó (hubo casos, por fortuna) no encontró la solidaridad de los compañeros. Y qué decir de la fábrica de basura en la que se convirtió esa televisión, a la vanguardia de la producción de programas como Tómbola. ¿Hicieron alguna huelga contra eso sus trabajadores?
La visión del PP sobre los medios públicos ha sido (¡con la honrosa excepción de Alberto Ruiz-Gallardón cuando presidía Madrid!) siempre la misma: una televisión productora de basura y unos informativos domesticados al servicio de la extrema derecha. Eso conduce, en épocas de crisis económica, a la degradación de los programas, a la deserción de la audiencia y, al final, al cierre, programado para favorecer a empresas privadas. Ese es el fin previsible para Televisión Española. Y ese ha sido el fin de la única televisión en que sus trabajadores lucharon no por sus contratos sino porque fuera decente: Telemadrid.
Lástima de RTVV, que no fue pública.
Jorge M. Reverte fue director general de RTV Madrid y subdirector de informativos no diarios de TVE.
En sus últimas horas de emisión, los trabajadores de la televisión y la radio intentaron hacer lo que no hicieron durante años: dar cuenta de acontecimientos que habían sido eliminados de las pantallas de los ciudadanos de una manera sistemática. El caso más sangrante, el del accidente del metro, que provocó muchas decenas de muertos y del que jamás se pudo dar una información mínimamente presentable y decente, porque los directivos lo impidieron, sin encontrar ninguna resistencia seria.
Cabe recordar también que a través de la RTVV se montó un gigantesco aparato de estafa en torno a la visita del papa Benedicto XVI, que nutrió generosamente las arcas de la red Gürtel.
No hubo tampoco entonces resistencia notable de los cientos de trabajadores (ahora indignados) entre los que muchos habían sido colocados a dedo por el partido de Alberto Fabra hasta el punto de doblar la plantilla necesaria para que el invento funcionara.
En realidad, la historia de estos medios públicos se muestra en todo su patetismo porque ha contado con la complicidad de muchos ciudadanos y la pasividad complaciente de una gran parte de sus plantillas, que han tolerado durante años que un medio de titularidad pública se convirtiera en un gran burdel. Cuando alguien protestó (hubo casos, por fortuna) no encontró la solidaridad de los compañeros. Y qué decir de la fábrica de basura en la que se convirtió esa televisión, a la vanguardia de la producción de programas como Tómbola. ¿Hicieron alguna huelga contra eso sus trabajadores?
La visión del PP sobre los medios públicos ha sido (¡con la honrosa excepción de Alberto Ruiz-Gallardón cuando presidía Madrid!) siempre la misma: una televisión productora de basura y unos informativos domesticados al servicio de la extrema derecha. Eso conduce, en épocas de crisis económica, a la degradación de los programas, a la deserción de la audiencia y, al final, al cierre, programado para favorecer a empresas privadas. Ese es el fin previsible para Televisión Española. Y ese ha sido el fin de la única televisión en que sus trabajadores lucharon no por sus contratos sino porque fuera decente: Telemadrid.
Lástima de RTVV, que no fue pública.
Jorge M. Reverte fue director general de RTV Madrid y subdirector de informativos no diarios de TVE.
Un mes de ‘primavera’ informativa
El ente público cierra con un noticiero de 12 horas de duración
Los trabajadores colaron a la hasta ayer silenciada presidenta de la víctimas del metro
Al borde de la muerte, mientras Canal 9 agonizaba en directo, el ente público valenciano saldó ayer una de sus grandes deudas con la sociedad valenciana. Por la puerta de atrás y esquivando a la policía, Beatriz Garrote, presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro, entró por primera vez en plató guiada por trabajadores. Han hecho falta siete años y casi un centenar de concentraciones para que su voz se oyera en la televisión valenciana. Fue el gran momento del informativo de 12 horas con el que la emisora pública se despidió de la audiencia.
Canal 9 ha sido un paradigma de control político de un medio de comunicación público. Nada escapaba a la supervisión de la dirección de la empresa, convertida en la correa de transmisión de los mensajes del Gobierno de la Generalitat. El 5 de noviembre de 2013, este modelo saltó por los aires al conocerse la decisión del presidente, Alberto Fabra, de cerrar el ente público. Desde ese momento, los trabajadores tomaron el mando convirtiendo lo que hasta ahora era una televisión amable con el Gobierno en una plataforma de críticas al Ejecutivo del PP.
La directora del ente público, Rosa Vidal, se negó a echar la persiana y tras su dimisión y la de su equipo, los trabajadores de Radio Televisión Valenciana (RTVV) abrieron el abanico temático a contenidos hasta ahora impensables en los medios públicos valencianos. Colectivos de impulso a la educación en la lengua propia, como Escola Valenciana, la propia Beatriz Garrote o grupos musicales vetados por su tendencia política, como Al Tall u Obrint Pas, vieron la puerta abierta a lo que se había convertido en un nuevo altavoz de la sociedad valenciana. O, como sucedió ayer, caras históricas de profesionales arrinconados en la emisora se acercaron para despedirse, mientras periodistas de fuera de la casa entraban en directo para solidarizarse con los trabajadores. Iñaki Gabilondo o Manuel Campo Vidal, presidente de la Academia de la Televisión, conectaron por teléfono para dar sus mensajes de apoyo.
En los pasillos, los profesionales de RTVV protegían el acceso al centro de control de emisiones de los intentos de cortar la señal. El más esperpéntico lo protagonizó Francisco Signes, un técnico externo, apodado Paco Telefunken, que tras acudir a la sala de máquinas de la cadena y ante la oposición de los trabajadores, acabó por negarse. “Yo no corto Canal 9”, señaló poco después ante las cámaras que le entrevistaban en directo. En esos momentos el Estudio 3 estaba ocupado por partidos de la oposición junto con periodistas de la casa.
Como en las últimas semanas, el Partido Popular había pasado de monopolizar la programación, a dejar de acudir a unos programas que ahora le eran críticos.Durante todo este tiempo, los trabajadores se habían disculpado en diversas ocasiones por haber mostrado durante años la visión de la realidad valenciana que convenía a la Generalitat. Como cuando el Caso Gürtel no existió para Canal 9 o se pasó de puntillas por el accidente de metro que costó la vida a 43 personas en julio de 2006. Este acto de contricción pública ante las cámaras llegaba para algunos ciudadanos demasiado tarde y resultaba obsceno al ser pronunciado por algunas de las caras de quienes habían sido hasta poco antes portavoces de la manipulación del canal público.
Durante este mes, la Generalitat ha intentado acabar con esta primavera informativa. Finalmente, lo consiguió ayer con una orden judicial. Y Canal 9 fue a negro. Eran las 12.19.
el dispreciau dice: en el mundo están sucediendo cosas muy graves... y estas se suceden sin solución de continuidad, no dando tregua, por ende siendo tantas que no se termina de digerir una que ya está la siguiente presente, devorando voluntades y esfuerzos de gentes que son descartables a partir de la inconsciencia política reinante, y de la plena vigencia de estados ausentes y de injusticias crecientes... el mundo humano parece no darse cuenta que las democracias se están disfrazando de dictaduras, y que éstas mismas (dictaduras) lo están haciendo de imperios afines al lado oscuro, un lado oscuro que supo regir hasta la caída de la bomba atómica, dañando inocentes y poniendo punto inicial a la descartabilidad de los destinos de los otros, los anónimos que no tienen voz pero a los que se les reclama el voto. Extraño, demasiado extraño. Por estas horas, a la ARGENTINA se le reclaman "libertades de prensa" jamás cuestionadas... ocultándose que las corporaciones han hecho del periodismo una alfombra bajo la cual esconden sus propias basuras... ocultándose que las informaciones han sido prolijamente deformadas siguiendo líneas editoriales perversas que han fabricado realidades para comprar y vender dólares, acciones, y hasta lavar fondos mal habidos, o apoderarse de bienes ajenos... todo vale en el proceso de la descalificación de los genios de la inconveniencia de los pocos... a todo esto... debo decirte que me declaro defensor de TODO lo público, aún cuando arroje pérdidas... defiendo la salud pública a rajatabla... defiendo la educación pública a rajatabla... defiendo a la institución pública porque es la única en capacidad de hacer valer el "derecho ciudadano"... por consiguiente, defiendo la radio pública y la TV pública, la agencia de noticias pública, y todo aquello que se correlaciona con la causa y el efecto que hace a la existencia funcional de una sociedad... EUROPA, la medieval, está enviando al mundo señales de destrucción masiva... comenzó con Grecia y una crisis inventada para la oportunidad de los intereses "oportunistas", y desde entonces viene aportando caos a escala, que pretenden transformar a la vieja EUROPA en un caos global, esto es que el "caos" afecte a TODOS y no sólo a la EUROPA medieval... desde la destrucción sistemática de Grecia, pero en esencia desde la destrucción de los "griegos" (que es lo que importa), la estrategia de Bruselas viene arrasando con todo lo que encuentra a su paso, imponiendo modelos nazis a escala, para inmediatamente hacer extensos e insoportables discursos que defienden a la UNIÓN EUROPEA, una mentira que ya no resiste análisis alguno. Las víctimas van siendo variadas, pero el objeto final de cualquier víctima global, es concentrarse en la descartabilidad de las personas, que son irremediablemente expulsadas de sus hogares, de sus trabajos, de sus escuelas, de sus hospitales, para luego verse acusadas de mendicidad... hecho loco si los hay... hecho vergonzante si los hay... hecho indignante si los hay... y la cosa se va agravando día tras día, todo ello mientras las gentes del mundo humano sobreviven como pueden a la ausencia de sus estados, esos mismos que les prometieron una protección que jamás fue traducida en hechos. Ayer, murió Canal 9 en ESPAÑA... variados argumentos, distintas opiniones, decisiones terminantes de una clase política que evidencia, cada día, que no entiende nada de nada... careciendo de incapacidad de lecturas medias y de otras intermedias... incapaces de medir los daños consecuentes a sus acciones atroces y perversas... ya que no se puede romper sin construir una solución... no obstante ello, todos los días se destruye para luego asistir a la "teoría de los páramos", esto es que no queda nada... con lo cual se evitan los gastos de mantenimiento, y de recursos humanos, y de café, y de la rpmqtrmp... y una vez más, las gentes se van al carajo de sus propios destinos, echadas por la borda para achicar el lastre de un estado que no entiende nada, no comprende nada, pero peor aún... no sirve para nada. Indudablemente, el mundo que viene, es decir, el mundo que quiere Bruselas, es un mundo de indigentes, pobres, marginados, ignorantes, despreciados, excluidos... que habiliten a unos pocos a hacer lo que se les ocurra con las dignidades ajenas... traducido: esclavizar al mundo para favorecer a esos mismos pocos. Dado que soy mortal, desearía no verlo en vigencia porque me haría guerrillero, hasta la victoria siempre, diría el Che... pero como ninguno de nosotros, los mortales, sabe cuándo será su hora, esta realidad que proponen los poderes imperiales de la EUROPA medieval, indignan... y dado que lo estoy, indignado, te digo lo que siento y pienso... porque no estoy dispuesto a tolerar que estos idiotas del poder, se lleven puesto a la raza humana, para favorecer sus cuentas bancarias y a sus herederos, estúpidos portadores de apellidos ilustres, no por mérito propio, sino por asalto de títulos y honores ajenos. NOVIEMBRE 30, 2013.-
NOTA: al día de hoy, totalizamos (BLOG) 195 mil lectores...
Canal 9 ha sido un paradigma de control político de un medio de comunicación público. Nada escapaba a la supervisión de la dirección de la empresa, convertida en la correa de transmisión de los mensajes del Gobierno de la Generalitat. El 5 de noviembre de 2013, este modelo saltó por los aires al conocerse la decisión del presidente, Alberto Fabra, de cerrar el ente público. Desde ese momento, los trabajadores tomaron el mando convirtiendo lo que hasta ahora era una televisión amable con el Gobierno en una plataforma de críticas al Ejecutivo del PP.
La directora del ente público, Rosa Vidal, se negó a echar la persiana y tras su dimisión y la de su equipo, los trabajadores de Radio Televisión Valenciana (RTVV) abrieron el abanico temático a contenidos hasta ahora impensables en los medios públicos valencianos. Colectivos de impulso a la educación en la lengua propia, como Escola Valenciana, la propia Beatriz Garrote o grupos musicales vetados por su tendencia política, como Al Tall u Obrint Pas, vieron la puerta abierta a lo que se había convertido en un nuevo altavoz de la sociedad valenciana. O, como sucedió ayer, caras históricas de profesionales arrinconados en la emisora se acercaron para despedirse, mientras periodistas de fuera de la casa entraban en directo para solidarizarse con los trabajadores. Iñaki Gabilondo o Manuel Campo Vidal, presidente de la Academia de la Televisión, conectaron por teléfono para dar sus mensajes de apoyo.
En los pasillos, los profesionales de RTVV protegían el acceso al centro de control de emisiones de los intentos de cortar la señal. El más esperpéntico lo protagonizó Francisco Signes, un técnico externo, apodado Paco Telefunken, que tras acudir a la sala de máquinas de la cadena y ante la oposición de los trabajadores, acabó por negarse. “Yo no corto Canal 9”, señaló poco después ante las cámaras que le entrevistaban en directo. En esos momentos el Estudio 3 estaba ocupado por partidos de la oposición junto con periodistas de la casa.
Como en las últimas semanas, el Partido Popular había pasado de monopolizar la programación, a dejar de acudir a unos programas que ahora le eran críticos.Durante todo este tiempo, los trabajadores se habían disculpado en diversas ocasiones por haber mostrado durante años la visión de la realidad valenciana que convenía a la Generalitat. Como cuando el Caso Gürtel no existió para Canal 9 o se pasó de puntillas por el accidente de metro que costó la vida a 43 personas en julio de 2006. Este acto de contricción pública ante las cámaras llegaba para algunos ciudadanos demasiado tarde y resultaba obsceno al ser pronunciado por algunas de las caras de quienes habían sido hasta poco antes portavoces de la manipulación del canal público.
Durante este mes, la Generalitat ha intentado acabar con esta primavera informativa. Finalmente, lo consiguió ayer con una orden judicial. Y Canal 9 fue a negro. Eran las 12.19.
el dispreciau dice: en el mundo están sucediendo cosas muy graves... y estas se suceden sin solución de continuidad, no dando tregua, por ende siendo tantas que no se termina de digerir una que ya está la siguiente presente, devorando voluntades y esfuerzos de gentes que son descartables a partir de la inconsciencia política reinante, y de la plena vigencia de estados ausentes y de injusticias crecientes... el mundo humano parece no darse cuenta que las democracias se están disfrazando de dictaduras, y que éstas mismas (dictaduras) lo están haciendo de imperios afines al lado oscuro, un lado oscuro que supo regir hasta la caída de la bomba atómica, dañando inocentes y poniendo punto inicial a la descartabilidad de los destinos de los otros, los anónimos que no tienen voz pero a los que se les reclama el voto. Extraño, demasiado extraño. Por estas horas, a la ARGENTINA se le reclaman "libertades de prensa" jamás cuestionadas... ocultándose que las corporaciones han hecho del periodismo una alfombra bajo la cual esconden sus propias basuras... ocultándose que las informaciones han sido prolijamente deformadas siguiendo líneas editoriales perversas que han fabricado realidades para comprar y vender dólares, acciones, y hasta lavar fondos mal habidos, o apoderarse de bienes ajenos... todo vale en el proceso de la descalificación de los genios de la inconveniencia de los pocos... a todo esto... debo decirte que me declaro defensor de TODO lo público, aún cuando arroje pérdidas... defiendo la salud pública a rajatabla... defiendo la educación pública a rajatabla... defiendo a la institución pública porque es la única en capacidad de hacer valer el "derecho ciudadano"... por consiguiente, defiendo la radio pública y la TV pública, la agencia de noticias pública, y todo aquello que se correlaciona con la causa y el efecto que hace a la existencia funcional de una sociedad... EUROPA, la medieval, está enviando al mundo señales de destrucción masiva... comenzó con Grecia y una crisis inventada para la oportunidad de los intereses "oportunistas", y desde entonces viene aportando caos a escala, que pretenden transformar a la vieja EUROPA en un caos global, esto es que el "caos" afecte a TODOS y no sólo a la EUROPA medieval... desde la destrucción sistemática de Grecia, pero en esencia desde la destrucción de los "griegos" (que es lo que importa), la estrategia de Bruselas viene arrasando con todo lo que encuentra a su paso, imponiendo modelos nazis a escala, para inmediatamente hacer extensos e insoportables discursos que defienden a la UNIÓN EUROPEA, una mentira que ya no resiste análisis alguno. Las víctimas van siendo variadas, pero el objeto final de cualquier víctima global, es concentrarse en la descartabilidad de las personas, que son irremediablemente expulsadas de sus hogares, de sus trabajos, de sus escuelas, de sus hospitales, para luego verse acusadas de mendicidad... hecho loco si los hay... hecho vergonzante si los hay... hecho indignante si los hay... y la cosa se va agravando día tras día, todo ello mientras las gentes del mundo humano sobreviven como pueden a la ausencia de sus estados, esos mismos que les prometieron una protección que jamás fue traducida en hechos. Ayer, murió Canal 9 en ESPAÑA... variados argumentos, distintas opiniones, decisiones terminantes de una clase política que evidencia, cada día, que no entiende nada de nada... careciendo de incapacidad de lecturas medias y de otras intermedias... incapaces de medir los daños consecuentes a sus acciones atroces y perversas... ya que no se puede romper sin construir una solución... no obstante ello, todos los días se destruye para luego asistir a la "teoría de los páramos", esto es que no queda nada... con lo cual se evitan los gastos de mantenimiento, y de recursos humanos, y de café, y de la rpmqtrmp... y una vez más, las gentes se van al carajo de sus propios destinos, echadas por la borda para achicar el lastre de un estado que no entiende nada, no comprende nada, pero peor aún... no sirve para nada. Indudablemente, el mundo que viene, es decir, el mundo que quiere Bruselas, es un mundo de indigentes, pobres, marginados, ignorantes, despreciados, excluidos... que habiliten a unos pocos a hacer lo que se les ocurra con las dignidades ajenas... traducido: esclavizar al mundo para favorecer a esos mismos pocos. Dado que soy mortal, desearía no verlo en vigencia porque me haría guerrillero, hasta la victoria siempre, diría el Che... pero como ninguno de nosotros, los mortales, sabe cuándo será su hora, esta realidad que proponen los poderes imperiales de la EUROPA medieval, indignan... y dado que lo estoy, indignado, te digo lo que siento y pienso... porque no estoy dispuesto a tolerar que estos idiotas del poder, se lleven puesto a la raza humana, para favorecer sus cuentas bancarias y a sus herederos, estúpidos portadores de apellidos ilustres, no por mérito propio, sino por asalto de títulos y honores ajenos. NOVIEMBRE 30, 2013.-
NOTA: al día de hoy, totalizamos (BLOG) 195 mil lectores...